viernes, 11 de agosto de 2017

¿Por qué los sacerdotes se trasladan tanto? ¿Cómo recibirles?


Las reasignaciones parroquiales pueden resultar estresantes para los curas, y para la gente de los bancos de la iglesia también

¿Cuál es la razón de las frecuentes reasignaciones sacerdotales? Parece que recibimos nuevos sacerdotes en nuestra parroquia cada tres años… Y, ¿cuál es la mejor manera de dar la bienvenida a nuestro nuevo sacerdote? Me gustaría hacer algo agradable para que se sienta bienvenido. ¿Algunas ideas?
Ambas son grandes preguntas. Les pregunté a unos cuantos amigos sacerdotes qué les puede hacer sentir bienvenidos y sus respuestas fueron tan variadas como sus personalidades. La mayoría sugirió invitar al cura a cenar, pero tenga en cuenta que algunos sacerdotes pueden ser más introvertidos o estar muy ocupados asentándose en su nueva tarea.
Así pues, alimentar al padre parecía entonces ser el consejo más sugerido y acogido, porque ¿quién no aprecia una buena comida? Mi comentario favorito llegó de un sacerdote local, que bromeó: “Si me alimentas, recordaré tu nombre”.
También hubo algunas sugerencias de que una buena tarjeta de bienvenida al sacerdote era un esfuerzo genuino y sencillo a menudo apreciado por ellos. Incluso podrías dejar en el sobre una tarjeta regalo de 10 dólares para café. No tiene por qué ser un esfuerzo extravagante para seguir siendo sincero. Otras ideas incluían ramos espirituales y ofrecer una ayuda o voluntariado en la parroquia.
Ahora permítanme agregar cómo hacer que un sacerdote NO se sienta bienvenido. No le digas: “así es como siempre se ha hecho” o “no es así como el sacerdote anterior solía hacer las cosas”. No te quejes a otros feligreses ni expreses públicamente tus objeciones si el nuevo sacerdote hace algo que no te gusta o con lo que no estás de acuerdo; básicamente no seas chismoso/a. 
Hay que dar pacientemente a cada nuevo sacerdote la oportunidad de encontrar su lugar en este entorno nuevo para él. La paciencia es probablemente el mejor regalo que se puede dar a cualquier nuevo sacerdote.
En cuanto a su otra pregunta, puede haber varias razones para reasignar a un sacerdote a una nueva parroquia y la frecuencia en que se hace varía según las diócesis. En mi propia diócesis, las reasignaciones de rectores ocurren cada seis años y en otras diócesis puede ser sin ningún plazo determinado. Cuando no hay plazos, un pastor puede solicitar permanecer o ser trasladado con la aprobación final del obispo.
Para el vicario parroquial, o pastor asistente, por lo general no hay plazos y se pueden mover con más frecuencia, generalmente cada 1-3 años. Me han dicho que la razón de esta frecuencia es que puedan adquirir experienciaen la preparación para su papel más permanente como párroco.
Los cambios de destino de los sacerdotes suelen responder a razones prácticas. Les ayudan a ampliar su experiencia y perspectivas, y además pueden evitar cultos a la personalidad alrededor de los sacerdotes.
Sé que las reasignaciones pueden ser estresantes para todos los implicados, el sacerdote y la comunidad, y el ajuste al cambio puede ser más difícil para algunos que para otros. El cambio de algunos sacerdotes de transición puede suponer poco esfuerzo, mientras que algunos feligreses pueden llegar a sentirse muy ansiosos cuando reciben la noticia de que un sacerdote al que se han unido mucho se va a marchar.
Podríamos dar muchos argumentos sobre la necesidad de un cambio tan frecuente. Pero al final, es importante recordar que la relación principal es siempre entre el Pueblo de Dios y Jesucristo.

Viernes de la decimoctava semana del tiempo ordinario


Deuteronomio 4,32-40. 

Pregúntale al tiempo pasado, a los días que te han precedido desde que el Señor creó al hombre sobre la tierra, si de un extremo al otro del cielo sucedió alguna vez algo tan admirable o se oyó una cosa semejante.
¿Qué pueblo oyó la voz de Dios que hablaba desde el fuego, como la oíste tú, y pudo sobrevivir?.
¿O qué dios intentó venir a tomar para sí una nación de en medio de otra, con milagros, signos y prodigios, combatiendo con mano poderosa y brazo fuerte, y realizando tremendas hazañas, como el Señor, tu Dios, lo hizo por ustedes en Egipto, delante de tus mismos ojos?.
A ti se te hicieron ver todas estas cosas, para que sepas que el Señor es Dios, y que no hay otro dios fuera de él.
El te hizo oír su voz desde el cielo para instruirte; en la tierra te mostró su gran fuego, y desde ese fuego tú escuchaste sus palabras.
Por amor a tus padres, y porque eligió a la descendencia que nacería de ellos, el Señor te hizo salir de Egipto con su presencia y su gran poder;
desposeyó a naciones más numerosas y fuertes que tú, te introdujo en sus territorios y te los dio como herencia, hasta el día de hoy.
Reconoce hoy y medita en tu corazón que el Señor es Dios - allá arriba, en el cielo y aquí abajo, en la tierra - y no hay otro.
- Observa los preceptos y los mandamientos que hoy te prescribo. Así serás feliz, tú y tus hijos después de ti, y vivirás mucho tiempo en la tierra que el Señor, tu Dios, te da para siempre.

Salmo 77(76),12-13.14-15.16.21. 
Yo recuerdo las proezas del Señor,
sí, recuerdo sus prodigios de otro tiempo;
evoco todas sus acciones,
medito en todas sus hazañas.

Tus caminos son santos, Señor.
¿Hay otro dios grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas,
y revelaste tu poder entre las naciones.

Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Tú guiaste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.


Evangelio según San Mateo 16,24-28. 
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".