lunes, 16 de abril de 2018

Padre Pío: Así investigó sus estigmas el Santo Oficio

Restos del Padre Pío. Foto: Alexey Gotovskyi / ACI Prensa
En un artículo publicado en L'Osservatore Romano titulado "Una historia por rescribir", Francesco Castelli, experto biógrafo del Santo Padre Pío de Pietrelcina, dio a conocer detalles de la primera investigación realizada en 1921 por parte del Santo Oficio, ahora Congregación para la Doctrina de la Fe, para conocer mejor la vida del sacerdote y comprobar la autenticidad de los estigmas.
Castelli, quien publicó en Milán su libro "El Padre Pío bajo interrogatorio: La autobiografía secreta", con el prólogo del famoso periodista italiano Vittorio Messori, explica que con la apertura de los archivos que contienen esta valiosa información quedan sepultadas algunas tesis que afirmaban que este dicasterio no veía con buenos ojos al santo capuchino, sino todo lo contrario: era grande el aprecio y admiración por este hombre de probada santidad.
En 1921 el Santo Oficio encargó a Mons. Carlo Raffaello Rossi, quien sería luego cardenal, que visite al Padre Pío para investigar su vida y el origen de los estigmas. En su informe, el Prelado escribe del santo: tenía "la frente alta y serena, la mirada vivaz, dulce; y la expresión con visos de bondad y sinceridad".
La tarea iniciada el 14 de junio de ese año se prolongó durante 8 días, en los que Mons. Rossi observó detalladamente al Padre Pío. Escribe que con sus hermanos era muy gentil; muy amado por sus superiores por ser "gran ejemplo y no murmurador"; transcurría de 10 a 12 horas al día confesando y la celebración de la Eucaristía la "hacía con extraordinaria devoción".
El experto biógrafo precisa luego que la observación no fue suficiente y Mons. Rossi decidió interrogarlo: fueron 142 preguntas que el Padre Pío respondió bajo juramento con la mano sobre los Evangelios. Con las respuestas, explica Castelli, surgió prácticamente una autobiografía.
Preguntas como "¿Quién lo había estigmatizado? ¿Por qué razón? ¿Le confió alguna misión?" fueron respondidas serenamente por el sacerdote de esta forma: "El 20 de septiembre de 1918 luego de la celebración de la Misa mientras estaba en el debido agradecimiento en el Coro repentinamente fui presa de un temblor, luego me llegó la calma y vi a Nuestro Señor en la actitud de quien está en la cruz, pero no vi si tenía la cruz, lamentándose de la mala correspondencia de los hombres, especialmente de los consagrados a Él que son sus favoritos".
El Padre Pío relató que en esto "se manifestaba que Él sufría y deseaba asociar las almas a su Pasión. Me invitaba a compenetrarme en sus dolores y a meditarlos: y al mismo tiempo ocuparme de la salud de los hermanos. En seguida me sentí lleno de compasión por los dolores del Señor y le pregunté qué podía hacer. Oí esta voz: 'te asocio a mi Pasión'. Y en seguida, desaparecida la visión, he vuelto en mí, en razón, y vi estos signos de los que salía sangre. No los tenía antes".
Mons. Rossi, explica Castelli, quiso ir más allá. Pidió examinar las heridas y lo hizo. Mientras miraba cada una de las heridas le iba preguntando al Padre Pío detalles de cada una.
El Obispo pudo apreciar como la llaga del costado, por ejemplo, "cambiaba frecuentemente de aspecto y en ese momento había asumido una forma triangular, nunca observada antes. Sobre las llagas el Padre Pío me daba respuestas precisas y detalladas explicando además que las llagas de los pies y del costado tenían un aspecto iridiscente".
Tras el examen, el Prelado del Santo Oficio escribiría: "los estigmas en cuestión no son ni obra del demonio ni un grueso engaño, ni un fraude, ni un arte malicioso o malvado; menos producto de la sugestión externa, ni tampoco las considero efecto de sugestión".
En definitiva, añadía Mons. Rossi, los elementos distintivos "de los verdaderos estigmas se encontrarían en los del Padre Pío".
Otros detalles como las fiebres altísimas y el perfume a andanadas que percibió él mismo, reconfirmaban el hecho como cierto.
Para Francesco Castelli lo primero que emerge de estas investigaciones es que el "temido dicasterio romano no fue, en estas circunstancias, un enemigo del Padre Pío sino ¡todo lo contrario! Mons. Rossi se reveló como un inquisidor preciso hasta la desesperación pero también un hombre maduro de auténtico valor, desprovisto de durezas injustificadas hacia quien cuestionaba".
Gracias a estas investigaciones, el ex Santo Oficio posee una historia cronológica del Padre Pío escrita por su "padre espiritual el sacerdote Benedetto, un documento riquísimo de información que hasta ahora había sido casi ignorado".
Tras explicar que después de 1939 no hay una forma clara de contar lo que aconteció con el sacerdote capuchino que falleció el 23 de septiembre de 1968, Castelli relata la forma en que Mons. Rossi recordaría, con sus propias palabras, al santo: "el Padre Pío es un buen religioso, ejemplar, ejercitado en la práctica de la virtud, dado a la piedad y elevado tal vez en grados de oración que van más allá de lo externo".
El Padre Pío, recordaba Mons. Castelli, era un hombre "resplandeciente en particular por una profunda humildad y una singular simplicidad que nunca han venido a menos ni siquiera en los momentos más graves, en los que estas virtudes fueron puestas a pruebas de manera grave y peligrosa".

