lunes, 5 de septiembre de 2016

El arte de hablar “de lo católico” al mundo secular El director de la película Pobreza, S.A. cuenta a Aleteia acerca de la comunicación de una manera que es fácilmente aceptable para el público en general


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Apuesto a que no han sido pocas las veces que has pasado por la experiencia de decir algo a Menganito, sin que surtiera mucho efecto, para luego escuchar a tu cónyuge o algún amigo decir exactamente lo mismo, con otras palabras, y que Menganito valorara y agradeciera dicho comentario. O en el caso de los niños, que obedecieran inmediatamente cuando a ti te habían ignorado, por ejemplo.
Pues el cineasta e investigador Michael Matheson Millerha ofrecido recientemente un ejemplo de cómo el éxito de un acto comunicativo se encuentra en la accesibilidad de un público determinado a tus palabras en particular. Miller es director de un nuevo documental llamado Pobreza, S.A.y durante una entrevista reciente con Aleteia, Zoe Romanowsky le preguntó de qué forma aportan sus películas algo nuevo y cómo hace para comunicarse con el público. Miller respondió:
“Una de las cosas que la fe católica puede ofrecer es una visión muy rica, coherente, reflexiva y satisfactoria del ser humano (…). Así que llevar este mensaje a un mundo que está cada vez más secularizado supone usar diferentes canales.
No intentábamos ser taimados [con la película]; simplemente aplicábamos este entendimiento filosófico a preguntas sobre economía y pobreza para luego mostrarlos y explicarlos de una forma aceptable a un público general.
Estando en una rueda de prensa en un festival de cine, respondí a una pregunta explicando cómo operamos desde un lugar de racionalidad restringida y reduccionista —una idea que intenté verbalizar de forma accesible—  y todos empezaron a aplaudir. Y lo que hice simplemente fue parafrasear el discurso de Ratisbona de Joseph Ratzinger, Benedicto XVI. Y todas estas personas respondieron con un Sí, tiene toda la razón. ¿Y por qué? Porque es verdad y es coherente y es razonable, según nuestra experiencia como seres humanos.
Creo que en cierto sentido es una gran oportunidad para que seamos innovadores: representar las verdades fundamentales sobre el ser humano y la sociedad en un lenguaje que provoque en las personas la reacción de: Ah, yo quiero pensar sobre eso; quiero reflexionar sobre eso otro; nunca había pensado sobre eso antes”.

FORMARNOS PARA EL NUEVO CURSO PASTORAL

Durante estos días en los que nos preparamos para comenzar el nuevo curso pastoral bajo el lema: “Involucrar (se)”, se nos invita a reflexionar uno de los temas desarrollados en el Sínodo Diocesano. Concretamente,  el tema 2 que lleva por título: “Identidad cristiana: Quién es un fiel cristiano y formas de existencia cristiana”.
Este año dedicado al discipulado es una buena oportunidad para volver a las constituciones sinodales que recoge este importante documento. Al mismo se puede acceder mediante este enlace:

San Nicolas, Obispo 6 de Diciembre

San Nicolas, Obispo
6 de Diciembre


San Nicolás, cuyo nombre significa "protector y defensor de los pueblos" fue tan popular en la antigüedad que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado por los fieles en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, consiguiendo éstos favores admirables por parte del santo. 
Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio. 
Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio. 
Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles. 
En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira. 
El santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.
En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.
Más recursos:

Jesús Eucaristía, sé Tú mi primera ilusión




Quiero ser un enamorado de la Eucaristía. Ver en ella el gran milagro que ocurre ante nosotros y que pocas veces nos percatamos.
De tantos santos, me gustaría parecerme  a San Luis, Rey de Francia. Un hombre humilde, a pesar de ser rey, justo y enamorado de Jesús. Lees su testamento y te sientes profundamente impresionado:
“Es necesario evitar siempre todo pecado grave, y estar dispuesto a sufrir cualquier otro mal, antes que cometer un pecado mortal. Lo más importante de la vida es amar a Dios con todo el corazón…”
Esto te lo dice alguien que fue rey.
El mundo necesita gobernantes piadosos como él, que nos lleven por buen camino, y nos den ejemplo con sus vidas y sus actos. Personas con recta intención, que nos devuelvan la paz, la prosperidad  y la esperanza.
Hay una anécdota que se le atribuye a san Luis y que siempre me ha impresionado. Suelo contarla cuando me invitan a alguna emisora de radio católica.
Se cuenta que San Luis fue a misa. Vivía con un especial fervor el momento de la consagración del pan y del vino.  Aquella mañana cuando terminó la eucaristía San Luis salió detrás de un sencillo campesino que acababa de comulgar, lo detuvo y se arrodilló frente a él. El campesino aterrado se preguntaba que pasaba. Y san Luis humildemente respondió: “Es que usted lleva a nuestro Señor”.
Somos sagrarios vivos, y llevamos a nuestro Señor a los demás al salir de cada misa.
“¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes?”  (1 Corintios 6, 19):
Por eso debes cuidar tanto tus palabras y pensamientos. Que Dios se sienta a gusto morando en ti.
…el que se une al Señor se hace un solo espíritu con él.” (1 Corintios 6, 17)
Sé ejemplo con una santa vida.
Prepárate bien antes de participar de la santa Misa.
Hoy me escribí con el padre Juan, un sacerdote amigo que vive en Ecuador. Hablamos justamente de san Luis, el patrono de su Parroquia y me comentó: “San Luis se preparaba desde el jueves para la Santa Misa y hasta el miércoles hacía acción de gracias por la comunión”.
“Qué lejos estoy de la santidad”, me he dicho avergonzado. Me vi llegando apurado, un minuto antes que iniciara la Misa y al terminar ésta, salir aún más apurado.
A veces me encuentro con unos amigos dentro de la iglesia y nos quedamos charlando, en lugar de guardar silencio, arrodillarme y agradecer a Dios tantos favores recibidos. No por falta de amor, sino porque olvido la santidad del lugar donde me encuentro.
“Señor, te pido que seas Tú el primero en mi vida, mi mayor ilusión”.

¿Estás en crisis y buscas ser feliz? 7 consejos de santa Teresa que no fallarán Cuando la mirada se posa sólo sobre cosas terrenas el alma se ve intranquila, ¿te ha pasado?

Todo el mundo habla de felicidad hoy en día. Si tienes el coche último modelo, serás feliz; si adquieres el departamento en la playa, serás feliz; si asciendes en tu trabajo, serás feliz; y así muchas situaciones más.
Pero, ¿realmente crees que la felicidad las dan las cosas, los objetos, los “éxitos”?
Santa Teresa de Jesús pasó por un tiempo de conversión incluso después de haberse consagrado a Dios como religiosa carmelita. También, al igual que muchos, ponía sus esperanzas en cosas temporales, sin fijarse en el Dios eterno al cual seguía.
Pero un buen día, años después de entrar en el convento, Jesús tocó su corazón y ella respondió con generosidad. Su vida cambió desde ese encuentro con el Señor.
Todos podemos dejarnos encontrar por el SeñorEn ese momento tu mirada se posará sobre las cosas que realmente valen la pena.
He aquí una oración de santa Teresa en la que resume su experiencia dando 7 consejos para encontrar la felicidad verdadera y aferrarnos a Dios, lo más importante de nuestra vida.

