martes, 4 de abril de 2017

El mensaje URGENTE de Fátima no pierde vigencia. ¿Le haremos caso a la Virgen?


Son las 5 de la madrugada en el Santuario Nacional del Corazón de María. La imagen de la Virgen recién llegada de Fátima ha estado peregrinando por todo Panamá. Hoy le tocaba estar en mi parroquia.
Han expuesto al Santísimo para la adoración Eucarística toda la noche. Muchos madrugaron en esta vigilia acompañando a Jesús. Rezando. Pidiéndole gracias. Diciéndole que le aman.
Desde la noche anterior, las filas del confesionario han sido interminables. No ha caído en oídos sordos el llamado de la Virgen a la conversión. 
Siempre recomiendo una buena confesión sacramental. No es igual acercarte a Jesús con el alma limpia que cubierta de pecados. Aunque Él igual te recibirá y amará, he notado la gran diferencia. Después de confesarte, tienes el alma dispuesta a las gracias que Él te quiere dar.
Un buen ejemplo es éste: Llegas a una fuente de agua cristalina y llevas contigo un vaso de cristal enlodado. Lo llenas de agua ¿La beberás?
El alma debe estar dispuesta a la gracia. Créeme son momentos irrepetibles.
Me he impresionado. Pasé al frente donde está el altar,  y me postré de rodillas ante Jesús Sacramentado. Me acordé de todos esos saludos que me piden los lectores. “Cuándo lo visite no olvide enviarle mis saludos”, me dicen a menudo. Bueno, le dejé tus saludos. Le pedí por tus necesidades y el bienestar de tu familia.
Orar por los demás es maravilloso. Sobre todo cuando rezas con fervor por aquellos que te han hecho daño. Es más fácil así perdonarlos del todo… perdonar y olvidar.
Luego fui a ver la imagen peregrina de nuestra Señora de Fátima. Estuve un rato de rodillas rezando ante la imagen bellísima de la Virgen.
¿Recuerdas que te conté una vez que mi sueño era ir a Fátima? De alguna forma Fátima ha venido a Panamá. No me lo podía creer.
¿Qué ves cuando estás de frente a esta imagen que representa a nuestra madre del cielo?
Imaginé que vería una sonrisa. La miré a los ojos y lo que encontré fue dolor, tristeza, la angustia de una madre cuyos hijos se pierden.
Sus palabras han resonado en mi alma muy hondo:
“¡No ofendan más a Dios, Nuestro Señor, pues ya está muy ofendido!”
 La miré de nuevo y seguía con esa mirada de tristeza. Escuché en mi corazón esta palabra:
“PENITENCIA”.
El mensaje de Fátima es contundente y actual.
En su cuarta aparición le dijo a los pastorcitos los que más nos impacta y nos duele. Te recuerda que en cierta forma somos responsables los unos de los otros:
“Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores. Tienen que recordar que muchas almas se condenan porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellas”.
Recé un Ave María, y me levanté dispuesto a hacer lo que nos pide la Madre: Oración (nos urgió el rezo diario del santo Rosario) y hacer penitencia, por las almas de los grandes pecadores.
Era el momento de la procesión.  Qué alegría tener a María por madre.
Ave María, llena de gracia…

25 grandes libros para acercarse a Dios


"La lectura espiritual nos prepara para la oración y para la práctica de las virtudes"

Una de las mejores experiencias en la vida consiste en terminar un buen libro.  La lectura amplía nuestros horizontes, alimenta nuestro espíritu y nos ayuda a ponerle palabras a nuestro mundo interior. Pero ¡ojo! no cualquier lectura.
“Tan grande es el provecho que causan los libros buenos, cuanto es grande el daño que causan los libros malos; así como aquellos han sido con frecuencia causa de conversión de muchos pecadores, así estos causan la ruina de muchos jóvenes” (San Alfonso María de Ligorio).
Tan necesaria, quizás, como la oración es la lectura para la vida espiritual. Escribe San Bernardo: “La lectura espiritual nos prepara para la oración y para la práctica de las virtudes” y luego añade, a modo de conclusión “la lectura y la oración son las armas con que se vence al demonio y se conquista el cielo”. 
Ayuda muchísimo reservar un tiempo en nuestro día y alejarnos de las distracciones, con el fin de leer libros que aumenten nuestro conocimiento y comprensión de la fe. ¡Podemos ponernos como meta leer al menos tres libros al año! Para ayudarte en esta resolución, el equipo de Catholic-Linkha compilado una lista de lecturas espirituales de autores diversos para que te animes a leer, no solo uno, sino varios.
1La Biblia católica (¡Por supuesto!)
2. El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli.
3. Ortodoxia, G.K. Chesterton.
4. La Cena del Cordero, Scott Hahn.
5La paz interior, Jacques Philippe.
6. Cinco Panes y Dos Peces, Card. Francisco Xavier Nguyen Van Thuan.
7. Cartas del diablo a su sobrino, C. S. Lewis.
8. El silencio de María, Ignacio Larrañaga.
9. Testigos de esperanza, Card. Francisco Xavier Nguyen Van Thuan.
10. Jesucristo, Karl Adam.
11. Confesiones, San Agustín.
12. La libertad interior, Jacques Philippe.
13. El arte de aprovechar nuestras faltas, José Tissot.
14. Jesús de Nazaret, Benedicto XVI.
15. Introducción a la vida devota, San Francisco de Sales.
16. Florecillas, San Francisco de Asís.
17Las glorias de María, San Alfonso María de Ligorio.
18. Historia de un alma, Santa Teresita del Niño Jesús.
19. En las fuentes de la alegría, San Francisco de Sales.
20. Llamados a la vida, Jacques Philippe.
21. Un fuego que enciende otros fuegos, San Alberto Hurtado.
22. Discernimiento de los espíritus, Juan B. Scaramelli.
23. La amistad espiritual, San Elredo de Rievaulx.
24. El pozo de Jacob, Segundo Galilea.
25. Introducción a la vida de oración, Romano Guardini.
(Muchos de estos libros los puedes encontrar en formato PDF en la web o adquirirlos en Amazon.com)

Estos son solo algunos de nuestros favoritos. ¡Nos encantaría escuchar sus sugerencias! ¡Buena lectura!


Martes de la quinta semana de Cuaresma


Libro de los Números 21,4-9. 

Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia
y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: "¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!".
Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: "Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes". Moisés intercedió por el pueblo,
y el Señor le dijo: "Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un asta. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará curado".
Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un asta. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba curado.

Salmo 102(101),2-3.16-18.19-21. 
Señor, escucha mi oración
y llegue a ti mi clamor;
no me ocultes tu rostro
en el momento del peligro;
inclina hacia mí tu oído,
respóndeme pronto, cuando te invoco.

Las naciones temerán tu Nombre, Señor,
y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria:
cuando el Señor reedifique a Sión
y aparezca glorioso en medio de ella;
cuando acepte la oración del desvalido
y no desprecie su plegaria.

Quede esto escrito para el tiempo futuro
y un pueblo renovado alabe al Señor:
porque él se inclinó desde su alto Santuario
y miró a la tierra desde el cielo,
para escuchar el lamento de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.



Evangelio según San Juan 8,21-30. 
Jesús dijo a los fariseos:
"Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir".
Los judíos se preguntaban: "¿Pensará matarse para decir: 'Adonde yo voy, ustedes no pueden ir'?".
Jesús continuó: "Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo.
Por eso les he dicho: 'Ustedes morirán en sus pecados'. Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados".
Los judíos le preguntaron: "¿Quién eres tú?". Jesús les respondió: "Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo.
De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo".
Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.
Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó.
El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada".
Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.