domingo, 15 de mayo de 2016

Cuidado con las mujeres. Por Carmelo J. Pérez Hernández

Yo no sé qué tiene la caverna, que es abrir la boca el Papa y ya los tienes ahí, lanzándole dardos envenenados. Pues eso: lo de las mujeres diaconisas. Que si vaya locura, que si mira qué traición a la Historia de la Iglesia, que si la sana doctrina, que si esto va a causar un cisma. Haya paz. Más allá de los agoreros de desgracias, lo que realmente ha ocurrido hasta el momento no da ni para medio gramo de herejía o de heterodoxia.
El Papa no ha anunciado que va a ordenar diaconisas. En realidad, ha contestado a una pregunta sobre el tema aceptando que se ponga en marcha una comisión que lo estudie. Podría suceder que el resultado de tales pesquisas fuera que nones.
No se trata de un perrenque que le ha dado al Pontífice: otros muchos prelados de gran altura intelectual y humana le habían sugerido ya algo parecido.
Éste no es un tema de feminismos o machismos, que son dos tontunas que distorsionan la verdad de las cosas. La intención es buscar la fidelidad a Dios y a los hombres, dos retos que se gestan en el tiempo. La lealtad a la fe de nuestros tataratatarabuelos es un regalo heredado y un desafío para que también esta generación indague cuál es la voluntad de Dios sobre su Iglesia. Creer no es sólo realizar labores de conservación patrimonial, sino que exige estar permanentemente en camino.
El argumento de que el momento histórico en el que vivió Jesús le impedía ordenar mujeres, que por eso no hemos heredado esa costumbre y que, como esos tiempos han pasado, ya es momento de hacerlo… a mí me parece insuficiente, flojito. Hay razones de más peso histórico y doctrinal para justificar que la reflexión sobre el tema siga abierta con esperanza y sin prejuicios.

¿Por qué ahora? Porque al Papa le preocupa la situación de las mujeres en general y en la comunidad en particular. “Sufro cuando veo en la Iglesia o en algunas organizaciones eclesiales que la función de servicio de la mujer se transforma en un papel de servidumbre”, se dolió un día.
Por eso ahora, que es tan buen momento como cualquier otro. Porque para el Papa las mujeres no son un argumento electoral intercambiable, ni un instrumento para alimentar el decadente desquite entre géneros. Y, aunque hemos dado grandes pasos en la Iglesia, la situación es aún injusta. Opino.
Tenemos un Papa que no teme a la verdad y por eso no tiene miedo al diálogo y a la confrontación de ideas. No se esconde tras una sotana para que le sirva de escudo contra las preguntas del mundo.
Hablar, dialogar, estudiar con sincero deseo de alcanzar la verdad… y dejar luego que el que ejerce de guía decida. Eso es lo que nos aleja de convertirnos en unos talibanes católicos, enredados en paranoias de corto recorrido. El que lleva el timón mira al frente sin perder de vista lo que ocurre alrededor. Y eso es lo que propicia tantos momentos de Francisco que pasarán a la Historia.

Mamá es diaconisa. Por Carmelo Pérez.




El sedentarismo religioso no contaba con un Papa sin falsos miedos que no practica los vetos irracionales.

Hace años, un niño irrumpió en una sacristía llamando a gritos a su padre. Sólo había sacerdotes en la habitación y el cachondeo fue grande: "Mío no es, lo juro", dijeron varios en voz alta. El pequeño Víctor buscaba a Celso, el primer diácono permanente de Tenerife, casado y cuatro veces padre.
Ayer, el Papa abrió la puerta a que la mamá de Víctor también pueda ser diaconisa. No será mañana, quizá ni siquiera esta década. Pero la reflexión oficial sobre el tema es ya imparable.
No es ésta una cuestión de machismos o feminismos, que son dos caricaturas de la verdad. Lo que aquí importa es que un inmovilismo indocumentado no frene la fidelidad de la Iglesia a Dios, que algunos confunden con no mover las cosas de sitio.
El sedentarismo religioso no contaba con un Papa sin falsos miedos que no practica los vetos irracionales. "Se puede hablar de todo", dijo a los obispos en el último sínodo. Y no porque sea un suicida o un temerario. 
Francisco se arriesga porque tiene fe y ha experimentado que creer es hacer camino. Otros opinan que es dedicarse a tareas de conservación, de arqueología religiosa. Quizá nunca haya diaconisas, todo está por ver. Pero es un paso adelante que el timonel de esta nave considere que Cristo es la única verdad inmutable.

Una aplicación que envía al móvil la oración de cada día




No es fácil encontrar una oración distinta para cada día. La aplicación móvil 'Mi vida en Xto' o 'Mi vida en Cristo' permite variar la forma en la que uno se dirige a Dios.

