martes, 17 de julio de 2018

¿Cómo hacer cuando una persona te cae mal y no la soportas?


¿Hay alguien que, por más que intentes, no logras aceptar? Abre los ojos: esa persona está en tu vida por algo

Es el mundo de caramelo donde todo es perfecto, se vive en total cordialidad y unión. Nadie pelea con nadie y todos llevan relaciones amistosas, perfectas y armoniosas entre sí. Es una delicia vivir ahí. Todo iba en santa paz cuando de repente, ¡despierta, es sólo un sueño! Bienvenido la realidad.
“Dios mío, ¡ilumínala o elimínala!” Es un dicho que se reza entre los latinos y que a veces la decimos cuando hay personas que no nos acaban de caer bien a pesar de que vamos a la misma Iglesia, mismo círculo social o hasta lazos de sangre nos unen. Hay un “no sé qué” que simplemente no acabamos de hacer “click” con ellas. Como se dice vulgarmente, “no hay química”. Seamos francos. Más de una vez hemos querido aventar el zapatazo a esa persona que ya nos tiene hartos, nos cae mal y punto. Su olor, su sola presencia nos enfada.
O qué tal esa otra persona que es increíblemente bien aceptada por todos, todo el mundo habla bien de ella y quiere ser su amiga y a nosotros nos trata con la punta del zapato, nos hace groserías y demás. Eso sí, nos las hace siempre de forma muy educada y que nadie más las note. Nos saluda con su carita de mustia y bondad aparentando que le da una enorme alegría vernos.
Y uno -por prudencia-  se queda calladito, recibe el besito y no dice nada. Regresa el saludo, pero por dentro la volteas a ver y piensas: “¡Que te compre quien no te conozca!” Y mejor te alejas, porque lo único que te provoca son pensamientos no tan bondadosos, y tampoco deseas caer en su juego.
Dejemos hipocresías, falsas caretas y seamos francos, muy sinceros. Pese a que a todos nos gusta ser aceptados y del mismo modo aceptar, hay que personas que, por más que intentamos que nos caigan bien, es imposible. Es más, hacemos todo y de todo con tal de no toparnos con ellas, de evitarlas. Tienen “algo” que simplemente nos repelen. Justo aquí está la clave de por qué no nos caen bien. Lo que nuestra mente consciente no logra percibir, nuestro inconsciente sí lo hace, porque a este no le podemos hacer tonto.
No se trata de que nos flagelemos pensando que somos de lo peor, porque a esa persona que es tan bien aceptada y amadísima por la mayoría, a nosotros nos cae fatal. No somos “malos” porque sentimos eso, o porque alguien no nos cae del todo bien. Al contrario, es volvernos más observadores y reconocer qué es lo que verdaderamente esa persona mueve en mi interior para darnos cuenta que, en realidad, no sentimos nada malo en contra de ella, de la persona, sino de su actuar.
Eso que tanto me repatea, esa actitud que me molesta, eso que me choca de la otra persona es -casi siempre- un reflejo de mí, de algo que necesito trabajar en mi interior, de una herida emocional mía que no ha sido sanada, quizá ni reconocida. Son cosas que aún no acepto de mí o no me gustan de mi persona. En pocas palabras: LO QUE ME CHOCA, ME CHECA…
Es por eso que necesitamos ir con los ojos muy abiertos por la vida y darnos cuenta que todos somos maestros, unos de otros. Por lo tanto, lejos de alejarnos de esa persona que tanto nos repele -a menos que verdaderamente sea una persona tóxica- seamos más inteligentes y menos viscerales. Observemos y reflexionemos por medio de esta pregunta: ¿qué de mí veo en ella?
Quizá no hemos caído en cuenta de que cuando encontramos defectos en nuestro prójimo es porque nosotros tenemos los mismos defectos. Como decía San Agustín: “Procura adquirir las virtudes que crees que faltan en tus hermanos y ya no verás los defectos, porque no los tendrás tú”.
Nadie llega a nuestra vida por casualidad sino por “causalidad”. Es decir, por alguna “causa” o razón se topó con nosotros, para enseñarnos una gran lección, algo que necesitamos aprender.
Así que si alguien te cae mal, es tu problema. Y no lo digo en un aspecto peyorativo, sino que en realidad es solo tu asunto. Casi te aseguro que la otra persona ni siquiera se ha dado cuenta de que no la tragas, que simplemente no la soportas y que la toleras porque coinciden en eventos y demás, pero que si por ti fuera, entre más lejos mejor.
Y es que esta actitud, que te repito es sólo tuya, tiene toda la lógica. Todos queremos huir de aquello que nos causa dolor o nos recuerda nuestras heridas.  A nadie nos gusta enfrentarnos con aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Las personas solo podemos ver aquello que estamos listos y dispuestos para enfrentar.
Por lo tanto, ¿quieres que te caiga mejor? Cambia tú, así de sencillo. Retírale el poder que -tácitamente-  le tienes otorgado de quitarte la paz, de dejar de gozar los eventos que comparten, etc. Si tú eliges sanar, crecer y madurar, si tú cambias de actitud, mejorarán tus relaciones interpersonales, todas.
Te invito a que hagas este ejercicio de reconocimiento para que observes en ti algunas de tus áreas de oportunidad. Piensa en esa persona que te cae fatal. Escribe todas esas actitudes, defectos o comportamientos que ves en ella y que tú simplemente no resistes. Ahora la pregunta del millón. De esas actitudes -o defectos- que acabas de escribir, con toda honestidad, ¿cuáles tienes tú? ¡Sorpresa! Casi todas… Así que a trabajar en ti porque el poder de que todo cambie está dentro de ti.
Lo maravilloso de ese ejercicio es que también lo puedes hacer para reconocer tus cualidades y lo bueno que hay en ti. Haz el mismo proceso, solo que ahora piensa en una persona a la que admires muchísimo. Escribe todas las cualidades, virtudes, talentos, etc. que observas en ella y que hace que le tengas en alta estima. ¡Felicidades! Todo lo bueno que ves en la otra persona es lo bueno que hay en ti porque uno solo reconoce lo que conoce, es decir, lo que hay dentro de uno. Así que en mayor o menor escala tú también posees todas esas bondades.

