viernes, 7 de octubre de 2016

7 cosas que no sabías sobre el sentido y los efectos del rezo del Rosario. Por Abel Camasca



El P. Juan Phalen, sacerdote de la Congregación de Santa Cruz, es muy conocido por su labor en el Apostolado del Rosario en Familia. En este mes del Rosario, les compartimos 7 cosas que todo cristiano debe saber sobre el profundo sentido y los curiosos efectos del rezo del Santo Rosario, que el P. Phalen compartió con ACI Prensa.
1. El Rosario es Cristo-céntrico
Aunque es una de las oraciones marianas más populares, el P. Phalen asegura que el rezo del Rosario es “Cristo-céntrico” porque tiene que ver con la vida de Jesús.
“Yo de niño pensaba que el Rosario se trataba de la vida de María – contó el presbítero-, pero he aprendido con el tiempo que es una colección de misterios que se concentran completamente en la vida de Jesús” y al rezarlo “estamos llegando a conocer mejor a Cristo”.
2. Su origen está en la Biblia
Tanto las oraciones como los misterios que conforman el Rosario, provienen de pequeños pasajes y palabras de la Biblia. “Las oraciones principales son el Padre Nuestro, Dios Te Salve María y Gloria. Todo eso se descubre en la Biblia”, recordó el sacerdote.
“Los misterios son los eventos centrales en la vida de Jesús en el gran misterio de la redención”, explica y agrega que es una contemplación de la Escritura.
3. Une a las familias que lo rezan
Una frase muy popular entre los católicos es “Familia que reza unida, permanece unida”. Fue acuñada el Siervo de Dios Padre Patrick Peyton, quien fuera miembro de la Congregación de Santa Cruz y fundador del Rosario en Familia y de Holy Cross Family Ministeries (Pastoral Familiar Santa Cruz).
Como miembro de esta congregación, el P. Phalen explica que según el lema del P. Peyton, cuando la familia se congrega en el nombre de Jesús y reza unida el Rosario, se vuelve más fuerte.
4. Trae paz al mundo
Otro lema del Padre Peyton era “un mundo en oración es un mundo en paz” y surgió por la experiencia que este Siervo de Dios durante la Segunda Guerra Mundial.
En aquel entonces “todo el mundo estaba concentrado en oración pidiendo la paz y realmente consiguieron la paz con mucha gente rezando el Rosario. Es posible tener paz en nuestro mundo si todo el mundo se pone a rezar”, asegura el P. Phalen.
5. Es un sacramental
El Santo Rosario pertenece al grupo de los “sacramentales” que, según el Catecismo (1667), son “signos sagrados con los que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia".
Por ellos, explica el Catecismo, “los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”.
6. Da calma a quien lo reza y baja la presión sanguínea
El Rosario ayuda a la persona a calmarse, los cual es muy importante en la vida familiar.
“Los doctores dicen que la alta presión se baja cuando uno reza el Rosario. Es verdad, científicamente lo han dicho. Calma a la persona repetir las oraciones de ‘Dios te salve María’, mientras que estamos pensando de lo que pasó en la vida de Jesús y lo que ha pasado en nuestra propia vida”, agregó el religioso.
En efecto, un estudio del año 2001 publicado en Gran Bretaña asegura que rezar el rosario es una práctica especialmente saludable para quienes padecen de presión alta porque ayuda a estabilizar el ritmo cardiaco.
7. Al rezarlo se viven los misterios de la fe
El P. Phalen asegura que podemos revisar y revivir nuestra propia vida en cada decena del Santo Rosario al meditar los misterios. El sacerdote propone pensar en las veces que hemos tenido una ‘anunciación’ importante en nuestra vida de fe, la ‘visita’ de alguien especial o cuando hemos estado cercanos al ‘nacimiento’ de un bebé.
El sacerdote anima a evocar estas experiencias especialmente cuando se reza en familia. “Lo que importa más en nuestra vida es la fe, la fe en Dios y cómo estamos delante de Dios. Queremos hablar de eso y la mejor manera de hacerlo es en el Santo Rosario”, agregó.

QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO (Plegaria del Padre Pío para después de la comunión)



QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO
(Plegaria del Padre Pío para después de la comunión)
Has venido a visitarme,
como Padre y como Amigo.
Jesús, no me dejes solo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Por el mundo envuelto en sombras
voy errante peregrino.
Dame tu luz y tu gracia.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En este precioso instante
abrazado estoy contigo.
Que esta unión nunca me falte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Acompáñame en la vida.
Tu presencia necesito.
Sin Ti desfallezco y caigo.
¡Quédate, Señor, conmigo!
Declinando está la tarde.
Voy corriendo como un río
al hondo mar de la muerte.
¡Quédate, Señor, conmigo!
En la pena y en el gozo
sé mi aliento mientras vivo,
hasta que muera en tus brazos.
¡Quédate, Señor, conmigo!

