sábado, 30 de julio de 2016

El Papa almuerza con 12 jóvenes de la JMJ. Informalidad, fe y alegría Francisco confirma que el viaje a Colombia está en programa para el 2017

El Papa almuerza con un grupo de jóvenes de la JMJ de Cracovia (Oss. Romano © Photo.va) 30-07-2016 @Servizio Fotografico - L'Osservatore Romano


El Santo Padre después de la misa que celebró en la mañana de este sábado en el santuario de la Divina Misericordia, almorzó con 12 jóvenes provenientes de Brasil, Canadá, Colombia, Nueva Zelandia, Polonia, Ucrania, Vietnam y Zimbabwe. O sea de los cinco continentes.
Un momento de cordialidad que duró casi una hora y media, contaron algunos de los participantes. El menú fue: sopa, arroz y carne, dulce y café, todo preparado de acuerdo a las recetas de la cocina polaca. Y si conversando con los jóvenes no indicó un plato preferido, señaló que la cocina polaca le ha gustado.
En el transcurso del almuerzo las preguntas fueron muy diversas, desde temas más personales hasta situaciones más generales, como la Iglesia en salida, la evangelización, y los presos como Cristos de hoy.
En medio de las preguntas el Papa confirmó –aseguró la joven colombiana Paula Mora Díaz– que el viaje a Colombia está en programa para el 2017.
Las preguntas fueron muchas y algunas bastantes osadas, por ejemplo cómo y cada cuanto se acerca al sacramento de la reconciliación. “Nos dijo que se confiesa –indicó el joven brasileño José Pasternak– cada dos semanas o veinte días y con un franciscano. Y les subrayó que no hay que avergonzarse de los propios pecados”, porque todos somos pecadores.
Y en este mismo tema, Francisco recordó cuando en Argentina a los 17 años tuvo una confesión que fue decisiva en su opción de volverse sacerdote. Les recomendó además a estos jóvenes que cuando uno se confiesa es necesario que la mirada amorosa de Dios nos vea, porque Él perdona todo.
Sobre los presos en las cárceles, el Papa comentó que cada vez que entra en un instituto penitenciario se interroga si no hubiera podido ser él a estar allí en el lugar de un detenido, si no fuera por la misericordia de Dios.
El joven brasileño indicó que en un momento Francisco le preguntó quién era mejor, si Pelé o Maradona, a lo que respondió: Messi, y el Papa se puso a reír.
Al concluir el almuerzo, además de los saludos, abrazos y pedidos de oraciones, no faltaron los selfies.

El papa Francisco en Polonia. Santa Misa en el Santuario de San Juan Pablo II

El pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Jn 20,19-31) nos habla de un lugar, de un discípulo y un libro.

El lugar es la casa en la que estaban los discípulos al anochecer del día de la Pascua: de ella se dice sólo que sus puertas estaban cerradas (cf. v. 19). Ocho días más tarde, los discípulos estaban todavía en aquella casa, y sus puertas también estaban cerradas (cf. v. 26). Jesús entra, se pone en medio y trae su paz, el Espíritu Santo y el perdón de los pecados: en una palabra, la misericordia de Dios. En este local cerrado resuena fuerte el mensaje que Jesús dirige a los suyos: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (v. 21).

Jesús envía. Él desea desde el principio que la Iglesia esté de salida, que vaya al mundo. Y quiere que lo haga tal como él mismo lo ha hecho, como él ha sido mandado al mundo por el Padre: no como un poderoso, sino en forma de siervo (cf. Flp 2,7), no «a ser servido, sino a servir» (Mc 10,45) y llevar la Buena Nueva (cf. Lc 4,18); también los suyos son enviados así en todos los tiempos. Llama la atención el contraste: mientras que los discípulos cerraban las puertas por temor, Jesús los envía a una misión; quiere que abran las puertas y salgan a propagar el perdón y la paz de Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Esta llamada es también para nosotros. ¿Cómo no sentir aquí el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II: «¡Abrid las puertas!»? No obstante, en nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros ámbitos. Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta. Se trata de emprender un éxodo de nuestro yo, de perder la vida por él (cf. Mc 8,35), siguiendo el camino de la entrega de sí mismo. Por otro lado, a Jesús no le gustan los recorridos a mitad, las puertas entreabiertas, las vidas de doble vía. Pide ponerse en camino ligeros, salir renunciando a las propias
seguridades, anclados únicamente en él.

En otras palabras, la vida de sus discípulos más cercanos, como estamos llamados a ser, está hecha de amor concreto, es decir, de servicio y disponibilidad; es una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada para nuestras propias comodidades. Quien ha optado por configurar toda su existencia con Jesús ya no elige dónde estar, sino que va allá donde se le envía, dispuesto a responder a quien lo llama; tampoco dispone de su propio tiempo. La casa en la que reside no le pertenece, porque la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de su misión. Su tesoro es poner al Señor en medio de la vida, sin buscar otra para él. Huye, pues, de las situaciones gratificantes que lo pondrían en el centro, no se sube a los estrados vacilantes de los poderes del
mundo y no se adapta a las comodidades que aflojan la evangelización; no pierde el tiempo en proyectar un futuro seguro y bien remunerado, para evitar el riesgo convertirse en aislado y sombrío, encerrado entre las paredes angostas de un egoísmo sin esperanza y sin alegría. Contento con el Señor, no se conforma con una vida mediocre, sino que tiene un deseo ardiente de ser testigo y de llegar a los otros; le gusta el riesgo y sale, no forzado por caminos ya trazados, sino abierto y fiel a las rutas indicadas por el Espíritu: contrario al «ir tirando», siente el gusto de evangelizar.