Nada te turbe

nada te turbe

“Eleva el pensamiento, al cielo sube. Por nada te acongojes, nada te turbe”
La turbación comienza cuando la mirada se posa sólo sobre cosas terrenas. El alma se ve intranquila. No hay paz interior. Busco, pero no encuentro. ¿Te ha pasado alguna vez?
Si eres hombre de misa dominical, de rosario y oraciones durante el día, y te pasa esto, no te inquietes que es normal.
La invitación de Jesús a través de santa Teresa es a elevar el pensamiento. Esto significa dejar nuestra visión terrena del mundo para ver con las gafas de la fe todo lo que sucede.
Guerras, conflictos, odio,… todo esto tiene lugar en el corazón de Jesús. Abandona tus preocupaciones en Él. No te inquietes.
Ocúpate de presentarle tu oración a Dios y verás que Él se encargará. Una vez que lo dejes todo en su corazón, te verás libre de las cosas terrenas y tendrás más fuerzas para afrontar el mundo.
Pero necesitas dejarlo todo en sus manos, eso es fe, eso es confianza en Dios. Él es el dueño del universo, el creador, déjaselo todo elevando tu mirada al cielo.
“Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo” (Lucas 24, 38-39).

Nada te espante

nada te espante
“A Jesucristo sigue con el pecho grande, y venga lo que venga nada te espante”
Nosotros seguimos a Jesús. Nuestra esperanza está puesta sobre Él. Pero hay que tener coraje para ser católico. No es fácil defender nuestra fe en una sociedad casi sin valores.
No imponemos una creencia, sino que iluminamos con la verdad las tinieblas del error. ¡Grande es nuestra misión! ¿Lo creemos así?
Tener un pecho grande es saberse en el camino correcto. Es tener valor para la lucha, que ciertamente utiliza otras armas: el amor, el perdón, la verdad, la fe…
Por eso, cuando anuncies a Cristo, no tengas miedo al qué dirán, a lo que piensen los demás, porque es tu propio tesoro, es tu corazón lo que comunicas. Nada te espante, nada en la vida.
El temor es como la morfina, adormece y a veces paraliza. No necesitamos de morfina cuando tenemos a Cristo. Con él podemos afrontar cualquier cosa. Venga lo que venga nada me alejará del Señor.
Es un don que hay que pedir. Nunca termines tu oración sin pedirle a Dios este don, el don de fortaleza.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:35.37-39).

Todo se pasa

Todo pasa
“¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana. Nada tiene de estable, todo se pasa”
Mira a tu alrededor, ¿qué ves? ¿Percibes la “gloria del mundo”? Dinero, adquisiciones, compras y ventas, transacciones, fama, éxito, reconocimiento, poder. Todo esto es gloria vana. ¿De qué sirve?
¿Acaso se puede llevar consigo después de morir? Todo esto perece, muere. Imagínate luchar 80 años por la fama, por el éxito, por dinero y luego, al ya poseerlo todo, morir. Trabajaste en vano, ¿qué disfrutaste?
Pues la gloria del mundo es vana por esto mismo. No te sirve de mucho. En cambio luchar por la gloria eterna de estar junto a Dios sí que tiene valor.
Hay que quitarse el prejuicio de que ser católico es estar reprimido, no ser libre, atado a leyes y normas que esclavizan. ¡Esa es una mentira del porte de un buque! Mientras más cerca de Dios, más libre serás.
Mientras más desprendido de las cosas del mundo, más libre serás. Mientras más alejado de las tentaciones del mal, más libre serás. ¡No hay por dónde perderse!
Que la gloria vana te sirva de ejemplo para buscar la gloria celestial, esa gloria que sí vale la pena luchar, esa gloria que aquí te hará feliz y se contagiará a los demás sin tú saberlo.
“Porque momentáneamente y leves son los sufrimientos que, a cambio, nos preparan un caudal eterno e insuperable de gloria; a nosotros que hemos puesto la esperanza, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” (2 Corintios 4, 17-18).