EL PRÓXIMO SÍNODO DE LOS OBISPOS SERÁ EN 2018 Y TRATARÁ SOBRE LOS JÓVENES, LA FE Y EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL


El Papa Francisco, tras las consultas pertinentes en la curia, los episcopados y otras personas y organismos, ha decidido convocar una nueva Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. Será en octubre en 2018 y su tema será “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
El Papa Francisco quiere el tema sea también desarrollado a la luz de la exhortación apostólica postsinodal “Amoris laetitia”, sobre la alegría del amor en el matrimonio y la familia, tema este que centró las asambleas sinodales de octubre de 2014 y de octubre de 2015.
El Papa Pablo VI, a propuesta del Concilio Vaticano II, instauró, de nuevo, en la Iglesia la estructura del Sínodo de los Obispos para promover una mayor colegialidad, comunión y corresponsabilidad en la vida y en la misión de la Iglesia

Hoy la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario. Por Abel Camasca


Hoy la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario

El 7 de octubre se celebra a la Virgen del Rosario, advocación que hace referencia al rezo del Santo Rosario que la propia Madre de Dios pidió que se difundiera para obtener abundantes gracias.
En el año 1208 la Virgen María se le apareció a Santo Domingo y le enseñó a rezar el Rosario para que lo propagara. El santo así lo hizo y su difusión fue tal que las tropas cristianas, antes de la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571), rezaron el Santo Rosario y salieron victoriosos.
El Papa San Pío V en agradecimiento a la Virgen, instituyó la fiesta de la Virgen de las Victorias para el primer domingo de octubre y añadió el título de “Auxilio de los Cristianos” a las letanías de la Madre de Dios.
Más adelante, el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la Fiesta al de Nuestra Señora del Rosario y Clemente XI extendió la festividad a toda la Iglesia de occidente. Posteriormente San Pío X la fijó para el 7 de octubre y afirmó: “Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo”.
Rosario significa “corona de rosas y, tal como lo definió el propio San Pío V, “es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor".
San Juan Pablo II, quien añadió los misterios luminosos al rezo del Santo Rosario, escribió en su Carta Apostólica “Rosarium Virginis Mariae” que este rezo mariano “en su sencillez y profundidad, sigue siendo también en este tercer Milenio apenas iniciado una oración de gran significado, destinada a producir frutos de santidad”.
El Papa peregrino termina esa misma Carta con una hermosa oración del Beato Bartolomé Longo, apóstol del Rosario, que dice:
Oh Rosario bendito de María, dulce cadena que nos une con Dios,
vínculo de amor que nos une a los Ángeles,
torre de salvación contra los asaltos del infierno,
puerto seguro en el común naufragio, no te dejaremos jamás.

Tú serás nuestro consuelo en la hora de la agonía.
Para ti el último beso de la vida que se apaga.
Y el último susurro de nuestros labios será tu suave nombre,
oh Reina del Rosario de Pompeya,
oh Madre nuestra querida,
oh Refugio de los pecadores,
oh Soberana consoladora de los tristes.

Que seas bendita por doquier, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.
Mayor información en los siguientes enlaces:

Viernes de la vigésima séptima semana del tiempo ordinario


Carta de San Pablo a los Gálatas 3,7-14. 

Hermanos:
Reconozcan, entonces, que los verdaderos hijos de Abraham son los que tienen fe.
La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anticipó esta buena noticia a Abraham, prometiéndole: En ti serán bendecidas todas las naciones.
De esa manera, los que creen son los que participan de la bendición de Abraham, el creyente.
En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley.
Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por al Ley, ya que el justo vivirá por la fe.
La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos.
Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: Maldito el que está colgado en el patíbulo.
Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.

Salmo 111(110),1-2.3-4.5-6. 
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.

Su obra es esplendor y majestad,
su justicia permanece para siempre.
Él hizo portentos memorables,
el Señor es bondadoso y compasivo.

Proveyó de alimento a sus fieles
y se acuerda eternamente de su alianza.
Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,
dándole la herencia de las naciones.



Evangelio según San Lucas 11,15-26. 
Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino? Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras,
pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'.
Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada.
Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.







Leer el comentario del Evangelio por : San Buenaventura