martes, 26 de julio de 2016

El silencio de papa Francisco en Auschwitz aplaudido por comunidad judía Misericordia opuesta al antisemitismo y el odio en el gesto humilde del Pontífice, ejemplo para los jóvenes de la JMJ 2016


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Dos días después de su llegada a Cracovia, el papa Francisco visitará el campo de concentración de Auschwitz, el viernes 29 de julio, en riguroso silencio y en oración.
Un gesto de humildad ante el dolor humano para imprimir en la memoria de los jóvenes que participan en la JMJ 2016 en Cracovia (27-31 de julio) y aplaudido por la comunidad judía italiana.
“Quisiera ir a ese lugar de horror sin discursos, sin gente, solamente los pocos necesarios… Seguro que habrá periodistas. Pero sin saludar: esto no, no. Entraré solo a rezar. Y que el Señor me dé la gracia de llorar”, dijo Francisco el 26 de junio durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Roma desde Armenia.
Durante la presentación a la prensa del viaje de Francisco a Polonia, el 20 de julio, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, sostuvo que la etapa al lugar símbolo del Holocausto (השואה, Shoá, ‘La Catástrofe’) era una de las más significativas del itinerario. Emblema del exterminio de seis millones de judíos.
En esa ocasión, el Pontífice se reunirá con un grupo de supervivientes de Auschwitz y atravesará a pie el portal con la inscripción Arbeit macht frei (el trabajo nos hace libres) y luego rezará ante el “muro de la muerte”.
En este sentido, las comunidades judías italianas aplaudieron la decisión de Francisco de “no intervenir con un discurso formal, sino de concentrar la emoción de esta visita, de modo significativo, en un largo e intenso silencio”.
¿Dónde estaba Dios en Auschwitz?, se preguntó el escritor italiano de origen judío sefardí Primo Levi (Si esto es un hombre -2005) que teorizó que el hombre y sólo el hombre era culpable y el responsable de que esto no vuelva a ocurrir. De aquí, que el cristianismo europeo tiene una herida abierta desde entonces.
“El cardenal Carlo María Martini decía que no debemos preguntarnos dónde está Dios, sino preguntarnos dónde está el hombre. Y esta es la pregunta que ha lanzado papa Francisco. ¿Dónde está el hombre?”, comentó a Aleteia Vania De Luca, periodista vaticanista de la RAI, la televisión publica italiana.
“El papa Francisco nos ha regalado varios momentos de silencio, así fue en la vigilia de oración por la paz en Siria y, en muchos otras manifestaciones de su espiritualidad, nos regala el silencio. Pienso en el Viernes Santo cuando el Papa postrado en el suelo celebra la Pasión del Señor en la Basílica de San Pedro”, añade De Luca.
“El papa Francisco en el silencio y en el invocar el don de las lágrimas nos dará su sentido de participación en lo ocurrido en el Holocausto, uno de los tres grandes genocidios del siglo XX”, sostiene Vania de Luca.
Todo ello se une a gestos anteriores como la oración silente en el memorial de Tzitzernakaberd en Yerevan, Armenia, construido para recordar las víctimas del genocidio.
“Las palabras no son suficientes para expresar tanto sufrimiento (dentro de los campos de exterminio), por lo tanto, el silencio del Papa es el de alguien que se interroga y está en la búsqueda”, explica De Luca.
Asimismo, rememoró la memoria en Auschwitz de los mártires cristianos Massimiliano Maria Kolbe y Edith Stein.
Ellos tuvieron gestos de misericordia silentes en oposición a los nazis y Francisco irá allí a recorrer esos pasos de abandono en Dios enmarcados en acciones antes que en palabras.
De hecho, la visita del Papa a Auschwitz coincide con el 75 aniversario de la muerte de Kolbe, franciscano polaco que voluntariamente se ofreció a morir en lugar de un padre de familia. Francisco rezará en la celda del mártir, donde murió a causa de una inyección letal.
Por su parte, Noemi Di Segni, presidente de la Unión de las Comunidades Judías Italianas, le escribió una carta al papa Bergoglio en la cual aplaude la “justa decisión” del silencio en Auschwitz en medio a las “heridas abiertas” de Europa.
“Un evento muy esperado, lo que traerá la atención de millones de personas en esta página oscura de la historia, que es una herida abierta en el corazón de Europa y continúa cuestionando la conciencia de todos los ciudadanos”, escribió Di Segni al Papa.
Jóvenes de la JMJ terreno fértil contra el antisemitismo y el odio 
De hecho, la Alianza de parlamentarios contra la intolerancia y el racismo del Consejo de Europa denunció, recientemente en Roma, según datos delPew Research Center (PEC), que el prejuicio contra el pueblo judío crece en varios países católicos.
El racismo es una piedra en el zapato en países cristianos como Italia, donde uno de cada cinco italianos manifiesta antisemitismo (21%), España (17%) y otros países europeos; Alemania (9%), Reino Unido y Francia (7%) cada uno, según reveló el PEC.
En el extremo esperanzador, las nacionalidades más representativas de los 574 mil jóvenes inscritos a la JMJ: Italia, España, Francia, Ucrania y Portugal, mientras se espera reunir un millón ochocientas mil personas en los eventos principales.
Por ende, el gesto del papa Francisco y su mensaje es una semilla contrapuesta al odio propagado en Europa y el mundo por el fundamentalismo, el nacionalismo o la aversión a todo lo que es diverso.
Entre 1940 y principios de 1945, la Alemania nazi exterminó en Auschwitz-Birkenau a 1,1 millón de personas, la mayoría judíos de varios países europeos.
La intención del papa Francisco es destacada por De Segni, representante de los hebreos italianos, como “una forma de oración que retumba y que dará eco […] a los gritos y al dolor de tantos niños, mamás, jóvenes y hombres que desde esa tierra no han regresado”, destacó.
“Sólo así las tierras malditas del exterminio y del odio podrán adoptar la santidad de todos los mártires que en nombre del amor y la tolerancia allí sacrificaron sus propias vidas”, concluyó.
El papa Francisco es el tercer pontífice que visita Auschwitz. Juan Pablo II, el 7 de junio de 1979, fue el primero en celebrar la misa en el lugar “construido sobre el odio y sobre el desprecio del hombre en nombre de una ideología”.
El papa Benedicto XVI peregrinó allí el 28 de mayo de 2006 y dijo que llegaba hasta ese lugar como hijo del pueblo alemán para enfrentar el deber de la verdad y delante a Dios de cara a tanto sufrimiento.
El Obispo de Roma volverá a comunicar a través de los gestos con el mismo respeto que tuvo en 2014, cuando visitó el memorial de Yad Vashem en Jerusalén. Allí se inclinó ante el dolor de los sobrevivientes.

