lunes, 25 de abril de 2016

Terremoto en Ecuador: la Iglesia está en la primera línea ENTREVISTA al arzobispo Lorenzo Voltolini Esti, arzobispo de Portoviejo, una de las ciudades más afectadas

Los socorredores remueven los escombros (Foto presidencia)

(ZENIT, Roma).- El pasado sábado 16 de abril, poco antes de las 19 horas locales un terremoto de 7,8 grados Richter golpeó con violencia a Ecuador. ZENIT pudo contactar telefónicamente a Mons. Lorenzo Voltolini Esti, 69 años, enviado como sacerdote a Ecuador hace 37 años. El arzobispo de Portoviejo que en su escudo tiene el lema “Ut vitam habeant” nos indicó la dramática situación que se vive y la dificultad de retomar una vida normal. Señala también el esfuerzo de la Iglesia para estar en primera línea y muy cerca de la gente, así como de la religiosidad del pueblo que pide la bendición a los muertos antes que otro tipo de ayuda. Y que las palabras del Papa y sus oraciones fueron recibidas con gran alegría.
¿Cuál es la actual situación en su arquidiócesis?— Mons. Voltolini Esti: La situación es dramática, la destrucción es enorme, nadie estaba preparado para una catástrofe tan grande, similar a la que sufrió Haití, porque según los expertos el terremoto fue de 7,8 grados de la escala Richter, pero la fuerza desprendida debido a otros factores fue mucho mayor. La destrucción es grande y hay gente aún debajo de los escombros. Los muertos acertados son casi 600, la zona más golpeada es la región de Manabí, cuya capital es Portoviejo. No se puede estimar aún el valor de los daños, sí que son enormes.
¿La Iglesia logra estar en primera línea junto a la gente en este momento?— Mons. Voltolini Esti: Seguramente sí, porque todo lo que recibimos lo entregamos a los más necesitados. Estamos cerca de nuestra gente, sufrimos nosotros como ellos. Claro se ve más lo que hace el gobierno porque está acompañado de la publicidad del sistema.
El Papa en dos oportunidades dijo que reza por ustedes y les está cerca. ¿Cómo sienten esto?— Mons. Voltolini Esti: Sí, y desde el primer domingo en el Regina Coeli cuando el Papa anunció lo que había pasado en Ecuador. Esto nos conforta mucho y nos sostiene. Se reciben con alegría las palabras del Papa. He tratado de de difundirlas lo más posible porque la radio y televisión encuentran dificultad en llegar, pero el día después fueron puestas en primera página.
¿Cómo se está enfrentando la catástrofe?— Mons. Voltolini Esti: El gobierno ha hecho su parte bastante bien, porque se ha movido la defensa civil, la protección civil, el ejército y están llegando las cosas. Entretanto muchos recurren a la Iglesia. En el consorcio o centro de recolección Pablo VI estamos recibiendo las donaciones que distribuimos sea en Portoviejo que en la ciudad portuaria de Manta y en Pedernales. La entrega se hace a través de las parroquias que tienen sus unidades Cáritas las cuales hacen llegar la ayuda a los más necesitados. Porque si ninguno controla, alguno recibe tres veces y otro nada.
¿Han sentido la solidaridad del resto del país y de las naciones vecinas?— Mons. Voltolini Esti: Sí, muchos obispos me han llamado indicando que están organizando a sus Cáritas, muchas son las organizaciones que están ofreciendo su ayuda. En el momento de la necesidad, si bien de un lado se desarrollan la caridad y el voluntariado, de otro lado se producen movimientos de desesperación que no favorecen esta situación y la rebelión se hace sentir, porque a veces hay una distribución que no es equitativa.
¿Cómo explicarle a la gente esta catástrofe?— Mons. Voltolini Esti: Aquí hay terremotos con frecuencia, nuestra gente es muy religiosa y la primera cosa que hacen cuando hay terremotos es rezarle al Señor. Lo que nos pedían antes de todo, no eran alimentos sino la bendición. Ahora en cambio inicia el momento de volver a la normalidad y esto lo estamos sintiendo difícil.

LOS REFUGIADOS DEL PAPA FRANCISCO En fuga del ISIS y El Asad, hasta el Vaticano Las familias de refugiados sirios acogidos por el Papa relatan su peripecia y los primeros pasos en Roma



Las tres familias de refugiados sirios que el Papa Francisco trajo a Italia el sábadopasado desde los campos de la isla griega de Lesbos para ser mantenidos por el Vaticano viven los primeros días de lo que califican como “un sueño”. Ya han solicitado asilo político —en la primera semana de mayo tendrán la entrevista para ser reconocidos oficialmente como refugiados— y han iniciado las lecciones de italiano.

Los seis adultos y seis menores fueron elegidos en función de varias circunstancias. El Vaticano, partiendo de una iniciativa del Papa, solicitó a la Comunidad de San Egidio que seleccionara familias vulnerables, llegadas a Grecia antes del 20 de marzo —fecha del inicio del acuerdo entre Turquía y la Unión Europea para la deportación de los migrantes—, y que huyeran de la guerra. Además, las casas de las tres familias —dos de Damasco y una de Deir Ezzor— habían sido bombardeadas.
Desde su llegada el sábado, se han acostumbrado a atender a los medios de comunicación (los niños ya juegan con los micrófonos) e incluso han visto cómo sus lecciones de italiano se retransmiten a través de las redes sociales.
Nour, microbióloga, llegó junto con su marido Hasan y su hijo Riad, de tres años. “Solo supe que vendría a Italia con el Papa la noche anterior al vuelo. No podía entender lo que estaba pasando, al principio no nos dábamos cuenta. Después vimos que estábamos en el mismo avión del Papa, pero tampoco me lo podía creer”, recordó. “Siempre había visto al Papa en televisión, sus ceremonias religiosas en el Vaticano y sus viajes por el mundo. Siria tiene una población mixta, hay cristianos, conocemos al Papa, la Iglesia y el cristianismo”, afirmó Nour. Para ella, Francisco ha regalado “un futuro bonito” para su hijo. “Aprecio todo lo que ha hecho el Papa, aprecio a Francisco más que a ningún líder musulmán. Ningún líder musulmán ha hecho por nosotros lo que ha hecho el Papa”, dijo.
“Quiero decir a los europeos que los refugiados no somos terroristas, no somos yihadistas. Vivimos en una sociedad mixta, tenemos una mente abierta. Solo huimos de la guerra”, destacó. “Solo quiero decir una y otra vez que somos gente normal, gente como vosotros. Teníamos una vida normal antes de la guerra”, dijo.
También Suhila, costurera y ama de casa de 49 años, llegó a Italia con su marido Ramy y sus tres hijos. Su motivo principal para huir fue el miedo a que sus hijos “fueran reclutados por el Daesh o por Bachar el Asad”. Después de ser acogida por el Vaticano, solo da las gracias “al pueblo italiano, al Papa Francisco y a la Comunidad de San Egidio”. Al igual que Nour, Shaila también animó a los líderes musulmanes a tener gestos con quienes huyen de la guerra: “Ojalá hagan lo mismo que el Papa Francisco”, dijo.
Su marido Ramy, de 51 años, profesor de Historia en el Instituto y entrenador de boxeo, todavía está asumiendo el “cambio radical” que ha vivido, "desde lo más bajo hasta lo más alto, hasta la cumbre del Everest”. Quiere dejar atrás los recuerdos de Siria —”los bombardeos y la sangre, el extremismo”— pero en el país siguen viviendo sus diez hermanos y sus amigos. “Tengo miedo por ellos”, afirmó.
Los terroristas del ISIS son crueles, son monstruos, no son humanos”, describió. Ramy solo soñaba con “llegar a Europa” y ahora desea quedarse en Italia. “Quiero vivir en paz y educar a mis hijos, pero también quiero transmitir una verdadera imagen de los musulmanes, de los verdaderos musulmanes. Tenemos una religión de paz y de amor, como el cristianismo”.

LA CONFERENCIA EPISCOPAL PUBLICA LAS "SANTA MARIA" DE D. DAMIÁN IGUACEN

Por iniciativa de la Conferencia Episcopal Española y con el título de "Sub tuum Praesidium" (Bajo tu Amparo), se acaba de publicar una  nueva edición de los "Diálogos con Santa María, Madre de Dios", del obispo emérito de Tenerife, Damián Iguacén.
La publicación es un homenaje al obispo Iguacen Borau al cumplir cien años. La edición está considerablemente ampliada (prácticamente se duplica). Además del contenido del anterior libro, se le añaden los otros temas que han ido apareciendo desde entonces por separado. Contiene este volumen sesenta títulos marianos en sus 500 páginas.
El presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, señala en su saluda al obispo Iguacen, “con gratitud y admiración, por su ministerio y por su vida".
Por su parte, la introducción de la publicación la realiza el obispo nivariense, Bernardo Álvarez.  “El origen de estos diálogos que ahora recopilamos se remonta a una felicitación de la Navidad de 1987, un díptico tamaño folio con una imagen y un título sorprendentes: "Santa María del Buen Humor". Así empezó todo el contenido de este libro. Luego vinieron otros títulos: Santa María de las tres manos, de la Ultimidad, de la Puerta, de la Ilusión, de los Excluidos, de la Cuesta Arriba, de la Sensatez, etc. Ante un "nuevo título" aumentaba la expectación y el interés. Cada vez se publicaban más ejemplares (de Santa María de la Incondicionalidad fueron 100.000). Ya no era solo con motivo de la felicitación de Navidad. Por distintas razones fueron apareciendo nuevas "Santa María", hasta las 40 que, como "Diálogos con Santa María, Madre de Dios" se recopilaron y editaron en Tenerife en 1994”- Señala Álvarez.
El título del libro, "Sub tuum Praesidium" (Bajo tu Amparo), es el comienzo de la que se considera la oración más antigua conocida dirigida a la Virgen María: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen Gloriosa y Bendita!".
Aunque esta oración forma parte de la piedad de los fieles desde hace siglos, el descubrimiento en 1917 de un papiro del siglo III con esta oración en griego, aparte de precisar su antigüedad, puso de manifiesto dos cosas: que en torno al año 250 "se oraba a la Virgen María" directamente y no solo por su intercesión, y que el pueblo cristiano la invocaba como Madre de Dios, casi dos siglos antes del Concilio de Éfeso en el que se proclamó el dogma de la Maternidad Divina de María.
Álvarez concluye la introducción de esta publicación homenaje a D. Damián afirmando  que “sobre todo, es un libro de lectura espiritual,  un libro para meditar y orar, un libro-guía sobre el arte de ser cristiano, teniendo como modelo y apoyo a la Virgen María. Al estilo de los libros sapienciales de la Sagrada Escritura, es un "libro de sabiduría" para gustar la belleza, la armonía y la excelencia del mensaje cristiano.
Se trata de una obra de madurez teológica y espiritual; estamos ante el testimonio escrito de la experiencia de fe de un cristiano, sacerdote y obispo que, a lo largo de su centenaria vida, como todo buen apóstol, no puede dejar de hablar de lo que ha visto y oído, de lo que tocado y palpado acerca del Misterio de la Salvación revelado en Cristo”

El camino que muchos protestantes siguieron a la Iglesia católica… leyendo la Biblia Importantes personalidades de todas las denominaciones se han convertido tras una investigación bíblica rigurosa y coherente