La herramienta permite que el móvil recuerde cada día a un hora concreta el momento de oración. El rezo se compone de un texto con una oración inicial, un acto penitencial, una lectura bíblica, una breve lectura espiritual, una meditación personal, la acción de gracias y la consagración a la Virgen.

La aplicación ofrece también cada semana una reflexión sobre virtudes escrita por el teólogo Kenneth Pierce.

Como el domingo es un día especial en la Iglesia católica, se puede acceder a otro artículo que reflexiona sobre el Evangelio de la misa más importante de la semana.

'Mi vida en Xto' también está presente en Twitter, donde los seguidores de la cuenta son informados de cada nueva publicación, y en su página web, donde se puede rezar y leer las reflexiones con más tranquilidad.

19 formas de hacerle saber a los sacerdotes cuánto los apreciamos Los sacerdotes son de los miembros más trabajadores de la Iglesia, hagámosles saber lo agradecidos que estamos por lo que hacen por nosotros


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Nuestros párrocos son algunos de los miembros más trabajadores de la Iglesia. El sacerdote parroquial típico trabaja los fines de semana y vacaciones, vive en el mismo sitio que trabaja y solamente tiene un día de descanso a la semana, sin mencionar que hoy en día se les pide cuidar a más almas y asumir más responsabilidades y funciones que nunca antes.
Les hemos preguntado a algunos párrocos cómo podríamos hacerles saber que estamos agradecidos por todo el trabajo que ellos hacen por nosotros. Recibimos estas respuestas de ellos, sin ningún orden en particular:
1. Orar por tu sacerdote(s)
“La cosa más importante que un fiel puede hacer por su sacerdote es rezar por él. Siempre estamos orando por alguien, y debemos ofrecer la Misa todos los domingos y días de precepto en beneficio de la comunidad. Es bueno saber que ellos también oran por nosotros todos los días”.
“Ofrece por el sacerdote un rosario, una hora santa, una pequeña ofrenda o un sufrimiento cotidiano”.
“Envíale tarjetas a los sacerdotes garantizándoles orar por sus intenciones”.
“Ofrece tus oraciones por el sacerdote y su labor pastoral. Es una gran alegría para mí porque sé que mientras mi comunidad ore más por mí, más efectivo serán los frutos de mi ministerio sacerdotal”.
2. Prepararle una comida, especialmente en los días de mucho trabajo
“Sería bueno que alguien se cerciore de que el sacerdote de la parroquia tenga una comida bien preparada los domingos y días festivos de la Iglesia cuando hay más actividad. A menudo no tenemos quien cocine por nosotros y después de una larga jornada, sería agradable volver a casa y comer algo que no tuvimos que cocinar nosotros mismos”.
“Descubre su comida favorita y prepárasela”.
3. Celebrar sus días especiales
“También es buena idea celebrar el cumpleaños del sacerdote o el día de su ordenación”.
“Es agradable que me recuerden en el día de mi ordenación sacerdotal”.
4. Orar más, quejarse menos
“La gran mayoría de las interacciones que tenemos parecen girar en torno a una queja sobre el sacerdote, la parroquia, otra persona de la comunicad, la música, la temperatura en la iglesia, una bombilla quemada, una decisión, etc., y rara vez sobre las realidades espirituales sobrenaturales.”.
5. Ofrecerse a ayudar
“No esperes a que te pregunten si puedes hacer algo, ¡ofrécete! Los sacerdotes tenemos la vocación de dar y servir, es difícil para nosotros pedir cosas”.
“Ofrecer voluntariamente tu tiempo a la parroquia es un signo de apoyo y de servicio”.
“Considera aumentar su diezmo para mostrar tu apoyo a la parroquia y a el sacerdote”.
6. Participar en Misa y/o Confesión
“Nada hará más feliz a un sacerdote”.
“Elige un día para ir a la Misa que él esté celebrando, y anima a la gente a sentarse en las primeras filas. Cuando el padre pregunte después de la Misa por qué lo hiciste, coméntale que estabas ofreciendo tu participación en la Misa en acción de gracias por su sacerdocio”.
7. Escribirles una nota expresando tu agradecimiento
“Escribir una nota, sobre todo a un sacerdote con el que ha perdido el contacto, haciéndole saber cómo su sacerdocio ha impactado su vida, y que todavía estás participando activamente en la fe. Esto significa mucho”.
“Mi actividad favorita es recibir cartas de las personas. Pero no una tarjeta con un par de palabras. Esas son agradables también, pero me encanta recibir una carta o una tarjeta con un mensaje significativo en ella. Es muy poderoso oír a alguien describir exactamente cómo lo que dije o hice fue fructífero para ellos. Es un recordatorio de que Jesús es mucho más grande que yo y que puede hacer grandes cosas con lo poco que tengo para ofrecer.”
“Realmente aprecio cuando las personas me dicen personalmente o envían notas de agradecimiento con mensajes como: ‘Gracias por su sacerdocio’, ‘Gracias por ser nuestro pastor’, ‘Gracias por responder al llamado de Dios’”.
“Diles que han hecho una diferencia en tu vida”.
8. Dar las gracias
“Agradece al sacerdote por cada Misa. Incluso si no te agrada necesariamente el sacerdote, siempre la Misa gira en torno a la presencia de Jesús”.
“Puede significar mucho algo tan simple como decir al sacerdote después de la confesión: Gracias por su ministerio, voy a orar por usted”.
“Prepara un video pidiendo a diferentes feligreses que le den gracias al párroco por algo que él hizo o dijo. Gracias Padre ____ por…”
9. Darles un elogio
“Busca oportunidades para halagar a los sacerdotes. Incluso a algunos que particularmente no te agradan”.
“Siempre me animo cuando alguien me dice después de la misa: Padre, esta misa fue hermosa”.
10. Preocuparse por su bienestar
Anima al sacerdote a hacer una pausa en el trabajo. (Normalmente están tan ocupados que se olvidan que también deben descansar y cuidar de su salud, hasta que terminan enfermos).
11. Evitar el drama y los chismes en la parroquia. Guárdate estas cosas para ti mismo
“Evita y detén el chisme sobre sacerdotes y parroquias”.
“No chismees o critiques, en cambio ofrécete a ayudar y a construir. Me pregunto cuántas vocaciones se arruinaron cuando los jóvenes con inquietudes religiosas escucharon a los adultos criticar y destruir a los sacerdotes, generalmente por alguna pequeña disputa en la parroquia”.
12. Hacerle saber que le apoyas
Cuando seas testigo de una situación en donde alguien está siendo grosero o injusto con el sacerdote, hazle saber que lo notaste y exprésale compasión.
13. Establecer una relación antes de corregirle
“No le digas lo que no te gusta o molesta si es la primera vez que te has tomado la molestia de dirigirte a él”.
“Dile hola antes de decirle lo que te parece incorrecto”.
14. Tener expectativas realistas y ser útil
“Probablemente él no es un plomero, así que no pretendas que él arregle problemas de tuberías. Pero sin duda puedes preguntarle si cree que hay una fuga”. (Esto quiere decir, sé realista, el sacerdote NO tiene todas las respuestas a todas las posibles situaciones de tu vida, pero si tienes un problema, puedes acudir a él y pedirle su opinión)
“Siempre asume que tiene buena voluntad. Ofrecer retroalimentación es útil, pero las críticas y quejas constantes sin humildad y amor sincero, agotan después de un rato”.
15. No acaparar al sacerdote
“No creas que tienes al sacerdote sólo para ti, especialmente los domingos. No esperes ser el amigo favorito del sacerdote. Él es tu pastor y servidor, y necesita mantener las cosas a un nivel profesional. No presumas delante de los demás miembros de la comunidad lo “cercanos que son ustedes”, ya que crea rivalidades y celos, y esto genera muchas tensiones en los sacerdotes”.
16. Ser solidario
“Siempre que hay algo que es estresante o un momento difícil en la parroquia, se aprecia mucho el apoyo. No he tenido mucho de eso en mis primeros 5 años (hasta ahora) pero recuerdo algunos momentos tremendamente difíciles donde las personas enviaron una nota agradable. Recuerdo haber descubierto un montón de notas guardadas aquí en Santa María de hace 23 años cuando fue cerrada la escuela. Los periódicos y algunas muy pocas personas muy ruidosas, atacaron y acusaron al sacerdote de ser “racista” y “descuidado”. Él guardó todas las docenas de notas de personas que le ofrecieron su comprensión por la decisión tan difícil que él tuvo que tomar”
17. Darle su espacio
“A veces, también es bueno estar solo y en paz. Mantente alejado de una “bondad ansiosa” que asume que el sacerdote puede estar deprimido, estresado, triste, solitario, etc. cuando a veces él simplemente necesita algo de tiempo para relajarse a solas”.
18. Invitarle a actividades
“Es agradable cuando la gente me toma en cuenta para invitarme las reuniones familiares: cumpleaños especiales o aniversarios, cenas en días festivos (a pesar de que por lo general no pueda ir porque estoy con mi propia familia) pero es bueno ser invitado”.
19. Buscar la santidad
“Lo más importante que Dios desea, es que seamos Santos. No hay nada más emocionante para un sacerdote que ser testigo de la santidad en la vida de las personas a quienes él atiende, no sólo es una experiencia de gracia de que su labor está dando frutos, sino que también es tremendamente edificante para su propia búsqueda de la santidad”.
Espero que esta lista te haya inspirado para hacer algo por tu sacerdote. Recuerda que cada sacerdote tiene sus propias preferencias que lo hacen sentirse apreciado. A algunos realmente les gustaría que les inviten a cenar, mientras que otros sacerdotes podrían preferir recuperar fuerzas cenando solos. Todos los sacerdotes que contactamos aprecian mucho las cartas bien pensadas, llenas de sentido, donde las personas les manifestaron las formas específicas en que sentían que ellos les habían ayudado. Esta puede ser una gran forma de empezar. Hagámosle saber a nuestros sacerdotes cuánto nos preocupamos por ellos.
Si quieres agregar alguna otra forma adicional y creativa de ayudar, puedes escribirla en los comentarios. Especialmente los sacerdotes que lean esto, ¡Déjennos saber lo que les gusta!
Traducción al español, modificaciones y adaptación de PildorasdeFe.net del artículo publicado originalmente en: Focus.org. Autor: Jonathan Teixeiran