Carta a los abuelos de Jesús: Ana y Joa Celebramos hoy a San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús. ¡Gracias por haber sido tan dulces y ejemplares padres de María!

martes, 26 de julio de 2016


Por: Susana Ratero | Fuente: Catholic.net 




Mis muy queridos Joaquín y Ana:

Mi nombre es... bueno, no importa… les escribo desde un banco de la parroquia en una inexplicable tarde cálida de julio.
Me avisó una amiga que el día 26 es su fiesta y, por ello, quise regalarles esta sencilla carta.
No encuentro palabras para decirles "gracias". Gracias por haber sido tan dulces y ejemplares padres de mi amada María.

Usted, señora Ana, que habrá compartido con ella tantas tardes luego de intensas jornadas, ha sido una sencilla pero sabia maestra. Fueron sus manos (¿Las de quién, sino?) las que se unieron a las de Ella en un mar de harina, para enseñarle a amasar el pan. Fueron sus manos (¿Las de quién, sino?) las que apretaron fuerte las de Ella cuando el dolor, implacable, les invadía el alma.

Fue su ejemplo (¿el de quién, sino?) el que ayudó a María a caminar los senderos de la contemplación simple, sencilla, la que está al alcance de cualquier mujer. Fue este santo ejercicio el que permitió a la Madre, años después, meditar en su corazón los misterios de la Salvación.
Fue usted, buena señora, la que son su ejemplo más que con sus palabras, le enseñó a María que ser mamá es la tarea más hermosa del mundo. Así, Ella, la veía a usted cuidar y ayudar a amigas y parientas cuando los embarazos venían difíciles en los caminos del alma. Y seguro en su casa los pequeñines siempre hallaron una rica sorpresa, increíblemente siempre lista, para sus sorpresivas y revoltosas incursiones.
Ustedes llevaron a la "llena de gracia" por las escalinatas del Templo tantas veces… Así, Ella fue conociendo que hace muchos años, un profeta llamado Isaías anunciaba que "...La Virgen está embarazada y da a luz un hijo..." y la profecía le inundaba el alma…



Usted, mi buen Joaquín, fue un hombre honesto y sencillo. ¿Quién, sino, habría sido digno de traer a este mundo a la "llena de gracia"?. María le habrá contemplado, seguramente, tantos días al partir de la casa para "ganar el pan con el sudor de su frente". Y le habrá esperado de regreso y habrá corrido hacia usted con las mejillas sonrosadas y los ojos llenos de palomas blancas para abrazarle al regreso de la larga jornada. Y usted, la tomó en sus brazos y la alzó al cielo... tan ligera como una gacela, tan pura como una mañana.
"- "Quisiera que el padre de mi hijo se te pareciera” le dijo un día Ella." Y usted casi no veía su rostro pues las lágrimas delataban que la niña le había besado el corazón.
- "Quisiera que mi hijo, un día, estuviese tan feliz de mí como yo lo estoy de ti, querida madre..." y sus palabras le hicieron sentir, Ana, que la vida es hermosa y los sacrificios y angustias de muchos años al criar los hijos, pueden desaparecer en un instante con frases como esa.
No quisiera terminar esta sencilla carta sin imaginar, por un momento, cuanto de ustedes llego al corazón de Jesús a través de María: Usted, mi buena Ana, seguro le alcanzó, desde más allá del tiempo, esa ternura por las pequeñas cosas de cada día, la cual, al llegarle desde el corazón de María, se transformaría luego en parábola, en camino.

Usted, don Joaquín, le dejó al mejor de los nietos la mejor de las herencias: El amor al trabajo. Así, a través de María y envuelto en las palabras y ejemplo del buen José, hallaría en Jesús el mejor de los depositarios.
Abuelos, abuelos, cuantas veces Jesús habrá dicho estas palabras. "Extrañas a los abuelos ¿Verdad, Madre querida?". "A veces, Hijo, a veces... Cuando tu te vas a predicar lejos y yo te extraño, muchas veces siento que hubiera querido tener a mis padres cerca”... Y Jesús habrá mirado a María en silencio, sabiendo que había verdades que Ella comprendería más tarde, con la llegada del Espíritu Santo...
Para terminar les pido un favor. Abracen a todos los abuelos del mundo, en especial a los que se sienten solos. No importa si tienen nietos o no, pues hay una edad del alma en que la palabra "abuelo" se torna en caricia...
Un gran abrazo a los dos...