En segundo lugar, aparece en el Evangelio de hoy la figura de Tomás, el único discípulo que se menciona. En su duda y su afán de entender —y también un poco terco—, este discípulo se nos asemeja un poco, y hasta nos resulta simpático. Sin saberlo, nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios, porque Dios no se oculta a quien lo busca. Jesús le mostró sus llagas gloriosas, le hizo tocar con la mano la ternura infinita de Dios, los signos vivos de lo que ha sufrido por amor a los hombres.

Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner nuestra humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos. Jesús, como dijo a santa Faustina, se alegra de que hablemos de todo, no se cansa de nuestras vidas, que ya conoce; espera que la compartamos, incluso que le contemos cada día lo que nos ha pasado (cf. Diario, 6 septiembre 1937). Así se busca a Dios, con una oración que sea transparente y no se olvide de confiar y encomendar las miserias, las dificultades y las resistencias. El corazón de Jesús se conquista con la apertura sincera, con los corazones que saben reconocer y llorar las propias debilidades, confiados en que precisamente allí actuará la divina misericordia.

¿Qué es lo que nos pide Jesús? Quiere corazones verdaderamente consagrados, que viven del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos. Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino. El discípulo no rechaza hacerse preguntas, tiene la valentía de sentir la duda y de llevarla al Señor, a los formadores y a los superiores, sin cálculos ni reticencias. El discípulo fiel lleva a cabo un discernimiento atento y constante, sabiendo que cada día hay que educar el corazón, a partir de los afectos, para huir de toda doblez en las actitudes y en la vida.

El apóstol Tomás, al final de su búsqueda apasionada, no sólo ha llegado a creer en la resurrección, sino que ha encontrado en Jesús lo más importante de la vida, a su Señor; le dijo: «Señor mío y Dios mío» (v. 28). Nos hará bien rezar cada día estas palabras espléndidas, para decirle: «Eres mi único bien, la ruta de mi camino, el corazón de mi vida, mi todo. En el último versículo que hemos escuchado, se habla, en fin, de un libro: es el Evangelio, en el que no están escritos muchos otros signos que hizo Jesús (v. 30). Después del gran signo de su misericordia —podemos pensar—, ya no se ha necesitado añadir nada más. Pero queda todavía un desafío, queda espacio para los signos que podemos hacer nosotros, que hemos recibido el Espíritu del amor y estamos llamados a difundir la misericordia. Se puede decir que el Evangelio, libro vivo de la misericordia de Dios, que hay que leer y releer continuamente, todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando obras de misericordia. Os pregunto: ¿Cómo están las páginas del libro de cada uno de vosotros? ¿Se escriben cada día? ¿Están escritas sólo en parte? ¿Están en blanco? Que la Madre de Dios nos ayude en ello: que ella, que ha acogido plenamente la Palabra de Dios en su vida (cf. Lc 8,20-21), nos de la gracia de ser escritores vivos del Evangelio; que nuestra Madre de misericordia nos enseñe a curar concretamente las llagas de Jesús en nuestros hermanos y hermanas necesitados, de los cercanos y de los lejanos, del enfermo y del emigrante, porque sirviendo a quien sufre se honra a la carne de Cristo. Que la Virgen María nos ayude a entregarnos hasta el final por el bien de los fieles que se nos han confiado y a sostenernos los unos a los otros, como verdaderos hermanos y hermanas en la comunión de la Iglesia, nuestra santa Madre.

Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros guarda en el corazón una página personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor que atrajo y transformó nuestra vida, llevándonos a dejar todo por su palabra y a seguirlo (cf. Lc 5,11). Reavivemos hoy, con gratitud, la memoria de su llamada, más fuerte que toda resistencia y cansancio. Demos gracias al Señor continuando con la celebración eucarística, centro de nuestra vida, porque ha entrado en nuestras puertas cerradas con su misericordia; porque nos da la gracia de seguir escribiendo su Evangelio de amor.

