sábado, 6 de octubre de 2018

5 consejos para motivar a los niños a rezar el Santo Rosario

 
nino rezando el rosario ninas rezando el rosario sostienen dos rosarios en sus manos
Confiemos en los consejos de la Virgen María de rezar el Rosario todos los días y en el poder de su intercesión ante el Señor
A lo largo de los años he intentado animar a mis hijos a rezar el Rosario con una mezcla de éxitos y fracasos, y por tanto admiro a las madres que me dicen que rezan el Rosario todas las noches en familia y también la labor de la Armada Blanca.
Uno se podría pensar que quizá es demasiado pedir a niños pequeños rezar el Rosario todos los días, pero eso es precisamente lo que hizo la Santísima Virgen María cuando se apareció a tres pastorcillos en Fátima. Cuando empezaron sus apariciones el 13 de mayo de 1917, Lucía tenía 10 años, Francisco 8 años, y Jacinta solo 7 años y ellos no pasaban todo el día en la iglesia.
¿Qué estrategias usó nuestra Señora de Fátima para lograr que esos tres niños rezaran el Rosario cada día con devoción?

1- Dar ejemplo de cómo rezar.

Antes de las apariciones de la Virgen, Dios mandó al Ángel de Portugal para decirles a los niños: "¡Oren conmigo!". Les dio ejemplo y les enseñó simples oraciones, asegurándoles:
"Los Corazones de Jesús y María están atentos a la voz de vuestras súplicas".
Cuando nos les encontró rezando al aparecérseles la segunda vez, les exhortó: "¿Qué están haciendo? ¡Recen! ¡Recen mucho!" y les reveló:
"Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia".
En su tercera. aparición, les demuestra la Presencia del Señor en el Santísimo Sacramento, postrándose ante Él. Ya les demuestra la necesidad de la oración y la actitud que deberían de tener, como podemos hacer los padres con nuestros hijos desde su infancia.

2.- Insistir amablemente.

En cada una de sus seis apariciones en Fátima, la Santísima Virgen María repite su petición de que los pastorcillos recen el Rosario todos los días y que continúen a hacerlo.
Si la Santísima Virgen María no se contentó con decirlo una vez, no deberíamos de desanimarnos si hemos de insistir con cariño una y otra vez para que nuestros hijos tomen la costumbre de rezar el Rosario todos los días.

3.- Demostrar que nos importa. 

La Santísima Virgen María se mostró a veces triste, apelando a la compasión de los pastorcillos. Explica Lucía:
"Delante de la palma de la mano derecha de nuestra Señora estaba un corazón rodeado de espinas que parecían clavarse en él. Entendimos que era el Corazón Inmaculado de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, y que quería reparación" (segunda aparición de la  Virgen)
Añade también que en su última aparición a los pastorcillos, laVirgen María, tomando aspecto más triste dijo:
"Que no se ofenda más a Dios Nuestro Señor, que ya es muy ofendido".
Si de verdad nos importa la oración, los niños se darán cuenta de ello.

4.- Recordarles la necesidad de reparación para evitar el infierno.

A veces podríamos pensar que hablar sobre el infierno y sobre los pecados podría asustar demasiado a los niños, pero la Santísima Virgen María no se andó con rodeos y hasta les mostró una visión del infierno en su tercera aparición, pidiéndoles:
"Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: «Jesús mío, perdónanos de nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas de tu misericordia»".
En su cuarta aparición insistió:
"Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quien se sacrifique y rece por ellas".
Si la más tierna de las Madres no les evitó a los pastorcillos pensar en el infierno, tampoco deberíamos de tener miedo de hacerlo con nuestros hijos, por su bien.

5.- Recordarles que el esfuerzo será premiado.

