jueves, 18 de febrero de 2016

Padre Nuestro

¿No estás listo para la Cuaresma? ¿Piensas que no estás a la altura? San Francisco de Sales te ofrece la ayuda perfecta

web-tristeza-Jonathan Emmanuel Flores Tarello-cc - es




Ya llegó el Miércoles de Ceniza y la entrada de la Cuaresma. Has leído decenas de artículos sugiriéndote lo que podrías o no podrías hacer; lo que podrías apartar de tu vida durante 40 días o qué tipo de prácticas podrías incluir. Has evaluado los hábitos apropiados para cada edad y has aprendido a buscar el silencio. Has leído tantísimas propuestas y comentarios que te está empezando a dar el pánico. ¿Qué pasa si no estás a la altura? ¿Y si tus hábitos de Cuaresma no son lo suficientemente significativos o creativos o misericordiosos?
La Cuaresma está aquí, pero tu cabeza no tanto; no del todo, al menos todavía. Crees que si todavía no se te ha ocurrido algún plan de reconstrucción espiritual, aprobado por los medios sociales, vas a terminar renunciando al chocolate, como de costumbre, con la sensación de haber empezado la estación de penitencia con un déficit de inspiración.
Lee sobre San Francisco de Sales. En muchos aspectos se parecía bastante a ti y a mí, tenía que esforzarse por aprender a ser paciente, relegado a dar pasitos de bebé cuando lo que él quería era sentir los cielos entre sus dedos. Este hombre sabe mejor que nadie lo que significa no poder llegar a la estantería más alta por no haber crecido bastante, pero sin resignarse perezosamente con la balda más baja. En sus propias palabras:
Dios se regocija al verte dar pequeños pasos, y, como un buen Padre que sostiene a su hijo de la mano, Él acomodará sus pasos a los tuyos y se contentará con no ir más rápido que tú. ¿De qué te preocupas?
Da pasitos de bebé…
Se aprende a hablar hablando, a estudiar estudiando, a correr corriendo, a trabajar trabajando. De igual forma, se aprende a amar amando. Todos aquellos que creen aprender de alguna otra forma se engañan a sí mismos.
No temas si aún no tienes tu estación de Cuaresma “totalmente planeada”:
Nunca sientas prisa en hacer nada. Haz todas las cosas de forma calmada y con un espíritu reposado. No pierdas tu paz interior, ni siquiera si todo parece estar saliendo mal. ¿Qué hay en la vida comparable a un alma en paz?
Primero identifica qué es lo fundamental:
Examina con frecuencia tu corazón, para ver si, con respecto al prójimo, es tal como tú quisieras que el suyo fuese para contigo, si te encontrases en su lugar, pues este es el verdadero punto de vista de la razón. 
Y no te engañes. (Tal vez la primera norma de la Cuaresma sea “no te engañes”)
Cada uno pinta la devoción según su pasión y fantasía. El que es aficionado al ayuno se tendrá por muy devoto si puede ayunar, aunque su corazón esté lleno de rencor, y — mientras no se atreverá, por sobriedad, a mojar su lengua en el vino y ni siquiera en el agua—, no vacilará en sumergirla en la sangre del prójimo por la maledicencia y la calumnia.
La mayoría de estas citas pertenecen al libro Introducción a la vida devota, que —por poco prometedora que te parezca tu Cuaresma a día de hoy— puede ayudarte a cambiar tu forma de pensar, para mejor, durante el transcurso de estos cuarenta días. Plantéate su lectura como una preparación para la Pascua.
Mejor incluso, si todavía sientes que tu Cuaresma necesita algo más “fuera de lo habitual”, el Centro Salesiano para la Fe y la Cultura, en Pensilvania, EE.UU., ofrece su primer curso online masivo abierto (sobre la espiritualidad del día a día según San Francisco de Sales). Estará disponible hasta el 23 de marzo.
Si te unes a la clase, seremos compañeros de pupitre digital, porque yo tampoco me he planeado todavía mi Cuaresma —¡este año se nos ha echado el tiempo encima a todos!—  y porque sé que, dada la situación, no podría estar en mejores manos que las de San Francisco de Sales. Él, junto con San Felipe Neri (cuya Congregación del Oratorio cuenta con Francisco como miembro) han sufrido nuestra insistencia diaria para que sean patronos de estas páginas.
Con los esfuerzos de unos patronos de su categoría, piadosos de misa diaria, esta Cuaresma podría resultar ser una estación espléndida. ¡Santos, enseñadnos lo que sabéis!