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En las últimas décadas un buen número de pastores protestantes de diferentes denominaciones se ha convertido al catolicismo. Son testimonios impactantes: Scott Hann, Paul Thigpen, Marcus Grodi, Steve Wood, Bop Sungenis, Julie Swenson, Dave Amstrong, David B. Currie, Tom Howard, Peter Kreeft, Douglas Bogart, Jeff Cavins, Joetta y Larry Lewis, Valenzuela, Turquete, Ukf Ekman y Birgitta,… (Ver Anexo 0)
Cada uno de ellos ha tenido su propio proceso de conversión pero, todos ellos se sienten agradecidos a Dios por “su regreso al hogar” y, de distintas maneras, continúan sus caminos como verdaderos apologetas del cristianismo.
Por ejemplo, Grodi, participaba en un programa para el canal Eternal Word Television, llamado The Journey Home. Cada semana, Grodi entrevista a personas convertidas al catolicismo, y lo largo de los años, el programa Journey Home se ha vuelto uno de los programas más populares de EWTN.
Él y su equipo en The Coming Home Network están en continuo contacto con un creciente número de clérigos protestantes, para ayudarles en el difícil y, muchas veces, doloroso proceso de conversión.
La ejemplar y admirable investigación bíblica, profunda y coherente que ellos describen, es la que tratamos de resumir aquí.
¿Cuál es la Iglesia verdadera?, ¿La Biblia antes que la Iglesia?
Para los protestantes la Biblia es el “único” fundamento de fe, doctrina y conducta. Niegan, por tanto, la autoridad de la Iglesia.
Pablo responde claramente a este problema e 1 Tim 3, 15: “…para que así sepas como hay que comportarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad”.
Por tanto el fundamento de la verdad no es la Biblia, sino Jesucristo continuado por su Iglesia. “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)
Sin embargo, para ellos, como solo la Biblia tiene autoridad, solo en la Biblia pueden encontrar la Iglesia verdadera: todos inician su conversión con una rigurosa búsqueda en las Sagradas Escrituras.
En este análisis se enfrentan con la primera cuestión: ¿en cuál de las pretendidas iglesias se encuentra la plenitud de la gracia y del conocimiento divino?: (cf. Mt 28, 19-20; Jn 20, 30; Ga 1, 9; Ef 1, 22; 2, 21; 1 Ts 2, 7; 2 Ts 2, 15; 1 Ti 3, 15; y 1 Jn 2, 19; 4, 6).
Además, la división entre los cristianos no sólo es contrario a lo dispuesto por Jesús, sino que también es causa de incredulidad para muchos (Jn 17, 21.23).
Cuando analizan el fondo eclesial de la Biblia y del cristianismo primitivo, comienzan a ver la Iglesia Católica como la verdadera Iglesia de Jesucristo.
Ésta es la Iglesia que descubren en la Biblia:
Una Iglesia apostólica: Jn 15, 16; 20, 21; Lc 22, 29-30; Mt 16, 18; Jn 10, 16; Lc 22, 32 ;Jn 21, 17; Ef 4, 11; 1 Ti 3, 1.8; 5, 17,
Con autoridad: Mt 28, 18-20; Jn 20, 23; Lc 10, 16; Mt 28, 20
Perpetua: Is 9, 6-7; Dan 2, 44; 7, 14; Lc 1, 32-33; Mt 7, 24; 13, 24-30; 16, 18; Jn 14, 16; Mt 28, 19-20
Infalible: Jn 16, 13; 14, 26; 1 Ti 3, 15; 1 Jn 2, 27; Hch 15, 28; Mt 16, 19.
Con unidad completa (espiritual y visible) de esa Iglesia: Jn 10, 16; 17, 17-23; Ef 4, 3-6 [cf 3, 21; 4, 14]; Rm 16, 17; 1 Co 1, 10; Flp 2, 2; Rm 12, 5; Col 3, 15.
Confirmada por el testimonio de los Padres de la Iglesia: en los primeros siglos de la era cristiana: San Clemente Romano (97 d.C.), San Justino Mártir (155), San Ignacio de Antioquía (165), Tertuliano (197), San Cipriano (250) y San Agustín (397), entre otros.
Respetando la Tradición: Pablo en Ts 2,15: “Así que, hermanos, estad firmes, y retened la tradición que habéis aprendido, sea por palabra, o por carta nuestra”.
“Os alabo, Hermanos, porque en todo os acordáis de mí, y retenéis las tradiciones tal como os las entregué”. (1 Cor. 11:2).
Hay Tradición oral y escrita: (2 Tes 2:15; 2 Tim 1:13-14; 2:2). Pablo no hace distinción entre las dos formas.
Primacía del apóstol Pedro. Pedro fue, el primero entre los Apóstoles: Mt 16:18-19; Lc 22:31-2; Jn 21:15-17. El nombre de Pedro aparece el primero en todas las listas de los apóstoles; un ángel indica que él es la cabeza de los Apóstoles (Mc 16:7), y é es aceptado por los otros (Hchs 2:37-8,41). Pedro realiza el primer milagro del tiempo de la Iglesia (Hchs 3:6-8), pronuncia la primer anatema (Hchs 5:2-11), resucita muertos (Hchs 9:40), es el primero en recibir a los gentiles (Hchs 10:9-48), y su nombre es mencionado más que a ninguno de los otros discípulos puestos por junto (191 veces).
Con todas esas características, la evidencia bíblica y la historia señalan a la Iglesia Católica como la Iglesia de Jesucristo, y que difícilmente, las diversas iglesias, con miles de denominaciones, sean esa única Iglesia del Señor, con todas las notas que corresponden al pueblo de Dios en el Nuevo Testamento.
¿Cuál es la Biblia correcta?
Su siguiente paso es decidir en cuál de las Biblias deben realizar su investigación.
Los protestantes heredaron la Biblia de la Iglesia Católica que la conservó y protegió durante los 16 siglos anteriores, no solamente en lengua griega y latina sino, traducida a muchas otras lenguas vernáculas
Pero, hay siete libros de la Biblia católica que los protestantes no admiten, aparte de importantes diferencias de traducción en algunos de los textos; estos libro son: Tobías, Judit, 1 y 2 de Macabeos, Eclesiástico, Sabiduría y Baruc, más las adiciones en griego de Ester y Daniel. Los protestantes llaman apócrifos a estos libros y los católicos los llaman Deuterocanónicos.
La Iglesia primitiva utilizó una versión griega de la Biblia llamada “Septuaginta”, la “Biblia de los 70”, traducida del arameo y hebreo al griego 148 años antes de Jesucristo, en la que se encontraban estos siete libros.
Jesucristo y los Apóstoles emplean esta Biblia completa para sus referencias y predicación. Jesús cita frases de la Septuaginta en el 80% de sus referencias al Antiguo Testamento. De hecho, en el nuevo Testamento se citan 351 veces textos de estos siete libros (Ver Anexo IV).
Cuando Pablo en 2 Tim 3, 16 dice que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argumentar,…” se está refiriendo a esta escritura empleada por Cristo, los Apóstoles y por el propio Pablo: la Biblia de los 70.
Esta es la Biblia empleada por los judíos de la época y los cristianos del principio, y la que el Papa S. Dámaso, en el Concilio de Roma, vio necesario definir con el canon bíblico, en el año 382 d.c. (Ver Anexo III)
Martín Lutero, excluyó de su traducción bíblica esos libros, como intentó excluir, también, las cartas de Santiago y el Apocalipsis.
Estos libros que excluye Lutero son los mismos que excluyeron, en el Concilio de Jamnia, los judíos fariseos (anticristianos), año 90 d.c. por considerarlos de cultura griega e influencia cristiana. Eso mismo hacen los protestantes. Eso es lo que hizo Lutero.
Por otro lado, los hallazgos más recientes en Mar Muerto o Rollos de Qumrán, prueban que esos siete libros también se encontraban en su original arameo o hebreo antes de ser traducidos al griego en la Biblia de los 70.
Hay que tener en cuenta que Jesucristo y los primerísimos cristianos, cuando hablan de la Sagrada Escritura no se refieren al Nuevo Testamento que se redactó posteriormente y cuyo contenido fue transmitido por la Tradición oral y escrita. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14,26).
¿Y quién interpreta la Biblia?
“Sépanlo bien: nadie puede interpretar por sí mismo una profecía de la Escritura, ya que ninguna profecía proviene de una decisión humana, sino que los hombres de Dios, movidos por el Espíritu Santo, dijeron sus mensajes”. (2 Pedro 1:20-21).
El propio Lutero, al final de su vida sufre las consecuencias de la libre interpretación de la biblia reclamada por él mismo y en 1525, tuvo que lamentar la triste situación que se había creado desde el principio a causa de la interpretación privada de la Escritura. Afirmó:
«Hay tantas sectas y creencias como cabezas. Aquel miembro no quiere tener nada que ver con el bautismo; otro niega el Sacramento; un tercero cree que hay otro mundo entre este y el Último Día. Algunos enseñan que Cristo no es Dios; unos dicen esto, otros aquello. Si un rústico, por rudo que sea, sueña o se imagina alguna cosa, ya se cree que ha oído el susurro del Espíritu Santo, y se cree que él mismo es un profeta» (Grisar, Lutero IV, 386ss).
Los investigadores protestantes descubren que los católicos “de a pie” confían inteligentemente esa tarea al Magisterio de la Iglesia por varias razones:
  1. El fiel común no dispone de tiempo suficiente para dedicarse cada uno a “investigar e interpretar” correctamente un libro tan profundo como la Biblia, aunque lo conocen bien y lo utilizan para encontrar a Dios y orar, para ilustrar su piedad y cultura.
  2. Comprenden que esa labor de investigación e interpretación ha llevado siglos de reflexión a personas especializadas y con conocimientos suficientes en disciplinas muy concretas: historia del pueblo hebreo y de la Iglesia Católica, lenguas como el arameo, hebreo, griego y latín; exégesis bíblica, teología, arqueología, géneros literarios,… Bibliotecas y más bibliotecas han acumulado durante esos siglos una ciencia teológica que tiene la veteranía y catadura del vino bien acunado y que, el paso del tiempo no ha hecho más que perfeccionar.
  3. Mt 16,19: “Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos y…” Observan como la Iglesia ha empleado durante más de veinte siglos esa autoridad de forma muy prudente y concienzuda, tomando muchos años, a veces siglos, de investigación para definir las verdades de la fe tan espléndidamente expuestas en el Catecismo que es un verdadero tratado de teología sistemática con fundamento bíblico.
  4. En su doctrina no dependen de lo primero que se le ocurra a un párroco o a un teólogo, o incluso a un Obispo, por inteligentes que sean. Ni siquiera dependen de que un papa sea santo y haya habido papas viciosos. La Iglesia está gobernada por el Espíritu Santo. “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” (Juan 14,26).