La Virgen María motivó a los pastorcillos también revelándoles lo que podrían obtener rezando el Rosario.
En su primera aparición dijo que Francisco iría al Cielo, pero tiene que rezar antes muchos rosarios y les animó a todos:
"Recen el rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra".
Ella dio el mismo mensaje en su tercera aparición, añadiendo además que se rezara para impedir mayores castigos. En sus cuartas y quintas apariciones prometió hasta la cura física de algunos enfermos. Les alentó con recompensa inmediata, apareciéndose su segunda y tercera vez tras el rezo del Rosario. Para que no se desanimaran, les aseguró:
"Al final, mi Inmaculado Corazón triunfará" (3ª. Aparición).
La Iglesia Católica anima de la misma forma a los fieles, concediendo indulgencia plenaria al rezo del Rosario en la iglesia o en familia, según el Manual de Indulgencias de la Penitenciaría Apostólica (1986) bajo las condiciones usuales indicadas en las Normas sobre las indulgencias [Si no se cumplen las condiciones, la indulgencia es parcial]:
  • Basta el rezo de sólo una tercera parte del rosario: pero las cinco decenas deben rezarse seguidas.

  • A la oración vocal hay que añadir la piadosa meditación de los misterios.

  • En el rezo público, los misterios deben enriquecerse de acuerdo con la costumbre admitida en cada lugar; en el rezo privado, basta con que el fiel cristiano junte a la oración vocal la meditación de los misterios. (48)
De esta forma concreta los fieles están asegurados de que sus oraciones hacen una gran diferencia a sí mismos o a las almas en el Purgatorio (a quienes se les puede aplicar las indulgencias obtenidas).
El mismo Señor concedió a la Iglesia por medio de sus apóstoles este poder como administradora de gracia, como se lee en el Evangelio:
"Reciban el Espíritu Santo; a quienes les perdonen los pecados, les quedaránn perdonados; a quienes se los retengan, les quedarán retenidos". (Juan 20, 23).
Confiemos, pues, en los consejos de la Santísima Virgen María derezar el Rosario todos los días y también en el poder de su intercesión ante el Señor, como explica el Beato Cardenal Newman:
"Esto es por qué la Santísima Virgen es llamada Poderosa, no, a veces, Toda-poderosa, porque ella tiene más que nadie, más que todos los Ángeles y Santos, este gran, prevaleciente don de la oración.
Nadie tiene acceso al Todopoderoso como Su Madre; nadie tiene mérito como el suyo. Su Hijo no le negará nada que ella pida; y aquí se encuentra su poder.
Mientras ella defiende a la Iglesia, ni las alturas ni las profundidades, ni los hombres ni los espíritus malvados, ni los grandes monarcas, ni destreza humana, ni violencia popular, pueden servir para dañarnos; ya que la vida humana es corta, pero María reina en las alturas, una Reina para siempre." 
(Meditaciones sobre la Letanía de Loreto para el mes de mayo - enlace en inglés, traducción mía)

"Virgo Potens", Virgen Poderosa, ruega por nosotros.

¿Qué tienen en común san Miguel Arcángel y el Ángel de Fátima?



Un misterio que tiene relación con la luz, más que con la fuerza

Con ocasión de los 100 años de Fátima, un mensaje que no ha perdido su vigencia y que debe ser redescubierto, y al mismo tiempo con motivo de la gran fiesta litúrgica del 29 de septiembre en honra a los Santos Arcángeles, Miguel, Gabriel y Rafael, he querido compartir con ustedes queridos lectores las relaciones y las misiones que hay en el mundo angélico.
Una de esas relaciones se da precisamente entre San Miguel Arcángel y el Ángel de Portugal y nos podrá ayudar en el discernimiento de los espíritus.

“Una luz más blanca que la nieve…atravesado por los rayos del sol”

