lunes, 1 de enero de 2018

Oración a la Virgen niña




Bendíceme Niña Inmaculada, bendice también y protege a todos los seres queridos de mi familia

Dulcísima Niña María, radiante Aurora del Astro Rey, Jesús, escogida por Dios desde la eternidad para ser la Reina de los cielos, el consuelo de la tierra, la alegría de los ángeles, el templo y sagrario de la adorable Trinidad, la Madre de un Dios humanado.
Me tienes a tus plantas, oh infantil Princesa, contemplando los encantos de tu santa infancia.
En tu rostro bellísimo se refleja la sonrisa de la Divina Bondad, tus dulces labios se entreabren para decirme: “Confianza, paz y amor…”
¿Cómo no amarte, María, luz y consuelo de mi alma…, ya que te complaces en verte obsequiada y honrada en tu preciosa imagen de Reina parvulita?
Yo me consagro a tu servicio con todo mi corazón. Te entrego, amable Reina, mi persona, mis intereses temporales y eternos.
Bendíceme Niña Inmaculada, bendice también y protege a todos los seres queridos de mi familia.
Se tu, Infantil Soberana, la alegría, la dulce Reina de mi hogar, a fin de que por tu intercesión y tus encantos reine e impere en mi corazón y en todos los que amo, el dulcísimo Corazón de Jesús Sacramentado. Amén.

¿Por qué ayunar antes de tomar la Comunión?


¿Durante cuánto tiempo antes de la Misa hay que estar sin tomar alimento?

¿Por qué antes de la Misa hay que estar en ayunas? ¿Sigue estando en pie esa obligación? ¿Y cuánto tiempo hay que estar sin comer? (F., Alessandria)
 
 
Responde el p. Antonio Rizzoli
 
Escribía san Agustín: “Cuando por primera vez los Apóstoles recibieron la Eucaristía, no la recibieron en ayunas. Sin embargo, no hay que acusar por esto a la Iglesia universal, en la que la Eucaristía se recibe siempre y solo por quien está en ayunas. Le complace al Espíritu Santo que, por reverencia ante tan grande Sacramento, e la boca del cristiano entrase antes el Cuerpo del Señor que otro alimento”.
 
Está claro cuál es el motivo del ayuno: por respeto hacia el Cuerpo del Señor. Se trata de disponerse a este encuentro con Cristo no solo desde el punto de vista espiritual, sino también material. Es toda la persona la que se dispone a entrar en comunión con el Señor, para dejarse transformar por Él. No se trata por tanto de observar una norma, sino de darnos cuenta de este gran don que vamos a recibir. Por esto es bueno disponerse a vivir la Misa con la oración y el recogimiento.
 
Anteriormente el ayuno antes de la Comunión comprendía cualquier alimento y bebida, hasta que Pío XII en 1953 permitió, además de las medicinas, también el agua. Respecto a la duración, desde el tiempo de santo Tomás de Aquino comenzaba la medianoche anterior. Pío XII, en 1953, la redujo a tres horas antes, y Pablo VI en 1965 a una hora.
 
Hoy, el Código de Derecho Canónico prescribe abstenerse “por espacio de al menos una hora antes de la sagrada comunión de cualquier alimento o comida, con excepción solamente del agua y los medicamentos”. Los ancianos, enfermos y personas que los cuidan pueden recibir la Eucaristía aunque hayan tomado algo en la hora anterior. 
 

10 razones para amar y honrar a la Virgen María

Coronación de la Virgen María / Crédito: Pintura de Raúl Berzosa
La Virgen María estuvo presente en la encarnación, nacimiento, primer milagro, pasión y muerte de Jesucristo, recibió con los apóstoles al Espíritu Santo en Pentecostés, y hoy sigue participando de la historia de la salvación llevando a todos los fieles a su Hijo.
El National Catholic Register propone 10 razones para crecer en el amor a la Madre de Dios, porque mientras más se recurra a ella, más podrá ayudar al ser humano en su camino al cielo.
1. Amar a María es agradable a Dios
No se puede superar a Dios. Nadie ha amado y honrado a María más de lo que Dios lo hizo. Dios Padre la eligió para ser la Madre de su Hijo único; ella es la esposa del Espíritu Santo y la madre del Hijo unigénito de Dios.
2. Es ejemplo de humildad
“Como la más humilde sierva del Señor que está ‘llena de gracia’ María era el instrumento perfecto de Dios, porque ella no era otra cosa que su instrumento”, dijo el escritor católico y místico, Thomas Merton.
3. Es una manera de imitar a Jesús 
Jesús sigue el Cuarto Mandamiento y honra a su madre. Por lo tanto, todo hijo de Dios debe hacer lo mismo.
4. Es una forma de imitar a los santos
No hay santo que no amara ni honrara a María. Muchos de ellos raramente no tenían un Rosario a la mano.
5. María es la intercesora por excelencia
Jesús realizó su primer milagro público porque su madre intercedió. Cristo dijo que todavía no era su hora, pero su Madre le pidió ayuda. La Biblia es clara: María influye en su Hijo.
6. Es bíblico incluir a María
La Santísima Madre fue parte de la encarnación, nacimiento, primer milagro, pasión y muerte de Jesús y recibió al Espíritu Santo junto a los apóstoles. Se cree que estuvo presente durante la Ascensión de Nuestro Señor. Jesús y María van juntos.
7. Es histórico
Durante los tiempos del Antiguo Testamento, era a la Reina, la madre del rey en aquellos días, a quien la gente acudía con sus peticiones. La mejor oportunidad de obtener una buena respuesta del rey era la petición de su madre. Así fue como se hizo durante el tiempo del Rey David, y Jesús desciende de la Casa de David.
8. Dios continúa dándonos a su madre
Una multitud de apariciones marianas aprobadas por la Iglesia muestra que Dios continúa enviando a su madre para que nos ayude. Por ejemplo, en Fátima, hace 100 años, el 13 de octubre, hubo 70.000 personas que presenciaron el denominado “Milagro del sol”, en el que la Virgen María se aparece a los pastorcitos Jacinta, Francisco y Lucía. Su mensaje para nosotros es orar y hacer reparación por los pecados de los hombres.
9. El Rosario es un arma poderosa
El Padre Pío y muchos santos lo llamaron un arma contra el mal y lo rezaron continuamente. Hay muchas historias de milagros documentadas e historias personales atribuidas al rezo del Rosario.
10. María es justa
Nadie podría argumentar que ella no es la más justa, por ello, la Biblia da fe del poder de sus oraciones.
“La oración del justo tiene gran poder en su efecto” (Santiago 5:16) y “Dios oirá las oraciones de los justos” (Prov. 15:20).