Degollado un sacerdote en una iglesia de Francia. El papa Francisco se une al dolor y el horror por esta "violencia absurda"


Ataque en iglesia en Normandía




Dos hombres irrumpieron la mañana de este martes con armas blancas en una iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, en Normandía, durante una misa. Degollaron al sacerdote y retuvieron a dos religiosas y dos fieles, uno de los cuales se encuentra en estado crítico, informó el ministerio del Interior.
Una religiosa que logró escapar habría alertado avisado a las autoridades. La policía mató a los asaltantes, que entraron por la parte de atrás de esta iglesia situada en la calle Gambetta.
Francisco se ha unido al dolor por lo ocurrido. “El Papa está informado y participa en el dolor y el horror de esta violencia absurda, con la condena más radical de todas las formas de odio y la oración por las personas afectadas”, declaró hoy Federico Lombardi, director de la Oficina de Información de la Santa Sede.
El obispo de la diócesis de Rouen, donde se produjo el ataque, Dominique Lebrun se encontraba en Cracovia para participar en la Jornada Mundial de la Juventud pero esta noche estará ya en Francia. “Clamo a Dios, rezamos”, ha //platform.twitter.com/widgets.js“>comunicado.
“La Iglesia católica no puede tomar más armas que la oración y la fraternidad entre los hombres -ha añadido-. Dejo aquí centenares de jóvenes que son el futuro de la humanidad, la verdadera. Les pido no bajar los brazos ante la violencia y convertirse en apóstoles de la civilización del amor”.
El obispo de Evry Corbeil-Essone sur I-Télé, Michel Dubost, contrapuso esta violencia a la vida y la paz por la que luchan los jóvenes del mundo reunidos esta semana en Polonia.
“Cracovia es el anti Saint-Étienne-du-Rouvray -dijo-. Aquí nos reunimos gente de culturas diferentes en búsqueda de lo esencial. Cuanto más crímenes como este haya, más sed tenemos de un mundo nuevo”.
Nadie ha reivindicado el ataque todavía. El presidente francés François Hollande y el ministro del Interior Bernard Cazeneuve están viajando al lugar, una zona rural del norte del país.
El sacerdote asesinado es Jacques Hamel, nacido en 1930 en Darnétal y ordenado sacerdote en 1958. Era vicario de la parroquia de Saint-Étienne-du-Rouvray y celebró sus bodas de oro en 2008.
“Es un hombre que asumió sus funciones hasta el final. Ayudaba al sacerdote de la iglesia. Era mayor pero siempre estaba muy disponible para unos y otros. Era un buen sacerdote. Estaba ahí desde hacía mucho tiempo”, explicaba consternado un feligrés.
Según I-Télé, uno de los asaltantes había intentado entrar en Siria en 2015, sin éxito. Fue devuelto a Francia, donde pasó un año en la cárcel. Salió de ella el pasado mes de marzo, con un brazalete electrónico, por lo que era bien conocido por la policía.


Agenda completa del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud 2016 en Cracovia 
Martes 26 de julio

10:30 am Ceremonia de apertura: Santa Misa Parque Blonia.


Miércoles 27 de julio
09:00 am Llegada al Aeropuerto Internacional Juan Pablo II Cracovia - Balice y Ceremonia de Bienvenida.

10:00 am
 Llegada al Castillo Real de Wawel. Encuentro con autoridades y cuerpo diplomatico. 

10:40 am Visita de cortesía al presidente de la República de Polonia.

11:30 am Catedral de Wawel (Cracovia). Encuentro con los Obispos Polacos.

Al atardecer: Residencia de los obispos de Cracovia


Jueves 28 de julio
12:40 am Traslado a Balice. Parada en el Convento de las Hermanas de la Presentación.

2:45 am
 Llegada al Monasterio de Jasna Góra.

3:30 am Misa en el marco de la Celebración de los 1050 años del bautismo de Polonia.

10:00 am Entrega de las llaves de Cracovia y viaje en tranvía hacia Parque Blonia.

10:15 am Arribo al Parque Blonia. 

10:30 am Ceremonia de Bienvenida.


Viernes 29 de julio
12:00 am Misa privada en la capilla de la Residencia de los Obispos en Cracovia.

2:30 am
 Visita a Auschwitz.

3:30 am Visita a Birkenau.

9:30 am Traslado a Prockocim.

11:00 am Vía Crucis con los jóvenes en Parque Blonia.


Sábado 27 de julio
1:30 am Visita al Santurio de la Divina Misericordia en Lagiewniki.

1:45 am
 Traslado en el Papamóvil hacia el Santuario de la Divina Misericordia.

2:00 am Pasaje de la Puerta Santa de la Misericordia.

2:15 am Liturgia de Reconciliación en la que participarán jóvenes.

3:30 am Santa Misa en el Santuario Juan Pablo II con sacerdotes, consagrados y seminaristas de Polonia.

6:00 am Almuerzo con jóvenes.

12:00 am Llegada a Campus Misericordiae.

12:30 am Vigilia de oración con los jóvenes.


Domingo 31 de julio
1:45 am Llegada a Campus Misericordiae.

3:00 am
 Misa final, conclusión de la Jornada Mundial de la Juventud.

10:00 am Llegada del Santo Padre a Arena Tauron para encontrarse con los voluntarios de la JMJ y del Comité Organizador Local y patrocinadores.

11:15 am Llegada a Balice (sector militar). Ceremonia de despedida del Santo Padre. 

Por nuestros abuelos, ya sigan con nosotros o cuidándonos desde el cielo.
Hoy San Joaquin y Santa Ana
‪#‎DiaDeLosAbuelos‬

Las quince oraciones de Santa Brígida




Recomendaciones:
1.- Rezar antes del atardecer, si lo dejas para más tarde, luego puedes estar muy cansado por las tareas del día y es fácil que te olvides de rezar o te quedes dormido.
2.- El rezo de las oraciones insume unos veinticinco minutos, cuanto más compenetrado espiritualmente, menos tiempo lleva.
3.- Se rezan las quince oraciones cada día, no una oración cada día.
4.- En caso de enfermedad grave, puede rezarla otra persona al lado de la cama y el enfermo deberá ir repitiendo mentalmente. Solamente mientras se encuentre gravemente enfermo.
5.- Se reza ante un Crucifijo, en su defecto frente a una estampa de Jesús o con la mente puesta en su Divino Rostro y en sus Santas Llagas.
Las Promesas:
El Crucificado prometió a Santa Brígida los siguientes privilegios, con la condición de que ella fuera fiel a la diaria recitación del Oficio Divino. Y se garantizaban también a todo aquel que diga las oraciones devotamente cada día por el espacio de un año, las siguientes promesas:
1.- Cualquiera que recite estas oraciones, obtendrá el grado máximo de perfección.
2.- Quince días antes de su muerte, tendrá un conocimiento perfecto de todos sus pecados y una contrición profunda de ellos.
3.- Quince días antes de su muerte le daré mi precioso cuerpo a fin de que escape del hambre eterna; le daré a beber de mi preciosa sangre para que no permanezca sediento eternamente.
4.- Libraré del purgatorio a 15 miembros de su familia (algunas pueden ser del pasado, otras del presente y también del futuro)
5.- Quince miembros de su familia serán confirmados y preservados en gracia. (lo mismo)
6.- Quince miembros de su familia se convertirán. (lo mismo)
7.- Cualquiera que haya vivido en estado de pecado mortal por 30 años, pero si recita o tiene la intención de recitar estas oraciones devotamente, Yo, el Señor le perdonaré todos sus pecados.
8.- Si ha vivido haciendo su propia voluntad durante toda su vida y está por morir (sin que la persona tenga el conocimiento que está por morir próximamente), prolongaré su existencia para que se confiese bien (confesión de vida)
9.- Obtendrá todo lo que pida a Dios y a la Santísima Virgen.
10.- En cualquier parte donde esté diciendo las oraciones, o donde se digan, Dios estará presente con su gracia.
11.- Todo aquel que enseñe estas oraciones a los demás, ganará incalculables méritos y su gloria será mayor en el cielo.
12.- Por cada vez que se reciten estas oraciones, se ganarán 100 días de indulgencia.
13.- Será liberado de la muerte eterna. (no se condenará)
14.- Goza de la promesa de que será contado entre los bienaventurados del cielo.
15.- Lo defenderé contra las tentaciones del mal.
16.- Preservaré y guardaré sus cinco sentidos.
17.- Lo preservaré de una muerte repentina.
18.- Yo colocaré mi cruz victoriosa ante él para que venza a sus enemigos. (Satanás y sus huestes)
19.- Antes de su muerte vendré con mi amada Madre, la Santísima Virgen Inmaculada.
20.- Lo recibiré muy complacido y lo conduciré a los gozos eternos. Y habiéndolo llevado allí, le daré de beber de la fuente de mi divinidad ; cosa que no haré con los que no hayan recitado Mis oraciones.
21.- Se le asegura que será colocado junto al Supremo Coro de los Santo Ángeles.
Oraciones:
Para empezar, invoquemos al Dulce Huésped de nuestras almas.
Señal de la Cruz.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego eterno de tu amor. Envía Señor tu Espíritu y todo será creado y se renovará la faz de la tierra.
Oremos:
Oh Dios, que instruiste los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos que animados y guiados por este mismo Espíritu, aprendamos a obrar rectamente siempre y gocemos de la dulzura del bien de sus divinos consuelos. Por Cristo nuestro Señor. Así sea.
Un Credo al Sagrado Corazón de Jesús, haciendo un acto de Fe.
PRIMERA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío! ¡Oh eterna dulzura para los que te amamos! ¡Oh gozo supremo que supera todo gozo y deseo! ¡Oh salvación y esperanza nuestra! Infinitas pruebas nos has dado de que tu mayor deseo es estar siempre con nosotros; y fue este sublime deseo, ¡Oh bendito amor! El que te llevó a asumir la naturaleza humana. ¡Oh Verbo Encarnado!, recuerda aquella Santa Pasión que abrazaste por nosotros, para cumplir con el divino plan de reconciliación de Dios con su criatura. Recuerda Señor tu última cena, cuando rodeado de tus discípulos, y después de haberles lavado los pies, les diste tu precioso cuerpo y sangre. Recuerda también cuando tuviste que consolarlos al anunciarles tu ya próxima Pasión.
Fue en el huerto de los Olivos, ¡Oh Señor!, donde se escenificaron los peores momentos de tu Sagrada Pasión: porque fuiste invadido por la más infinita de las tristezas y por la más dolorosa de las amarguras, y que te llevaron a exclamar todo lleno de horror y de angustia: "¡Mi alma está triste hasta la muerte!"... Tres horas duró tu agonía en aquel jardín; y todo el miedo, angustia y dolor que padeciste allí, ¡fueron tan grandes!, que te causó sudar sangre copiosamente. Aquello escapaba a toda descripción, hasta tal punto que sufriste más allí que en el resto de tu Pasión, porque ante tus divinos ojos desfilaron aquellas terribles visiones de los pecados que se cometieron desde Adán y Eva hasta aquellos mismos instantes, y los pecados que se estaban cometiendo en aquellos momentos por toda la faz de la tierra, y los que se cometerían en el futuro, ¡siglos enteros!, ¡hasta la consumación de los tiempos!