Recordemos que el Ángel de Portugal aparece en tres ocasiones diferentes, a lo largo de 1916, a los pastorcitos Lucia, Jacinta y Francisco (hoy día Jacinta y Francisco ya canonizados).
En la primera aparición en Fátima el Ángel les dice a los pastorcitos “No tengan miedo”, lo cual debe entenderse como la respuesta espontánea que se tiene ante la presencia de la Divina Majestad, y no porque la apariencia o el aspecto del Ángel cause miedo, sino porque todos los santos ángeles llevan la presencia de Dios (cfr. Ex. 23,21).
Si esto se puede decir del Ángel de Fátima, con cuánta mayor razón la luz de la majestad divina debe brillar en el nombre de San Miguel Arcángel que significa ¿quién cómo Dios?. Y es que a los ángeles en el momento de la prueba los envolvió una oscuridad, Dios se ocultó de ellos y estos seres debían decidirse, de manera libre y voluntaria, si querían permanecer fieles a Dios o, por el contrario, seguir una vida “nueva”, una vida “libre” de Dios.
Resulta paradójico que el Ángel portador de la luz, Lucifer, haya escogido la oscuridad, mientras que San Miguel al grito de “¿Quién cómo Dios?” haya sido quien guió y dirigió a los santos ángeles a permanecer fieles y expulsar del cielo a los espíritus rebeldes (cfr. Ap. 12,7 ss).
Esta visión que la Sagrada Escritura y la Tradición nos muestra sobre este Arcángel ayuda para tener y cultivar una correcta amistad con San Miguel: él, como “príncipe de la luz”, refleja en su nombre la luz de Dios y por ello antes de cualquier otra cosa la verdadera amistad con San Miguel comienza por defender el honor de Dios y tener reverencia ante Dios todopoderoso; e igualmente así como los ángeles fieles se reunieron en torno al grito de este Arcángel, ¿Quién cómo Dios?, así también debemos considerar sagrado y santo lo que él considera santo y sagrado.
Este tema de la iluminación que los santos ángeles producen en las almas ha sido abordado por distintos santos. San Antonio Abad por ejemplo habla de los efectos que esta iluminación deja en las almas. Lucia escribe en sus memorias que las visitas del ángel dejaron en sus almas felicidad interna, paz y gozo.
Ya San Antonio Abad menciona que al momento inicial la presencia de un santo ángel nos puede llevar a sentir cierto temor, pero éste pasa rápidamente a ser un sentimiento indescriptible de alegría, confianza, fortaleza y una resolución de amar a Dios. Esta es la luz divina de la gracia que los santos ángeles transmiten.
Continuando con San Antonio Abad, éste padre del desierto menciona que al ser iluminados por la luz de los ángeles, las almas permanecen imperturbables en el amor por lo divino que la luz de los ángeles comunican. Esto explica cómo una niña como Lucia, de escasos 10 años de edad, que no sabía contar los meses ni los días, puede guardar con prodigiosa memoria para narrar las apariciones del Ángel en primer lugar, y después los de la Virgen Maria.
Otro santo que trata sobre esta iluminación es San Juan de la Cruz. El, en su poema “Noche oscura del alma”, menciona que el hombre solamente recibe este luminoso conocimiento por medio de los ángeles.
Los ángeles fieles en los lugares donde se manifiestan irradian, hacen resplandecer algo del rostro de Dios, ellos hacen una revelación radiante de la presencia de la divina majestad, de la presencia de Dios que se manifiesta para la realización del plan de salvación.
Es esta luz que los Ángeles, todos los que permanecieron fieles, transmiten a los hombres; luz que representa la luz de la fe. Siguiendo la Encíclica “La luz de la fe” se puede decir que  en ese momento de oscuridad, de prueba para los Ángeles, San Miguel pudo ver que nadie era como Dios porque creyó y “quien cree ve; ve con una luz que ilumina todo el trayecto del camino…” (cfr. Lumen Fidei, 1).
Es en esta luz la que se apoyó San Miguel y la que continúa siendo la luz que brilla. No es la luz del arcángel, o la del mundo angélico, es la luz que viene del amor de Dios. Por esto, ante esta oscuridad, San Miguel ve el amor de Dios y se apoya en ese amor: ¿Quién cómo Dios?. A diferencia de Satanás que no reconoció este amor y se puso en el centro.
La encíclica “Luz de la fe” nos muestra este itinerario al decir que quien se “Sólo abriéndonos a este origen y reconociéndolo, es posible ser transformados, dejando que la salvación obre en nosotros y haga fecunda la vida, llena de buenos frutos. La salvación mediante la fe consiste en reconocer el primado del don de Dios…” (cfr. Lumen Fidei, n.19).
Por el contrario, quien se aleja de esta bondad y este amor “se cierra, aislándose del Señor y de los otros, y por eso mismo su vida se vuelve vana, sus obras estériles, como árbol lejos del agua. Cuando el hombre piensa que, alejándose de Dios, se encontrará a sí mismo, su existencia fracasa (cf. Lc 15,11-24). La salvación comienza con la apertura a algo que nos precede, a un don originario que afirma la vida y protege la existencia” (cfr. Lumen fidei, 19).
Este apoyarnos en este amor, reconocerlo en nuestras vidas y abrimos a él es lo que los Santos Ángeles transmiten.
La anterior imagen de San Miguel está lejos de presentar a un San Miguel como “Arnold Schwarzenegger”. San Miguel vence y es el príncipe por que se apoya precisamente no en su propia fuerza, sino en la fuerza del amor y de la sabiduría divinas. De esta manera San Miguel nos enseña la necesidad de tener un verdadero autoconocimiento que todo nos ha sido dado por Dios, y de ahí nace la humildad necesaria para que la luz de Dios triunfe.
Esta batalla la libramos todos nosotros: una falsa imagen de nosotros mismos, un orgullo que nos lleva a querer ser independientes y ser como dioses. Es por esta razón que la batalla espiritual se libra en la tierra, en cada alma y es por esta razón que San Miguel ejerce su liderazgo militar aquí en la tierra. El busca que tengamos esa fuerza de Dios que hace nos comprometamos con la santidad y la gloria de Dios; el quiere darnos la fuerza divina para tomar la cruz, renunciar a nosotros mismos y seguir al Hijo de Dios.
Esta es la luz que transmite San Miguel, fuerza de Dios.