El Papa en el Santuario de la Divina Misericordia, Polonia -
@Servizio Fotografico - L'Osservatore Romano

¿Cómo pueden los católicos responder a los actos de terrorismo? Esta es una guerra que debe ser peleada con las armas espirituales y no meramente con las armas militares


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Robert Fastiggi, profesor de teología en el Seminario Mayor del Sagrado Corazón en Detroit, ha escrito en la edición de esta semana de The Sunday Visitor una oportunísima reflexión sobre lo que deben hacer los católicos –siguiendo las reacciones inmediatas de sus líderes espirituales, como el Papa Francisco—tras los acontecimientos de horror y barbarie que se vivieron el pasado 13 de noviembre en cafés, restaurantes, salas de conciertos y en las inmediaciones de un estadio de futbol en París.
Oración y cercanía con las víctimas
Para Fastiggi la primera de todas las reacciones de los católicos ha sido y debe ser la solidaridad y la oración. “La primerísima respuesta debería ser una expresión de solidaridad y cercanía con las víctimas de la violencia”, dice el profesor estadunidense, y cita al Papa Francisco que apenas enterarse de los acontecimientos de París expresó su cercanía con las familias de las víctimas y aseguró su oración por todos ellos.
Después, en noviembre 15, en el rezo del Ángelus, el Papa, dice Fastiggi, pidió a todos los que estaban en la Plaza San Pedro y a quienes lo siguen a través de los medios en todos el mundo que se unieran a él para construir una defensa de las víctimas de la tragedia e implorar sobre ellas la misericordia de Dios, haciendo un especial llamado a la Virgen María para proteger y velar sobre la bienamada Francia, la hija de la Iglesia, y sobre toda Europa y el mundo.
Condenar el mal
La siguiente conducta que deberían observar los católicos, según los ejemplos y la doctrina analizados por el articulista de The Sunday Visitor es condenar el mal. “Matar personas inocentes, cualquiera que sea la motivación, debe ser absoluta e incondicionalmente condenado”.
El Papa Francisco describió el terrorismo en París como un “inefable ataque a la dignidad de la persona humana”. Tras recordar que el camino de la violencia no resuelve nada, el Pontífice usó el lenguaje fuerte del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia católica (2004) en el que se señalaba que “es una profanación y una blasfemia usar el nombre de Dios para llevar a cabo un atentado terrorista”.
El Papa san Juan Pablo II usó un lenguaje similar cuando, en el Mensaje Mundial de la Paz de 2002, aseveró que “ningún líder religioso puede contribuir a la condonación del terrorismo y mucho menos orar por él”.
Moderación, temperancia, control
Otra de las acciones que los católicos podrían proponer frente a este tipo de ataques a la persona inocente, de crímenes gratuitos, de terror infundado e inexplicable, es evitar la extensión del odio y de la venganza como una actitud lógica ante los extremistas.
Lo que pasó en París –dice Fastiggi—y otros actos de terrorismo pueden llevarnos, fácilmente, a la ira y a la venganza contra quienes lo cometieron o contra sus comunidades de origen. El teólogo del Seminario Mayor de Detroit recuerda que el día siguiente de los ataques, el arzobispo de París, monseñor André Vingt-Trois oró por que los franceses tuvieran la gracia de un corazón firme, alejado del odio.
El arzobispo parisino pidió seguir en la senda de la “moderación, la temperancia y el control”, para resistir la posibilidad de caer en la tentación de medir a los musulmanes con la misma vara que se mide a los terroristas.
Para finalizar su reflexión, Robert Fastiggi subrayó la idea de que los católicos deberían estar dispuestos a reforzar el trabajo de quienes se dedican a buscar la paz en el mundo y desechar la idea de que solamente se les puede resistir (a los terroristas) con mayor dosis de violencia. Pero, lo más importante, es confiar en Cristo.
“Nosotros entendemos –como católicos—que esta es una guerra que debe ser peleada con las armas espirituales y no meramente con las arma militares” Y, finalmente, señala que deberíamos estar pidiendo siempre la poderosa intercesión de la Virgen María, la Reina de la Paz, y encontrar esperanza en las palabras de Cristo en el sentido de que en el mundo tendremos problemas, pero que no desesperemos, pues Él ha conquistado al mundo.

10 maneras para enamorarte profundamente de la Eucaristía Implora al Señor una gran fe en el sublime misterio de la Santa Eucaristía. Que podamos decir como el Apóstol Tomas: «Señor mío y Dios»


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Los Santos están locamente enamorados de Jesús; lo estuvieron aquí la tierra y lo están ahora en el Cielo en donde aman a Dios por toda la Eternidad. En este artículo citaremos lo que algunos de ellos han dicho en su exceso de amor por la amada y Santa Eucaristía.
Posteriormente mencionaremos 10 maneras en que tú puedes descubrir ese gran tesoro, para enamorarte de la Eucaristía y amarla cada día más.
  • “La Sagrada Eucaristía es la manera más corta y más rápida para llegar al Cielo” (San Pío X).
  • “Si los Ángeles pudieran envidiar al hombre, lo harían por una sola razón: La Sagrada Eucaristía” (San Maximiliano Kolbe).
  • “En un solo día la Eucaristía hará que le produzcas más gloria a Dios, que toda una vida sin ella” (San Pedro Julián Eymard).
  • “¡Cómo amo los Banquetes!… especialmente las procesiones en honor del Sagrado Sacramento. ¡Qué dicha ha sido para mí el colocar mis flores bajo los pies del Señor! … Nunca había sido tan feliz como cuando vi que mis rosas tocaron la Custodia”. (Santa Teresa de Lisieux).
  • “Cuando observas el Crucifijo, puedes entender lo mucho que te amó Jesús en ese momento. Cuando miras la Sagrada Hostia, entiendes cuanto te ama Jesús en este momento”. (Beata Madre Teresa de Calcuta).
  • “De la Eucaristía proviene la fuerza para vivir una vida en Cristo y el entusiasmo para compartir esa vida con los demás” (San Juan Pablo II).
  • “Este es el Pan de Vida Eterna que sostiene la sustancia de tu alma”(San Ambrosio).
  • “Mientras más tiempo te alejes de la Comunión, más débil se hará tu alma, y al final te será peligrosamente indiferente” (San Juan Bosco).
  • “La Eucaristía es la consumación de toda vida espiritual” (Santo Tomás de Aquino).
Ahora estas son las 10 claves que pueden ayudarte a obtener infinidad de joyas de este valioso tesoro, así como innumerables gracias y bendiciones que provienen solo del que es el regalo más grande que Jesús dio a la Humanidad:
1.- ¡La Santa Misa y la Santa Comunión de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad!
Implora al Señor una gran fe en el sublime misterio de la Santa Eucaristía. Que podamos decir como el Apóstol Santo Tomas: “Señor mío y Dios mío”. También podemos orar como el hombre del evangelio: “Señor, creo, pero aumenta mi fe”.
2.- Visita al Santísimo
Haz un hábito de ir a visitar al Santísimo Sacramento tan frecuentemente como te sea posible. Cada vez que veo un templo, trato de entrar a visitarlo para que cuando yo muera y vaya a su Presencia, el Señor no me mire y diga: “¿Quién eres? No te conozco”. En una amistad verdadera, los amigos charlan frecuentemente y disfrutan de su compañía. De esa manera debemos hacerlo también con nuestro Amigo, cuando lo visitamos y le hablamos en el Santísimo.
3.- Comunión Espiritual
Alfonso María de Ligorio y posteriormente el Papa Benedicto XVI en su documento de exhortación apostólica sobre la Eucaristía “Sacramentum Caritatis”; recomendaron la práctica frecuente de la Comunión Espiritual. Puede hacerse de una manera muy simple y tan frecuentemente como tu corazón lo desee. Puedes hacerlo con una oración muy sencilla como esta:
“Mi Señor Jesús, creo que estás real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento dentro del Tabernáculo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En este momento no puedo recibirte sacramentalmente, pero ven por lo menos espiritualmente a mi corazón”.
Entonces recíbelo en tu corazón y agradece, adora y ama a tu Señor que ha llegado espiritualmente a tu alma. Esto puede enardecer tu amor por Jesús Sacramentado.
4.- Meditar el Capítulo 6 del Evangelio de San Juan
El Evangelio de Juan capítulo 6 contiene tres partes: Jesús multiplica los panes, camina sobre las aguas y ofrece un discurso sublime relacionado a la Eucaristía; que en realidad se trata de una profecía a cerca de la Eucaristía. Se conoce mejor como el discurso del “Pan de Vida” que Jesús nos promete. Aquí mismo es en donde Jesús declara en términos nada confusos, que nuestra salvación inmortal depende de que comamos Su Cuerpo y bebamos Su Sangre; lo que obviamente se refiere a la Sagrada Comunión. Recomiendo que leas y medites este poderoso capítulo evangélico.
5.- Los Quince Minutos
Hace algunos años se hizo la publicación de un pequeño folleto llamado “Los quince minutos en compañía de Jesús Sacramentado”. Es una pequeña joya que nos anima a iniciar un pequeño pero profundo diálogo con Él. Básicamente, Jesús quiere ser nuestro mejor Amigo y nos reta a que le abramos nuestro corazón y le contemos nuestros secretos, ya que solo Él puede comprendernos y sanarnos. Lee y ora este escrito si es posible, frente al Santísimo Sacramento.
6.- La Hora Santa
Puedes hacer el hábito de pasar una hora diaria frente al Santísimo Sacramento, ello transformará tu vida si perseveras en esta práctica. El gran siervo de Dios, el Arzobispo Fulton J. Sheen que practicó diariamente la Hora Santa por quince años,  la llamaba LA HORA PODEROSA.
7.- Adornar y embellecer los Templos y la Eucaristía
Una mujer derramó su costoso perfume de nardo en los pies de Jesús, ella lloró y sus lágrimas rodaron en los pies de Jesús; al final, ella secó las lágrimas con su cabello (Lucas 7,36-50).
El Arzobispo Fulton J. Sheen hacía hincapié de que este gesto simbólico de amor y atención debemos manifestarlo también en la manera en que adornamos, embellecemos y procuramos la belleza en las Iglesias, Templos y Tabernáculos donde mora Jesús.
Conocido por su espíritu de penitencia, ayuno y sacrificio, el Cura de Ars viajaba largas distancias y gastaba grandes sumas de dinero en comprar solo lo mejor para su pequeña Iglesia. ¿Por qué? Por la simple razón de que Jesús es el Rey de Reyes y Señor de Señores, y aun así se digna morar en el Tabernáculo y descender de los Cielos en las manos del sacerdote en cada Hostia consagrada. “¡Venid y Adoremos!”.
8.- La Santa Misa y la Santa Eucaristía
Por supuesto que la mejor acción en todo el universo es la celebración del Santo Sacrificio de la Misa. El mejor gesto que cualquier ser humano puede hacer es asistir a Misa y recibir la Santa Comunión con fe, devoción, veneración y especialmente con gran amor. Cuando te sea posible, asiste a Misa diario. Llega a tiempo para prepararte. Ofrece tus intenciones privadas. Participa activa y conscientemente en la Santa Misa. Y ¡Recibe la Sagrada Comunión como si fuera la primera vez, la última vez y la única vez!. Muéstrate muy agradecido por tu fe en este sublime y majestuoso misterio.
No corras para irte al terminar la Misa; a su vez, dedica un tiempo para dar abundantes gracias a Jesús por tan hermoso regalo. De hecho, la palabra proviene del griego εὐχαριστία, eucharistía, que significa “acción de gracias”. ¡Que inconmensurable regalo, que se recibe gratis, sin costo alguno! La única condición para su provecho es tener una gran fe y el corazón lleno de amor para recibir a Jesús, el Amor de los Amores.
9.- Los A.C.T.OS
Recuerda que los cuatro principales motivos para celebrar el Santo Sacrificio de la misa son los A.C.T.OS que se mencionan a continuación:
A – Adoración.
El principal propósito de la Santa Misa es ofrecer una adoración a Dios Padre, ofreciendo a Jesús como Víctima, con el poder el Espíritu Santo.
C – Contrición.
Nuestros corazones deben estar contritos y humildes para arrepentirse de todos los pecados cometidos. Es una gran práctica el ofrecer la Misa y Comunión en reparación por nuestros pecados, los pecados de nuestra familia y los del mundo entero. “Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero”.
T – Tiempo para dar gracias.
Todo lo que tenemos en nuestra vida, con excepción de nuestros pecados, es gracia y regalo de Dios. Por lo tanto, debemos estar agradecidos y expresar con abundancia el agradecimiento del corazón. Con el Salmo oremos: “Da gracias a Dios porque Él es bueno; su amor perdura para siempre”.
OS – Oración y Súplica.
Debemos ofrecer nuestra oración y súplica para interceder incesantemente por todas las necesidades del mundo, la Iglesia, la conversión de los pecadores, los enfermos, los moribundos, las necesidades personales y familiares, las almas del Purgatorio y tantas cosas más.
10.- Ser misionero eucarístico
Una vez que María recibió a Jesús en la Anunciación, se dispuso rápidamente a ir y llevarlo con su prima Isabel. De la misma manera, debemos llevar a Jesús con otros y otros a Jesús. Esto lo podemos lograr en una manera muy concreta, al alentar a las ovejas pérdidas a regresar al rebaño. Desafortunadamente son tantas, que el segundo grupo religioso más grande de Estados Unidos está integrado por Católicos no practicantes.
Encuentra el tiempo, la forma y la iniciativa para invitar a las almas de regreso a la Iglesia. Ojalá, él o ella realice una buena confesión y regrese a recibir el Santo Sacramento en unión amorosa con Dios Padre, a semejanza del hijo pródigo. Todo se puede lograr si tienes fe en que Dios tendrá el control mientras que tú tengas la iniciativa para recibirlos de nuevo.
Dios es Amor y Bondad, ¡Comparte esta Buena Nueva con el mundo entero!
Adaptación y traducción al español por Patricia Rocha, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado originalmente en: Catholic Exchange, autor: Fr. Ed Broom, OMV

