sábado, 2 de marzo de 2019

Los ángeles custodios de san Francisco de Asís


Se manifestaban de manera particular en la Porcíncula

Las fuentes franciscanas han mencionado en varias ocasiones la devoción de san Francisco hacia los espíritus angélicos. En “Contatto con gli angeli custodi” (Contacto con los ángeles custodios), Marcello Stanzione (Sugarco Edizioni) explica que su primer biógrafo, fray Tommaso da Celano, así escribe al respecto: “Veneraba amorosamente a los ángeles”.
“Venerados como compañeros”
San Francisco “decía que éstos deben ser venerados donde quiera como compañeros y no menos invocados como custodios. Enseñaba a no ofender su mirada y a no atreverse a hacer lo que no se haría frente a los hombres”. En la primera biografía del santo se subraya el recuerdo de Santa María de los Ángeles, la Porciúncula, lugar predilecto de san Francisco, porque “es el lugar favorito de las gracias más abundantes y de frecuentes visitas de espíritus angélicos” (1 Cel 106: 503; Spec 83: 786).
Santa María de los Ángeles
En dos años de vida ermitaña Francisco terminó de reparar también la iglesia abandonada de Santa María de los Ángeles, que escogió para vivir “a causa de su veneración a los ángeles y su especial amor por la madre de Cristo” (Leg M 3,8: 1048). Las fuentes franciscanas definen este lugar “colmado de una gracia más abundante” porque en él los espíritus celestiales “irradian su luz” y hacen “resonar los himnos” durante las noches (Spec 84: 1782).
Los tronos celestiales
Un pasaje de la primera Regla, según el modelo de la invocación orante, recuerda a los tres arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael junto a los coros angélicos: Serafines, Querubines, Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades, Virtudes, Ángeles y Arcángeles (Rnb 23:67). En estas narraciones medievales existe la idea teológica de la ocupación de los tronos celestiales, desocupados por los ángeles inicuos o diablos y reservados a los santos, especialmente a aquellos que han vivido en virginidad como los espíritus celestiales.
El éxtasis de Francisco
En las leyendas se recuerda la visión de fray Pacífico que vio a san Francisco en éxtasis sobre un trono “más espléndido y glorioso” que todos los demás tronos, mientras la voz sobrenatural declaraba que ese trono había sido reservado a san Francisco por su humildad, cuando había sido destinado al ángel inicuo Lucifer que lo perdió a causa de su orgullo y soberbia. Por eso san Francisco fue llamado por sus seguidores y admiradores “Padre seráfico” (2 Cel 122:707; Leg M 6,6: 111; Leg P 23: 1570; Spec 60: 1750).

Lecturas del Sábado de la 7ª Semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (17,1-13):

EL Señor creó al ser humano de la tierra,
y a ella lo hará volver de nuevo.
Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo,
y les dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra.
Los revistió de una fuerza como la suya
y los hizo a su propia imagen.
Hizo que todo ser viviente los temiese,
para que dominaran sobre fieras y aves.
Discernimiento, lengua y ojos,
oídos y corazón les dio para pensar.
Los llenó de ciencia y entendimiento,
y les enseñó el bien y el mal.
Puso su mirada en sus corazones,
para mostrarles la grandeza de sus obras,
y les concedió gloriarse por siempre de sus maravillas.
Por eso alabarán su santo nombre,
para contár la grandeza de sus obras.
Puso delante de ellos la ciencia,
y les dejó en herencia una ley de vida.
Estableció con ellos una alianza eterna,
y les enseñó sus decretos.
Sus ojos vieron la grandeza de su gloria
y sus oídos oyeron su voz gloriosa.
Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad»,
y les dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.
La conducta humana está siempre ante Dios,
no puede ocultarse a sus ojos.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 102,13-14.15-16.17-18a

R/. La misericordia del Señor dura siempre, 
para los que cumplen sus mandatos

V/. Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R/.

V/. Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla. R/.

V/. Pero la misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,13-16):

EN aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.

Palabra del Señor