lunes, 12 de agosto de 2019

Papa Francisco: ¿Por qué es tan peligroso creerse mejor que los demás?


“La rivalidad y la vanagloria” destruyen los fundamentos de las comunidades, sembrando divisiones y conflictos. Lo dijo hoy el Papa en la homilía en Casa Santa Marta.
La enseñanza de Jesús es clara: “no hacer las cosas por interés”, no escoger a los amigos por conveniencia. Razonar solo en base a “que gano con esto”, de hecho, es “una forma de egoísmo, de segregación y de interés”, mientras que “el mensaje de Jesús” es exactamente lo contrario: la “gratuidad”, que “alarga la vida”, “amplía el horizonte, porque es universal”. Los selectivos son “factor de división” y no favorecen “la unanimidad” de la que habla San Pablo a los Filipenses, en la primera lectura. “Hay dos cosas que van contra la unidad – insiste el Papa Bergoglio – la rivalidad y la vanagloria”.
Y también la murmuración nace de la rivalidad, porque mucha gente siente que no puede crecer, entonces para ser más que el otro le disminuye con la murmuración. Un modo de destruir a las personas. La rivalidad. Y Pablo dice: “No. En la comunidad no debe haber rivalidades”. La rivalidad es una lucha es una lucha para aplastar al otro. Es mala, la rivalidad: se puede hacer abiertamente, directamente, o se puede hacer con guante blanco; pero siempre para destruir al otro y ponerse por encima. Y como yo no puedo ser tan virtuoso, tan bueno, empequeñezco al otro, así yo quedo por encima. La rivalidad es una forma de actuar por interés
Igualmente dañino es el que se muestra superior a los demás.
Esto destruye a la comunidad, destruye a la familia, también … Piensen en la rivalidad entre hermanos por la herencia del padre, por ejemplo. Esto es algo de todos los días. Piensen en la vanagloria, en quienes se creen que son mejor que los demás.
El cristiano, prosigue Papa Francisco, debe seguir el ejemplo del Hijo de Dios, cultivando “la gratuidad”: hacer el bien sin preocuparse de si los demás hacen lo mismo; sembrar “unanimidad”, abandonando la “rivalidad o vanagloria”. Construir la paz con pequeños gestos quiere decir abrir un camino de concordia en todo el mundo.
Cuando leemos noticias de guerras, pensamos en las noticias del hambre de los niños en Yemen, fruto de la guerra: está lejos, pobres niños … ¿por qué no tienen para comer? ¡Pero la misma guerra se hace en nuestra casa, en nuestras instituciones, con esta rivalidad: ¡empieza allí, la guerra! Y la paz tiene que hacerse allí: en la familia, en la parroquia, en las instituciones, en el lugar de trabajo, buscando siempre la unanimidad y la concordia y no el propio interés.

Lecturas del Lunes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura del libro del Deuteronomio (10,12-22):

Moisés habló al pueblo, diciendo: «Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, que guardes los preceptos del Señor, tu Dios, y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien. Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita; con todo, sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy. Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz; que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, fuerte y terrible; no es parcial ni acepta soborno, hace justicia al huérfano y a la viuda, ama al forastero, dándole pan y vestido. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te pegarás a él, en su nombre jurarás. Él será tu alabanza, él será tu Dios, pues él hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 147,12-13.14-15.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén

Glorifica al Señor, Jerusalén; 
alaba a tu Dios, Sión: 
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, 
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/. 

Ha puesto paz en tus fronteras, 
te sacia con flor de harina. 
Él envía su mensaje a la tierra, 
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob, 
sus decretos y mandatos a Israel; 
con ninguna nación obró así, 
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes. 
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?» 
Contestó: «Sí.» 
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?» 
Contestó: «A los extraños.» 
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

Palabra del Señor