¿Necesitas tomar una decisión y no lo logras? Pide la intercesión de Nuestra Señora del Buen Consejo

OUR LADY

"Feliz el hombre que me escucha" 

“María conoce todas nuestras necesidades, heridas, tristezas, miserias y esperanzas. Interésate por cada uno de tus hijos, ruega por cada uno con tanto ardor como si no tuvieras otro” (Sierva de Dios, Madre María José de Jesús)

Oración a Nuestra Señora del Buen Consejo

Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra,
el Señor te hizo una consejera admirable.
En las bodas de Caná, dejaste tu consejo: “Hagan todo lo que Él les diga”.
En Pentecostés, cuando la Iglesia nacía bajo el impulso del Espíritu Santo,
tu presencia se hizo presente entre los apóstoles.
También yo, oh Madre, suplico tu consejo en mi vida y camino cristiano.
Quiero sentir tu presencia, orientándome en mis decisiones,
en mis pensamientos y actitudes, para que estén siempre de acuerdo con la voluntad del Padre.
Toma mis manos, oh Madre querida, y orienta mi corazón
y todos mis pasos en la dirección de tu Hijo,
el único camino que conduce al paraíso, donde un día deseo estar contigo,
sumergido(a) para siempre en Dios.
María, Madre del Buen Consejo, ruega por nosotros.

Amén.

Martes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario


Libro de Isaías 7,1-9. 

En tiempos de Ajaz, hijo de Jotám, hijo de Ozías, rey de Judá, Resín, rey de Arám, y Pécaj, hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para atacarla, pero no la pudieron expugnar.
Cuando se informó a la casa de David: "Arám está acampado en Efraím", se estremeció su corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen por el viento los árboles del bosque.
El Señor dijo a Isaías: "Ve al encuentro de Ajaz, tú y tu hijo Sear Iasub, al extremo del canal del estanque superior, sobre la senda del campo del Tintorero.
Tú le dirás: Manténte alerta y no pierdas la calma; no temas, y que tu corazón no se intimide ante esos dos cabos de tizones humeantes, ante el furor de Resín de Arám y del hijo de Remalías.
Porque Arám, Efraím y el hijo de Remalías se han confabulado contra ti, diciendo:
"Subamos contra Judá, hagamos cundir el pánico, sometámosla y pongamos allí como rey al hijo de Tabel".
Pero así habla el Señor: Eso no se realizará, eso no sucederá.
a Porque la cabeza de Arám es Damasco, y la cabeza de Damasco Resín; la cabeza de Efraím es Samaría, y la cabeza de Samaría, el hijo de Remalías. Dentro de sesenta y cinco años, Efraím será destrozado, y no será más un pueblo-.
b Si ustedes no creen, no subsistirán".

Salmo 48(47),2-3a.3b-4.5-6.7-8. 
El Señor es grande y digno de alabanza,
en la Ciudad de nuestro Dios.
Su santa Montaña, la altura más hermosa,
es la alegría de toda la tierra.

el Señor se manifestó como un baluarte
en medio de sus palacios.
Porque los reyes se aliaron
y avanzaron unidos contra ella;

pero apenas la vieron quedaron pasmados
y huyeron despavoridos.
Allí se apoderó de ellos el terror
y dolores como los del parto,

como cuando el viento del desierto
destroza las naves de Tarsis.

Evangelio según San Mateo 11,20-24. 
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido.
"¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".