Pero, ¡Oh amor que todo lo vence! A pesar de tu temor humano, así contestaste a tu Padre: "¡No se haga mi voluntad, sino la tuya!" E inmediatamente, tu Padre envió aquel precioso Ángel para confortarte... Tres veces oraste, y al final llegó tu discípulo traidor, Judas. ¡Cuánto te dolió aquello!
Fuiste arrestado por el pueblo de aquella nación que Tú mismo habías escogido y exaltado. Tres jueces te juzgaron, falsos testigos te acusaron, cometiendo el acto más injusto de la historia de la humanidad, ¡condenando a muerte a su Autor y Redentor! ¡A aquél que venía a regalarnos la vida eterna!
Y te despojaron de tus vestiduras y te cubrieron los ojos... e inmediatamente aquellos soldados romanos comenzaron a abofetearte, y llenarte de salivazos, y golpes llovieron contra tu delicado cuerpo. Y te retaban a que les dijeras quién era el que te lo hacía. De repente, aquella corona de espinas te la incrustaron mutilando tu cabeza de mala manera; ¡rompiendo carne, venas y nervios! Para contemplar la mofa a tu condición de Rey, te dieron un cetro: una vulgar caña que colocaron en tus sagradas manos.
¡Oh sublime enamorado de nuestras almas!, recuerda también cuando te ataron a la columna. ¡Cómo te flageló aquella gente!... No quedó lugar alguno en tu maravilloso cuerpo que no quedara destrozado bajo los golpes de los látigos. Otro cuerpo humano hubiese muerto con menos golpes... La escena era terrible: ¡huesos y costillas podían verse! ¡Cuánta furia desatada contra el Hombre-Dios!
Oh Jesús mío, en memoria de aquellos crueles tormentos que padeciste por nosotros antes de la crucifixión, concédenos antes de morir un verdadero arrepentimiento de nuestros pecados, que podamos satisfacer por ellos, que hagamos una santa confesión, te recibamos en la Santísima Eucaristía, y así, alimentada nuestra alma, podamos volar hacia Ti.
Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SEGUNDA ORACIÓN
¡Oh salud y alimento de mi alma, libertad verdadera de ángeles y santos!, ¡Paraíso de delicias! Recuerda el horror y la tristeza que sufriste camino al lugar donde te aguardaba una cruz, cuatro clavos y los verdugos cuando toda aquella turba se apretujaba a tu paso, y te golpeaba e insultaba impunemente, haciéndote víctima de las más espantosas crueldades. Pero más te dolía la ingratitud de ellos, que los golpes que te infligían, pues era precisamente por ellos y por todo el género humano, que llevabas aquella Cruz sobre tus hombros destrozados.
Por todos aquellos tormentos y ultrajes, y por las blasfemias proferidas en contra de Ti, te rogamos, ¡Oh dueño de nuestra alma! que nos libres de nuestros enemigos, visibles e invisibles, y que bajo tu protección logremos tal perfección y santidad, que merezcamos entrar contigo en tu Reino. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
TERCERA ORACIÓN
¡Oh dueño de nuestra existencia! Tú que siendo el Creador del Universo, del Cielo y de la Tierra, de ángeles y hombres, a quien nada puede abarcar ni limitar y que todo lo envuelves y sostienes con tu amoroso poder, sin embargo, te dejaste matar por tu obra maestra, el hombre, para justificarlo ante Ti mismo.
Recuerda cada dolor sufrido, cada tormento soportado por nuestro amor, cuando los judíos con enormes clavos taladraron tus sagradas manos y pies. ¡Que espantosa escena se produjo cuando con indescriptible crueldad, tu cuerpo tuvo que ser estirado sobre la Cruz para que tus manos y pies llegaran hasta los agujeros previamente abiertos en el madero! ¡Con cuánta furia agrandaron aquellas heridas! ¡Cómo agregaron dolor al dolor, cuando tuvieron que estirar tus sagrados miembros violentamente en todas direcciones! ¡Oh Varón de dolores!
Recuerda cuando tus músculos y tendones eran estirados sin misericordia, y tus venas se rompían, y tu piel virginal se desgarraba horriblemente, y tus huesos eran dislocados.
¡Oh Cordero Divino! en memoria de todo lo ocurrido en la colina del Gólgota, te rogamos nos concedas la gracia de amarte y honrarte cada día más y más. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
CUARTA ORACIÓN
¡Oh divino mártir de amor! ¡Oh médico celestial que te dejaste suspender en la Cruz para que por tus heridas las nuestras fueron curadas! Recuerda cada una de aquellas heridas y la tremenda debilidad de tus miembros, que fueron distendidos hasta tal punto que jamás ha habido dolor semejante al tuyo. Desde la cabeza a los pies eras todo llaga, todo dolor, todo sufrías; eras una masa rota y sanguinolenta, y aún así llegaste, para sorpresa de tus verdugos, a suplicar a tu Padre, eterno perdón para ellos diciéndole: ¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!
¡Oh Cristo bendito! En memoria de esta gran misericordia que tuviste, que muy bien pudiste lanzar a todo aquel mundo malvado a los abismos infernales con un solo acto de tu poderosa voluntad, por aquella tan grande misericordia que superó a tu justicia divina, concédenos una contrición perfecta y la remisión total de nuestros pecados, desde el primero hasta el último, y que jamás volvamos a ofenderte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
