miércoles, 11 de enero de 2017

Los 10 ‘no’ de María Así puede suceder también en relación con la Virgen María. Para valorar más ese ‘sí’ que dio al Señor, puede ayudarnos reflexionar en estos diez ‘no’


Los 10 ‘no’ de María




‘No serían tan bellos los días claros, sin el contraste con los nublados’, decía mi mamá, qepd, y es verdad: si amanece lloviendo y sopla un viento helado, y al otro día brilla el sol, lo agradecemos más recordando el día anterior.
Así puede suceder también en relación con la Virgen María. Para valorar más ese ‘sí’ que dio al Señor, puede ayudarnos reflexionar en estos diez ‘no’:
1. NO puso condiciones. Al saberse elegida para ser Madre de Dios, no exigió nada, no puso ‘peros’ ni pretextos. Le bastó para aceptar, su deseo de cumplir Su voluntad.
2. NO se envaneció. Las jovencitas de su tiempo anhelaban ser madre del Mesías; al ser Ella la elegida, no perdió piso ni se creyó mejor, se reconoció —y no era falsa modestia— la esclava del Señor.
3. NO lo divulgó. No contó su noticia, ni para presumir ni para desahogarse, ni a José ni a nadie. Supo callar, dejar que se supiera cuando y como Dios quisiera.
4. NO se centró en sí misma. No se dedicó a descansar y a mimarse. Al enterarse de que su parienta Isabel, que era mayor, estaba embarazada, fue presurosa a ayudarla.
5. NO pidió privilegios. Al saber que debían ir a empadronarse a Belén, pudo haber pedido a Dios que enviara un angelito ‘gestor’, un ‘coyote’ celestial para ahorrarse el trámite. Cuando tuvieron que salir huyendo a Egipto por culpa de Herodes, no propuso: ‘mátenlo a él y déjenos tranquilos’. Cuando Jesús, de doce años, se les perdió, no solicitó un ‘GPS’ para localizarlo, sino se puso a buscarlo. Nunca pidió trato ‘VIP’ para evitar alguna dificultad.
6. NO se atoró en los ‘hubiera’. Cuando tuvo que dar a luz en condiciones muy distintas a las que hubiera preparado, no se frustró pensando: ‘¡en casa hubiera tenido cuna, chambritas, y a mi mamá que me hubiera ayudado!’. Se iba adaptando a lo que Dios permitía, y hacía lo mejor con lo que tenía.
7. NO se aisló. Pudo haberse encerrado con José y el Niño a disfrutar solitos su felicidad, pero desde el principio lo entregó a los demás, a los pastores, a los Magos de Oriente, y más adelante a toda la gente.
8. NO suplicó cambio de planes. María reveló a santa Teresa que cuando el anciano Simeón mencionó la espada, Ella tuvo la visión de la Pasión. ¡Vio la cruz que le esperaba a Jesús! Pudo haberse postrado a suplicar a Dios que no lo permitiera, pero lo aceptó. Tanto así que cuando en Caná Él dijo que todavía no llegaba Su hora, Ella intervino, aun sabiendo que podría provocar que esa hora se pudiera adelantar.
9. NO rechazó ser nuestra Madre. Desde la cruz, su Hijo la encomendó a Su discípulo amado, y en él a todos nosotros. ¡Qué difícil aceptar ser Madre de aquéllos por cuyos pecados Jesús murió! Pero nuevamente dijo ‘sí’. Y no de mala gana. A san Juan Diego le dijo ¡que era un honor ser nuestra Madre! ¡Qué amor tan grande!
10. NO deja de amarnos y de interceder por nosotros. María no les guardó rencor a los discípulos que abandonaron a Jesús en la cruz. Tras la Ascensión, se dedicaba a orar con y por ellos, e imaginamos cuánto la alegró verlos, llenos de Espíritu Santo, salir a predicar. Y cuando fue asunta al cielo, pudo haberse dedicado a disfrutarlo y olvidarnos, pero no ha sido así. Está pendiente de nuestras necesidades, angustias y dificultades, y se la pasa rogando a Dios por nosotros. Vive en la patria celestial, atenta a la terrenal.
En este 1° de enero, en que celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios, pidámosle nos ayude a imitarla en su ‘sí’ y en sus ‘no’, y añadamos tres más: NO la olvidemos, NO la dejemos de amar, y NO dejemos nunca de recurrir a su amorosa intercesión maternal.
Artículo originalmente publicado por SIAME

Miércoles de la primera semana del tiempo ordinario


Carta a los Hebreos 2,14-18. 

Hermanos:
Ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio,
y liberar de este modo a todos los que vivían completamente esclavizados por el temor de la muerte.
Porque él no vino para socorrer a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham.
En consecuencia, debió hacerse semejante en todo a sus hermanos, para llegar a ser un Sumo Sacerdote misericordioso y fiel en el servicio de Dios, a fin de expiar los pecados del pueblo.
Y por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba.

Salmo 105(104),1-2.3-4.6-7.8-9. 
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
hagan conocer entre los pueblos sus proezas;
canten al Señor con instrumentos musicales,
pregonen todas sus maravillas!

¡Gloríense en su santo Nombre,
alégrense los que buscan al Señor!
¡Recurran al Señor y a su poder,
busquen constantemente su rostro!

Descendientes de Abraham, su servidor,
hijos de Jacob, su elegido:
el Señor es nuestro Dios,
en toda la tierra rigen sus decretos.

El se acuerda eternamente de su alianza,
de la palabra que dio por mil generaciones,
del pacto que selló con Abraham,
del juramento que hizo a Isaac.



Evangelio según San Marcos 1,29-39. 
Jesús salió de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato.
El se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos.
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados,
y la ciudad entera se reunió delante de la puerta.
Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él.
Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando.
Simón salió a buscarlo con sus compañeros,
y cuando lo encontraron, le dijeron: "Todos te andan buscando".
El les respondió: "Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido".
Y fue predicando en las sinagogas de toda la Galilea y expulsando demonios.