Por otro lado, descubren que La Biblia no contiene toda la enseñanza de Jesús, o del Cristianismo: (Mc 4:33; 6:34; Lc 24:15-16,25-27; Jn 16:12; 20:30; 21:25; Hchs 1:2-3).
¿Basta la fe para salvarse o, hacen falta también las buenas obras? 
Vosotros, veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”. (Santiago 2: 24, 26).
La doctrina “Sola Fide” no aparece en la Biblia. Martín Lutero, llegó a añadir la palabra “sola” al siguiente texto de Pablo: “Mas el justo por la fe vivirá”.
Por ejemplo, algunos protestantes, para reforzar su opinión, suelen citar Efesios 2:8-9 “Así pues por gracia habéis sido salvados mediante la fe; y esto no procede de vosotros, puesto que es un don de Dios: es decir, no procede de las obras, para que nadie se gloríe”.
Pero no suelen citar el párrafo siguiente: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer las obras buenas, que Dios preparó para que las practicáramos”. (Efesios 2:10).
San Ignacio de Antioquía, Padre Apostólico que vivió en el año 110 D.C., y que conoció personalmente a los discípulos del Señor, dice lo siguiente:
“Así aquellos que hacen profesión de ser de Cristo se reconocerán por sus obras. Porque ahora la obra demandada no es la mera profesión de fe, sino el mantenernos hasta el fin en la fuerza de la fe”.
Y cuando continúan su investigación bíblica realizan más descubrimientos:
La fe y las obras deben ir juntas: Mt 25:31-46; Lc 18:18-25; Jn 6:27-9; Gal 5:6; Ef 2:8-10; Fil 2:12-13; 3:10-14; 1 Tes 1:3; 2 Tes 1:11; Heb 5:9; Stgo 1:21-7; 2:14-16. Estos textos también indican que la salvación es un proceso y no un evento instantáneo
No se puede separar la justificación de la santificación: Mt 5:20; 7:20-24; Rom 2:7-13; 1 Cor 6:11; 1 Pedro 1:2.
Las buenas obras realizadas por la fe, tienen mérito y recompensa: Mt 16:27; Rom 2:6; 1 Cor 3:8-9; 1 Pedro 1:17; Ap 22:12; Lc 6,31-36
La justificación no es extrínseca sino que es infusa, actual, interior y transformadora lo que incluye santificación: Salmo 51:2-10; 103:12; Jn 1:29; Rom 5:19; 2 Cor 5:17; Heb 1:3; 1 Jn 1:7-9.
El purgatorio existe: Is 4:4; 6:5-7; Miq 7:8-9; Mal 3:1-4; 2 Macabeos 12:39-45; Mt 5:25-6; 12:32; Lc 16:19-31 (Cf. Ef 4:8-10; 1 Pedro 3:19-20); 1 Cor 3:11-15; 2 Cor 5:10; Ap 21:27.
La indulgencias son bíblicas: son, la remisión que la Iglesia ofrece (Mt 16:19; 18:18, Jn 20:23) por las penas temporales del pecado (penitencia). Esto no es diferente de lo que San Pablo hizo referente a un hermano que había errado en la Iglesia de Corintio. San Pablo primero impuso una penitencia sobre él (1 Cor 5:3-5), después remitió parte de esa penitencia (una indulgencia) en 2 Cor 2:6-11.
Los santos son intercesores. También descubren la base bíblica de la intercesión que hacen por nosotros los santos que están en el cielo y la correspondiente invocación de los santos por sus efectivas oraciones. (Stgo 5:16). Los santos en el cielo conocen los asuntos de la tierra (Mt 22:30), Lc 15:10 y 1 Cor 15:29; Heb 12:1), se aparecen en la tierra e interactúan con el hombre (1 Sam 28:12-15; Mt 17:1-3, 27:50-53; Ap 11:3), y, por tanto, pueden interceder por nosotros y nosotros podemos pedirles sus oraciones de la misma manera que hacemos con los cristianos aquí en la tierra (2 Macabeos 15:14; Ap 5:8; 6:9-10), Tob 12,12, Jer 15,1.
Pablo en 14 ocasiones les pide a sus hermanos su intercesión y les ofrece la suya.
Las imágenes no son idolatría: “Harán también dos querubines de oro; labrados a martillos los harás en los dos extremos del propiciatorio”. (Éxodo 25: 18).
Estos querubines eran imágenes, no ídolos. Estaban colocados en el arca de la alianza; y Dios le dijo a Moisés que ahí se iba a encontrar con él.
Los católicos veneran las imágenes por lo que representan, no las adoran.
¿Reforma permanente o reforma protestante?
Los protestantes llegan a descubrir, igual que los católicos, que la Iglesia necesita una reforma permanente desde dentro, con autoridad pero, no una reforma protestante. La Iglesia, sin una asistencia permanente del Espíritu Santo, apenas habría sobrevivido unos años.
Es revelador el siguiente texto escrito de Lutero a Zwinglio: “Le asusta a uno ver cómo donde en un tiempo todo era tranquilidad e imperaba la paz, ahora hay dondequiera sectas y facciones: una abominación que inspira lástima […] Me veo obligado a confesarlo: mi doctrina ha producido muchos escándalos. Sí; no lo puedo negar; estas cosas frecuentemente me aterran”.
Un día Lutero le confiaba a su amigo Melanchton: “¿Cuántos maestros distintos surgirán en el siglo próximo? La confusión llegará al colmo”.
Termino estas líneas con un mensaje de unidad:
“Maestro, vimos a cierto hombre expulsando demonios en tu nombre y se lo prohibimos porque no viene con nosotros.
Jesús le dijo: no se lo prohibáis. Porque el que no está contra vosotros, con vosotros está” (Lc 9,49)
Pidiendo a Dios que: “…formarán un solo rebaño con un solo pastor…” (Jn 10,16)