Santa Gertrudis (Caterina) Comensoli – 18 de febrero

«La pasión por la Eucaristía que caracterizó la vida de esta santa fue el germen de su fundación: el Instituto de las Hermanas del Santísimo Sacramento (Sacramentinas), que puso en marcha en medio de numerosos contratiempos»
Geltrude Comensoli
(Foto: Istituto Sacramentine)
Cuando el amor a Dios se enciende de veras, no hay quien lo apague. En esta santa bullía tanta ternura por el Santísimo Sacramento que lo convirtió en el eje vertebral de su vida, dedicada también a difundir su adoración. De ella irradiaba su caridad y radical entrega caracterizada por un afán indesmayable de donación, ofrecida con presteza y disposición a apurar el cáliz que demandaba, ebría de pasión por Dios. Eso se aprecia enseguida en las insistentes súplicas que elevaba asegurándose con su fidelidad la gracia de no apartarse jamás de Él.
Nació en Bienno, Val Camónica, Brescia, Italia, el 18 de enero de 1847. Era la quinta de diez hermanos. La divina Providencia fue marcando los pasos de esta fundadora que quiso cumplir la voluntad de Dios ante todo. Seguramente los cimientos de su fe, fraguados dentro de su ejemplar familia, introdujeron en su infancia la tendencia a la oración. Sin atisbo de puerilidad, y en su inocencia, cuando la veían en estado meditativo y preguntaban qué hacía, respondía: «Pienso». Pero sus reflexiones calaron en ella de tal modo que antes de cumplir 7 años se las arregló para tomar por su cuenta el Cuerpo de Cristo, ataviada con un chal de su madre y amparada por la balaustrada del altar, oportuno parapeto que le permitió alcanzar su sueño. Se entiende que después escribiera: «No permitas, Jesús, jamás, que yo viva ni un solo instante sin amarte, sin corresponder a tu amor…».
La formación catequética y la luz que le dieron sus confesores inflamó su espíritu despertando en él una ardiente devoción por el Santísimo Sacramento. «¡Jesús, amarte y hacer que te amen!», fue el lema que brotó de su interior en la infancia. Enardecida de amor, todo le parecía poco para Él: «Estoy dispuesta a sufrir todo aquello que tu bondad me hará padecer en expiación de mis grandes pecados y por la salvación de las almas»«Señor, si te parece bien, dame todas las enfermedades que quieras. Hazme morir, aniquílame para que yo pueda amarte y hacerte amar». No cabía otra cosa en su corazón que este ferviente anhelo: «Mi amor Sacramentado, ¡Tú sabes que no tengo otra consolación que verte solemnemente expuesto sobre tu trono de amor!». Son sentimientos que solamente comprenden espíritus sensibles, abiertos a la gracia divina y dispuestos a alcanzar la perfección sin poner cota a cualquier sacrificio.
Buscando la vía para su consagración, ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad, de Lovere (Brescia). Pero la enfermedad la apartó de este camino. El revés económico de su familia la empujó a servir como empleada doméstica para el párroco de Chiari, Giovanni Baptista Rota, y cuando éste fue designado obispo de Lodi, trabajó para la condesa Fè-Vitali, asistiéndola en el cuidado de su hijo recién nacido. Permaneció a su lado en San Gervasio (Bérgamo) doce años. En ese periodo su inteligencia y tesón hicieron de ella una persona madura humana, cultural y espiritualmente. En 1878 efectuó la consagración perpetua de su virginidad de forma privada y con permiso de su confesor.
Su inclinación a la enseñanza de las jóvenes y de los enfermos en San Gervasio, que simultaneó con su trabajo, la incitaba a crear una fundación dedicada a ellos. Confió este anhelo al obispo de Bérgamo, huésped de la condesa, y el prelado la animó. León XIII le sugirió que vinculara adoración, su idea inicial, a la educación de las jóvenes obreras. El hecho se materializó al encontrarse con el padre Francisco Spinelli, que actuó como catalizador del proyecto en una época en la que era vedada a las mujeres la administración y gestión, por considerar que no estaban capacitadas para ello.
El Instituto se fundó el 15 de diciembre de 1882 en Bérgamo. Pero un problema económico separó a Gertrudis del padre Spinelli, y la fundación se bifurcó en dos. El 18 de enero de 1889 anotó sus sentimientos: «Este es el día de la terrible catástrofe mi Jesús, de aquí a pocos minutos estarán aquí, vienen a clausurar todo… sustentadme en la dura prueba, ayudadme por caridad. Los hombres clausuran nuestras cosas. Vos sellad mi corazón dentro de vuestro dulce y amable corazón, ya no me sacaréis… siempre tenedme con vos, mi querido Jesús, hágase tu voluntad. Amén». Y el Instituto se revitalizó, renaciendo a fuerza de oración y fe, de mucho sufrimiento aceptado humildemente que hizo que Gertrudis y las monjas trabajasen denodadamente para mantenerlo en pie. El obispo de Lodi, en cuya familia había prestado servicios domésticos la santa, les ayudó. ¡Designios de la Providencia! Además, la recomendación de tutela de esta fundación por parte del obispo de Bérgamo a monseñor Rota fue definitiva para el reconocimiento de la misma que se produjo en 1891.
En marzo de 1892 todas regresaron a esta ciudad. Y la fundadora aún dispuso de unos años para seguir alentando a sus hijas a la vivencia de la oración, la humildad, la obediencia y disponibilidad, virtudes que signaron también su quehacer, además de impulsar nuevas casas. Más de una veintena estaban en marcha cuando murió el 18 de febrero de 1903. Juan Pablo II la beatificó el 1 de octubre de 1989. Fue canonizada el 26 de abril de 2009 por Benedicto XVI.

El Papa llega a Roma y va a agradecer a Santa María la Mayor Tras 12 horas de viaje el Boeing de AeroMéxico, aterrizó en el aeropuerto de Ciampino

María, Salus populi romani
María, Salus Populi Romani
El boeing 787-8 de la compañía AeroMéxico que llevó de regreso al papa Francisco a Italia, aterrizó este jueves a las 15.00 en el aeropuerto militar de Ciampino, proveniente desde Ciudad Juárez, donde fue despedido por el presidente Peña Nieto, su esposa, autoridades y un gran número de fieles.
El Papa se despide en Ciudad de México
En el vuelo que recorrió poco más de 10 mil kilómetros en 12 horas, además del Santo Padre se encontraba la delegación pontificia, entre los cuales el secretario de estado, el cardenal Pietro Parolin,  y unos 75 periodistas.
Desde el aeropuerto el Papa pidió ir directamente a la basílica de Santa María la Mayor para agradecerle a la Virgen María por el viaje apostólico.  En esta iglesia de Roma, el más antiguo santuario mariano del mundo, Francisco ha rezado a los pies de la imagen de María ‘Salus Populi Romani’,  patrona de la Ciudad Eterna.
El Santo Padre partió hacia México el viernes 12 de febrero y el viaje incluyó una escala en Cuba, donde fue el histórico encuentro con el patriarca ruso Kirill. Ese mismo día llegó a Ciudad de México. El sábado, además de la ceremonia oficial en el que por primera vez un Pontífice fue recibido en el Palacio de Gobierno, fue el encuentro con los obispos y la misa en la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
A partir del domingo fueron los viajes diarios a cuatro estados del país azteca, regresando por la noche a Ciudad de México en donde el Papa pernoctó en la sede de la nunciatura apostólica
Así visitó las ciudades de Ecatepec; Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas en Chiapas; Morelia en Michoacán; y Ciudad Juárez en Chihuahua. En cada estado celebró la santa misa, y en las diversas ciudades abordó según la problemática local más importante la cuestión indígena, los temas de la migración, narcotráfico y la explotación laboral. Visitó una cárcel en Ciudad Juárez y un hospital pediátrico en Ciudad de México. Tuvo encuentros también con los jóvenes, las familias y otro con el mundo del trabajo, además de uno con los obispos y otro con los sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y consagrados.

Cuaresma es tiempo de “sí” Ayunos, caras largas, privaciones... ¿por qué tenemos tan mala imagen de la Cuaresma?

