martes, 31 de enero de 2017

Recopilan pruebas científicas que confirman milagros eucarísticos


Nuevo estudio revela: Embrión humano es autónomo incluso fuera del vientre materno Por Diego López Marina

Embrión de 7 semanas y embrión de 8 células / Fotos: Dominio Público


 Ana María Dumitru, una candidata de quinto año del Doctorado en Medicina y Filosofía en la Escuela de Medicina Geisel (Estados Unidos), dio a conocer un nuevo estudio que demuestra que los embriones humanos dirigen de manera autónoma su propio desarrollo desde los primeros momentos de su vidaincluso cuando no están en el vientre de sus madres.
Un estudio reciente publicado por Marta N. Shahbazi y colegas del Reino Unido demuestra que esta célula recién formada sabe qué hacer después de la concepción, independientemente de si recibe o no señales de un útero de acogida”, explicó Dumitru.
La articulista detalló que Shahbazi y sus colegas demostraron que un óvulo fertilizado o embrión temprano “es un ser vivo autónomo”.
“Esta pequeña célula, con su contenido genético completo, puede y empieza a dividirse y a crecer, incluso en un plato experimental de una incubadora”.
La doctora contó que Shahbazi y sus colegas descongelaron embriones congelados que fueron donados a su grupo de investigación desde una clínica de fertilización in vitro.  
“Estos embriones crecieron más allá del punto en el que normalmente se implantarían en el revestimiento uterino, utilizando un sistema de cultivo in vitro de su propio diseño. Informaron que estas células pueden organizarse con éxito a pesar de no ser implantado en un útero”.
“Esto significa que, como sospechamos, los embriones saben lo que se supone que deben hacer para vivir, independientemente de si se encuentra en el vientre de su madre o no”, agregó.  
Dumitru dijo que la razón por la que el estudio de Shahbazi es tan crítico es “porque no están forzando a estos embriones a dividirse, ni les están dando instrucciones”.
Y que si bien un embrión recién fertilizado “puede no saber si es o no ‘querido’”, lo que sí sabe es “que quiere vivir”.
“De hecho, el embrión tiene dos grandes misiones desde su momento de concepción: una es comenzar a dividirse, y la otra es pasar de la trompa de Falopio de la madre al revestimiento del útero. El embrión necesita implantarse con éxito porque por sí solo apenas tiene suficientes recursos por un número limitado de días, por ello necesita anidarse en el endometrio rico en nutrientes de su madre con el fin de adquirir más alimentos”, aseveró.
La experta añadió que esa es la razón por la cual la mayoría de los medicamentos y “anticonceptivos” funcionan como abortivos, pues “en lugar de impedir que los espermatozoides fertilicen el óvulo, impiden que el embrión se implante correctamente”.
“Sin los nutrientes normalmente proporcionados por la implantación, el embrión morirá. Pero, como Shahbazi y sus colegas han demostrado, si se complementa al embrión con nutrientes, continuará luchando por la vida”, agregó.
“Ya sabíamos que el embrión en desarrollo se comunica con la madre a través de señales y el intercambio de nutrientes en el torrente sanguíneo, pero ahora sabemos que el embrión está programado para la supervivencia desde el primer día”, reiteró la experta.
Al inicio de su artículo, Dumitru se hace la pregunta “¿cuándo comienza la vida?”, y luego explica que la ciencia ya ha respondido a tal pregunta de manera “fuerte y clara”.
“Es muy simple. Toma un óvulo de una mujer y un espermatozoide de un hombre. El esperma penetra el huevo. Y ahora usted tiene una célula con la cantidad completa de material genético necesario para todo lo que un ser humano podría querer hacer”, clarificó.
“Incluso esto puede no ser suficiente para convencer a los escépticos. Hace unos meses, estaba debatiendo las cuestiones de cuándo la vida comienza y la autonomía del embrión temprano con algunos de mis colegas. Me sorprendí al saber que todavía dependen de la consigna de un partido político: ‘al principio, es solo un grupo de células’".
"En el laboratorio donde trabajo, estudiamos la división celular. Como científicos, mis colegas deben admitir que los embriones están compuestos de células vivas, pero no aceptan al embrión como un organismo vivo. Si el embrión temprano es ‘solo un grupo de células’, entonces usted puede justificar el aborto. Por esta lógica, no es un ser autónomo, y definitivamente no es una persona humana todavía. Son slo unas pocas células que crecen en el cuerpo de la madre, por lo que la madre puede elegir deshacerse de esas células si así lo desea”.
Ante las afirmaciones de sus colegas, Dumitru manifestó que “es hora de darse cuenta de la verdad”, debido a que “la ciencia ya ha afirmado lo que desde hace mucho tiempo sospechamos”:
“Podemos llamarlos huevos fertilizados, cigotos, mórulas, blastocistos, productos de la concepción, embriones o fetos, pero eso no cambia la realidad. Y esa realidad es ésta: son seres humanos autónomos desde el principio”, aseguró.
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“Dios permite la separación matrimonial para un bien mayor” Entrevista a María Luisa Erhardt, experta en el acompañamiento y sanación de personas separadas


“Dios permite la separación matrimonial para un bien mayor”




Su separación matrimonial la ha convertido en una experta en cerrar heridas afectivas. María Luisa Erhardt lleva más de diez años escuchando y acompañando a personas separadas a través de un servicio católico que dirige en España y que lleva el nombre del lugar donde Jesús descansaba: Betania. En la siguiente entrevista a Aleteia, comparte su proceso de sanación y asegura que “cuando Dios permite la separación, es siempre para un bien mayor”.

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¿Qué sufrimientos comunes experimentan las personas separadas?
Las separaciones no son todas iguales, dependen de factores distintos. No es lo mismo separarse por abandono, por traición, porque la convivencia es imposible, porque hay incompatibilidad, porque no ha habido verdadero amor y compromiso sino ilusión y se ha confundido con enamoramiento, o deseo que se ha confundido con amor,…
Entonces la ayuda que necesita cada uno es distinta…

Sí, cada persona requiere respuestas distintas. Betania ofrece una respuesta personalizada; Dios regala el don del discernimiento cuando gratuitamente nos ponemos a Su servicio.

Cuando vamos sanando, podemos descubrir que tenemos cargas anteriores donde puede ser que no hayamos sido libres para elegir.
En matrimonios bien constituidos o que después se han ido transformando por la gracia de Dios también existen cargas, pero en estos casos, Dios ha permitido la separación siempre para un bien mayor, tanto para la persona, como para el cónyuge, los hijos, la familia,…
Esto es muy difícil de entender porque muchas personas llegan a una separación cuando ellas mismas han criticado a los separados, los han juzgado,… Y ahora se ven en la misma circunstancia que ellos han criticado. Y esto también es una sanación de la sociedad a través de las personas que tienen heridas.
¡Cuantas veces hacemos juicios y tenemos prejuicios de las personas que no cumplen con nuestras expectativas! Y nosotros no somos Dios para juzgar ni prejuzgar a nadie.
Yo no he visto tanto a Dios en mis éxitos sino en mis heridas porque es ahí, en la fragilidad, donde una persona tiene la oportunidad de abrirse.
Es muy raro que Dios sane a través de los éxitos, es más habitual que lo haga a través de las heridas, ahí donde el hombre no puede: el hombre frágil es el que atrae el amor y la misericordia de Cristo. Nosotros aprendemos a leer el amor de Cristo en esas personas, en cada corazón herido que se abre.
¿Cómo pueden aliviarse esos sufrimientos?
Lo primero que hacemos o intentamos hacer es escuchar para conquistar el corazón, porque en la medida en que uno conquista el corazón del otro, entregando el suyo propio, esa persona se abre.
Lo difícil en esta sociedad es abrir el corazón. Nos han enseñado a defendernos, a cerrar el corazón, a desconfiar, a tener juicios y prejuicios.
Lo que intentamos en Betania es conquistarlo, pero no se puede hacer si no se entrega el propio. Porque la autoridad la recibimos cuando hemos conquistado el corazón, pues la autoridad no es sometimiento, nos la regala el tú.
Y lo hacemos respetando los tiempos de cada uno.Los que están preparados para ver con objetividad su historia de vida y reconocer sus errores, pueden entrar en Betania para hacer ese proceso de sanación.
Si yo estoy cerrada porque me siento frustrada y fracasada porque mi matrimonio no respondía a mi proyecto, y busco culpables, quiere decir que el centro sigo siendo yo, y en estos casos no podemos hacer mucho por acompañar a la persona.
En toda relación hay una responsabilidad mutua. Ya no hablo de culpabilidad porque la culpabilidad no existe si no hay voluntad, y además las culpas bloquean, pero sí tenemos que tener un conocimiento y una responsabilidad de nuestras decisiones.
Cuando tenemos un conocimiento mayor de nosotros mismos podemos modificar, reparar, y esto nos libera de las cargas que tenemos. Perdonarse a sí mismo lo aprendemos en estos procesos, con la gracia de Dios. Solo Dios sana y salva.
¿Cómo superó usted su fracaso matrimonial?
Yo no lo considero fracaso. Nunca lo he considerado así. No todos los separados consideran que su situación es un fracaso. Ni yo cuando me separé. Eso es lo primero de todo.
Quien me ha guiado, quien va sanando mi corazón y mi ego ha sido siempre el Señor. Hoy veo mi separación como la oportunidad en la que me he encontrado con Cristo de verdad.
Antes de separarme busqué ayuda en libros de autoayuda, psicólogos y  psiquiatras pero en un momento dado me di cuenta de que ni ellos ni los coachers ayudaban a mi alma, a mi corazón. Me daban unas pautas pero yo buscaba más: la sanación  de mi persona, la restauración de mi ser.
Entonces conocí el Santuario de Schoenstatt, hice la alianza de Amor con la Virgen María y le dije: “si tú eres madre de verdad y Dios quiere sanarme a través de ti pues aquí estoy”.
Sólo puse mi sí a estar ahí, a ir al menos una vez a la semana, no mucho más, y así fue modificando mi corazón y mi pensamiento. Uno tiene que dar un sí; si no, Dios no puede hacer nada.
A mí quien me ha sanado es Dios. Y cuando yo íba sanando repercutía en mis hijos. Dios está conmigo y es fiel a mí aunque yo sea infiel.
El origen de mi sanación fue la alianza de Amor. María se lo tomó en serio. Yo no creía, era muy escéptica, pero ella me ha llevado de la mano y me sigue llevando cada día.
Nunca he sido tan feliz como cuando me he dejado hacer. El problema es cuando no nos dejamos hacer; cuando el centro soy yo y mis razonamientos humanos me construyo un muro en el que no puedo escuchar y no confío nada más que en mí, pero el amor de Dios es tan grande y su paciencia tan infinita……
¿Cómo se puede evitar sentir odio tras una separación matrimonial?

Se logra cuando uno se mira a sí mismo y reconoce que también tiene errores, cuando uno deja de culpabilizar sólo a la otra persona, cuando uno deja de esperar y de exigir que los demás me hagan felices. Cuando uno descubre que mi felicidad no está y no depende de los demás, sino que está dentro de mí.

Ahí empezamos a darnos cuenta de que el otro sabe tanto como yo y cuando uno descubre que el otro también ha caído en trampas (por ejemplo para conseguir que me amen más, he dependido más, he sido más esclava, me he dejado maltratar, humillar,…).
Otro paso importante es aprender a perdonarse a sí mismo,… lo más difícil no es que Dios me perdone sino que yo me perdone y que yo perdone. Esto es difícil porque estamos muy centrados en nosotros mismos.
A mí me ayudó muchísimo primero identificar esto y después pensar: si ahora se apareciera Jesucristo y yo le pidiera que me perdonara porque he sido orgullosa, soberbia, porque he herido o porque me he puesto por encima y he pisado a otros, lo primero que me preguntaría es: ¿perdonas a quienes te han herido a ti?
Si no perdonamos a los que nos han herido ¿que derecho tenemos a pedir a Dios que nos perdone?  Si no perdono no crezco porque estoy atada al rencor y al resentimiento y esto me reduce como persona, perdonar nos libera, es lo más sano del mundo.. En el rencor y el resentimiento no puede estar Dios. El rencor, el resentimiento,… son las ataduras al mal, entonces le pertenezco al mal, elijo el mal.
El amor de Dios es tan grande que me deja elegir entre el bien y el mal. Después tengo la gran suerte de que el Señor me perdona siempre, pero si no perdono no voy a ser capaz de recibir la verdadera liberación del perdón de Dios.
La sanación del perdón es lo más precioso, cada vez que perdonamos de corazón nuestro amor se asemeja al amor de Dios. Cuando salimos de nosotros mismos para perdonar estamos asemejándonos a Dios. El verdadero poder está en el amor.
Cuando se empieza a entender esto, uno empieza a percibir a Dios a pesar de todos los errores, heridas, pecados: de haber abortado, de haber recibido abusos sexuales, de una separación,… sin embargo vence el amor de Dios y el perdón es el poder de Dios, que nos ofrece también a los hombres. El perdón es un don que hay que pedir a Dios.
Para Cristo era una oportunidad todo aquel que estaba fuera de la ley, fuera de la norma, y Betania quiere seguir sus pasos igual, sin juicios ni prejuicios, sino como oportunidad para que Cristo se muestreen esa persona con su amor. Respetándola y amándola como es, no como queremos que sea.
El tiempo es un don para la conversión y el perdón. Llegar a esto es el tesoro de la felicidad en este mundo, sin importar que las circunstancias sean difíciles. 
¿Cómo se hace para que los niños puedan crecer en armonía estando separados sus papás?
Los niños son las víctimas inocentes y necesitan las dos referencias, la paterna y la materna. El mayor error y daño que les podemos hacer a nuestros hijos es quitarle la fama a su padre o a su madre, hablar mal del otro, quitarle la autoridad,… Hay que preservar a los hijos de nuestros odios y rencores. Ellos tienen derecho a tener padre y madre.
Los hijos son las víctimas de la separación, no la causa. Haya habido una infidelidad, incluso un asesinato,… la causa se encuentra en los dos padres.
Todos somos responsables: un maltratador no existe si yo no me dejo maltratar. Aquí hay una serie de responsabilidades por carencias en la educación, por miedos. Y todo eso, si no lo hemos sabido hacer bien en el matrimonio, son cargas para nuestros hijos.

En la separación, los hijos se sienten inseguros, y necesitan experimentar el amor incondicional. Es cruel utilizar a los hijos hablando mal del otro, o usándoles como armas arrojadizas. Los más inocentes e indefensos en una familia son los hijos, hay que protegerlos más incluso que a los padres porque son los más frágiles, aunque los padres deben pasar por una sanación personal.


31 de enero: Celebramos a San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud

¡Feliz Fiesta de San Juan Bosco! ¡Viva Don Bosco!


“Uno solo es mi deseo: que sean felices en el tiempo y en la eternidad”, dejó escrito a sus jóvenes el gran San Juan Bosco, fundador de la Familia Salesiana y declarado “padre y maestro de la juventud” por San Juan Pablo II.
Don Bosco nació un 16 de agosto de 1815 en I Becchi, Castelnuovo D’ Asti (Italia). A sus dos años murió su padre y su mamá, la “Sierva de Dios” Margarita Occhiena, siendo analfabeta y pobre, se encargó de sacar adelante a sus hijos.
A los nueve años Juanito tuvo un sueño profético en el que vio una multitud de chiquillos que se peleaban y blasfemaban. Él trató de hacerlos callar con los puños, pero se apareció Jesús y le dijo que debía ganarse a los muchachos con la mansedumbre y la caridad. Asimismo, Cristo le mostró a la que sería su maestra: la Virgen María.
Luego, la Madre de Dios le indicó que mirara donde estaban los muchachos y Juan vio a muchos animales que después se transformaron en mansos corderos. Al final, la Virgen le dijo estas memorables palabras: “A su tiempo lo comprenderás todo”.
Poco a poco fue creciendo en Juan un gran interés por  los estudios, así como su deseo de ser sacerdote para aconsejar a los pequeños. No obstante, para lograrlo, muchas veces tuvo que abandonar su casa y trabajar en diferentes oficios que, en el futuro, él enseñaría a sus muchachos para que se  ganen un sustento.
Ingresó al seminario de Chieri y conoció a San José Cafasso, quien le mostró las prisiones y los barrios bajos donde había jóvenes necesitados. Recibió el orden sacerdotal en 1841 y buscando prevenir que los muchachos se pierdan en malos pasos, entonces inició el oratorio salesiano que desde  sus inicios reunió a cientos de jóvenes.

Al principio esta obra no tenía lugar fijo hasta que logra establecerse en el barrio periférico de Valdocco. En una ocasión cayó gravemente enfermo, pero al recuperarse Don Bosco prometió dar hasta su último aliento por los jóvenes.
San Juan Bosco se entregó de lleno a consolidar y extender su obra. Brindó alojamiento a chicos abandonados, ofreció talleres de aprendizaje y, siendo un sacerdote pobre, construyó una iglesia en honor a San Francisco de Sales, el santo de la amabilidad.
En 1859 fundó a los Salesianos con un grupo de jóvenes y más adelante cofunda las Hijas de María Auxiliadora con Santa María Mazzarello. Luego también dio  inicio a los Salesianos Cooperadores. Además, sólo con donaciones, construyó la Basílica de María Auxiliadora de Turín y la Basílica del Sagrado Corazón en Roma.
San Juan Bosco partió a la Casa del Padre un 31 de enero de 1888, día que la Iglesia celebra su fiesta, y después de haber hecho vida aquella frase que le dijo a su alumno Santo Domingo Savio: “Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres”.





Martes de la cuarta semana del tiempo ordinario


Carta a los Hebreos 12,1-4. 

Hermanos:
Ya que estamos rodeados de una verdadera nube de testigos, despojémonos de todo lo que nos estorba, en especial del pecado, que siempre nos asedia, y corramos resueltamente al combate que se nos presenta.
Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe, en Jesús, el cual, en lugar del gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
Piensen en aquel que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores, y así no se dejarán abatir por el desaliento.
Después de todo, en la lucha contra el pecado, ustedes no han resistido todavía hasta derramar su sangre.

Salmo 22(21),26b-27.28.30.31-32. 
Cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse
y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!
Todos los confines de la tierra
se acordarán y volverán al Señor;

todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia.
Todos los que duermen en el sepulcro
se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante él,

y los que no tienen vida
Glorificarán su poder.
Hablarán del Señor a la generación futura,
anunciarán su justicia
a los que nacerán después,
porque esta es la obra del Señor.


Evangelio según San Marcos 5,21-43. 
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,
rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva".
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias.
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor.
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto,
porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada".
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?".
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas".
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago,
fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba.
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme".
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba.
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate".
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro,
y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.