viernes, 16 de febrero de 2018

Oración a Nuestra Señora del Destierro por una causa imposible


María conoce tus necesidades, penas, tristezas, miserias y esperanzas: confía en ella 

“María conoce todas nuestras necesidades, penas, tristezas, miserias y esperanzas. Se interesa por cada uno de sus hijos, ruega por cada uno con tanto ardor como si no tuviera otro”. (Sierva de Dios Madre María José de Jesús)
* * *
Nuestra Señora del Destierro, Madre de Dios y nuestra, que sufriste las angustias e incertidumbres de la huída y el exilio en el lejano y desconocido Egipto, llevando contigo a tu Hijo amenazado de muerte por Herodes, escucha nuestra súplica.
Aquí estamos, confiando en tu amor de Madre bondadosa y comprensiva. A ti, que ya estás en la Patria definitiva, suplicamos pidiendo protección para nosotros, peregrinos de este mundo, que caminamos al encuentro del Padre, en el Reino celestial.
Pedimos tu intercesión por todas las familias que buscan la acogida de un hogar, la seguridad de un trabajo, el pan de cada día. Bendice este lugar y a este pueblo que en ti confía.
Intercede por los que sufren, dale salud a los enfermos, reaviva a los desanimados, restituye la esperanza a los desamparados de esta tierra.
Acompaña a los migrantes, a los refugiados y a todos los que se encuentran lejos de su patria y su familia.
Ampara a los niños, da fortaleza a la juventud, bendice a las familias, anima a los ancianos.
Danos fuerza para construir una Iglesia viva y santa y para trabajar por un mundo justo y fraterno. Y tras nuestro caminar por el mundo, muéstranos a Jesús, bendito fruto de tu vientre. ¡Oh clemente, oh piadosa, oh siempre dulce Virgen, María!
Señora nuestra, ruega por nosotros.
Amén.

Viernes despúes de Ceniza


Libro de Isaías 58,1-9a. 

Así habla el Señor Dios:
¡Grita a voz en cuello, no te contengas, alza tu voz como una trompeta: denúnciale a mi pueblo su rebeldía y sus pecados a la casa de Jacob!
Ellos me consultan día tras día y quieren conocer mis caminos, como lo haría una nación que practica la justicia y no abandona el derecho de su Dios; reclaman de mí sentencias justas, les gusta estar cerca de Dios:
"¿Por qué ayunamos y tú no lo ves, nos afligimos y tú no lo reconoces?". Porque ustedes, el mismo día en que ayunan, se ocupan de negocios y maltratan a su servidumbre.
Ayunan para entregarse a pleitos y querellas y para golpear perversamente con el puño. No ayunen como en esos días, si quieren hacer oír su voz en las alturas.
¿Es este acaso el ayuno que yo amo, el día en que el hombre se aflige a sí mismo? Doblar la cabeza como un junco, tenderse sobre el cilicio y la ceniza: ¿a eso lo llamas ayuno y día aceptable al Señor?
Este es el ayuno que yo amo -oráculo del Señor-: soltar las cadenas injustas, desatar los lazos del yugo, dejar en libertad a los oprimidos y romper todos los yugos;
compartir tu pan con el hambriento y albergar a los pobres sin techo; cubrir al que veas desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.
Entonces despuntará tu luz como la aurora y tu llaga no tardará en cicatrizar; delante de ti avanzará tu justicia y detrás de ti irá la gloria del Señor.
Entonces llamarás, y el Señor responderá; pedirás auxilio, y él dirá: "¡Aquí estoy!".

Salmo 51(50),3-4.5-6a.18-19. 
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
por tu gran compasión, borra mis faltas!
¡Lávame totalmente de mi culpa
y purifícame de mi pecado!

Porque yo reconozco mis faltas
y mi pecado está siempre ante mí.
Contra ti, contra ti sólo pequé
Los sacrificios no te satisfacen;

si ofrezco un holocausto, no lo aceptas:
mi sacrificio es un espíritu contrito,
tú no desprecias el corazón contrito y humillado.


Evangelio según San Mateo 9,14-15. 
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.