miércoles, 12 de julio de 2017

Las bienaventuranzas del político


Originales del cardenal Van Thuân, citadas ahora en el Parlamento de Cataluña

Feliz el político que tiene un conocimiento elevado y una conciencia profunda de su papel
Feliz el político que es un testimonio creíble
Feliz el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Feliz el político que es fiel y coherente
Feliz el político que promueve y defiende la comunión y, haciendo a Jesús punto de apoyo de aquella, la defiende
Feliz el político que está comprometido en la realización de un cambio radical
Feliz el político que sabe escuchar
Feliz el político que no tiene miedo
Estas bienaventuranzas fueron formuladas en el año 2002 por el cardenal François-Xavier Nguyên Van Thuân, quien pasó 18 años en la cárcel en Vietnam, y actualmente está en proceso de beatificación.
Este lunes fueron pronunciadas por el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en una conferencia pronunciada en el Parlamento de Cataluña.
“Están llamados a actuar como garantes de la libertad humana”, les dijo a los políticos, y les explicó que esa libertad “no es un fin en sí misma sino un medio para el amor”.
Ver aquí la conferencia completa

12 de julio: Fiesta de Santa Verónica, a cuyo velo se le impregnó el rostro de Cristo

12 de julio: Fiesta de Santa Verónica, a cuyo velo se le impregnó el rostro de Cristo

Santa Verónica fue la mujer que tuvo un gesto misericordioso con Cristo durante su camino al Monte Calvario al enjugar su rostro lleno de sangre y sudor con un velo que pasó a la historia como reliquia por llevar impreso las facciones del Mesías.
Este velo, lienzo o paño es conocido mundialmente como “Santa Faz” o “Velo de la Verónica” y es una de las reliquias más importantes del cristianismo puesto que se considera como una verdadera imagen de Cristo.
El nombre Verónica apareció por primera vez en el documento apócrifo “Las Actas de Pilatos” y procede del latín “vera icon (o verdadero ícono)”, siendo la imagen o reliquia de este tipo más antigua y conocida. Otra reliquia importante similar a esta es la Sábana Santa de Turín.
“Verónica” también podría ser una variación del nombre macedonio Berenice que data del siglo IV y que quiere decir “la que lleva a la victoria”. Este último nombre está vinculado al de la hemorroísa de los evangelios sinópticos que fue curada milagrosamente por Jesús.
Según la tradición, Santa Verónica fue una mujer piadosa que vivió en Jerusalén y que tras la Pasión del Señor se dirigió a Roma llevando consigo el velo, que posteriormente fue expuesto para la veneración pública. Su acto ejemplar se recuerda hoy en la sexta estación del Vía Crucis.
Una de las varias tradiciones explica que Santa Verónica llegó a Italia ante el emperador romano Tiberio, y lo curó tras hacerle tocar esta sagrada imagen. A partir de este evento, permaneció en la capital del imperio en la misma época que los apóstoles San Pedro y San Pablo. Al morir, dejó la imagen al Papa Clemente I.
Con motivo del primer año santo de la historia, en el 1300, el Velo de la Verónica se convirtió en una de las “Mirabilia urbis” (maravillas de la ciudad de Roma) para los peregrinos que visitaron la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Las huellas del Velo de la Verónica se perdieron en los años sucesivos al Año Santo 1600, hasta que fue hallado en la Iglesia de la Santa Faz de Manopello. El Papa Benedicto XVI fue el primer pontífice en visitarlo en septiembre de 2006.
Más información de esta santa: 

Miércoles de la decimocuarta semana del tiempo ordinario


Libro de Génesis 41,55-57.42,5-7a.17-24a. 

Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, este respondió: "Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga".
Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa.
Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra.
Así llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a procurarse víveres, porque en Canaán se pasaba hambre.
José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población. Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra.
Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les habló duramente. "¿De dónde vienen?", les preguntó. Ellos respondieron: "Venimos de Canaán para abastecernos de víveres".
E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días.
Al tercer día, José les dijo: "Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque yo soy un hombre temeroso de Dios.
Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para aliviar el hambre de sus familias.
Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes han dicho la verdad y no morirán". Ellos estuvieron de acuerdo.
Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: "¡Verdaderamente estamos expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo. Por eso nos sucede esta desgracia".
Rubén les respondió: "¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre".
Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de un intérprete.
José se alejó de ellos para llorar; y cuando estuvo en condiciones de hablarles nuevamente, separó a Simeón y ordenó que lo ataran a la vista de todos.

Salmo 33(32),2-3.10-11.18-19. 
Alaben al Señor con la cítara,
toquen en su honor el arpa de diez cuerdas;
entonen para él un canto nuevo,
toquen con arte, profiriendo aclamaciones.

El Señor frustra el designio de las naciones
y deshace los planes de los pueblos,
El designio del Señor
permanece para siempre,

y sus planes, a lo largo de las generaciones.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte

y sustentarlos en el tiempo de indigencia.

Evangelio según San Mateo 10,1-7. 
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan;
Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo;
Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.
"Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.