viernes, 22 de septiembre de 2017

Vigésimo quinto Domingo del tiempo ordinario


Libro de Isaías 55,6-9. 

¡Busquen al Señor mientras se deja encontrar,
llámenlo mientras está cerca!
Que el malvado abandone su camino
y el hombre perverso, sus pensamientos;
que vuelva el Señor, y él le tendrá compasión,
a nuestro Dios, que es generoso en perdonar.
Porque los pensamientos de ustedes no son los míos,
ni los caminos de ustedes son mis caminos
-oráculo del Señor-.
Como el cielo se alza por encima de la tierra,
así sobrepasan mis caminos y mis pensamientos
a los caminos y a los pensamientos de ustedes.


Salmo 145(144),2-3.8-9.17-18. 
Señor, día tras día te bendeciré,
y alabaré tu Nombre sin cesar.
¡Grande es el Señor y muy digno de alabanza:
su grandeza es insondable!

El Señor es bondadoso y compasivo,
lento para enojarse y de gran misericordia;
el Señor es bueno con todos
y tiene compasión de todas sus criaturas.

El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad.


Carta de San Pablo a los Filipenses 1,20c-24.27a. 
Así lo espero ansiosamente, y no seré defraudado. Al contrario, estoy completamente seguro de que ahora, como siempre, sea que viva, sea que muera, Cristo será glorificado en mi cuerpo.
Porque para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.
Pero si la vida en este cuerpo me permite seguir trabajando fructuosamente, ya no sé qué elegir.
Me siento urgido de ambas partes: deseo irme para estar con Cristo, porque es mucho mejor,
pero por el bien de ustedes es preferible que permanezca en este cuerpo.
Solamente les pido que se comporten como dignos seguidores del Evangelio de Cristo. De esa manera, sea que yo vaya a verlos o que oiga hablar de ustedes estando ausente, sabré que perseveran en un mismo espíritu, luchando de común acuerdo y con un solo corazón por la fe del Evangelio,

Evangelio según San Mateo 20,1-16a. 
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña.
Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,
les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario,
diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario?
Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos». 

Cómo se llaman y qué significan las vestiduras papales

Se llama Raniero Mancinelli y confecciona sotanas para los papas desde el Concilio Vaticano II. Entre sus clientes estaban Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora también Francisco.
Desde su tienda familiar, situada en el barrio romano del Borgo, Raniero explica los detalles de la vestimenta del Papa Francisco paso a paso. 
RANIERO MANCINELLI 
Sastre eclesiástico
"La casulla es una vestidura que se utiliza durante la celebración de la Santa Misa. Ha sido redimensionada, por voluntad del Papa Francisco, que deseaba las cosas un poco más sencillas, más sobrias, menos costosas".

Raniero pudo entregarle en mano a Francisco el solideo, el cual ha intercambiado en más de una ocasión durante la Audiencia General. 
RANIERO MANCINELLI
Sastre eclesiástico
"El solideo es un casquete pequeño. El de los obispos es morado, rojo el de los cardenales y blanco el que usa el Papa".

Desde su elección, Francisco marcó su propio estilo apareciendo por primera vez como Papa sin la capa roja de terciopelo que se llama "muceta". La estola y la mitra las usa sólo en ocasiones solemnes.
RANIERO MANCINELLI 
Sastre eclesiástico
"La estola es el sí­mbolo del sacerdote, y se usa durante la Misa o la confesión. El color depende del periodo litúrgico: verde, rojo blanco o morado. La mitra se lleva también en la cabeza. Antes eran muy elaboradas, ahora son más sencillas porque es como la quiere Francisco. El palio es la tira blanca de lana con cruces negras que el Papa entrega a los arzobispos metropolitanos el dí­a de San Pedro".

Francisco ha optado por un anillo y por una cruz pectoral de plata que precisamente salió de esta tienda.
RANIERO MANCINELLI 
Sastre eclesiástico
"El anillo del pescador tiene un significado muy preciso que es el de recoger todas las almas que haya en el mundo. La cruz, afortunadamente la vendí­ yo también, pero no a Francisco, sino a uno que se la regaló a Jorge Bergoglio cuando le nombraron obispo en el 92".

El carácter sencillo y la personalidad del Papa se reflejan en su sacristí­a. Francisco ha imprimido su estilo por supuesto también a las ceremonias religiosas.

Viernes de la vigésima cuarta semana del tiempo ordinario


Primera Carta de San Pablo a Timoteo 6,2c-12. 

Y si sus dueños son creyentes, que no los respeten menos por el hecho de ser hermanos. Al contrario, que pongan mayor empeño en servirlos, porque así benefician a hermanos queridos en la fe. Enseña todo esto, e insiste en ello.
Si alguien enseña otra cosas y no se atiene a los preceptos saludables de nuestro Señor Jesucristo, ni a la doctrina que es conforme a la piedad,
es un ignorante y un orgulloso, ávido de discusiones y de vanas polémicas. De allí nacen la envidia, la discordia, los insultos, las sospechas malignas
y los conflictos interminables, propios de hombres mentalmente corrompidos y apartados de la verdad, que pretenden hacer de la piedad una fuente de ganancias.
Sí, es verdad que la piedad reporta grandes ganancias, pero solamente si va unida al desinterés.
Porque nada trajimos cuando vinimos al mundo, y al irnos, nada podremos llevar.
Contentémonos con el alimento y el abrigo.
Los que desean ser ricos se exponen a la tentación, caen en la trampa de innumerables ambiciones, y cometen desatinos funestos que los precipitan a la ruina y a la perdición.
Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse llevar por ella, algunos perdieron la fe y se ocasionaron innumerables sufrimientos.
En lo que a ti concierne, hombre Dios, huye de todo esto. Practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia, la bondad.
Pelea el buen combate de la fe, conquista la Vida eterna, a la que has sido llamado y en vista de la cual hiciste una magnífica profesión de fe, en presencia de numerosos testigos.

Salmo 49(48),6-7.8-10.17-18.19-20. 
¿Por qué voy a temer
en los momentos de peligro,
cuando me rodea la maldad de mis opresores,
de esos que confían en sus riquezas

y se jactan de su gran fortuna?
No, nadie puede rescatarse a sí mismo
ni pagar a Dios el precio de su liberación,
el precio de su rescate es demasiado caro,

y todos desaparecerán para siempre.
para poder seguir viviendo eternamente
sin llegar a ver el sepulcro:
No te preocupes cuando un hombre

se enriquece
o aumenta el esplendor de su casa:
cuando muera, no podrá llevarse nada,
su esplendor no bajará con él.

Aunque en vida se congratulaba, diciendo:
“Te alabarán porque lo pasas bien”,
igual irá a reunirse con sus antepasados,
con esos que nunca verán la luz.


Evangelio según San Lucas 8,1-3. 
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce
y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios;
Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.