Décimo octavo domingo del tiempo ordinario (fin de semana 30 y 31 de julio)

Libro de Eclesiastico, de Sirac 1,2.2,21-23. 
¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad!
Porque un hombre que ha trabajado con sabiduría, con ciencia y eficacia, tiene que dejar su parte a otro que no hizo ningún esfuerzo. También esto es vanidad y una grave desgracia.
¿Qué le reporta al hombre todo su esfuerzo y todo lo que busca afanosamente bajo el sol?
Porque todos sus días son penosos, y su ocupación, un sufrimiento; ni siquiera de noche descansa su corazón. También esto es vanidad.



Salmo 95(94),1-2.6-7.8-9. 
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!

¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.

Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.»





Carta de San Pablo a los Colosenses 3,1-5.9-11. 
Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Tengan el pensamiento puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra.
Porque ustedes están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
Cuando se manifieste Cristo, que es nuestra vida, entonces ustedes también aparecerán con él, llenos de gloria.
Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.
Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras
y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador.
Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos.



Evangelio según San Lucas 12,13-21. 
En aquel tiempo:
Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia".
Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?".
Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas".
Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho,
y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'.
Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes,
y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'.
Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'.
Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".



Leer el comentario del Evangelio por : San Basilio  
«Ser rico ante Dios»

25 libros que hay que leer al menos una vez en la vida


niño leyendo



Si te entran ganas de leer, pero la inspiración no termina de decirte el qué, déjate tentar por uno de estos títulos y disfrútalos tranquilamente junto a la piscina, recostado en una tumbona o en un buen sillón, y regálate un rato de relajación enriquecedora…
  1. Diez negritos, de Agatha Christie
Esta novela de éxito internacional es una de las principales obras de la maestra del suspense, Agatha Christie. Diez personas son invitadas a la Isla del Negro, donde empezarán a desaparecer una a una, asesinadas…
  1. Los miserables, de Víctor Hugo
Víctor Hugo conduce al lector a través de las páginas de esta novela por el universo fascinante del siglo XIX francés, parisino y provincial. La figura majestuosa del convicto Jean Valjean, la despreciable actitud de Thénardier con la pequeña Cosette, y otros muchos elementos que permiten entrar con una mirada histórica, social, en el mundo del romanticismo. Una vez hayas devorado este monumento de la literatura, embárcate en la adaptación cinematográfica de Robert Hossein, en torno al duelo gélido y mortal protagonizado por Lino Ventura y Michel Bouquet.
  1. TintinAstérix y ObélixSpirou y FantasioLucky Luke
Las obras tradicionales del cómic franco-belga: Hergé, Goscinny, Rob-Vel, Morris, André Franquin y muchos otros autores siguen siendo la mejor y más divertida compañía si tienes entre 7 y 77 años y tienes ganas de escapar de la rutina diaria viajando por las viñetas de estas fantasiosas historias.
  1. Imitación de Cristo, de Tomás de Kempis
Santa Teresa de Lisieux decía que con la Biblia e Imitación de Cristo, no hacía falta nada más.
  1. Bajo el sol de Satanás, de Georges Bernanos
Que el aspecto sombrío de la novela no disuada al lector de adentrarse con el autor hacia lo más profundo del alma humana. Bernanos, a través de la evolución del alma de una joven quebrada por la vida y luego por la de un sacerdote tentado duramente por el Diablo, atormentado en las profundidades de su alma, invita a los lectores a no caer nunca en la tibieza de la fe. Esta vigorosa pluma es la prueba del genio de un gran autor.
  1. El hombre eterno, de G.K. Chesterton
Uno de los más famosos libros de apologética. “Tener derecho a hacer algo no es para nada igual a tener razón al hacerlo”. Chesterton.
  1. Historia de un alma, de Santa Teresa de Jesús 
Teresa de Lisieux está convencida de que el Señor no puede inspirarle deseos irrealizables, así que a pesar de su pobreza puede aspirar a la santidad. ¿Cómo? Eligiendo un caminito hecho a su medida que consiste en coger el ascensor del amor, que son los brazos de Jesús. Así descubre en las Escrituras la respuesta a su búsqueda del amor y de la santidad, descubre su “caminito”, tal y como cuenta en su último manuscrito: Historia de un alma.
  1. Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini
“No es reciente, pero sigue siendo una poderosa fuente para viajar, llorar, tener esperanza. Recuerda el valor de la libertad, del amor, de la vida y también de las ganas de vivir. El verano es un periodo de poca actividad, de retiro, perfecto para meditar y nutrir el ánimo con ideas”.
