jueves, 11 de agosto de 2016

Santa Clara de Asís – 11 de agosto

«Discípula de san Francisco, fundadora de la Orden de las Damas Pobres de San Damián, pionera en la historia de la Iglesia en redactar una regla dirigida a las mujeres. Pío XII la declaró patrona de la televisión»

Saint Claire (Chiara) of Assisi in the Vatican Basilica Right Ala Bernini School

Nació en Asís, Italia, entre 1193 y 1194 en el seno de una familia aristocrática. Era hija de Favarone di Offreduccio, conde de Sasso-Rosso, y de Ortolana di Fiume. Ésta era una mujer intrépida y generosa que atendía a los pobres, estaba al frente de la casa y peregrinaba a Roma, a Tierra Santa, a Santiago de Compostela y a otros santuarios esparcidos por Italia. Ella fue la artífice de la educación espiritual de Clara, que heredó muchas de sus virtudes, además de su amor a la oración y a las obras de caridad con los necesitados. Dado su origen nobiliario se cree que la santa debió recibir una formación cultural acorde con su estatus social, aunque no hay datos que lo corroboren, como también le enseñarían las labores propias de la época: hilar y tejer, así como cualquier aspecto apropiado para alguien de su alcurnia.
Nada más iniciarse el siglo XIII la guerra que enfrentó a los habitantes de Asís dividiéndolos en bandos, obligó a su familia a exiliarse a Perusa. En el transcurso de la misma cayó prisionero el joven Bernardone, futuro e incomparable santo, que luego sería liberado. Al final de esta contienda, hacia 1205, Clara y su familia regresaron a Asís. Poco después se produjo la conversión de Francisco, hecho que corrió como un reguero de pólvora al tratarse del hijo de un rico comerciante y líder absoluto de los jóvenes de la ciudad. Es posible que la santa fuese testigo del radical desprendimiento evangélico del Poverello efectuado ante el obispo y en presencia de su padre, además de muchos ciudadanos, porque su domicilio paterno se enclavaba en la céntrica plaza de la catedral (hoy con el nombre de San Rufino). Clara escuchaba con atención las noticias que circulaban por Asís sobre la conversión del heredero de los Bernardone y sus primeras correrías apostólicas con otros jóvenes de diversas clases sociales que habían quedado seducidos por Cristo. Ella se afanaba en cultivar el ayuno y la oración, al tiempo que socorría a los pobres, muchas veces ocultando los alimentos entre sus vestidos.
Sus padres la preparaban para casarla como correspondía a su alcurnia. Pero ya había elegido la virginidad y la pobreza como formas de vida. Le llamaba poderosamente la atención la austeridad de Francisco y sus seguidores. Conocía su lugar de reunión: la ermita de Santa María de los Ángeles (la Porciúncula). Y aunque contaba con la frontal oposición de su familia, durante cinco años estuvo sopesando la idea que se había clavado en sus entrañas de compartir el mismo ideal del Poverello. En ese tiempo se entrevistó con él a escondidas en varias ocasiones a las puertas de la Porciúncula. Finalmente, el Domingo de Ramos, bien de 1211 o de 1212, ella también abandonó familia, títulos, bienes, prestigio…, y se dirigió a la ermita. Fue recibida por Francisco y sus discípulos que entonaban solemnemente el Veni Creátor Spíritus. Dentro de la iglesia, la joven se desprendió de sus vestiduras y tomó el áspero hábito. En el suelo quedaron esparcidos sus cabellos cercenados por el fundador de los franciscanos dejando al descubierto la nuca que a partir de ese instante cubrió con negra toca.
A continuación, el santo la condujo al monasterio de San Pablo de las Abadesas, situado en Bastia Umbra. Así prevenía las gravísimas consecuencias que esta decisión tendría en su familia, como así fue. Pensó también que la tutela que la joven recibiría en el monasterio junto a los votos emitidos iban a preservarla de tener que regresar a casa. Además, al haber legado todos sus bienes, Clara no poseía dote alguna para ingresar en el convento, como habría hecho en condiciones normales. Tuvo que entrar como sierva, algo que aún incrementó más la contrariedad de sus padres que veían en ello algo humillante para una rica aristocrática. Cuando intentaron disuadirla y llevarla junto a ellos, se descubrió su cabeza tonsurada, y así ahuyentó sus propósitos. La determinación de la joven era irrevocable, y cuando las aguas se calmaron un poco, se trasladó a la comunidad del Santo Angel de Panzo, uniéndose a religiosas que llevaban vida comunitaria. Poco más tarde, su hermana Inés siguió sus pasos y tomó el hábito en presencia de Francisco. Después, establecidas ya en San Damián, lo hicieron Beatriz, su hermana pequeña, y su madre. El grupo fue creciendo, y de común acuerdo se abrazaron a los postulados que regía la naciente Orden franciscana, sometiéndose voluntariamente bajo obediencia.
Francisco le proporcionó las líneas que las religiosas debían seguir. Una de ellas era la limosna. En esa época ya estaban vigentes las indicaciones emanadas del IV concilio de Letrán que imponía a las nuevas órdenes regirse por una de las tres reglas existentes: la benedictina, la de san Basilio y la de san Agustín. En un primer momento, los recelos e incomprensiones les obligaron a adoptar la regla benedictina, pero Clara amaba profundamente la pobreza. De modo que acudió a Inocencio III, le solicitó y obtuvo de él, el privilegio de pobreza, y pudieron seguir plenamente el carisma franciscano, confiando únicamente en la divina Providencia. Ya entonces era abadesa de la comunidad de las Damas Pobres de San Damián, fundada por ella a petición de Francisco, quien puso el gobierno de la misma en sus manos. Clara siempre le asistió y apoyó, proporcionándole consuelo humano y espiritual.
Cuando San Damián pasó a depender de la Santa Sede, después del fallecimiento de Francisco, recibió el apoyo del cardenal Hugolino, futuro pontífice Gregorio IX. Ella fue la autora de la regla, primera de la historia de la Iglesia redactada por una mujer y dirigida a otras congéneres. La aprobó Inocencio IV que estuvo presente en su lecho de muerte, el 11 de agosto de 1253, donde acudió a visitarla y a darle su bendición. Había sido agraciada con numerosos carismas, entre otros, el don de milagros. Fue canonizada en Anagni por Alejandro IV el 15 de agosto de 1255. En 1958 Pío XII la declaró patrona de la televisión.

Francisco: “Dios nos creó para estar de pie y nos repite: «¡Levántate!»” Palabras del Papa ayer en la audiencia general


Pope Francis General Audience June 30, 2016


«Dios nos quiere de pie, nos creó para estar de pie», y, cuando caemos, nos repite: «“¡Levántate!”». Papa Francisco volvió a hablar sobre el Jubileo durante la audiencia general de los miércoles, en el Aula Pablo VI, y subrayó que la Misericordia es «un camino que parte desde el corazón para llegar a las manos», es decir: parte desde la curación del encuentro con Jesús, cuya compasión levanta a las personas que han caído, y se traduce en obras de misericordia hacia los demás.
«El pasaje del Evangelio de Lucas que hemos escuchado nos presenta un milagro de Jesús verdaderamente grandioso: la resurrección de un chico», recordó el Papa. «Sin embargo, el alma de esta narración no es el milagro, sino la ternura de Jesús por la mamá de este chico. La misericordia aquí toma el nombre de gran compasión por una mujer que había perdido a su marido y que ahora acompaña al cementerio a su único hijo. Es este gran dolor de una madre que conmueve a Jesús y lo provoca al milagro de la resurrección».
«Durante este Jubileo, sería una buena cosa que, al pasar por la Puerta Santa, la Puerta de la Misericordia, los peregrinos recordaran este episodio del Evangelio, que sucedió a las puertas de Naín»; cuando Jesús vio a una madre llorando por la muerte de su hijo detuvo el la procesión fúnebre y, «movido por una profunda misericordia por esta madre», que «entró en su corazón», «decidió afrontar a la muerte, por decirlo así, de tú a tú (y la afrontará definitivamente, de tú a tú, en la Cruz)».
Francisco prosiguió explicando que a la Puerta Santa «cada uno llega llevando la propia vida, con sus alegrías y sufrimientos, sus proyectos y sus fracasos, sus dudas y sus temores, para presentarla a la misericordia del Señor. Estemos seguros de que, en la Puerta Santa, el Señor se acerca para encontrar a cada uno de nosotros, para traer y ofrecer su potente palabra de consuelo: “¡No llores!”. Esta es la Puerta del encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios. Pensemos siempre en esto: un encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios».
Al pasar por el umbral, recordó Francisco, «nosotros cumplimos nuestro peregrinaje dentro de la misericordia de Dios que, como con el chico muerto, repite a todos: “Yo te digo: ¡levántate!”. ¡Levántate! Dios nos quiere de pie. A cada uno de nosotros nos dice: ¡levántate! Dios nos quiere de pie, nos creó para estar de pie, por ello la compasión de Jesús lleva a la curación, y la palabra clave es “levántate”, “de pie”.
“Pero, padre, nosotros caemos tantas veces”. ¡Ánimo, levántate! Al pasar por la Puerta Santa tratemos de escuchar esta palabra: “¡Levántate!”. La palabra potente de Jesús puede hacer que nos levantemos y también puede obrar en nosotros el pasaje de la muerte a la vida. Su palabra nos hace revivir, da esperanza, consuela a los corazones cansados, abre a una visión del mundo y de la vida que va más allá del sufrimiento y de la muerte. ¡En la Puerta Santa está escrito para cada uno el inexorable tesoro de la Misericordia de Dios!».
Frente al chico que volvió a la vida y que fue devuelto a su madre, «todos sintieron temor y glorificaban a Dios diciendo: “Un gran profeta ha surgido entre nosotros”, y “Dios ha visitado a su pueblo”», recordó el Papa argentino. Todo lo que Jesús ha hecho «no es solo una acción de salvación destinada a la viuda y a su hijo, o un gesto de bondad limitado a aquella aldea. En el socorro misericordioso de Jesús, Dios sale al encuentro de su pueblo, en Él aparece y seguirá apareciendo ante la humanidad toda la gracia de Dios».
En este sentido, «al celebrar este Jubileo, que —subrayó el Papa— quise que se viviera en todas las Iglesias particulares, es decir en todas las iglesias del mundo y no solo en Roma, es como si toda la Iglesia esparcida por el mundo se uniera en el único canto de alabanza al Señor».
La misericordia, pues, «tanto en Jesús como en nosotros, es un camino que parte del corazón para llegar a las manos… ¿Qué significa? Jesús te ve, te cura y dice: “¡Levántate!”… Con el corazón curado por Jesús hago obras con las manos. Jesús te ve, te cura con su misericordia, te dice: “¡Levántate!” y tu corazón es nuevo. Y con el corazón nuevo, curado por Jesús, hago las obras de misericordia con las manos y trato de curar a tantos que tienen necesidades. La misericordia es un camino que parte del corazón y llega a las manos, es decir a las obras de misericordia».
Durante los saludos en italiano, al final de la audiencia, el Papa volvió a reflexionar sobre la misericordia: «El otro día me decía un obispo que en su catedral puso puertas de misericordia de entrada y de salida. Yo le pregunté: “¿Por qué?”. Y me explicó que las primeras son para entrar y pasar por esa puerta y pedir el perdón y la misericordia de Jesús, y las segundas para llevar la misericordia a los demás. Es inteligente este obispo, ¿eh? También nosotros hagamos lo mismo. El camino de la misericordia que va del corazón a las manos, ¡es la Iglesia en salida!».

¿Hasta cuándo seguirán quemando iglesias en Chile? Un nuevo ataque incendiario a una capilla sacudió la zona de la Araucanía, en Chile ikitamara PABLO CESIO 10 AGOSTO, 2016 file_20160617084611 @MGAraucania


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Es la gran pregunta que surge luego que se confirmara en las últimas horas un nuevo ataque incendiario en la localidad rural de La Batalla al interior de Collipulli en la provincia de Malleco (región de la Araucanía). ¿Hasta cuándo seguirá esto?
Según reproduce la Conferencia Episcopal de Chile (CEC) en su sitio web, en la madrugada de este martes un grupo de desconocidos irrumpió en la capilla utilizando combustible para quemarla. Debido a esta acción el templo quedó completamente destruido.
La propia encargada de la capilla, que vive cerca del lugar, contó que en la madrugada le llamó la atención el fuerte ladrido de los perros de la zona y al levantarse pude ver como esta iglesia estaba en llamas.
Los Bomberos acudieron de inmediato al lugar, pero nada pudieron hacer. No hubo personas lesionadas ni detenidos. La investigación está encaminada.
El párroco Gastón Parada hizo un fuerte llamado a la comunidad para seguir manteniendo la fe con más fuerza y ayudar a ser constructores de la paz, agrega el sitio web de la CEC.
La causa mapuche de fondo
Se trata del ataque número 17 a una iglesia de la región, indica a La Tercera. Como telón de fondo vuelve a aparecer la causa mapuche. En el lugar se encontró un panfleto que hace referencia a la instalación de la mesa de diálogo que tiene como principal facilitador al obispo de Temuco, Héctor Vargas.
“Resistencia mapuche Malleco Rechaso Mesa de Duialogo” (sic), era lo que se podía leer en la pancarta.
A pesar de los esfuerzos que se están llevando a cabo para encontrar una solución a través de la instalación de esta mesa de diálogo -que está funcionando de forma periódica y que está invitando a la mayor cantidad de representantes interesados posible- todo parece indicar que hay un grupo que sigue haciendo oídos sordos a los fuertes de reclamos de varios sectores que claman el fin de los mismos a través de la violencia.  Parece que están empecinados con sus razones y no están dispuestos a ceder.
Desde hace meses varias iglesias católicas y evangélicas fueron quemadas a manos de grupos de radicales encapuchados defensores de la causa mapuche, dentro de un contexto de reclamos históricos en cuanto a la propiedad de la tierra y la libertad de los miembros de este pueblo originario, uno de los más importantes de Chile, que están en prisión.
Este modus operandi ha generado rechazo de varios sectores de Chile, entre ellos la propia Iglesia católica, que aboga por el diálogo como única solución.
En ese sentido, Vargas, que fue designado “facilitador”, había hecho consideraciones de este tipo a la prensa local en varias ocasiones anteriormente.

André Rieu: El Ave María de Schubert en las manos del rey del Vals. Ave Maria




André Léon Marie Nicolas Rieu, es un director de orquesta, violinista y compositor holandés. Hijo de un director de orquesta, desde pequeño se fascinó por el mundo de la música. Estudió violín desde los cinco años, primero en el Conservatorio Real de Lieja y posteriormente en el Conservatorio de Maastricht. Entre 1974 y 1977 asistió a la Academia Musical en Bruselas. 40 millones de discos vendidos, 400 discos de platino, su orquesta, la ‘Johann Strauss Orchestra’ hoy cuenta con más de 40 músicos. 
Lo llaman el rey del Vals, por sus célebres ejecuciones del Segundo Vals, de las Jazz Suites de Dmitri Shostakovich. André Rieu, logra hacer volteretas entre la música clásica, el pop y folk, entre bandas sonoras cinematográficas y musicales teatrales. Con su vivacidad y la particularidad de la atmósfera que logra crear, ha logrado acercar a un vasto público a la música clásica. En esta actuación se presenta con una de las más sobresalientes composiciones de Schubert. 

andrè rieu _ Mirusia

Hoy celebramos a San Lorenzo, famoso diácono mártir que murió quemado en una hoguera Por Abel Camasca


Hoy celebramos a San Lorenzo, famoso diácono mártir que murió quemado en una hoguera

 “La Iglesia de Roma nos invita hoy a celebrar el triunfo de San Lorenzo, que superó las amenazas y seducciones del mundo, venciendo así la persecución diabólica”, dijo una vez el Obispo San Agustín en uno de sus sermones.
San Lorenzo era uno de los diáconos que ayudaba al Papa San Sixtus II, quien fue asesinado por la policía del emperador mientras estaba celebrando Misa en un cementerio de Roma.
La antigua tradición cuenta que San Lorenzo, al ver que iban a matar al Pontífice, le dijo: “Padre mío, ¿te vas sin llevarte a tu diácono?” y el Santo Padre le respondió: “Hijo mío, dentro de pocos días me seguirás”.
San Lorenzo se alegró muchísimo de saber que iría pronto al cielo y, viendo el peligro que se aproximaba, recogió todos los bienes que la Iglesia tenía en Roma, los vendió y repartió el dinero a los más necesitados.
El alcalde de  la ciudad, que era pagano y apegado al dinero, llamó a San Lorenzo y le mandó que le lleve los tesoros de la Iglesia para costear una guerra que el emperador iba a empezar. El Santo le pidió unos días de plazo para reunirlos.
El diácono entonces juntó a los pobres, lisiados, mendigos, huérfanos, viudas, ancianos, mutilados, ciegos y leprosos que él ayudaba con las limosnas. Mandó llamar al alcalde y le dijo que ellos eran los tesoros más preciados de la Iglesia de Cristo.
El alcalde, lleno de rabia, lo mandó matar lentamente, prendieron una parrilla de hierro y ahí acostaron a San Lorenzo. Los fieles vieron el rostro del mártir rodeado de un esplendor  muy hermoso y sintieron un aroma agradable, mientras que los paganos no percibían nada de eso.
Tras un rato de estarse quemando por un lado en la parrilla, el valiente mártir le dijo al juez que le dieran la vuelta para quedar completamente quemado. Cuando ya se acercaba su hora y con una tranquilidad impresionante, pidió a Dios por la difusión del cristianismo en el mundo y partió a la Casa del Padre el 10 de agosto del 258.
Se dice que este martirio significó el declive de la idolatría romana y que la Basílica de San Lorenzo en Roma es considerada la quinta en importancia.
La devoción a este gran Santo se ha expandido por todo el mundo y muchos pueblos y ciudades llevan su nombre.
Incluso el nombre del equipo de fútbol favorito del Papa Francisco, el  Club Atlético San Lorenzo de Almagro, es en honor al diácono mártir. Tal como fue el deseo del salesiano P. Lorenzo Massa, en los inicios de fundación del  equipo.
Más información del santo en los siguientes enlaces:

“Gracias” amigo por ser sacerdote y ayudarme en el camino de la vida.

Sacerdote rezando el rosario


Un amigo sacerdote, el buen padre Samuel Alvarez,  está de aniversario. Lo conocí siendo seminarista. No imaginas la alegría que he sentido al ver la ilusión con que celebra este aniversario. Reflexiona en su vida sacerdotal. Y nos da una gran lección de vida y humildad.
Me ha dejado pensando. ¿Qué puedo decirle a una persona que lo abandona todo para seguir un camino que le lleva al servicio de Dios?
Sólo existe una palabra: “¡Gracias!”
Siempre que hablo o escribo de los sacerdotes me siento agradecido. Les debo tanto.
Estoy frente al computador en este momento escribiendo un blog para Aleteia gracias a las palabras que recibí de un sacerdote años atrás, cuando ni siquiera imaginaba que haría esto.
Frente a mi casa se había mudado una residencia estudiantil, para acoger estudiantes Universitarios del interior del país. Tenían un oratorio bellísimo. Vivían allí dos sacerdotes.  Solía cruzar para conversar con ellos. Me interesaba mucho su punto de vista de la vida.
Sus consejos siempre me sirvieron, en el camino que escogí como escritor.
Recuerdo bien, que aquella tarde de mayo, me la pasé escribiendo un artículo que publicaría en un diario de Panamá.  Criticaba algunas actitudes de los políticos de entonces.  Era un escrito muy detallado y depurado. Me sentía orgulloso de este trabajo. Y decidí compartirlo con uno de mis vecinos sacerdotes, el padre Ángel.
Me sonrío todavía al pensar en ese momento. Allí está el buen padre Ángel leyendo el artículo de un joven escritor, que iniciaba su camino y necesitaba voces de aprobación.  El padre Ángel leyó con mucho detenimiento las dos páginas que le entregué.  Yo escudriñaba sus expresiones. Sonrió y me devolvió el escrito con gran amabilidad.
“Está bueno”, dijo al fin.
“¿Sólo bueno?”
“Así es”.
“Quisiera que me explique para comprender”.
“Verás Claudio, lo que has escrito puedo leerlo en cualquier diario. No has dicho nada nuevo. Es algo que todos sabemos. ¿Por qué no escribes sobre la esperanza? Hay tanto que contar, pero muy pocos lo hacen. Escribe sobre temas que no estemos acostumbrados a leer. Así harás la diferencia y llegarás a miles de lectores”.
Comprendí.
“Tiene razón”, le dije. “Es lo que haré”.
Gracias a este consejo cambié mi forma de escribir y de ver el mundo.
Sus palabras todavía me acompañan y de alguna forma se encuentran en mis libros, artículos, y reflexiones. Es lo que he procurado a los largo de los años con mis escritos… “Ser una voz que lleva esperanza, que nos permita, con la ayuda de Dios,  descubrir la bondad que aún existe en el mundo.”
Y todo gracias a un sacerdote.