“Soy el Ángel de la Paz”, “Soy el Ángel de Portugal”

Sin embargo, aquí no terminan las relaciones que hay entre estas criaturas: el Ángel de Portugal y el glorioso Arcángel San Miguel. En la primera aparición el Angel se presenta diciendo que es el Angel de la paz, y en la segunda les dice a los niños que es el Ángel de Portugal.
Un mismo ángel con dos misiones o tareas: la de ser el ángel de la paz y la de ser el ángel guardián de Portugal. Si tenemos en cuenta que el Papa Gregorio Magno había enseñado que los nombres de los ángeles no se refieren a la esencia, sino a la misión a la que están llamados a realizar, podemos concluir que el Ángel de Portugal y el ángel de la paz puede ser perfectamente una misma persona espiritual, un mismo ángel, pues sus nombres no se refiere a la esencia sino a las tareas que a ese ángel le corresponden: ser el ángel de la paz y, al mismo tiempo, ser el ángel custodio de Portugal.
De esta manera, este Ángel como ángel de la paz tiene como misión llevar los hombres a la paz que viene de Dios. En el cumplimiento de esta tarea el Ángel conducirá a los niños en Fátima al perfecto amor de Dios y a una profunda unión con Dios, pues así como la paz entre las naciones solo viene de Dios y es un don que viene de lo Alto, así la paz de los corazones viene de someterse a los designios de Dios.
Esto hace comprender el hecho de que Lucia mencione que precisamente el Ángel en Portugal era un mensajero que buscaba llevar a la observancia de la ley divina y hacernos recordar el fin para el cual fuimos creados; de esta manera y solo así llevarnos a la paz que solo Dios puede dar.
San Miguel Arcángel presenta algo semejante: tiene varias tareas que realizar y también es el ángel protector de una nación: Israel (cfr. Dn. 10,21, 12,1). Sobre esta tarea basta mencionar que en muchas naciones se tiene una gran y profunda devoción a este glorioso Arcángel: hay varios santuarios dedicados a él donde se ha aparecido (Monte Gargano, Monte Saint Michel, San Miguel del Milagro).
Ya Carlomagno había promovido la devoción de San Miguel en todo su vasto imperio. En España y Portugal aparece en los siglos XI y XII, lo cual está unido a la época de la expulsión de los musulmanes de la península ibérica. San Bonifacio consagra iglesias en honra a San Miguel al norte de Alemania.
Pero así como Portugal tiene su Ángel protector, así el pueblo de la alianza, Israel, tiene a San Miguel, y el también el nuevo pueblo de Dios, esto es la Iglesia, goza de la especial custodia de este Arcángel….cuántas tareas las de San Miguel y cuánto debe proteger.
En este contexto, de ser custodio de la Iglesia, cabe recordar la plaga que sacudió a Roma por los años 590, bajo el pontificado de Gregorio Magno. Este papa para pedir que la peste se alejara de la ciudad organizó una procesión desde la ciudad de Roma hasta Santa Maria Mayor- Al llegar al puente sobre el río Tiber, San Miguel aparece sobre la tumba del emperador Adriano enfundando su espada y la plaga terminó.
Pero el episodio de la plaga en Roma y de la aparición de San Miguel nos muestra otra de as tareas de este ángel: curar la enfermedad y la muerte que vienen como castigo del pecado. En este sentido, cabe recordar la aparición en México de San Miguel en el año de 1631 a Diego Lázaro, indígena convertido. En estas apariciones que tienen lugar el 23 de Abril, el 8 de Mayo y el 13 de Noviembre, San Miguel le indica al indígena la existencia de un manantial del que brota agua milagrosa que si es bebida con fe y arrepentimiento de los pecados otorga la aclaración del alma y la salud del cuerpo.

“Rezad conmigo”

El Ángel en Portugal en la primera aparición les enseña a los pastorcitos a rezar: Dios mío yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por aquellos que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”. Sor Lucia señala que en Fátima “Dios ha querido servirse una vez más de Sus Ángeles para dirigirnos un nuevo llamamiento a la observancia de Su ley y recordarnos el fin para el que fuimos creados”.
Esto es lo que hace el Ángel de Portugal y de manera especial San Miguel Arcángel como el primer defensor de los derechos de Dios. Juan Pablo II en el Monte Gárgano afirmaba que “el mal que existe en el hombre, así como el desorden que se encuentra en la sociedad, la incoherencia del hombre, la división interior de la cual es víctima, no son sólo las consecuencias del pecado original, sino también el efecto de la acción devastadora y oscura de Satanás, de este insinuador del equilibrio moral del hombre”.
Y Benedicto XVI el 29 de Septiembre de 2007 decir que “la serpiente intenta continuamente hacer creer a los hombres que Dios debe desaparecer, para que ellos puedan llegar a ser grandes; que Dios obstaculiza nuestra libertad y que por eso debemos desembarazarnos de él. Pero el dragón no sólo acusa a Dios. El Apocalipsis lo llama también “el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa día y noche delante de nuestro Dios” (Ap 12, 10).
Quien aparta a Dios, no hace grande al hombre, sino que le quita su dignidad. Entonces el hombre se transforma en un producto defectuoso de la evolución. Quien acusa a Dios, acusa también al hombre. La fe en Dios defiende al hombre en todas sus debilidades e insuficiencias: el esplendor de Dios brilla en cada persona”.
De esta manera los Ángeles, comenzando por el glorioso príncipe San Miguel, se ven comprometidos con la causa del hombre, por la vida y dignidad auténticas del ser humano que sólo vienen de su unión y relación con Dios.

¡Sí se puede! 10 consejos prácticos para rezar el Rosario todos los días

Imagen referencial / Dominio Público

Próximos a la celebración de la Virgen del Santo Rosario este  7 de octubre, se presenta la oportunidad de redescubrir esta oración, que no solo muestra los misterios de la vida de Jesús y de la Virgen María, sino que fortalece la vida cristiana y concede gracias especiales que la misma Madre de Dios prometió a la humanidad.
Aquí 10 consejos prácticos para rezar el Rosario todos los días, tomados del libro “El Rosario: Teología de rodillas”, del  sacerdote, escritor y funcionario de la Secretaría de Estado del Vaticano, Mons. Florian Kolfhaus:
1. Tener el Rosario en el bolsillo
Todo católico debe tener siempre un Rosario en su bolsillo. Existe el denario con sólo diez cuentas y que puede transportarse fácilmente.
Siempre que busques un pañuelo o una llave antes de salir, recuerda también llevar el Rosario de Jesús y María.
2. Aprovechar el tiempo libre también para rezar
En la vida cotidiana siempre hay un "tiempo libre" que podremos aprovechar para rezar el Rosario: cuando esperamos la consulta médica, un bus, una llamada importante, entre otros.
Y si por alguna razón una persona no desea mostrarse en una “sala de espera” como católico practicante, también puede utilizar sus manos: tenemos diez dedos, para contar con ellos los Avemarías.
3. Rezar mientras se realizan quehaceres y deporte
Muchas actividades no requieren pensar mucho, porque las hacemos mecánicamente. Cuando se pica la cebolla, se tiende la ropa o se lava el auto también se puede rezar el Rosario. Así como cuando las personas que se aman piensan en el otro sin importar la actividad que realicen, el Rosario ayuda a permanecer en sintonía con el corazón de Jesús y María.
Esto también funciona para muchos deportes: correr, andar en bicicleta o nadar son actividades en las que se puede rezar el Rosario al ritmo de la propia respiración (ya sea de forma interna o en voz alta si estás solo en un campo abierto).
4. Las imágenes y la música también pueden ayudar
El Rosario es una oración contemplativa. Más importante que las palabras que usemos, es la predisposición de nuestro corazón para contemplar cada uno de los misterios.
Para este propósito se puede buscar en Internet 5 imágenes que nos ayuden a contemplar cada pasaje de la vida Cristo y María. Por otro lado, la música también puede ser útil si se ejecuta en un segundo plano para encontrar paz.
5. Canalizar nuestras distracciones para rezar
Es difícil una oración en la que no surjan distracciones. Una y otra vez los pensamientos vienen a nuestra mente: la lista de compras, el cumpleaños de un amigo, una enfermedad o una preocupación. Si luchamos contra ella en la oración, a menudo es peor.
Es mejor reunir estas "distracciones" y rezar un Avemaría por las personas, por los amigos y familiares, por uno mismo y los problemas. De este modo la oración se hace sincera y personal.
6. Rezar por el otro mientras nos desplazamos
En el camino al trabajo o a la escuela, ya sea en auto o en bus, en tren o caminando, es posible rezar el Rosario sin bajar la cabeza y cerrar los ojos.
Rezar mientras nos desplazamos significa dedicar los Avemarías a las personas con las que hemos establecido contacto o visto durante el día; también por las empresas e instituciones que están en mi camino.
Por ejemplo, si veo a un doctor en mi camino puedo rezar por las personas que atenderán sus enfermedades con él.
7. Orar de rodillas o peregrinando
El Rosario puede rezarse siempre y en todo lugar. A veces, cuando se reza de rodillas o se peregrina se puede llegar a sentir un "desafío físico". Sin embargo esto no se trata de “torturarse” o aguantar el mayor tiempo posible, sino de tener en cuenta que tenemos un cuerpo y alma para adorar a Dios. Por lo tanto, el rosario es también una oración de peregrinación.
8. Conectar cada misterio con una intención
No siempre se tiene que rezar el Rosario de corrido. A menudo puede ser útil conectar cada misterio con una preocupación particular: mi madre, un amigo, el Papa, los cristianos perseguidos. Cuanto más específico sea, mejor. La alabanza y dar gracias a Dios no deben tampoco estar ausentes.
9. Rezarlo en momentos de sequía espiritual
Nosotros los cristianos no somos “yoguis” que debemos cumplir con prácticas ascéticas para “vaciar” nuestra mente. Si bien nuestra relación con Dios está por encima de cualquier actividad, hay también momentos de sequía y aflicción en los que no se puede orar.
En estos momentos difíciles, tenemos que recogernos con el Rosario y simplemente recitar las oraciones. Esto no es una charla pagana, sino que aquella pequeña chispa de buena voluntad que ofrecemos a Dios, puede fomentar que el Espíritu Santo avive la llama de nuestro espíritu.
En tiempos difíciles, incluso puede ser suficiente sostener el Rosario sin pronunciar una palabra. Este estado desdichado ante Dios y su madre se convierte en una buena oración y ciertamente no permanece sin respuesta.
10. Caer dormido rezando el Rosario
El Rosario no debe estar solo es nuestro bolsillos, sino en cada mesita de noche. Cuando se intenta conciliar el sueño también se pueden rezar los Avemarías y es mejor que contar ovejas.
En ocasiones solo las personas mayores y enfermas se “aferran” al Rosario por la noche debido a las promesas de seguridad, fortaleza y consuelo. Sin embargo, también en los buenos tiempos se debe recurrir a esta oración y pedir especialmente por aquellos que sufren.

Sábado de la vigésima sexta semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 10,17-24.

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron llenos de gozo y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre".
El les dijo: "Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos.
No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo".
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!
¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".