Comenzamos la Cuaresma, estos 40 días de preparación para la Pascua. Muchas veces asociamos este tiempo con renuncias, con pesares, con caras tristes y muchos “no”. Sin embargo la Cuaresma es el tiempo de los “SÍ”.
SÍ a la esperanza, de que mi vida puede ser diferente si me dejo trabajar por Dios.
SÍ a salir de la pereza y el aburrimiento, y ponerse a trabajar por un mundo mejor.
SÍ a la oración, al encuentro cercano y personal con Dios que prueba las miles de formas para llevarnos a ese lugar de encuentro con su amor. Te ama y quiere que lo ames asi como eres. (Al respecto: “Amame tal como eres” de Charles de Foucauld).
SÍ a la conversión. “Convertir” viene de transformar… crecer es parte de la vida e implica una conversión.
SÍ al perdón. A perdonar a los demás, pero por sobre todas las cosas animarme a ver cuánto Dios me perdona y desde ahí perdonarme a mí mismo.
SÍ a la ofrenda de la vida, sabiendo que sólo entregando la vida la ganamos y la vivimos con pasión.
SÍ a conocer el valor de tu vida, que mereció la entrega del mismo hijo de Dios en la cruz por vos. “Me amó y se entregó por mi” Gal 2, 20.
SÍ al entusiasmo, a prepararnos con alegría para vivir en plenitud la Semana Santa.
SÍ al dejarnos sorprender. Mirar alrededor y descubrir cuánta belleza en la creación, en las personas. Dios nos habla en todas las cosas.
SÍ a las búsquedas. Cualquiera que sean, este es un buen tiempo para dejarte interpelar por ellas.
SÍ al amor.  Amar y amar mucho, en eso consiste la vida, en dejarnos amar y aprender a amar. La Semana Santa es la semana del amor… amor incomprensible e inabarcable de Dios por la humanidad toda y por cada uno de nosotros.
Y muchos más tantos SÍ. La Cuaresma es tiempo de “SÍ”. ¡Anímate a dar el gran SÍ”
Milagros Rodón

