viernes, 17 de febrero de 2017

11 pasos para ir a misa con niños de 0 a 5 años Consejos de una mamá de 5 niños


11 pasos para ir a misa con niños de 0 a 5 años




Anota:
1 – Haz de la misa dominical una rutina completamente previsible, siempre en el mismo horario, siempre en la misma iglesia.
2 – Evita los horarios de sueño y los cercanos a las comidas, pues los niños con hambre y sueño se vuelven más irritables.
3 – Ofrecer palomitas, galletas, caramelos, y permitir juguetes durante la misa proporcionan un mal hábito a los niños, dificultando su entendimiento sobre el valor de la misa y la virtud del orden.
4 – Utilizar el recurso de un único juguete silencioso para los niños menos de 2 años, puede colaborar en situaciones más difíciles, pero debe evitarse. Ver punto 3.
5 – Palomitas, sorbete y caramelos, pueden negociarse tras finalizar la misa, y pueden hasta volverse una rutina deseada por los niños.
6 – Caminar no es hablar, hasta los 2 años y medio aproximadamente algunos niños aún son inquietos, distraerlos con un paseo por el fondo de la iglesia puede ayudar, pero ellos ya son capaces de comprender el silencio.
7 – Tras los 3 años de edad los niños son capaces de mantenerse sentados en su lugar, con pocas excepciones.
8 – Evita sentarte junto a otros niños.
9 – Cuanto más silenciosa es la misa, mejor es la comprensión del niño sobre su silencio, evita las misas con demasiado ruido.
10 – De preferencia la iglesias con adornos y condiciones de reverencia, los niños comprenden donde están si el medio exterior refleja las necesidades interiores. Las iglesias modernistas vacían el sentido de sacralidad, y los niños captan fácilmente ese lenguaje. Haz la prueba, y considera cambiar de iglesia.
11 – Habla con el niño sobre cómo debe ser su comportamiento en la misa. Habla antes de ir a misa, en la puerta de la iglesia y cuando se acomoden en sus lugares. Sé específico y explica cuáles son las etapas, orientaciones vagas como decir “necesito que te comportes” no les hacen sentido. No olvides elogiar su buen comportamiento y también hazlo de forma específica.

Viernes de la sexta semana del tiempo ordinario

Libro de Génesis 11,1-9. 
Todo el mundo hablaba una misma lengua y empleaba las mismas palabras.
Y cuando los hombres emigraron desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Senaar y se establecieron allí.
Entonces se dijeron unos a otros: "¡Vamos! Fabriquemos ladrillos y pongámolos a cocer al fuego". Y usaron ladrillos en lugar de piedra, y el asfalto les sirvió de mezcla.
Después dijeron: "Edifiquemos una ciudad, y también una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo, para perpetuar nuestro nombre y no dispersarnos por toda la tierra".
Pero el Señor bajó a ver la ciudad y la torre que los hombres estaban construyendo,
y dijo: "Si esta es la primera obra que realizan, nada de lo que se propongan hacer les resultará imposible, mientras formen un solo pueblo y todos hablen la misma lengua.
Bajemos entonces, y una vez allí, confundamos su lengua, para que ya no se entiendan unos a otros".
Así el Señor los dispersó de aquel lugar, diseminándolos por toda la tierra, y ellos dejaron de construir la ciudad.
Por eso se llamó Babel: allí, en efecto, el Señor confundió la lengua de los hombres y los dispersó por toda la tierra.

Salmo 33(32),10-11.12-13.14-15. 
El Señor frustra el designio de las naciones
y deshace los planes de los pueblos,
El designio del Señor
permanece para siempre,

y sus planes, a lo largo de las generaciones.
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo

y contempla a todos los hombres.
él mira desde su trono
a todos los habitantes de la tierra;
modela el corazón de cada uno

y conoce a fondo todas sus acciones.

Evangelio según San Marcos 8,34-38.9,1. 
Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí y por la Buena Noticia, la salvará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde su vida?
¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con sus santos ángeles".
Y les decía: "Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de haber visto que el Reino de Dios ha llegado con poder".