domingo, 5 de mayo de 2019

Una preciosa oración al Espíritu Santo

HOLY SPIRIT

Para vivir en profundidad, en la verdad, la santidad, la comunión,...

¡Espíritu Santo, huésped amable de los corazones!
Manifiéstanos el sentido profundo de este día
y dispón nuestro espíritu para vivirlo con fe,
en la esperanza que no defrauda, en la caridad desinteresada.

Espíritu de Verdad, que escudriñas las profundidades de Dios,
memoria y profecía de la Iglesia, lleva a la humanidad a reconocer,
en Jesús de Nazaret, al siervo de la gloria, el salvador del mundo,
el cumplimiento supremo de la Historia.

Espíritu Creador, secreto constructor del Reino,
con la fuerza de tus dones, dirige la Iglesia,
a fin de llevar a las generaciones que vendrán
la luz de la palabra salvadora.

Espíritu de Santidad, soplo divino que empuja el universo,
ven y renueva la faz de la tierra.
Suscita en los cristianos el deseo de la unidad plena,
para que sean, en el mundo, signo e instrumento eficaz
de unión con Dios y de unidad de todo el género humano.

Espíritu de Comunión, alma y eje de la Iglesia,
haz que la riqueza de carismas y ministerios contribuya
a la unidad del Cuerpo de Cristo, haz que laicos,
consagrados y ministros ordenados trabajen conjuntamente
para la edificación del único Reino de Dios.

Espíritu de Consolación, fuente inagotable de alegría y de paz,
inspira a la solidaridad con los que viven en la miseria,
proporciona a los enfermos el consuelo que necesitan,
infunde en los que sufren firmeza y esperanza y,
en todos, reaviva el compromiso por un futuro mejor.

Espíritu de Sabiduría, que sensibilizas la inteligencia
y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la tecnología
para el servicio de la vida, la justicia y la paz.
Vuelve fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones,
haz que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.

Espíritu de Vida, por cuya obra el Verbo se encarnó
en el seno de la Virgen, mujer de silencio y de escucha,
vuélvenos dóciles a la invitación de tu amor y que estemos siempre
listos a acoger los signos de los tiempos
que pones en el camino de la historia.

Tú, Espíritu de Amor, con el Padre omnipotente y el
Hijo Unigénito, seas alabado,
honrado y glorificado por los siglos de los siglos,
Amén.

Lecturas del Domingo 3º de Pascua - Ciclo C

Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27b-32.40b-41):

En aquellos días, el sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» 
Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»
Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Sanedrín contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b

R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado 
y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. 
Señor, sacaste mi vida del abismo, 
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos, 
dad gracias a su nombre santo; 
su cólera dura un instante, 
su bondad, de por vida; 
al atardecer nos visita el llanto; 
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí; 
Señor, socórreme. 
Cambiaste mi luto en danzas. 
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Juan (21,1-19), del domingo, 5 de mayo de 2019

Lectura del santo evangelio según san Juan (21,1-19):

En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. 
Simón Pedro les dice: «Me voy a pescar.» 
Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo.» 
Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 
Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?» 
Ellos contestaron: «No.» 
Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» 
La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor.» 
Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. 
Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de coger.» 
Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. 
Jesús les dice: «Vamos, almorzad.» 
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. 
Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» 
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.» 
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» 
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» 
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.» 
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» 
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» 
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. 
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor