jueves, 6 de julio de 2017

El reloj de los laicos se pone en marcha


La Iglesia en España, de la mano de Acción Católica, lanza un ambicioso proyecto para que los cristianos de a pie, los de la Misa dominical, los de las parroquias, vivan su fe con mayor profundidad y den testimonio en los distintos ámbitos de la vida social, donde entrarán en contacto con los alejados de la Iglesia y con la increencia. Después de la asamblea de principio de agosto en Santiago de Compostela, comenzará la expansión, aunque ya hay algunas experiencias dando frutos

Aunque puede sonar al día de la marmota, el papel de los laicos en la vida de la Iglesia es vital. «Es la hora de los laicos», dicen los eslóganes desde hace varios años. «Pero parece que el reloj se ha parado», apuntaba el Papa Francisco el año pasado en una de sus alocuciones. Lo cierto es que el de los laicos sigue siendo un gran reto para la Iglesia y para los pastores que la cuidan. También en nuestro país. Porque laicos hay, ahí están las más de diez millones de personas que acuden a la Eucaristía cada domingo, pero otra cosa es que ese laicado esté bien formado, sea maduro y pueda dar razón de su fe en el entorno que le ha tocado vivir. O lidere, junto a los pastores, la presencia pública de la Iglesia. En la cultura, en la política, en las periferias a las que continuamente los envía el Papa Francisco…
Una renacida Acción Católica General (ACG), tras años de travesía en el desierto, de trabajo y reflexión, aparece hoy como el lugar preferencial para que los laicos de a pie, los de las parroquias, profundicen y compartan su fe, revisen su vida y tomen impulso para ser sal en el mundo. «Responde a la necesidad de evangelizar en este momento de la historia. Lo que hace es potenciar el laicado de la parroquia para que sea protagonista», detalla a este semanario Carlos Escribano, obispo de La Calzada-Logroño y consiliario de Acción Católica. Y explica que se llama Acción Católica –es el nombre que le dio el Concilio Vaticano II– como se podía llamar de otra forma, pero de lo que se trata es de ofrecer un cauce para el crecimiento del laicado habitual.
El presidente nacional, Antonio Muñoz Varo, afirma que la ACG pretende ser a los laicos lo que Cáritas es a la caridad; otras muchas instituciones ponen en práctica la caridad, pero el lugar concreto de la Iglesia es Cáritas. También se puede explicar con la imagen de los sacerdotes diocesanos y los de movimientos o congregaciones religiosas; los laicos de Acción Católica serían los equivalentes a los primeros. Para ellos se han elaborado itinerarios para niños, jóvenes y adultos, que pretenden articular la vida laical de la parroquia. En los últimos años, Muñoz Varo los ha presentado por todo el territorio nacional encontrando buena disposición para ponerlos en marcha.
Los grupos de vida
Itinerarios que, a partir de la Eucaristía, centro de la vida cristiana, se articulan en grupos de vida, donde las personas pueden formarse, orar, celebrar y compartir la vida a la luz de la palabra de Dios. En este recorrido de fe, el laico se va a encontrar con su misión, que puede estar en los grupos de trabajo al servicio de la comunidad parroquial, entre los que están la liturgia, la catequesis o la acogida; o en una dimensión misionera, la que tiene que ver con el primer anuncio, la salud, lo social, Cáritas, la cultura o la familia.
Es, quizá, la dimensión misionera la más ambiciosa en el proyecto de Acción Católica, pues se desarrolla en el lugar propio del laico: la sociedad de hoy. Una presencia llamada a llenar vacíos existenciales; a acoger y anunciar, salir e incorporar; a llevar a cabo un primer anuncio; que debe mostrar su preferencia por los pobres, y dialogar con el entorno social. «Su tarea más genuina es la de evangelizar hacia afuera. Ahí tiene que haber una presencia de Evangelio, porque este puede construir socialmente. Es un gran reto que todavía está por definir», apunta monseñor Escribano.
La de Nuestra Señora de la Asunción de Torrelavega (Cantabria) es una de las parroquias donde el modelo de Acción Católica –presente desde mucho tiempo atrás– articula toda la vida laical. Cuenta con grupos de niños, jóvenes y adultos, perfectamente integrados, al servicio de la parroquia y la diócesis. El último año se han lanzado a acompañar a los padres de los niños que acuden para iniciarse en la fe. También se implican en la realidad de su barrio, humilde en este caso. Aprovechando la existencia de un centro de acogida de inmigrantes muy cerca, la parroquia tiene un proyecto intercultural que busca que las distintas realidad culturales del barrio se encuentren.
De sus grupos de vida ha nacido, además, un albergue para peregrinos –por allí pasan el Camino de Santiago y el Camino Lebaniego– que tendrá su sello propio. Será gestionado a través de una empresa de inserción, de modo que aquellos que lo atiendan vengan de situaciones de dificultad y el albergue sea una oportunidad. «No será como cualquier otro», cuenta Carmen, muy implicada en Acción Católica. La idea nació a raíz de trabajar el Año de la Misericordia propuesto por el Papa Francisco: «No se podía quedar solo en eso. Pensamos que era importante hacer un gesto importante». De hecho, la puesta en marcha de acciones comunitarias que impliquen también un testimonio es uno de las propuestas del plan de Acción Católica, acciones que nacen de la vivencia de la fe.
Espiritualidad, comunidad, formación y misión
En Nuestra Señora del Rosario, en Puente Tocino, una pedanía de Murcia, la presencia de Acción Católica es muy reciente. Aquí llegó ya refundada hace cuatro años encontrando el terreno fértil de una parroquia con mucha vida en Cáritas, en la liturgia, en la catequesis, con un párroco que favorece la corresponsabilidad de los laicos. María Salcedo llegó a la parroquia solo un año después que la ACG, aunque llevaba años militando en ella. Ha vivido en primera persona cómo esta propuesta ha revitalizado el papel de los laicos. «Cuando se presentó el itinerario formativo, salieron unos tres grupos de vida y ahora ya hay siete», explica. La clave, en su opinión, es vivir la espiritualidad, la comunidad, la formación y la misión, que son las cuatro dimensiones del itinerario de Acción Católica.
No es un grupo cerrado, pues los laicos que forman los grupos son luego los que se encargan de Cáritas, de la liturgia o la catequesis… o se dedican a la pastoral de la salud o la pastoral penitenciaria. Cada uno se dedica a una tarea concreta para que la parroquia siga hacia adelante.
María Salcedo pone el foco en la que cree que es la asignatura pendiente: la salida a otros ámbitos. Con palabras del proyecto, el diálogo con el entorno social, o lo que es lo mismo, trabajar con otras organizaciones y plantear actividades abiertas.
Pero esa aportación –matiza– no solo pone de manifiesto la necesidad de estar en otros ámbitos, sino de estar con la propia identidad. Ahí, Acción Católica pone como retos el diálogo con la increencia, que se debe llevar a cabo con las claves del testimonio de amor gratuito, de generar preguntas, de evitar la superficialidad y de estar abiertos a intercambiar ideas con otros. El otro empeño de los laicos debería ser el desarrollo de una ética común que venza el relativismo y los dogmatismos. «Defender una ética común implica defender unos márgenes, unas normas para el juego social. El debate está en defender cuáles son estos límites».
«La propuesta de Acción Católica saca toda la sustancia a la parroquia, puede ayudar a dinamizarla en un momento muy interesante», concluye monseñor Escribano.
Proyecto en expansión
En nuestro país, según explica el presidente de ACG, hay ya más de 1.000 grupos de vida entre los de niños (500), jóvenes (300) y adultos (300). En concreto, en diócesis del sur como Málaga o Córdoba, este proyecto está tomando mucha fuerza y, por ende, creciendo exponencialmente. Y eso que hasta el momento la fase del proyecto se encontraba en difusión. Tras la Asamblea General de Santiago de Compostela, que se celebra del 3 al 6 de agosto, con el Camino de Santiago como previo, comenzará una nueva etapa de acompañamiento de las experiencias en cada parroquia. «Estoy seguro de que si cuaja, se expandirá», añade.
En cualquier caso, augura que la implantación del proyecto va a ser lenta y reclama el respaldo de la diócesis, es decir, que el obispo diga que es un cauce bueno y lo impulse; que el párroco crea en él y entronque en la vida de la parroquia; y también que los propios laicos lo vean como algo bueno y se impliquen.
«El proyecto se va consolidando poco a poco, pero todavía queda trabajo por hacer, sobre todo, a la hora de cómo llevarlo hacia adelante. La realidad es que es una experiencia actualizada para la vida de los laicos y que muchos párrocos pueden descubrir como cauce para su parroquia», apunta monseñor Escribano.
Antonio Muñoz cita Málaga como ejemplo de experiencia que articula toda la vida de la parroquia e incluso de la diócesis, y eso que el impulso inicial no nació bajo el paraguas de Acción Católica, aunque ha terminado convergiendo. Allí, una serie de parroquias se organizaron, en un primer momento, para poner en marcha campamentos de verano y, de una actividad puntual, surgió un trabajo en red que ha implicado a los laicos y a los párrocos. Ahora, esa red se va a ir consolidando con materiales formativos, con una organización, con un planteamiento común y ahí es donde entra Acción Católica. Todo con el apoyo del obispo. «Trabajar de esta manera permite que el trabajo no se personalice o que dependa en gran parte de un sacerdote. Además, permite que el itinerario de cada persona continúe si tiene que irse a otro lugar», explica Muñoz Varo.
Pero también hay resistencias a la hora de romper la rutina y las formas que hasta ahora se emplean en las parroquias. Basta con un ejemplo. Según el presidente de ACG, hasta el momento, la formación que se ofrece a los laicos siempre va ligada a una tarea que va desempeñar, cuando lo que propone ACG es que exista una formación básica para todos los laicos, independientemente de si tiene una tarea o no. «Con esta formación y experiencia, el laico entiende que tiene una misión y ahí ya cada tiene que ver a donde se siente llamado…», añade.
Fran Otero @franoterof

Camino de Santiago y III Asamblea General
27 de julio-6 de agosto
Santiago de Compostela será a finales de julio y principios de agosto la capital de España de los laicos de parroquia. Allí se darán cita cientos de seglares que, junto a sus pastores, abordarán su papel en la renovación misionera de las parroquias. Pretende ser un espacio de reflexión, oración y celebración, en el que buscar respuestas conjuntas a los desafíos evangelizadores que nos plantea nuestro contexto social.

El testamento espiritual de un hombre que intentó violar y mató a una niña


Alessandro Serenelli, asesino de Maria Goretti, fue tentado, por desesperación, incluso a quitarse la vida, pero algo le hizo cambiar

Alessandro Serenelli (1882-1970) era un joven trabajador robusto que vivía cerca de la familia Goretti cuando ésta se trasladó al Agro Pontino.
Arrastrado por la pasión intentó varias veces seducir a la joven María Goretti, que todavía no tenía 12 años, y violarla.
Ante su resistencia un día la apuñaló 14 veces con un objeto afilado.
Al principio, en la cárcel, no mostró ningún arrepentimiento .Tampoco cuando le visitó el obispo para hablarle del perdón de Dios.
Pero unos días después pidió hablar con el obispo: había soñado con Marietta, su víctima, que llevaba 14 lirios (tantos como puñaladas) y le sonreía resplandeciente. Ahí empezó su transformación.
Recogemos aquí el testamento espiritual del Alessandro Serenelli anciano, ya con casi 80 años, poco antes de su muerte, transformado por la fe de “Marietta” (hoy santa María Goretti) y por la vivencia de la espiritualidad franciscana.
El asesino, debido a la edad (entonces la mayoría de edad era a los 21 años) no fue condenado a la cadena perpetua, sino a 30 años de reclusión.
Su camino espiritual fue lento y duro. Fue tentado, por desesperación, incluso a quitarse la vida.
Lo salvaron la certeza del perdón de “Marietta” y sus últimas palabras: “¡Lo quiero conmigo en el paraíso!”.
La Navidad de 1934 visitó a Assunta, la madre de Marietta. Ella le dijo que ya le había perdonado. Fueron juntos a la Misa de Navidad para admiración de todos los que les reconocieron.
Se mantuvieron siempre en contacto. Juntos vieron a santa María Goretti canonizada en 1950. Alessandro estuvo junto a la anciana Assunta cuando ella murió.
Alessandro murió en la enfermería de los padres capuchinos de Marerata el 6 de mayo de 1970, donde había sido portero durante décadas.
El texto que publicamos, su testamento espiritual, se encontró a su muerte en un sobre cerrado, con fecha del 5 de mayo. Está tomado de: Madre di Dio. Mensile mariano(noviembre 2002). La traducción es de Pablo Cervera Barranco.
Huid del mal y seguid siempre el bien
(Testamento espiritual de Alessandro Serenelli)

Soy un viejo de casi 80 años, pronto voy a terminar mis días. 
Echando una mirada al pasado, reconozco que en mi primera juventud recorrí un sendero falso, la vía del mal que me condujo a la ruina.
Veía todo a través de la prensa, los espectáculos y los malos ejemplos que siguen la mayoría de los jóvenes sin siquiera pensarlo. Y yo hice lo mismo. No me preocupaba.
Personas creyentes y practicantes tenía cerca de mí, pero no les prestaba atención, cegado por una fuerza brutal que me empujaba hacia un sendero malo. 
A los 20 años cometí el delito pasional del que hoy me horrorizo con sólo recordarlo.
María Goretti, ahora santa, fue el ángel bueno que la Providencia había puesto ante mis pasos para guiarme y salvarme. Todavía tengo grabadas en mi corazón sus palabras de compasión y de perdón. Rezó por mí e intercedió por su asesino
Siguieron treinta años de prisión. Si no hubiera sido menor de edad, hubiera estado condenado a cadena perpetua. Acepté la merecida condena. Expié mi culpa
La pequeña María fue verdaderamente mi luz, mi protectora; con su ayuda, me porté bien en mis 27 años de cárcel e intenté vivir honradamente cuando la sociedad me aceptó de nuevo entre sus miembros.
Los Hermanos de San Francisco, los Capuchinos de las Marcas, me acogieron con caridad seráfica en su monasterio no como un siervo, sino como un hermano y con ellos convivo desde hace 24 años. 
Ahora espero sereno el momento de ser admitido en la visión de Dios, de abrazar a mis seres queridos de nuevo, y de estar junto a mi ángel protectora y su querida madre, Assunta.
Los que lean esta carta, ojalá que quieran seguir la feliz enseñanza de huir del mal y seguir el bien siempre.
Pienso que la religión con sus preceptos no es una cosa que se pueda menospreciar, sino que es el verdadero consuelo, el único camino seguro en toda circunstancia, hasta las más dolorosas de la vida. ¡Paz y bien!

Alessandro Serenelli

Artículo publicado por Religión en Libertad

¿Qué hacer cuando perdemos la voluntad de rezar?

Ya no siento ganas de orar, ¿y ahora?

Hay momentos en que no siento la menor voluntad de dialogar con algunas personas, pero, porque es necesario, acabo dejando de lado mi voluntad y voy a su encuentro, converso, trabajo, convivo y sigo frente a ellas. Con Dios no es diferente. A veces, las cosas me envuelven de tal manera, que no siento deseos de hablar con Él, es decir, de rezar, pero porque sé que es preciso, y además dependo de Su gracia, voy a Su encuentro a través de la oración.
Claro que ello exige compromiso y perseverancia porque, en realidad, la vida de oración es una conquista diaria; y como toda conquista no está exenta de luchas, es necesario luchar para ser orante.
En este sentido, santa Teresa de Jesús afirma, en su autobiografía, que oración y vida cómoda no combinan en nada; ella recuerda que una de las mayores victorias del demonio es convencer a alguien de que no es necesario rezar.
O sea, cuando se trata de la vida de oración es necesario tener conciencia de que se trata de una lucha espiritual, y para vencer el único camino es rezar con o sin voluntad. Si escojo guiarme sólo por mi querer, corro el riesgo de ser una persona vacía, sin sentido.

Desierto espiritual

Sé que, con el paso del tiempo y el cúmulo de actividades, corremos el serio riesgo de, poco a poco, ir dejando la oración de lado o rezar de cualquier manera hasta llegar a un “desierto espiritual” y sentir una cierta apatía respecto a la oración. Pero es justamente en ese momento cuando necesitamos ir más allá de los sentimientos y considerar que el “desierto también es fecundo” cuando se vive en Dios, ¡y por su misericordia en nuestra vida todo es gracia!
Consolaciones y desolaciones, alegría y tristeza, pérdidas y ganancias, todo es fruto del amor de Dios, quien permite que vivamos las pruebas mientras nos llama a crecer y a fructificar en toda y cualquier circunstancia. Por tanto, en el punto en que te encuentras ahora, vuelve a fijar tu alma en Dios y permite que Él la devuelva a Sí mismo, por la fuerza de la oración.
Al absorber tanta agitación y estímulos en nuestros días, acabamos perdiendo el contacto con nuestra verdadera esencia, y quedamos tan distraídos y preocupados con todo lo que está pasando a nuestro alrededor, que acabamos fragmentados, confusos e inseguros, sin acordarnos de dónde venimos, dónde estamos y menos aún, a dónde vamos. Sólo Dios puede reorientarnos.
Jesús tenía conciencia de ello cuando dijo a sus discípulos: “Velen y oren para no caer en la tentación” (Mateo 26,41); yo diría, principalmente, la tentación de olvidar quién eres y cuál es tu papel en este mundo.

Entonces, ¿vamos a rezar?

Dejo aquí algunas pistas que pueden servir para abrir camino en tu relación con Dios. Cuando encuentres tu propio camino, caminarás libremente y cada vez más experimentarás la alegría que se encuentra en la presencia de Dios por medio de la oración.
1- Escoge el horario y el tiempo que quieres dedicar a tu oración y procura ser fiel a ese propósito. Así como nos alimentamos diariamente, la oración tiene que ser el alimento diario del alma, pase lo que pase.
2- Fundamenta tu oración en la Palabra de Dios y en Su verdad. Habla con Él con confianza y sin reservas, como quien habla con un amigo. Así encontrarás la paz y la armonía interior que tanto buscas, pues, como enseña san Juan de la Cruz, “el conocimiento de uno mismo es fruto de la intimidad con Dios, y es el medio esencial para la libertad interior”.
3- Reza con humildad, deteniéndote siempre en la palabra “Hágase tu voluntad”. Acuérdate de que tu oración no puede estar motivada simplemente por gusto o exigencia, sino, por encima de todo, por gratuidad y confianza en la misericordia de Dios.
4- Practica lo que rezas y no desvincules tus obras de la oración, pues una cosa está totalmente relacionada con la otra. Caridad, perdón, alegría, confianza, fraternidad y paciencia son características de quien reza.
5- Ten tu propio ritmo de oración. La imitación y la comparación no ayudan en nada. La vida de los santos, por ejemplo, son flechas que apuntan al cielo pero eres tú quien debe dar tus propios pasos para llegar hasta él.
Deseo que en cada amanecer y también en las “noches oscuras” experimentes por la oración que el amor es la verdadera felicidad, y que esta consiste en amar y sentirse amado. Y nadie nos ama tanto como Dios. Si alguna vez pierdes la voluntad de rezar, ya sabes lo que tienes que hacer: ¡reza igual y sé feliz!

El poder de los deseos

Seguro que si ahora mismo nos preguntaran si tenemos algún deseo responderíamos sin dudar que sí. Y no uno, sino muchísimos. Basta escucharnos un poco por dentro para darnos cuenta de que, como dice mi compañero Adolfo, somos un puñadito de deseos.Y, ¿qué pasa si los deseos se cumplen?. Lo fácil sería pensar que yo sería feliz si mis deseos se realizaran. Eso es lo que nos prometen muchos anuncios en los que los publicistas, con mucho arte, nos hacen creer que su producto cumplirá nuestros deseos. Incluso podríamos llegar a simplificar tanto que llegásemos a pensar que la vida consiste en cumplir deseos. Si hacemos un poco de memoria, podemos caer en la cuenta de que no todos los deseos son iguales. Hay unos, que cuando se hacen realidad, tras un momento de euforia, nos dejan como antes. O puede ser peor si en seguida se ha instalado otro en nuestro interior y nos vemos como atrapados, con la sensación de que nunca nos quedamos satisfechos. Esos son los deseos que se alían con nuestra imagen, nuestros éxitos, el poder… son egoístas, porque soy yo quien está en el centro.Pero hay otros deseos, que al realizarse, nos quedamos llenos, quizá sin mucho ruido y sin llamar la atención, pero dejan un poso de paz en nosotros y van dibujando una felicidad honda en nuestro corazón. Y curiosamente en estos deseos no somos nosotros los protagonistas, sino que el deseo apunta hacia los demás, y nos hace salir, darnos a la gente.
Es cierto que no podemos controlar nuestros deseos porque ellos van apareciendo sin pedir permiso. Pero lo que sí podemos hacer es ir distinguiendo con la práctica cuáles son con los que me busco a mí mismo y cuáles los que me llevan a los demás. Y así ir educando nuestra capacidad de desear para que no nos atrapen los deseos egoístas sino que podamos cumplir los que nos llevan a entregarnos generosamente. Creo que es de las cosas más auténticas de los seres humanos el estar continuamente deseando. También me gusta pensar que Dios tiene deseos, y estoy seguro de que seremos más felices cuando nuestros deseos y los suyos vayan de la mano.
No me resisto a poner algo de lo más bonito que se ha escrito sobre los deseos: Nos hiciste Señor para Ti, y nuestro corazón permanecerá inquieto hasta que descanse en Ti. Estoy pensando que esta nochevieja no diré a nadie “que se cumplan tus deseos”, sino que “tus deseos te lleven a Dios”.

Jueves de la decimotercera semana del tiempo ordinario


Libro de Génesis 22,1-19. 

Después de estos acontecimientos, "Dios puso a prueba a Abraham "¡Abraham!", le dijo. El respondió: "Aquí estoy".
Entonces Dios le siguió diciendo: "Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré".
A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado.
Al tercer día, alzando los ojos, divisó el lugar desde lejos,
y dijo a sus servidores: "Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes".
Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac; él, por su parte, tomó en sus manos el fuego y el cuchillo, y siguieron caminando los dos juntos.
Isaac rompió el silencio y dijo a su padre Abraham: "¡Padre!". El respondió: "Sí, hijo mío". "Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?".
"Dios proveerá el cordero para el holocausto", respondió Abraham. Y siguieron caminando los dos juntos.
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña.
Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
Pero el Angel del Señor lo llamó desde el cielo: "¡Abraham, Abraham!". "Aquí estoy", respondió él.
Y el Angel le dijo: "No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único".
Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abraham llamó a ese lugar: "El Señor proveerá", y de allí se origina el siguiente dicho: "En la montaña del Señor se proveerá".
Luego el Angel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo,
y le dijo: "Juro por mí mismo - oráculo del Señor - : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único,
yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos,
y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz".
Abraham regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Berseba, y Abraham residió allí.

Salmo 115(113B),1-2.3-4.5-6.8-9. 
No nos glorifiques a nosotros, Señor:
glorifica solamente a tu Nombre,
por tu amor y tu fidelidad.
¿Por qué han de decir las naciones:

«¿Dónde está su dios?»
Nuestro Dios está en el cielo y en la tierra
él hace todo lo que quiere.
Los ídolos, en cambio, son plata y oro,

obra de las manos de los hombres.
Tienen boca pero no hablan,
ojos, pero no ven ,
tienen orejas, pero no oyen,

tienen nariz, pero no huelen.
Como ellos serán los que los fabrican,
los que ponen en ellos su confianza.
Pueblo de Israel, confía en el Señor:

él es tu ayuda y tu escudo;

Evangelio según San Mateo 9,1-8. 
Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad.
Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados".
Algunos escribas pensaron: "Este hombre blasfema".
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal?
¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados te son perdonados', o 'Levántate y camina'?
Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".
El se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.