sábado, 1 de julio de 2017

Décimotercer Domingo del tiempo ordinario


Segundo Libro de los Reyes 4,8-11.14-16a. 

Un día, Eliseo pasó por Sunám. Había allí una mujer pudiente, que le insistió para que se quedara a comer. Desde entonces, cada vez que pasaba, él iba a comer allí.
Ella dijo a su marido: "Mira, me he dado cuenta de que ese que pasa siempre por nuestra casa es un santo hombre de Dios.
Vamos a construirle una pequeña habitación en la terraza; le pondremos allí una cama, una mesa, una silla y una lámpara, y así, cuando él venga, tendrá donde alojarse".
Un día Eliseo llegó por allí, se retiró a la habitación de arriba y se acostó.
Pero Eliseo insistió: "Entonces, ¿qué se puede hacer por ella?". Guejazí respondió: "Lamentablemente, no tiene un hijo y su marido es viejo".
"Llámala", dijo Eliseo. Cuando la llamó, ella se quedó junto a la puerta,
y Eliseo le dijo: "El año próximo, para esta misma época, tendrás un hijo en tus brazos". Ella exclamó: "No, señor, por favor; tú eres un hombre de Dios, no engañes a tu servidora".

Salmo 89(88),2-3.16-17.18-19. 
Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
¡Feliz el pueblo que sabe aclamarte!
Ellos caminarán a la luz de tu rostro;
se alegrarán sin cesar en tu Nombre,

serán exaltados a causa de tu justicia.
Porque tú eres su gloria y su fuerza;
con tu favor, acrecientas nuestro poder.
Sí, el Señor es nuestro escudo,

el Santo de Israel es realmente nuestro rey.

Carta de San Pablo a los Romanos 6,3-4.8-11. 
Hermanos:
¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte?
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva.
Pero si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él.
Sabemos que Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene poder sobre él.
Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que vive, vive para Dios.
Así también ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.

Evangelio según San Mateo 10,37-42. 
El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa". 

El español Luis F. Ladaria, nuevo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe

  • Sustituye al cardenal Müller, prefecto durante los últimos cinco años tras ser nombrado por Benedicto XVI
  • El jesuita español, secretario de la congregación desde 2008, se sitúa como uno de los referentes de este pontificado
  • PERFIL: Ladaria, el hombre fiel y prudente


El arzobispo jesuita español Luis Francisco Ladaria Ferrer, hasta ahora secretario de Doctrina de la Fe, es el nuevo prefecto de la congregación en sustitución del cardenal Gerhard Ludwig Müller, que ha desempeñado el cargo durante el último lustro tras su nombramiento por Benedicto XVI.
Müller, cuyo cargo de cinco años expiraba mañana, no ha sido finalmente renovado por Francisco, que parece apostar así por un hombre más cercano a él.
Ladaria nació en 1944 en Manacor (Palma de Mallorca) e ingresó en la Compañía de Jesús con solo 22 años, siendo ordenado sacerdote en 1973. Tras completar sus estudios de Filosofía en Comillas y los de Teología en la alemana Universidad de Sankt Georgen, en Frankfurt, se doctoró en la Gregoriana de Roma.

Un referente desde Roma

Tras volver a la Universidad Pontifica Comillas como profesor de Antropología Teológica, entre 1975 y 1984, ese año regresó a Roma como docente en la Gregoriana. En la Santa Sede ha confirmado su gran prestigio como uno de los puntales teológicos del presente, como miembro de la Comisión Teológica Internacional, desde 1992, nombrado por Juan Pablo II, y como consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en 1995, también por designación de Wojtyla.
Tras su elección en 2004 como secretario de la Comisión Teológica Internacional, en 2008 Benedicto XVI también apostó por él y en 2008 lo nombró ‘número 2’ de Doctrina de la Fe, recibiendo muy poco después la ordenación arzobispal.


Apuesta por la Iglesia española

Con la apuesta por Ladaria para dirigir uno de los dicasterios clave en la Iglesia, Bergoglio parece confirmar que tiene en la Iglesia española uno de sus referentes a la hora de promover un nuevo modo eclesial de hacerse presente en la sociedad, más encarnado, inclusivo y acompañante del hombre en sus problemas del día a día, no solo trascendentes.
Aunque, para ello, el Pontífice argentino no ha sido un mero espectador, sino que ha marcado con sus nombramientos el nuevo carácter que quiere imprimir a nuestra realidad eclesial. Carlos Osoro, en Madrid, y Juan José Omella, en Barcelona, parecen ser sus grandes bastones. Y puede que no solo para España…
Ricardo Blázquez, quien ha sido reelegido este mismo año como presidente de la Conferencia Episcopal Española, tras contar días antes con el significativo respaldo papal en una audiencia en Roma, también se sitúa como un referente en este renovado caminar.

Las tareas del papa Francisco para los nuevos cardenales



Los inocentes de la guerra y el terrorismo, la esclavitud, los campos de refugiados o los descartados, entre otros ejemplos

El papa Francisco presidió esta tarde, miércoles 28 de julio el consistorio público en el que ha creado 5 nuevos cardenales:  el arzobispo de Barcelona, Juan José Omella; el arzobispo de Bamako, Jean Zerbo,  el obispo de Estocolmo, Lars Anders Arborelius ; Vicario Apostólico en Laos Louis-Marie Ling  y Gregorio Rosa Sánchez, obispo auxiliar de San Salvador (El Salvador).
En su homilía el Papa les recordó que “Jesús camina delante de ustedes y les pide que lo sigan con decisión en su camino” y recordó la imagen del pasaje del Evangelio de Marcos que describe la escena de Jesús con sus discípulos mientras iban de camino a Jerusalén,.
El papa Francisco insistió: no se distraigan “por intereses que no son coherentes con la voluntad de Jesús, que es la voluntad del Padre”. Jesús – afirmó el Papa – “no los ha llamado para que se conviertan en ‘príncipes’ en la Iglesia, para que se ‘sienten a su derecha o a su izquierda’. Los llama a servir como Él y con Él”.
“La realidad son los inocentes que sufren y mueren a causa de las guerras y el terrorismo”, afirmó el Pontífice, “es la esclavitud que no cesa de pisar la dignidad también en la época de los derechos humanos; la realidad es la de los campos de prófugos que a veces se asemejan más a un infierno que a un purgatorio; la realidad es el descarte sistemático de todo lo que ya no sirve, incluidas las personas”.
Para el Papa, esta realidad es la que Jesús ve mientras camina a Jerusalén y por les invitó a “caminar delante del pueblo de Dios, teniendo la mirada fija en la cruz”.



Conoce a santa Fabiola, la patrona de los divorciados

Su conversión causó gran sensación en la Roma de la época

Fabiola pertenecía a una familia noble de Roma (la gens Fabia), muy joven se casó con un hombre, de quien se divorció (en total respeto con las leyes del derecho romano) debido a las continuas peleas, incomprensiones y sobre todo por la violencia que soportaba por parte de su marido. Los biógrafos dicen de ella que era malcriada, egoísta y arrogante.
Después de su divorcio, Fabiola volvió a casarse, pero al poco tiempo enviudó. Esta segunda tragedia coincidió con su acercamiento al cristianismo, y concretamente, a san Jerónimo (el famoso traductor de la Vulgata) y su círculo de seguidores, especialmente a dos matronas cristianas muy conocidas de Roma, Marcela y Paula.
Al año de conocerlas, Fabiola decide cambiar radicalmente su vida: se presentó en la vigilia de Pascua vestida con un saco o vestidura áspera que se usaba antiguamente para la penitencia, en la basílica de San Juan de Letrán, pidiendo perdón al papa y a los fieles por los pecados cometidos y el papa Siricio la recibió formalmente en comunión plena con la Iglesia.
La santa donó todos sus bienes a la Iglesia, dedicándose a los pobres y especialmente a los enfermos fundando lo que fue el primer hospital romano. Su conversión causó gran sensación en la Roma de la época.
San Jerónimo, en su Epístola LXXVII escribió sobre Fabiola “… ha sido la primera que ha construido un hospital para acoger a todos los enfermos que encontraba por las calles: narices corroídas, ojos vacíos, pies y manos secas, vientres hinchados, piernas esqueléticas, carnes podridas con un hormiguero de gusanos… Cuántas veces, personalmente ella ha cargado a enfermos de lepra… Les daba de comer y hacía beber a aquellos cadáveres vivientes una taza de caldo…”
Estos centros hicieron más que brindar cuidado a los enfermos: se trataba de verdaderos hospitales-posadas, que proporcionaban un hogar para la tercera edad a aquellas familias que no podían cuidar siempre de sus ancianos, y hostales para los viajeros; además, incorporaron familias sin trabajo y formaron con ellas nuevas vocaciones.
Fabiola muere en el 339 y su festividad se celebra el 27 de diciembre. La santa es patrona de las personas divorciadas, víctimas de abusos, adulterios o infidelidades en el matrimonio. Su memoria pervivió a través de los años por la biografía escrita por san Jerónimo. Pero su historia se hizo famosa gracias al romance histórico del cardenal Nicholas Patrick Stephen Wiseman, titulado “Fabiola o la Iglesia de las catacumbas
Una nota interesante que gira entorno a la santa son las más de 400 réplicas pintadas por desconocidos y principiantes de un cuadro que la retrata, realizado por el pintor francés Jean-Jacques Henner en 1885, y que actualmente se encuentra desaparecido.
Intrigado por la supervivencia y la propagación de esta pintura, un artista llamado Francis Alÿs ha logrado reunir cientos de copias hechas a mano que compró en diversos mercadillos del mundo, sin dar todavía con la pintura original. Y esta es la imagen con la que generalmente se representa a Santa Fabiola.