QUINTA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Oh esplendor de la eternidad! Recuerda cuando contemplaste en la Luz de tu Divinidad, las almas de los predestinados que serían rescatados por los méritos de tu Sagrada Pasión, también viste aquella tremenda multitud que sería condenada por sus pecados. ¡Cuánto te quejaste por ellos! Te compadeciste, oh buen Jesús, hasta de aquellos réprobos, de aquellos desafortunados pecadores que no se lavarían con tu sangre, ni se alimentarían con tu Carne Eucarística.
Por tu infinita compasión y piedad, y acordándote de tu promesa al buen ladrón arrepentido, al decirle que aquel mismo día estaría contigo en el Paraíso, ¡Oh salud y alimento de nuestra alma! muéstranos esta misma misericordia en la hora de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SEXTA ORACIÓN
¡Oh Rey muy amado y deseado por mi corazón ¡ acordaos del dolor que sufriste, cuando desnudo y como un criminal común y corriente, fuiste clavado y elevado en la Cruz. Cómo te dolió el ver que tus familiares y amigos desertaran. Pero allí estaba tu muy amada Madre y tu discípulo Juan, que permanecieron contigo hasta tu último suspiro. No importando que su naturaleza humana, desmayando estaba, y para colmo de tu inmenso amor por nosotros, nos hiciste aquel precioso regalo: ¡nos diste a María como Madre! ¡Cuánto te debemos Salvador nuestro, por este sublime regalo! Sólo tuviste que decir a María: “¡Mujer, he aquí a tu hijo!” y a Juan: “!He aquí a tu Madre!”
¡Te suplicamos, oh Rey de la Gloria! por la espada de dolor que entonces atravesó el alma de tu Santísima e Inmaculada Madre, que te compadezcas de nosotros en todas nuestras aflicciones y tribulaciones tanto corporal como espiritual, y que nos asistas en cada prueba, especialmente en la hora de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
SÉPTIMA ORACIÓN
¡Oh Rey de Reyes! ¡Fuente de compasión que jamás se agota! Recuerda cuando sentiste aquella tremenda sed por las almas y que te llevó a exclamar desde la Cruz: "¡Tengo Sed!" Sí, no solamente tenías sed física, sino sed insaciable por la salvación de la raza humana.
Por este gesto de amor por nosotros, te rogamos, oh prisionero de nuestro amor, que inflames nuestros corazones con el deseo de tender siempre hacia la perfección en todos nuestros actos, que extingas en nosotros la concupiscencia de la carne y los deseos de placeres mundanos. Así sea
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
OCTAVA ORACIÓN
¡Oh constante dulzura nuestra! ¡Oh deleite diario de nuestro espíritu! Por el sabor tan amargo de aquella hiel y vinagre que te dieron a probar en lugar de agua, para aplacar tu sed física, te suplicamos que aplaques nuestra sed por tu vivificadora sangre, y nuestra hambre por tu Redentora Carne, ahora y siempre, y que no nos falte en la hora de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
NOVENA ORACIÓN
¡Oh Jesús, Virtud Real y gozo del alma! Acuérdate del dolor que sentiste, sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte. Insultado y ultrajado por tus verdugos, clamaste en alta voz que habías sido abandonado por Tu Padre Celestial, diciéndole: “Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has abandonado?” Por aquella angustia que padeciste en aquellos momentos finales de tu Pasión, te rogamos oh nuestro Salvador que no nos abandones en los terrores y dolores de nuestra muerte. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, que eres principio y fin de todo lo creado , Virtud, Luz y Verdad! Acuérdate que por causa nuestra fuiste sumergido en un abismo de penas; sufriendo dolor en todo tu Santísimo Cuerpo: En consideración a la enormidad de tanta llaga que te hicimos los hombres; enséñanos a guardar por puro amor a Ti, todos tus Mandamientos; cuyo camino de Tu Ley Divina es amplio y agradable, para aquellos que te aman. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
UNDÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús mío!, abismo insondable de misericordia, te rogamos en memoria de tus heridas, las cuales penetraron hasta la médula de tus huesos y hasta lo más profundo de tu ser, ¡que nos apartes para siempre del pecado! ¡que no te ofendamos más! Reconocemos con bochorno que somos unos miserables pecadores y que te hemos ofendido ¡tantas veces! Que tememos que tu divina justicia nos condene.
No obstante, acudimos presurosos a tu misericordia infinita, para que nos escondas urgentemente en tus preciosas LLagas, y así, ocultados de tu indignado Rostro, pueda tu amante Corazón una vez más, lavar nuestras culpas con tu Sangre liberadora. De esa forma Redentor nuestro, tu enojo e indignación cesarán de inmediato. ¡Gracias Señor! Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DUODÉCIMA ORACIÓN
¡Oh Jesús, eterna verdad, símbolo de la perfecta caridad y de la unidad! Te suplicamos que te acuerdes de aquella multitud de laceraciones, de aquellas horribles heridas que te hicimos la humanidad pecadora que querías salvar. Estabas hecho un guiñapo humano, enrojecido por tu propia sangre. ¡Que inmenso e intenso dolor padeciste en tu Carne Virginal por amor a nosotros! ¡Oh dulzura infinita!, ¿qué pudiste hacer, que ya no hayas hecho por nosotros? Nada falta. Todo lo has cumplido.
Ayúdanos, Oh Señor, a tener siempre presente ante los ojos de nuestro espíritu, un fiel recuerdo de tu Pasión, para que el fruto de tus sufrimientos se vea continuamente renovados en nuestra alma, y para que tu amor se agrande en cada momento más y más en nuestro corazón, hasta que llegue aquel feliz día en que te veamos en el cielo, y ser uno contigo, que eres el tesoro y suma total de todo gozo y bondad. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA TERCERA ORACIÓN
¡Oh dulce consuelo de nuestra alma, maravilloso liberador, Rey inmortal e invencible! Recuerda cuando inclinando tu adorable cabeza, toda desfigurada por los golpes, la sangre y el polvo del camino, exclamaste: "Todo está consumado"... Toda tu fuerza mental y física se agotaron completamente.
Por este Gran Sacrificio y por las angustias y tormentos que padeciste antes de morir, te rogamos, oh buen Jesús, que tengas misericordia de nosotros en la hora de nuestra muerte, cuando nuestra mente esté tremendamente perturbada; y nuestra alma sumergida en inquietudes y angustias. Que no temamos nada, que te tengamos a Ti a nuestro lado y dentro de nuestro ser. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA CUARTA ORACIÓN
¡Oh doliente Jesús, oh incomprensible Segunda Persona de la Trinidad, esplendor y figura de su esencia! Recuerda cuando con gran voz entregaste tu alma a Tu Padre Celestial diciéndole: "¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!" Tu cuerpo estaba despedazado, y tu corazón destrozado, pero tus entrañas de misericordia quedaron abiertas para redimirlos! Así expiraste, oh amor infinito...
Por tu Dolorosa Muerte; te suplicamos, Oh Rey de Santos y Arcángeles, que nos confortes y nos ayudes a resistir al mundo con sus errores, a Satanás con sus pérfidas, y a la carne con sus vicios, para que así, muertos a los enemigos de nuestras almas, vivamos solamente para Ti. Por eso te rogamos, Oh Dulce Redentor y Salvador, que a la hora de nuestra muerte recibas nuestras pobres almas desterradas que regresan a Ti. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
DÉCIMA QUINTA ORACIÓN
¡Oh vencedor de la muerte! ¡Vid verdadera y fructífera! Recuerda a aquel torrente de sangre que brotó de cada parte de tu Bendito Cuerpo, igual que la uva exprimida en el lagar.
Desde el lugar de la flagelación y a través de las calles de Jerusalén, por toda aquella vía dolorosa, hasta la colina sagrada, tu Sangre derramada escribía las bellas páginas de la historia del Corazón que más nos ama...¡El tuyo! Recuerda como la tierra agradecida, pero a la vez espantada, recibía tu preciosa Sangre. toda la naturaleza; de horror temblaba y los Cielos se estremecían, los Ángeles y hasta los demonios se sorprendían ante ¡aquella increíble escena! ¡Todo un Dios moría! ¿Qué era aquello? ¿Qué sucedía? Aquel primer Viernes Santo, oh Jesús ¡Abrías el cielo para la humanidad pecadora!
Por tres largas horas tu Cuerpo colgó de la Cruz. Presentabas un aspecto doliente, triste, todo lleno de dolor, Tu Sangre aún manando, recorriendo aquella que ya se había secado, que ya había coagulado. Y a todo esto se adhirió el polvo y la tierra del camino....
Qué tristeza y dolor padecieron María y Juan al contemplar tus cabellos y barbas que ahora daban la impresión que estaban compuestos de alambres, llenos de Sangre y de tierra. Tus oídos y nariz tupidos estaban de sangre. ¡Hasta tus ojos y boca sangraban! En verdad que todos tus sentidos fueron atrozmente atormentados.
Así inclinaste la cabeza y entregaste tu Espíritu.... Entonces vino Longinos y perforó Tu costado, con tanta violencia, que la punta de la lanza casi sale por el otro costado. Tu corazón te lo desgarraron, oh Jesús, ese Corazón que ¡tanto nos ama! Y de allí brotó Sangre y Agua, hasta no quedar en Tu Cuerpo Gota alguna. Tu cuerpo era cual bulto colgado, como un haz de mirra, elevado a lo alto de la Cruz, la muy fina y delicada Carne tuya fue destrozada; la Sustancia de tu Cuerpo fue marchitada, y disecada la Médula de tus huesos. Es entonces que el Sol y las estrellas negaron su luz, hubo terremotos y la naturaleza y los elementos dieron amplio testimonio de que Aquel que negaron ¡era el Hijo de Dios!
Por esta amarga Pasión, y por la Efusión de Tu divina Sangre, te suplicamos oh dulcísimo Jesús, que recibas nuestra alma, cuando estemos sufriendo en la agonía de nuestra muerte.
Oh maravillosa realidad, escándalo para los infieles, ¡gozo indescriptible para los que te amamos! Ese tu infinito sacrificio pagó el rescate, y al resucitar y ascender gloriosamente al Cielo, ¡dejaste bien abiertas las puertas para aquellos que quisieran seguirte! Oh Señor, por tu amarga Pasión y preciosa sangre, te rogamos traspases nuestros corazones, para que nuestras lágrimas de amor, adoración y penitencia, sean nuestro alimento noche y día. Haz que nos convirtamos totalmente a Ti, que nuestros corazones sean tu perpetuo lugar de reposo; que nuestras conversaciones te sean siempre agradable; y que al final de nuestra vida merezcamos que graves, oh Dios de amor, el Sello de Tu Divinidad en nuestra alma, para que tanto el Padre como el Espíritu Santo, te vean bien reproducido en nosotros, y poder así ser contados entre tus Santos para que te alabemos para siempre por toda la eternidad. Así sea.
(Padre Nuestro, Ave María y Gloria)
ORACIÓN FINAL
¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, Oh mi Señor, a Vos. Haced que mi corazón sea Vuestra Habitación perpetua. Y que mi conversación sea agradable. Que el fin de mi vida Os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte pueda merecer Vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos Vuestros santos. Amén.
Sea por siempre, Bendito y Alabado Jesús, que con su Sangre nos redimió (tres veces)
 

Cuando vayas al sagrario, saluda a Jesús de mi parte

sagrario foto

A diario recibo correos de todas partes del mundo.  Lectores que de una forma u otra se han sentido tocados por alguna palabra que leyeron en mis libros y han podido salir de un atolladero, una dificultad o un momento difícil en sus vidas. Tal vez, sencillamente los ha animado a buscar un mejor camino, la cercanía de Dios.
Yo sé bien quién los ayudó. Por eso los envío de inmediato con el buen Jesús.
Tengo muy presente, siempre… que “es Él”. 
Ya lo conozco. Y me sonrió de alegría al comprobar cuánto nos ama.  Y lo especiales que somos para Él.
“Gracias Jesús por amarnos como somos, y ser un gran amigo”.
Un día le dije a una de estas personas:
“Ve al sagrario y agradece al buen Jesús. A Él se lo debes todo”.
Lo detuve un segundo. No sé por qué, me nació decirle:
“¿Puedo pedirte un favor? Salúdalo de mi parte”.
Desde entonces cada vez que alguien me agradece por mis libros hago lo mismo.
De pronto, no sé cómo, empecé a recibir correos de España, Costa Rica, México… en los que me decían: “Fui al sagrario para estar con Jesús. Y le dejé tus saludos Claudio”.
¡Era sorprendente!
Me imaginaba la sorpresa de Jesús en aquél sagrario.  Y su gran sonrisa por esta ocurrencia. Buscaba hacerle saber que lo llevo conmigo siempre en mis pensamientos y quería arrancarle una sonrisa de alegría, que no se sienta solo, que sepa que tú y yo lo amamos.
Ayer justamente fui a un retiro en la Parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, donde me invitaron a hablar del Sagrario. Fue una tarde maravillosa, con Eucaristía y procesión del Santísimo Sacramento. Debes saber que me cuesta mucho hablar ante las personas. Escribir es más sencillo. Un oficio solitario. Te sientas frente a la pantalla del computador y listo. Pero hablar delante de las personas…
Les conté algunas anécdotas con Jesús.  Y los invité a no dejarlo solo.
Cuando me marchaba, entrada la noche, una señora se me acerca y me dice:
“Sabe, acabo de estar con Jesús en el sagrario, le dije: Claudio te manda saludos”.
Sonreí de pura alegría. “No sabe cuán agradecido estoy”, le respondí.
Recientemente recibí un regalo inesperado. Y quisiera compartirlo contigo.
Un sacerdote me escribió por wasap preguntando si podía llamarme.  Lo conocí una vez que pasó por Panamá y me pidieron atenderlo, lo que hice con mucho agrado. Desde entonces nos escribimos. Él vive en Guayaquil, Ecuador.
Me contó de un amigo suyo que lo invitó a visitarlo en Quito.  Le pagó el pasaje y nuestro sacerdote pasó una tarde con este amigo, compartiendo, brindándole consejos y ayuda espiritual.
De pronto, en medio de la charla su amigo le comenta:
“Sabes, cada día hago un desvío de media hora cuando voy al trabajo para visitar a Jesús en el sagrario. Está en una capilla muy bonita. Ayer justamente fui y antes de marcharme, le dejé saludos de un tal Claudio que escribe en Aleteia”.
Mi amigo sacerdote abrió los ojos de par en par, impresionado y río a gusto.
“Es increíble… Ese Claudio es amigo mío. Lo conozco”.
Ya puedes imaginar el resto de la conversación, en medio de risas y sorpresas.
Cuando me contó exclamé sorprendido: “No puede ser… ¡Qué maravilla!”  Y ambos reímos felices, por la bondad y las alegrías que nos da el buen Dios.
Antes de cerrar, le envié un abrazo muy cordial a su amigo en Quito, agradeciéndole por amar tanto a nuestro Señor.  Sé que él está leyendo estas palabras y lo animo a seguir visitando a Jesús.
“Ámalo mucho. Ámalo más”.
Y ti igual, te pido que no lo dejes solo y cuando vayas dile:
“Claudio te manda saludos”.


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Te invitamos a visitarlo en Twitter y leer los libros que inspiran, de nuestro autor, Claudio de Castro
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Martes de la decimoséptima semana del tiempo ordinario

Libro de Jeremías 14,17-22. 
Tú les dirás esta palabra: Que mis ojos se deshagan en lágrimas, día y noche, sin cesar, porque la virgen hija de mi pueblo ha sufrido un gran quebranto, una llaga incurable.
Si salgo al campo abierto, veo las víctimas de la espada; si entro en la ciudad, veo los sufrimientos del hambre. Sí, hasta el profeta y el sacerdote recorren el país y no logran comprender.
¿Has rechazado del todo a Judá? ¿Estás disgustado con Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio? Se esperaba la paz, ¡y no hay nada bueno...! el tiempo de la curación, ¡y sobrevino el espanto!
Reconocemos, Señor, nuestra maldad, la iniquidad de nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.
A causa de tu Nombre, no desprecies, no envilezcas el trono de tu Gloria: ¡acuérdate, no rompas tu Alianza con nosotros!
Entre los ídolos de las naciones, ¿hay alguien que haga llover? ¿Es el cielo el que envía los chaparrones? ¿No eres tú, Señor, nuestro Dios? Nosotros esperamos en ti, porque eres tú el que has hecho todo esto.



Salmo 79(78),8.9.11.13. 
No recuerdes para nuestro mal
las culpas de otros tiempos;
compadécete pronto de nosotros,
porque estamos totalmente abatidos.

Ayúdanos, Dios salvador nuestro,
por el honor de tu Nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados,
a causa de tu Nombre.

Llegue hasta tu presencia el lamento de los cautivos,
preserva con tu brazo poderoso
a los que están condenados a muerte.
Y nosotros, que somos tu pueblo

y las ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias para siempre,
y cantaremos tus alabanzas
por todas las generaciones.




Evangelio según San Mateo 13,36-43. 
Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo".
El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno,
y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles.
Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo.
El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal,
y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes.
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!"



Leer el comentario del Evangelio por : Catecismo de la Iglesia Católica 
«Creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica»