jueves, 11 de agosto de 2016

“Gracias” amigo por ser sacerdote y ayudarme en el camino de la vida.

Sacerdote rezando el rosario


Un amigo sacerdote, el buen padre Samuel Alvarez,  está de aniversario. Lo conocí siendo seminarista. No imaginas la alegría que he sentido al ver la ilusión con que celebra este aniversario. Reflexiona en su vida sacerdotal. Y nos da una gran lección de vida y humildad.
Me ha dejado pensando. ¿Qué puedo decirle a una persona que lo abandona todo para seguir un camino que le lleva al servicio de Dios?
Sólo existe una palabra: “¡Gracias!”
Siempre que hablo o escribo de los sacerdotes me siento agradecido. Les debo tanto.
Estoy frente al computador en este momento escribiendo un blog para Aleteia gracias a las palabras que recibí de un sacerdote años atrás, cuando ni siquiera imaginaba que haría esto.
Frente a mi casa se había mudado una residencia estudiantil, para acoger estudiantes Universitarios del interior del país. Tenían un oratorio bellísimo. Vivían allí dos sacerdotes.  Solía cruzar para conversar con ellos. Me interesaba mucho su punto de vista de la vida.
Sus consejos siempre me sirvieron, en el camino que escogí como escritor.
Recuerdo bien, que aquella tarde de mayo, me la pasé escribiendo un artículo que publicaría en un diario de Panamá.  Criticaba algunas actitudes de los políticos de entonces.  Era un escrito muy detallado y depurado. Me sentía orgulloso de este trabajo. Y decidí compartirlo con uno de mis vecinos sacerdotes, el padre Ángel.
Me sonrío todavía al pensar en ese momento. Allí está el buen padre Ángel leyendo el artículo de un joven escritor, que iniciaba su camino y necesitaba voces de aprobación.  El padre Ángel leyó con mucho detenimiento las dos páginas que le entregué.  Yo escudriñaba sus expresiones. Sonrió y me devolvió el escrito con gran amabilidad.
“Está bueno”, dijo al fin.
“¿Sólo bueno?”
“Así es”.
“Quisiera que me explique para comprender”.
“Verás Claudio, lo que has escrito puedo leerlo en cualquier diario. No has dicho nada nuevo. Es algo que todos sabemos. ¿Por qué no escribes sobre la esperanza? Hay tanto que contar, pero muy pocos lo hacen. Escribe sobre temas que no estemos acostumbrados a leer. Así harás la diferencia y llegarás a miles de lectores”.
Comprendí.
“Tiene razón”, le dije. “Es lo que haré”.
Gracias a este consejo cambié mi forma de escribir y de ver el mundo.
Sus palabras todavía me acompañan y de alguna forma se encuentran en mis libros, artículos, y reflexiones. Es lo que he procurado a los largo de los años con mis escritos… “Ser una voz que lleva esperanza, que nos permita, con la ayuda de Dios,  descubrir la bondad que aún existe en el mundo.”
Y todo gracias a un sacerdote.

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