El Papa: ¿Por qué bautizar a los niños y no esperar a que sean adultos y elijan?

CHRZEST, JOHN OGAH

El Pontífice en la Audiencia General del Miércoles y en este tiempo pascual reflexionó sobre la vida cristiana como renacimiento a través del primer sacramento de la Iglesia

El papa Francisco reflexionó sobre por qué hay que bautizar a los niños y no hay que esperar a que sean adultos para recibir el primer sacramento de la Iglesia.“De hecho, somos cristianos en la medida que dejamos que Jesús viva en nosotros”. Lo dijo este miércoles 11 de abril de 2018 en la Plaza de San Pedro. 
“Hay algunas personas que piensan: ¿Por qué bautizar a un niño que no entiende? Esperemos a que crezca y entienda y sea él mismo a pedir el bautismo”, cuestionó el Pontífice. 
“Pero – continuó – , esto significa no tener confianza en el Espíritu Santo. Porque cuando nosotros bautizamos a un niño entra en él el Espíritu Santo y el Espíritu Santo hace crecer en ese niño las virtudes cristianas que luego florecerán”. 
El Obispo de Roma que desde cuando era arzobispo de Buenos Aires insistía para que sus sacerdotes jamás negaran el sacramento del bautismo, especialmente a madres solteras, confirmó hoy: “Se debe dar siempre esta oportunidad a todos los niños; de tener dentro de ellos el Espíritu Santo para que los guíe por toda la vida”. 
“¡No se olviden de bautizar a los niños!”, expresó luego de una pausa y mirando de frente a la multitud presente. 
El contexto de la reflexión del Papa ha sido el pasaje de su catequesis sobre el compromiso que adquiere el bautizado ya adulto que se acerca por primera vez a este sacramento. 
Pues, la tradición del bautismo de los niños – explicó – tiene raíces en la antigüedad cuando eran bautizados en la fe cristiana de los padres. Y por eso, habló de la razón espiritual que está detrás de este dono de fe a los niños de brazo.  
Pues hay “un antes y un después en el Bautismo como camino de fe”, para que cada persona bautizada ayude a la transformación del mundo. 
En este sentido, remarcó que el bautismo es el primero de los sacramentos y “fundamento de toda la vida cristiana”, que es “la puerta que permite al Señor hacer su morada en nosotros e introducirnos en su Misterio”. 
Y contó que el verbo griego ‘bautizar’ significa sumergir. “El baño con el agua simboliza en varias creencias el paso de una condición a otra, es signo de purificación para un nuevo inicio”. 
Asimismo, el bautismo “nos hace misioneros en el mundo, cada uno según su propia vocación, para que el mundo crea y sea transformado”, expresó. 
Por último, Francisco ha dejado una tarea a todos los presentes, en este tiempo pascual, animó a los fieles a recordar el día de su bautismo. 
El bautismo como el “mayor regalo que hemos recibido, para que haciendo memoria de nuestra condición de cristianos tomemos conciencia de que pertenecemos a Dios y estamos llamados a ser testigos, en el ámbito donde vivimos, de la alegría de la salvación”. 
Cabe recordar, como es tradición en la pasada Vigilia Pascual, Francisco bautizó a varios catecúmenos adultos durante la celebración. En total este año fueron ocho, tres hombres y cinco mujeres, cuyas edades comprendían entre los 28 y los 52 años. 

Lunes de la tercera semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-15. 

Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo.
Algunos miembros de la sinagoga llamada "de los Libertos", como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él.
Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra,
sobornaron a unos hombres para que dijeran que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios.
Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín.
Entonces presentaron falsos testigos, que declararon: "Este hombre no hace otra cosa que hablar contra el Lugar santo y contra la Ley.
Nosotros le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá este Lugar y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés".
En ese momento, los que estaban sentados en el Sanedrín tenían los ojos clavados en él y vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel.

Salmo 119(118),23-24.26-27.29-30. 
Aunque los poderosos se confabulen contra mí,
yo meditaré tus preceptos.
Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros.

Te expuse mi conducta y tú me escuchaste:
enséñame tus preceptos.
Instrúyeme en el camino de tus leyes,
y yo meditaré tus maravillas.

Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley.
Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.


Evangelio según San Juan 6,22-29. 
Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".