  1. Padre Pio mon père spirituel, de Emanuele Brunatto
Padre Pío, mi padre espiritual, en francés, es una “autobiografía de 150 páginas donde descubrir el extraordinario destino del primer hijo espiritual del Estigmatizado. La historia de un laico que compartirá la vida de Padre Pío durante 3 años. Un bello homenaje a la divina Misericordia, un descubrimiento de la humanidad de un monje capuchino de Gargano”, nos recomienda Francesco Brunatto.
  1. Jesús y Mahoma: profundas diferencias y sorprendentes similitudes, de Mark Gabriel
Un libro que firma un anciano imam convertido al cristianismo, de la universidad de Al-Azhar de El Cairo. “Cita sus fuentes con precisión, cada capítulo de este libro plantea numerosos puntos críticos (el significado de los rituales, la actitud hacia las mujeres, la visión sobre la violencia, las curaciones, el perdón de los pecados…), aquello que dicen y practican no ‘los musulmanes’ o ‘los cristianos’, sino Mahoma y Jesús”.
  1. Juntos nada más, de Anna Gavalda
La vida parisina en su curso desenfrenado reúne en un mismo apartamento cercano a la torre Eiffel a cuatro personajes atípicos que jamás se habrían conocido normalmente. Un aristócrata tartamudo, de gran corazón, decide acoger en su ático a una pequeña joven, a pesar de la reticencia de su compañero de piso, un joven cocinero desdichado. Estos tres accidentados de la vida encuentran apoyo los unos en los otros, entablan amistad. La vieja abuela del cocinero completa este afectuoso trío, y los cuatro se funden en una novela conmovedora. Para los más perezosos, salió una adaptación del libro para la pantalla con Audrey Tautou y Guillaume Canet, dirigida por Claude Berry.
  1. Los reyes malditos, de Maurice Druon
“Siete volúmenes, qué mejor manera de sumergirse en la historia de Francia para descubrir sus misterios, sus anécdotas con un punto de humor y una pluma envidiable”. Gracias, querida Mathilde Olivier.
  1. Los evangelios apócrifos, de Poncio Pilato, de Tomás, del Pseudo-Mateo, etc.
Una enorme cantidad de textos acompañaron la primera evangelización, un reflejo de la fascinación suscitada entre las primeras comunidades cristianas. Fábulas o verdaderos intentos de relatos canónicos, una lectura crítica podrá desvelar su auténtico valor ante los ojos de un creyente (bien lejos de los fantasmas y los descontroles mediáticos que nunca han dejado de producirse).
  1. Juego de tronos, de George R.R. Martin
La ya épica saga televisiva está inspirada en una serie de libros, lo sabías, ¿no?
18. Diario de un cura rural, de George Bernanos
“El cura de Torcy puede parecer a la vez muy conservador y muy revolucionario. Por un lado, dice que no hay derecho a explotar al ser humano y su trabajo, se rebela contra el capitalismo, contra el triunfo de Mammón y de la dictadura del dinero, tan contraria al Evangelio. En cambio, no cree que sea posible erradicar la pobreza a través de la filantropía. Si bien es cierto que hay que ayudar a los desfavorecidos, lo esencial a su modo de ver es honrar la pobreza, que se tome conciencia de los valores que aporta.
Toda la militancia de Bernanos, todos sus posicionamientos en el momento de la historia en el que vivió descansan en una visión cristiana y mística del mundo. Nada puede ni debe escapar al plan de la Redención. Así pues, su denuncia del mundo moderno va acompañada en sus novelas de una discreta anunciación”. Monique Gosselin Noat.
19. La esfera y la cruz, de Gilbert Keith Chesterton
Divertido y breve, este libro nos explica el medio para combatir con todas las fuerzas la peor enfermedad del siglo XXI: la indiferencia. Del genial Chesterton.
20. La promesa del alba, de Romain Gary 
“Romain Gary, con confianza, comparte con nosotros en La promesa del alba: ‘La felicidad es accesible, basta simplemente con encontrar la profunda vocación de uno mismo y entregarse a aquello que se ama con un abandono total’. Las vocaciones de los escritores tienen la ventaja de ser reveladas por escrito, pero también existen vocaciones que ansían la donación y la transmisión”. Louise Alméras.
“Síntesis de la vida de filósofos antiguos, epitafios”, nos dice un lector. “La obra, escrita en fecha incierta, tal vez a principios del siglo III, es una compilación de las vidas de filósofos, clasificados por su escuela, comenzando a veces por el fundador”, añade Wikipedia.
22. La nuit de feu, de Éric-Emmanuel Schmitt
La noche de fuego’, en francés. “Yo no buscaba a Dios ni sabía que Dios me buscaba a mí. He recibido un don que no buscaba. Esta revelación para mí fue sólo el comienzo”, confiesa el autor. En la obra se relata precisamente su increíble conversión.
23. Cuando el cielo invade la tierrade Bill Johnson
Bill Johnson nos invita a redescubrir lo sobrenatural, a replantearse nuestra forma de rezar, siempre acercándonos cada vez más al Espíritu Santo.
24. El confidente, de Hélène Grémillon
Un clima de guerra, una madre de luto, unas cartas misteriosas; el lector acompaña a la joven Camille en el descubrimiento de un universo histórico y psicológico único.
25. Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza
Narra las impresiones de un extraterrestre al aterrizar en este curioso planeta nuestro. Este libro ya tiene unos años, pero sigue siendo muy, muy divertido.

Hermanos separados por guerra en Siria, se reencuentran en JMJ Cracovia 2016. Por Kate Veik y Kevin Jones

Los hermanos Astfan de Siria. Foto: Kate Veik (ACI Prensa)


Entre los cientos de miles de peregrinos en la JMJ Cracovia 2016 hay dos hermanos que se reencontraron después de tres años de separación a causa de la guerra en Siria.
"Soy de Siria", dijo Yousef Astfan, de 34 años, un país que "se ha dividido". Yousef asistió por primera vez a la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en 2011. Ahora está en Cracovia con su hermano Al Astfan, de 25 años, que por primera vez asiste a este evento.
"Es genial. Es una gran oportunidad para conocer personas de todo el mundo, en el nombre de Jesús", dijo Al a ACI Prensa.
Yousef compartió sus pensamientos acerca de este multitudinario encuentro de jóvenes católicos: "esto te da un muy buen empujón para tu fe, estar aquí y ver a todos estos cristianos. Porque todo el mundo dice que Europa ya no hay cristianos", afirmó.
“No, yo no veo esto. Me siento orgulloso de que todos estos cristianos están aquí. Especialmente cuando luchamos por nuestro cristianismo en Siria”, sostuvo.
“Ser cristiano en Siria es una maldición. Pueden asesinarte por esto", agregó.
Los padres de los hermanos Astfan, su hermana y la esposa de Yousef siguen en Siria. "Ellos viven en Alepo. Es muy peligroso allí, pero no quieren dejar su país", señaló Yousef
Al Astfan vive en Alemania como refugiado hace unos 18 meses. Estudia para para obtener su título de maestría en ingeniería mecánica. "Quiero continuar mis estudios", expresó Al.
Por su parte, Yousef ahora vive y trabaja en Dubai. Los dos acaban de reencontrarse el martes 26 de julio, el primer día de la JMJ.
"Me encontré con él literalmente hace cuatro horas", dijo Yousef. "Esta es la primera vez que lo veo en tres años. Desde que dejó Siria, no lo volví a ver".
"No puedo creer que por fin esté aquí conmigo", agregó. "Mi familia está muy feliz porque por fin nos encontramos. Quisieran estar aquí también".
Su hermano Al también se conmovió por este encuentro. "Esto es genial, recordamos viejos tiempos", señaló.

Yousef sostuvo que los cristianos que viven libres de persecución violenta deben apreciar lo que tienen: “ellos no aprecian la dicha que están viviendo", lamentó Yousef. “Solo puedo decirle a la gente y levantar la voz: ustedes están viviendo en una dicha, consérvenla, hagan lo que tengan que hacer".
También dio un mensaje a los lectores de ACI Prensa: "Sólo recen por Siria. No pueden hacer nada más".
La guerra en Siria comenzó en 2011. Más de 270 mil personas han muerto a causa de ella, mientras que más de 12 millones se han desplazado o se han convertido en refugiados. En medio de estas penurias, una gran cantidad de cristianos y otras minorías sufren persecución.

Papa Francisco: “¡Jugáte la vida!…o jugás de titular, o estás afuera” Video-mensaje del Pontífice dirigido a los jóvenes de la diócesis de Brownsville (Texas) que participan espiritualmente a la JMJ de Cracovia 2016


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El papa Francisco ha enviado un video-mensaje este lunes 26 de julio dirigido a los jóvenes de la diócesis de Brownsville en Texas (EE.UU.) que se encontraron en la Parroquia de Santa Ana para unirse espiritualmente a los jóvenes participantes de la JMJ en Cracovia 2016.
“Quiero estar cerca de ustedes. Quiero decirles que miren siempre hacia adelante, miren siempre a los horizontes, no dejen que la vida le ponga muros delante, siempre mirar al horizonte”, exhortó Francisco.
No olvidarse de mirar atrás
En el día de Santa Ana, la abuela de Jesús, y conmemoración de los abuelos, el Pontífice les invitó a no olvidar la herencia de sus mayores.
“Siempre tener el coraje de querer más, más, más.., con valentía pero, a la vez, no olvidarse de mirar atrás, a la herencia que han recibido de sus mayores, de sus abuelos, de sus padres; a la herencia de la fe, esa fe que ahora ustedes tienen en sus manos para mirar hacia adelante”, expresó.
¡Jugáte la vida!
El Obispo de Roma saludó a los jóvenes y resaltó su cercanía con México y Latinoamérica. Un mensaje para estar cerca a pesar de la distancia unidos “espiritualmente” a la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia.
“Yo sé que algunos de ustedes me preguntará: “Padre, sí, usted nos habla de mirar horizontes y de recordar cosas, pero hoy, ¿qué hago?” ¡Jugáte la vida! Hoy asumí la vida como está y hacé el bien a los demás.
Hoy se está jugando en el mundo una partida en la que no hay sitio para los suplentes, o jugás de titular, o estás afuera”.
Dios te llama a crear esperanza
Tomá la memoria recibida, mirá el horizonte y ,hoy, asumí la realidad y llevála adelante, hacéla fructificar, hacéla fecunda. ¡Dios te llama a ser fecundo! Dios te llama a trasmitir esa vida. Dios te llama a crear esperanza.
Dios te llama a recibir misericordia y a dar misericordia. Dios te llama a ser feliz ¡No tengas miedo!. No tengas miedo. ¡Jugátela toda!. La vida es así”.
Por último, el Obispo de Roma les deseó “un lindo encuentro de jóvenes unidos a las Jornadas de la Juventud, unidos a los jóvenes que están en Cracovia”.
“¡Tengan entusiasmo, vayan adelante! Que la Virgen los cuide mucho, que Jesús los bendiga, y por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias”, concluyó.

Así fue la visita sorpresa que realizó el Papa Francisco antes de viajar a Polonia




Los miembros de la asociación Peter Pan Onlus no se imaginaban que al terminar de celebrar Misa en la Basílica de San Pedro iban a recibir a un invitado muy especial 

El Papa Francisco en persona ha querido saludar uno a uno a los niños y adolescentes enfermos de cáncer y a los voluntarios que los acompañaban.

Ante la tumba de Juan Pablo II, Francisco también ha querido rezar un avemaría con ellos.

Los sorprendidos asistentes a la Misa no han desaprovechado el momento y se han hecho fotos junto al Papa quien, tal como vino, se marchó. Con total sencillez. Aunque esta vez no a su casa sino a Polonia para estar con los jóvenes de la JMJ.