Jueves de la decimonovena semana del tiempo ordinario

Libro de Ezequiel 12,1-12. 
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, tú habitas en medio de un pueblo rebelde: ellos tienen ojos para ver, pero no ven, tienen oídos para oír, pero no oyen, porque son un pueblo rebelde.
En cuanto a ti, hijo de hombre, prepara tu equipaje como si tuvieras que ir al exilio, y parte en pleno día, a la vista de ellos. Emigrarás del lugar donde te encuentras hacia otro lugar, a la vista de ellos: tal vez así comprendan que son un pueblo rebelde.
Sacarás tu equipaje en pleno día, a la vista de ellos, y saldrás por la tarde, también a la vista de ellos, como salen los deportados.
Abrirás un boquete en el muro y saldrás por él, a la vista de ellos.
Cargarás el equipaje sobre tus espaldas y saldrás cuando sea de noche, cubriéndote el rostro para no ver el país, porque yo te he convertido en un presagio para el pueblo de Israel.
Yo hice exactamente lo que se me había ordenado: saqué mi equipaje en pleno día como quien parte para el exilio, y por la tarde abrí un boquete en el muro con la mano. Salí cuando estaba oscuro y cargué el equipaje sobre mis espaldas, a la vista de ellos.
A la mañana, la palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, ese pueblo rebelde, qué es lo que estás haciendo?
Diles: Así habla el Señor: Este oráculo se refiere al príncipe que está en Jerusalén y a todo el pueblo de Israel que vive en medio de ella.
Diles también: Yo soy un presagio para ustedes. Lo mismo que yo hice se hará con ellos: serán deportados e irán al exilio.
El príncipe que está en medio de ellos cargará el equipaje sobre sus espaldas durante la noche, y saldrá por el boquete que abrirán en el muro para hacerlo salir; y él se cubrirá el rostro, para no ver el país.



Salmo 78(77),56-57.58-59.61-62. 
Pero ellos tentaron e irritaron a Dios,
no observaron los preceptos del Altísimo;
desertaron y fueron traidores como sus padres,
se desviaron como un arco fallido.

Lo afligieron con sus lugares de culto,
le provocaron celos con sus ídolos:
Dios lo advirtió y se llenó de indignación,
y rechazó duramente a Israel.

entregó su Fortaleza al cautiverio,
su Arca gloriosa en manos del enemigo.
Entregó su pueblo a la espada,
se enfureció contra su herencia;




Evangelio según San Mateo 18,21-35.19,1. 
Se adelantó Pedro y le dijo: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces?".
Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores.
Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.
Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.
El servidor se arrojó a sus pies, diciéndole: "Señor, dame un plazo y te pagaré todo".
El rey se compadeció, lo dejó ir y, además, le perdonó la deuda.
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: 'Págame lo que me debes'.
El otro se arrojó a sus pies y le suplicó: 'Dame un plazo y te pagaré la deuda'.
Pero él no quiso, sino que lo hizo poner en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Los demás servidores, al ver lo que había sucedido, se apenaron mucho y fueron a contarlo a su señor.
Este lo mandó llamar y le dijo: '¡Miserable! Me suplicaste, y te perdoné la deuda.
¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de tí?'.
E indignado, el rey lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía.
Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos".
Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, dejó la Galilea y fue al territorio de Judea, más allá del Jordán.



Leer el comentario del Evangelio por : Beata Teresa de Calcuta  
“Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”