lunes, 6 de marzo de 2017

Familia que reza unida, permanece unida Cada pareja puede construir poco a poco, su lenguaje espiritual en común



Familia que reza unida, permanece unida




Hay muchas formas de orar y de hacer de la vida una oración misma. La oración no remplaza la vida sino que es la toma de conciencia profunda del paso de Dios por nuestras vidas. Por eso, es la forma como una pareja puede conectarse con la gracia sacramental para que, al contemplar desde Dios el proceso de su amor, puedan:
Agradecer los dones con los cuales han sido bendecidos.
Contemplar las maravillas divinas en los sentimientos que los une, en el perdón que han podido darse, en la pasión que aún se profesan o en el rostro encantador de los hijos que Dios les ha encargado amar, cuidar y formar.
Suplicar su asistencia para aprender con Su amor a manejar los retos que la convivencia y las dificultades de la vida les presenten.
La Santísima Virgen es una excelente madrina en asuntos del corazón y por eso puede ser su intercesora favorita para presentar sus oraciones al Padre. También santos como Tomás Moro y tantos otros esposos y esposas que realizaron gozosos su camino de santidad en la defensa y vivencia del matrimonio, pueden unirse también a su lista de intercesores.
Lo ideal es que cada pareja, así como construye una forma de vivir y un lenguaje corporal o gestos propios para expresarse el amor, también construya poco a poco, su lenguaje espiritual en común. Algunas personas son muy tímidas o reservadas para compartir esta dimensión de su vida íntima.
Pero de pronto, una tomada de manos durante la elevación de la Eucaristía, o el rezo del Padre Nuestro sea una forma de participar en su vida espiritual. Quien sea más expresivo puede ser quien encabece la oración antes de comer, antes de acostarse o antes de comenzar un viaje o un aconteciendo. Esto irá creando rutinas e irá facilitando la espontaneidad espiritual de los otros miembros de la familia o de la pareja.
Lo importante es por tanto no perder oportunidad para celebrar e invocar con palabras o gestos el don divino del amor. Para amar hemos nacido, por tanto la oración por el amor debe ser la gimnasia espiritual que, ya sea en pareja o individualmente, debe mantenernos en el camino.






Lunes de la primera semana de Cuaresma


Libro del Levítico 19,1-2.11-18. 

El Señor dijo a Moisés:
Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.

Salmo 19(18),8.9.10.15. 
La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.

La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.

¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!



Evangelio según San Mateo 25,31-46. 
Jesús dijo a sus discípulos:
"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".