Dios no se muda

Dios no se muda
“Aspira a lo celeste que siempre dura. Fiel y rico en promesas, Dios no se muda”
Suele pensarse que Dios es como una fábrica de helados, que puedo amoldarlo a mis propios gustos. Quiero una bolita de chocolate y una de frambuesa con chispas de chocolate. Si no te dan lo que pides, no lo pagas y no te lo comes.
Pues así no es Dios. Dios es el Padre, y un papá no te da siempre lo que quieres, te da lo que necesitas. Un papá sabe qué es mejor para sus hijos, porque los conoce. Un papá porque ama a sus hijos les corrige y les regaña de vez en cuando. Un papá quiere lo mejor para su hijo. ¡Cuánto más Dios con nosotros!
Pero ahí vamos de nuevo queriendo que nos cumpla, que nos dé, que nos haga un milagro, una y otra vez. ¡Espérate un poco, Dios no es una fábrica a tu gusto!
A veces te toca esperar porque alguien llega antes que tú. Aunque creas que Dios está alejado de ti, que no te mira, debes saber que Él es el más presente en tu vida. Cada respiro tuyo está custodiado por Él. Confía en Dios.
Déjate moldear y corregir por Él. Siempre te dará lo que necesitas, no siempre lo que quieras.
” …han olvidado aquella exhortación que se les dirige como a hijos: “Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desalientes cuando él te reprenda; porque el Señor corrige a quien ama, y castiga a quien recibe como hijo”. Dios los trata como a hijos y les hace soportar todo esto para que aprendan. Pues, ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija?” (Hebreos 12, 5-7)

La paciencia todo lo alcanza

Paciencia
“Ámala cual merece bondad inmensa, pero no hay amor fino sin la paciencia. Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza”
La paciencia es un fruto del Espíritu Santo que hoy yace en el olvido. Y es que el mundo con tanta tecnología e innovación nos hace todo express, rápido, ¡ya! Eso de esperar no goza de mucha fama.
Se dice que la paciencia es la ciencia de la paz: estar en paz con uno mismo, con los demás y con Dios. Es, también, esperar sin inquietud sabiendo que todo llegará a su tiempo.
Pero, ¡cuán difícil es esto! De nuevo el mismo consejo: ¡hay que pedírselo al Señor! El secreto está en pedirlo. No hay amor fino sin la paciencia, no hay.
Falta paciencia en las parejas, en los matrimonios, en las relaciones de hermanos, en el trabajo, en la vida religiosa. A todos nos hace falta la paciencia.
Con confianza y fe viva podemos tener la certeza de que todo lo alcanzaremos. “Es que quisiera mejorar mi relación con mi esposa…”. ¡Paciencia! “Es que me gustaría cambiar mis defectos…”. ¡Paciencia! “Es que ya no sé qué hacer con mi hermano que está muy rebelde…” ¡Paciencia!
Tener paciencia es importantísimo, claro, sin descuidar la fe, la esperanza y el amor, pero siempre con paciencia.
“Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear. Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará. Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte” (Santiago 1, 2-6).

Quien a Dios tiene nada le falta

nada le falta
“Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene. Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios su tesoro nada le falta”
Aquí, dos cosas que decir. La primera es que no nos podemos permitir que el pecado nos obstaculice el llegar a Dios. ¡Jamás! El pecado no nos debe hundir en el charco de la desesperación.
Si pecas, te arrepientes y te confiesas, y Dios te perdona, ¡y vuelves a empezar arrepentido de tus faltas! Pero no te desanimes nunca.
Hay una cosa que debes saber y que el papa Francisco ha dicho mucho: ¡Jamás dialogues con el demonio! Así que levanta el rostro y camina que, si tienes a Dios, el furor del mal no penetrará en ti.
Lo segundo es que para un católico Dios es su tesoro. Si así lo crees, no buscarás jamás pepitas de oro en los ríos del mal. Imagina un gran cofre lleno de joyas y perlas preciosas, pues mucho mayor que eso es Dios para nosotros. ¡Dios es lo máximo! Venga lo que venga estará en Él mi felicidad.
nada me falta, no tengo nada que envidiarle a otros, más aún, este tesoro que es Dios se puede compartir con todos y jamás se agota. Con un tesoro así, ¿quién no sería feliz? No es fábula ni cuento, es real. Siendo Dios su tesoro, nada le falta.
No amontonen tesoros en esta tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones perforan los muros y roban. Amontonen mejor tesoros en el cielo… Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6, 19-21).

¡Solo Dios basta!

solo dios basta

“Id, pues, bienes del mundo; id, dichas vanas. Aunque todo lo pierda, ¡sólo Dios basta!”
Pregúntate dónde están tus seguridades, ¿en el banco, en la empresa, en mi fama, en mi dinero? Ya hablamos que todo esto se pasa. Si vivieras en la calle, sin nada, sin teléfono, sin ropa de lujo, sin comodidades, ¿seguirías amando a Dios? ¡Eso es! Aunque todo lo pierdas deberías seguir fiel al Señor.
Pero a veces tenemos un pie en la Iglesia y el otro en las cosas del mundo. Hay que dar el paso definitivo. Cuando nuestra única seguridad es el amor de Dios las cosas cambian, se transforman.
¡Qué me importan las cosas materiales, si tengo esto o lo otro, mi único bien está en el Señor! Sólo Dios basta,sólo Dios llena el corazón, sólo Dios te da la plenitud. ¿Tan difícil es entender esto? ¡Dios mío, pero es que Dios nos lo da todo, todo! Y aun así reclamamos.
Ponerse las gafas de la fe y dar el paso que nos falta hacia Dios es ahora nuestra tarea. ¡Decídete ya!
“Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo… No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús” (Filipenses 3:8.12).
Que estos 7 consejos de Santa Teresa de Jesús nos ayuden a ver las pequeñas cosas de la vida, lo que realmente importa, a fijar la mirada en Dios hacia lo alto. El católico se mantiene firme a su fe porque se sabe amado por Dios, ha experimentado su misericordia y le ve a través de los hermanos.
Si nuestra visión se convirtiera a Dios, haríamos de este otro mundo. Alegrémonos de ser instrumentos del Señor. Mantengamos la fe viva, la esperanza constante y el amor ardiente; y digamos con santa Teresa: “Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Solo Dios basta”.
Este artículo ha sido escrito por  H. Edgar Henríquez Carrasco, LC.

Lunes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario

Carta I de San Pablo a los Corintios 5,1-8. 
Es cosa pública que se cometen entre ustedes actos deshonestos, como no se encuentran ni siquiera entre los paganos, ¡a tal extremo que uno convive con la mujer de su padre!
¡Y todavía se enorgullecen, en lugar de estar de duelo para que se expulse al que cometió esa acción!
En lo que a mí respecta, estando ausente con el cuerpo pero presente con el espíritu, ya lo he juzgado, como si yo mismo estuviera allí.
Es necesario que ustedes y yo nos reunamos espiritualmente, en el nombre y con el poder de nuestro Señor Jesús,
para que este hombre sea entregado a Satanás: así se perderá su carne, pero se salvará su espíritu en el Día del Señor.
¡No es como para gloriarse! ¿No saben que "un poco de levadura hace fermentar toda la masa"?
Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad.



Salmo 5,5-6.7.12. 
Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir

delante de tu mirada.
Tu detestas a los que hacen el mal
y destruyes a los mentirosos.

¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!
Que se alegren cuantos a ti se acogen, que estén de fiesta los que tú proteges, y te celebren los que aman tu nombre.




Evangelio según San Lucas 6,6-11. 
Otro sábado, entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si curaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo.
Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: "Levántate y quédate de pie delante de todos". El se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: "Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?".
Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: "Extiende tu mano". El la extendió y su mano quedó curada.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.



Leer el comentario del Evangelio por : San Elredo de Rieval  
Entrar en la verdadera paz del “sábado”