101 Maneras para vivir la Cuaresma (parte 2) Son tan sencillas, que están a tu alcance

51. Si tiende a aislarse de los demás, ayune de los comportamientos separatistas.
52. Ayune de silenciar la alarma de su reloj. Levántese y dedique ese tiempo a la oración.
53. Ayune de comer postres.
54. Ayune de no comprar absolutamente nada, por ningún medio, durante un día.
55. Si es posible, ayune de conducir rápido. Utilice un medio alternativo de transporte, ya sea caminar, tomar el autobús o utilizar su bicicleta.
56. Ayune de las cosas rutinarias que pierden su sentido. Por ejemplo, utilice una ruta diferente para ir a su trabajo, aun cuando requiera más tiempo o distancia.
57. Conecte la vida parroquial con su vida familiar. Cubra sus imágenes, retírelas durante la Cuaresma, promueva el silencio.
58. Ayune de criticar a los demás verbalmente o en silencio. Procure entenderlos.
59. Ayune de enviar correos electrónicos o mensajes de texto por lo menos un día.
60. Ayune de estarse quejando. Descubra la cantidad de veces que se ve tentado a quejarse.
61. Ayune de evadir los problemas o de ahogarse en un vaso de agua, dependiendo de su tendencia.
62. Ayune de estarse comparando con los demás. Esto lleva a la desolación y la separación de los demás, en lugar de sentirnos uno sólo en Dios.
63. Ayune de buscar el reconocimiento por lo bueno que hace.
64. Ayune de preocuparse. Confíe en Dios.
65. Ayune por un día de la necesidad de controlar parte de su vida, como el control remoto, por ejemplo.
66. Ayune del hábito, sustancia, práctica o actitud que obstaculiza su crecimiento en su relación con Dios.
67. Ofrézcase como voluntario (a) en su parroquia para ayudar a las personas necesitadas.
68. Como familia, busquen una organización caritativa que juntos deseen apoyar.
69. Restrinjan sus gastos y dediquen lo ahorrado a una obra caritativa.
70. Permanezcan atentos para ayudar a quienes se automarginan.
71. Envíen una tarjeta de saludo a un pariente, amigo o parroquiano que está confinado en casa.
72. Llamen a un amigo o conocido que recientemente haya sufrido la muerte de un ser querido.
73. Horneen un pastel para recibir a los nuevos vecinos de su barrio.
74. Realice alguna tarea que a alguien de su familia le cueste mucho trabajo realizar.
75. Sonría con sinceridad y amplitud al cajero del supermercado.
76. Busque en su ropero la ropa que no usa y que está en buen estado para que la done a un centro caritativo.
77. Preparen unos sándwiches y llévenlos a un comedor comunitario.
78. Al comprar su mandado, compre algo extra para que lo lleven a un depósito de comida para los pobres o al dispensario parroquial.
79. Done a alguna escuela, hospital, biblioteca o tienda de segunda los libros que haya leído.
80. Léale un libro a un niño, ya sea en su familia o en un centro escolar.
81. Plante un árbol que beneficiará a las generaciones futuras.
82. Escriba una carta a sus representantes gubernamentales pidiendo que apoyen una legislación que ayude a las personas que carecen de seguro médico.
83. Como familia, seleccionen una organización que ayude a los niños de la misma edad de sus hijos. Inclúyanlos en la búsqueda y recaudación de fondos.
84. Compren sellos postales y háganlos llegar a una persona que vive confinada en casa de manera que pueda mantenerse en comunicación con los demás.
85. Dígale una cosa agradable a un compañero (a) de trabajo, a un vecino o [a] alguien de su familia. Comience por la persona con la cual pueda tener algún resentimiento.
86. Alimente a los pájaros en su barrio.
87. Hable menos y escuche más. Dé a otros toda su atención.
88. Sea en el trabajo o en su lugar de descanso, busque incluir a quienes están o se sienten desplazados.
89. Cada día de la Cuaresma regale una cosa que no necesita.
90. Limpie un área común en su lugar de trabajo, en el barrio o en su hogar. Hágalo como un regalo para los demás.
91. Invite a una persona viuda a compartir una cena con su familia.
92. Sea más cortés en su actitud, palabras y acciones durante la Cuaresma.
93. Apoye los esfuerzos parroquiales de dar la bienvenida a quienes llegan por vez primera o a quienes desean unirse o re-unirse a esa parroquia. Mucha gente se siente desconectada y se beneficiaría mucho de una inclusión o invitación.
94. Identifique los esfuerzos que hace el Servicio de Ayudas Católicas (Catholic Relief Services), organización que ofrece ayuda inmediata a las personas necesitadas. ¡Únase a su esfuerzo!
95. Cuando vaya a comprar su mandado, pregúntele a algún vecino o persona enferma si desea que le traiga algo.
96. Antes o después de un período en el que estará sumamente ocupada, separe un tiempo considerable para estar con su familia y dedicarles toda su atención.
97. Limpie la basura que hay en el parque, de tal manera que lo deje mejor de lo que lo encontró.
98. Escriba una carta a un periódico o a un blog (lugar electrónico donde la gente dialoga acerca de temas que afectan a la comunidad) para que exprese su punto de vista y reflexione acerca de sus valores cristianos y de la importancia que tienen para usted.
99. Reconozca sus propias necesidades y atiéndalas. Algunas veces los padres de familia están muy acostumbrados a controlar todo de tal manera que no reconocen sus propias necesidades. Dé a otros la oportunidad de que le ayuden a usted mismo de vez en cuando.
Finalmente, sea consciente de que cualquier cosa que haga durante la Cuaresma es una respuesta a la iniciativa divina que busca ayudarnos. Dios es el primero que desea ayudarnos, y nuestras actividades cuaresmales tienen precisamente esa finalidad, el ayudarnos a ser más conscientes de la presencia y acción divina entre nosotros. Por lo tanto . . .
100. Sea consciente de todo lo que Dios ha hecho por usted.
101. Reúna a su familia y realicen su propia lista de prácticas. Es una excelente manera de ayudar a cada uno de sus miembros a mantener la atención en la espiritualidad propia del tiempo y a decidir lo que pueden.
Artículo publicado en Oleada Joven

Jueves de la Primera semana de Cuaresma


Libro de Ester 14,1.3-5.12-14. 
En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente,
acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti,
pues yo misma me he expuesto al peligro.
Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido.
Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos.
Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices.
«¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Unico! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti



Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.7c-8. 
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.

y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.

Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.





Evangelio según San Mateo 7,7-12. 
Jesús dijo a sus discípulos:
Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.