martes, 15 de agosto de 2017

15 de agosto: Asunción de la Virgen María, modelo y defensora de los cristianos

La Inmaculada siempre Virgen María, Madre de Dios, terminado el curso de su vidaterrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”, así dice la constitución apostólica “Munificentissimus Deus”, con la que el Papa Pío XII proclamó esta verdad de fe en 1950 y cuya fiesta se celebra como solemnidad cada 15 de agosto.
Años después, San Juan Pablo II, al hablar de este dogma de la Asunción en 1997 explicó que “en efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio".
En este sentido, tal como lo afirmó Benedicto XVI en 2011, "María, el arca de la alianza que está en el santuario del cielo, nos indica con claridad luminosa que estamos en camino hacia nuestra verdadera Casa, la comunión de alegría y de paz con Dios”.
Asimismo el Papa Francisco señaló en 2013 que “esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros; María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal”.
Más información en el especial de la Asunción:

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María


Apocalipsis 11,19a.12,1-6a.10ab. 

En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera.
La Mujer tuvo un hijo varón que debía regir a todas las naciones con un cetro de hierro. Pero el hijo fue elevado hasta Dios y hasta su trono,
y la Mujer huyó al desierto, donde Dios le había preparado un refugio para que allí fuera alimentada durante mil doscientos sesenta días.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.
Y escuché una voz potente que resonó en el cielo: "Ya llegó la salvación, el poder y el Reino de nuestro Dios y la soberanía de su Mesías, porque ha sido precipitado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche los acusaba delante de nuestro Dios.

Salmo 45(44),10bc.11.12ab.16. 
Es la reina, adornada con tus joyas
y con oro de Ofir.
¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
Olvida tu pueblo y tu casa paterna,

y el rey se prendará de tu hermosura.
Él es tu señor: inclínate ante él;
Con gozo y alegría entran al palacio real.


Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26. 

Hermanos: Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.
El último enemigo que será vencido es la muerte,

Evangelio según San Lucas 1,39-56. 
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo,
exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme?
Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.