10 consejos para que la oración sirva para conversar con Dios con toda confianza


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1. Orar es sencillo.Conversa con Dios con toda confianza, sin necesidad de escoger las palabras. Por muy bonitas consideraciones que busques para dirigirte a Él, infinitamente más bellas son las que Él tiene.
“Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has mostrado a los pequeños” (Lc 10, 21)
2. Orar es dejarse agarrar por la mano de Dios. Él te elevará hasta su rostro, como a un niño pequeño, para llenarte de besos.
“Fui para ellos como quien alza a un niño hasta sus mejillas y se inclina hasta él para darle de comer” (Os 11,4).
3. Orar es escuchar y hablar con Dios como con un amigo íntimo. Déjate encontrar por Él, te conducirá a ese espacio de tu alma donde oirás su voz y tú tendrás la confianza suficiente para responderle.
“Y las ovejas escuchan su voz y a sus ovejas las llama una por una”(Jn 10, 3).
4. Orar es vaciarse de cosas, de preocupaciones, de ti mismo. Ofrécele tu pobreza, tu egoísmo, tu tiempo, tu rutina y, sobre todo, tus deseos. Él llenará el vacío que vaya quedando en tu corazón.
“Cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está allí, en lo secreto”(Mt 6, 6).
5. Orar es empobrecerse Al principio abundan las palabras de amor, confianza y entrega, hasta que desaparecen en el silencio. El sentimiento de la presencia de Dios es quien llena ese silencio.
“Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van ser escuchados” (Mt 6, 7).
6. Orar es permanecer en la presencia de Dios sin desfallecer. Dios no busca personas que profundicen en consideraciones intelectuales, sino hombres y mujeres que no se cansen de orar. A los que oran mucho les concede el don de la oración pura. La “cantidad” depende de nosotros, la “calidad” del Padre de las luces.
“Les decía una parábola para inculcarles que era preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc 18, 1).
7. Orar es descubrir a Jesucristo dentro de ti. Si te acercas a Él con fe y humildad te admitirá entre sus seguidores, los pobres, que todo lo esparan de Dios y nada de sí mismos. Déjate que te mire y te ame, no te escondas a su mirada y consiente en dejarte abrazar por Él.
“La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama ¡Abbá, Padre!” (Gal 4, 6).
8. Orar es amar. El termómetro que mide la autenticidad de tu oración es la caridad con el prójimo. La oración te ayudará a descubrir lo que hay dentro de su rostro, detrás de su cara: sus sufrimientos y alegrías, sus ansiedades y proyectos. La oración te llevará a descubrir al hermano y unirte a él.
“La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación” (St 1, 27).
9. Orar es dejar hablar al corazón. Estudiamos métodos de oración, muchos avalados por la santidad de quienes los practicaron, buscamos un buen libro de oración. El centro de la oración, la fuente de donde brota la más fresca y cristalina es nuestro corazón.
“Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí,. Como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de aguas viva” (Jn 7, 37)
10. Orar es entrar. Dios está en el corazón, ahí vive y ahí actúa, ahí quiere comunicarse. El hombre está fuera de sí, en las cosas. Vive distraído y exiliado. En la oración los `protagonistas inician un movimiento de aproximación, hasta que se encuentran en un profundo silencio de amor.
“Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él” (Jn 14, 23).
Benigno Colinas, CSsR
Artículo originalmente publicado por Oleada Joven