El itinerario de los católicos es: Jesucristo, su Iglesia y la Biblia. Es Jesucristo quien da autoridad a la Iglesia y a la Biblia.

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Acaba de ver la luz la exhortación apostólica Amoris laetitia (La alegría del amor), el texto en el que el Papa recoge las conclusiones de la reflexión de la Iglesia sobre la vida en familia. En él se habla de matrimonio y de hijos, de crisis, de educación y, sobre todo, de alegría.
Siguiendo el esquema que propone san Pablo a los Corintios (I Co 13.4-7), repasa las claves para cuidar bien del matrimonio, que es la base imprescindible para cuidar de la familia (puntos 90 al 150):
1. Paciencia: “Tener paciencia no es dejar que nos maltraten continuamente, o tolerar agresiones físicas, o permitir que nos traten como objetos. El problema es cuando exigimos que las relaciones sean celestiales o que las personas sean perfectas, o cuando nos colocamos en el centro y esperamos que sólo se cumpla la propia voluntad. Entonces todo nos impacienta, todo nos lleva a reaccionar con agresividad. (…) El amor tiene siempre un sentido de profunda compasión que lleva a aceptar al otro como parte de este mundo, también cuando actúa de un modo diferente al que yo desearía”.
2.  Actitud de servicio: “La paciencia nombrada en primer lugar no es una postura totalmente pasiva, sino que está acompañada por una actividad, por una reacción dinámica y creativa ante los demás. Indica que el amor beneficia y promueve a los demás. Por eso se traduce como servicial”.
3. Sanando la envida: “El verdadero amor valora los logros ajenos, no los siente como una amenaza, y se libera del sabor amargo de la envidia. Acepta que cada uno tiene dones diferentes y distintos caminos en la vida”.
4. Sin hacer alarde ni agrandarse: “Quien ama, no sólo evita hablar demasiado de sí mismo, sino que además, porque está centrado en los demás, sabe ubicarse en su lugar sin pretender ser el centro”.
5. Desprendimiento: “Hay que evitar darle prioridad al amor a sí mismo como si fuera más noble que el don de sí a los demás. (…) El amor puede ir más allá de la justicia y desbordarse gratis, sin esperar nada a cambio.
6. Sin violencia interior: Es decir, sin “una reacción interior de indignación provocada por algo externo. SE trata de una violencia interna, de una irritación no manifiesta que nos coloca a la defensiva ante los otros, como si fueran enemigos molestos que hay que evitar. Alimentar esa agresividad íntima no sirve para nada. Solo nos enferma y termina aislándonos. La indignación es sana cuando nos lleva a reaccionar ante una grave injusticia, pero es dañina cuando tiende a impregnar todas nuestras actitudes ante los otros”.
7. Perdón: “Si permitimos que un mal sentimiento penetre en nuestras entrañas, dejamos lugar a ese rencor que se añeja en el corazón. (…) La tendencia suele ser la de buscar más y más culpas, la de imaginar más y más maldad, la de suponer todo tipo de malas intenciones, y así el rencor va creciendo y se arraiga. De ese modo, cualquier error o caída del cónyuge puede dañar el vínculo amoroso y la estabilidad familiar. El problema es que a veces se le da a todo la misma gravedad, con el riesgo de volverse crueles ante cualquier error ajeno. La justa reivindicación de los propios derechos se convierte en una persistente y constante sed de venganza más que en una sana defensa de la propia dignidad”.
8. Disculpar todo: “Los esposos que se aman y se pertenecen, hablan bien el uno del otro, intentan mostrar el lado bueno del cónyuge más allá de sus debilidades y errores. En todo caso, guardan silencio para no dañar su imagen. (…) No es la ingenuidad de quien pretende no ver las dificultades y los puntos débiles del otro, sino la amplitud de miras de quien coloca esas debilidades y errores en su contexto”.
9. Confía: “La confianza hace posible una relación de libertad. No es necesario controlar al otro, seguir minuciosamente sus pasos, para evitar que escape de nuestros brazos. Esa libertad (…) permite que la relación se enriquezca y no se convierta en un círculo cerrado y sin horizontes. (…) Al mismo tiempo, hace posible la sinceridad y la transparencia, porque cuando uno sabe que los demás confían en él y valoran la bondad básica de su ser, entonces sí se muestra tal cual es, sin ocultamientos”.
10. Espera: “Siempre espera que sea posible una maduración, un sorpresivo brote de belleza, que las potencialidades más ocultas de su ser germinen algún día. No significa que todo vaya a cambiar en esta vida. Implica aceptar que algunas cosas no sucedan como uno desea, sino que quizás Dios escriba derecho con las líneas torcidas de una persona y saque algún bien de los males que ella no logre superar en esta tierra”.
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Fiesta de san Marcos, evangelista Lunes de la quinta semana de Pascua

Epístola I de San Pedro 5,5b-14. 
Queridos hermanos:
Que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás, porque Dios se opone a los orgullosos y da su ayuda a los humildes.
Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve en el momento oportuno.
Descarguen en él todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes.
Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.
Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes.
El Dios de toda gracia, que nos ha llamado a su gloria eterna en Cristo, después que hayan padecido un poco, los restablecerá y confirmará, los hará fuertes e inconmovibles.
¡A él sea la gloria y el poder eternamente! Amén.
Les escribo estas palabras por medio de Silvano, a quien considero un hermano fiel, para exhortarlos y atestiguar que esta es la verdadera gracia de Dios: permanezcan adheridos a ella.
La iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos.
Salúdense los unos a los otros con un beso de amor fraternal. Que descienda la paz sobre todos ustedes, los que están unidos a Cristo.



Salmo 89(88),2-3.6-7.16-17. 
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
El cielo celebre tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad en la asamblea de los santos,
porque ¿quién es comparable al Señor

en las alturas?
¿quién es como el Señor entre los hijos de Dios?
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro;

se alegrarán sin cesar en tu Nombre,
serán exaltados a causa de tu justicia.



Evangelio según San Marcos 16,15-20. 
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación."
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas;
podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán".
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.



Leer el comentario del Evangelio por : San Ireneo de Lyon  
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación»