lunes, 2 de julio de 2018

¿Por qué rezar a san Antonio cuando se pierde algo?


La veneración tiene origen popular, pero también hay que buscarla en la oración del "Sequeri"

San Antonio de Padua es sin duda uno de los santos más venerados en el mundo, y es famoso también por ser el santo que ayuda a encontrar las cosas perdidas. ¿Por qué?
 
Oración para encontrar algo perdido
 
Esta particular veneración tiene seguramente orígenes populares, pero también hay que buscarla en el “si quaeris miracula” más comúnmente conocido como “Sequeri”, una de las oraciones más conocidas y recitadas del mundo. Se trata de un responsorio latino en honor de san Antonio, especialmente para pedir el hallazgo de objetos perdidos (resque perditas).
 
El texto se remonta a fray Juliano de Spira, que lo compuso en 1233 como responsorio del Oficio rítmico (hoy llamado Liturgia de las Horas) para la fiesta de San Antonio. Esta es una versión traducida del latín al español:
 
Si buscas milagros, he aquí que son expulsados la muerte, el error, las calamidades y el demonio; he aquí que los enfermos son sanados.
 
El mar se calma, las cadenas se rompen; los jóvenes y los viejos piden y encuentran la salud y las cosas perdidas.
 
Se alejan los peligros, desaparecen las necesidades: da fe de ello quien ha experimentado la protección del Santo de Padua.
 
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amen.
 
Encontrarse a sí mismos
 
Hay que decir también que al “Santo” de Padua se le confían todas esas personas que se sienten perdidas y que piden con la oración y el silencio la Gracia de encontrarse a sí mismas. Quienes han visitado la Basílica en Padua, donde se guarda su tumba, pueden atestiguar que San Antonio es de verdad para muchos una invitación a volver al Señor, a convertirse y a empezar una nueva vida.
 
Ayúdame a encontrar
 
Ofrecemos a continuación la oración para invocar la ayuda de San Antonio a la hora de buscar algo perdido. Desde objetos de la vida cotidiana, a documentos importantes, a la propia fe.
 
Glorioso San Antonio, tu has ejercido el divino poder de encontrar lo que estaba perdido. Ayúdame a volver a encontrar la Gracia de Dios, y hazme celoso en el servicio de Dios y en vivir las virtudes. Hazme encontrar lo que estaba perdido, para mostrarme la presencia de tu bondad. (Padre nuestro, Ave María, Gloria)
 
Oremos
 
San Antonio, glorioso siervo de Dios, famoso por tus méritos y poderosos milagros, ayúdanos a encontrar las cosas perdidas; danos tu ayuda en la prueba; e ilumina nuestra mente en la búsqueda de la voluntad de Dios. Ayúdanos a encontrar de nuevo la vida de la gracia que nuestro pecado destruyó, y condúcenos a la posesión de la gloria que nos prometió el Salvador. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amen.
 
Las oraciones proceden del sitio oficial santantonio.org

Lunes de la decimotercera semana del tiempo ordinario


Lunes de la decimotercera semana del tiempo ordinario


Libro de Amós 2,6-10.13-16. 
Así habla el Señor:
Por tres crímenes de Israel, y por cuatro, no revocaré mi sentencia. Porque ellos venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias;
pisotean sobre el polvo de la tierra la cabeza de los débiles y desvían el camino de los humildes; el hijo y el padre tienen relaciones con la misma joven, profanando así mi santo Nombre;
se tienden sobre ropas tomadas en prenda, al lado de cualquier altar, y beben en la Casa de su Dios el vino confiscado injustamente...
¡Y pensar que yo destruí ante ellos al amorreo, cuya altura era igual a la de los cedros y que era fuerte como las encinas: arranqué su fruto por arriba y sus raíces por debajo!
Y a ustedes, los hice subir del país de Egipto y los conduje cuarenta años por el desierto, para que tomaran en posesión el país del amorreo.
Por eso, yo los voy a aplastar, como aplasta un carro cargado de gavillas.
El hombre veloz no tendrá escapatoria, el fuerte no podrá valerse de su fuerza ni el valiente salvará su vida;
el arquero no resistirá, el de piernas ágiles no escapará, el jinete no salvará su vida,
y el más valeroso entre los valientes huirá desnudo aquel día -oráculo del Señor-.

Salmo 50(49),16bc-17.18-19.20-21.22-23. 
¿Cómo te atreves a pregonar mis mandamientos
y a mencionar mi alianza con tu boca,
tú, que aborreces toda enseñanza
y te despreocupas de mis palabras?

Si ves a un ladrón, tratas de emularlo;
haces causa común con los adúlteros;
hablas mal sin ningún reparo
y tramas engaños con tu lengua.

Te sientas a conversar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu propia madre.
Haces esto, ¿y yo me voy a callar?
¿Piensas acaso que soy como tú?
Te acusaré y te argüiré cara a cara.

Entiendan bien esto, los que olvidan a Dios,
no sea que yo los destruya sin remedio.
El que ofrece sacrificios de alabanza,
me honra de verdad;
y al que va por el buen camino,
le haré gustar la salvación de Dios."



Evangelio según San Mateo 8,18-22. 
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla.
Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas".
Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza".
Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre".
Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".