martes, 11 de septiembre de 2018

¡Esta oración a san Antonio triunfa de todos los obstáculos!

SAINT ANTHONY OF PADUA

¿Requiere de una gracia particular? ¡Como tantos cristianos, confíe sus peticiones a san Antonio de Padua!

¿Requiere de una gracia particular? ¡Como tantos cristianos, confíe sus peticiones a san Antonio de Padua! Este santo hacedor de milagros se invoca desde hace siglos para los objetos perdidos, así como también para los casados, la familia y los enfermos.
Si quiere obtener un provecho espiritual, sea para para Vd. o para una persona, tan sólo debe rezar esta plegaria con devoción, ¡y entonces no habrá obstáculo para su eficacia!
Para muchos creyentes, Dios parece hacerse esperar. Pero debemos comprender que, pase lo que pase, Dios siempre responde a nuestras oraciones. Si no nos otorga inmediatamente lo que le pedimos, Él siempre nos provee aquello que más necesitamos.
He aquí la oración:
Oh san Antonio, el más clemente de todos los santos, tu amor por Dios y todas sus criaturas te valió poderes milagrosos en esta tierra. Te lo imploro, intercede en mi favor. Susurra mi ruego a la oreja del Niño Jesús, que tanto amaba acurrucarse entre tus brazos… (expresad vuestra petición)
Oh san Antonio, santo de los milagros, cuyo corazón está colmado de compasión humana, te lo ruego, concédeme mi plegaria y te estaré por siempre agradecido. Amén

Martes de la vigésima tercera semana del tiempo ordinario

Evangelio según San Lucas 6,12-19.

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados;
y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.