jueves, 27 de diciembre de 2018

6 datos que tal vez no conocías de los Santos Inocentes

El Triunfo de los Inocentes / Imagen: William Holman Hunt (Wikimedia Commons)

En el marco de la Fiesta de los Santos Inocentes, hace un año el SIAME publicó un artículo del P. Sergio Román, en el que presenta 6 datos que tal vez no conocías sobre estos mártires cuyas muertes siguen repercutiendo en la sociedad de hoy.
1. La muerte de los Santos Inocentes fue un genocidio
Herodes les dijo a los Magos de Oriente que estaba muy interesado en el rey que acababa de nacer y les pidió que a su regreso le informaran sobre éste para ir también a adorarlo. La estrella guio a los magos hasta el Niño, y cumplida su misión, regresaron a sus patrias por otros caminos, pues un ángel les avisó en sueños que Herodes quería matar a Jesús.
Engañado por los Magos, Herodes pidió matar a todos los niños menores de dos años con el deseo de acabar con aquel Rey nacido en Belén, que ponía en peligro su propio reinado.
Se produjo un genocidio conocido como la matanza de los inocentes. La Iglesia los recuerda el 28 de diciembre, unidos a la Navidad, porque ellos no murieron por Cristo, sino en lugar de Cristo.
2. El rey que los mandó a matar ya era conocido por sus crímenes
Así se hacía llamar aquel rey de Palestina, títere del imperio romano. Fue grande porque supo ganar guerras y conquistar tierras para su reino, pero también por sus crímenes: se casó con Mariamme, hija del sumo sacerdote Hircano II. Temeroso de que aspiraran a su reino, mandó matar a su yerno, José; a Salomé; al sumo sacerdote Hircano II; a su esposa Mariamme; a los hermanos de ella, Aristóbulo y Alejandra; a sus propios hijos, Aristóbulo, Alejandro y Antípatro.
Cuando se sintió enfermo mandó encerrar a todos los personajes importantes de Jericó con la orden de que tan pronto como muriera los mataran a flechazos. Muerto Herodes, no se cumplió esta orden. Con estos datos, podemos comprender que para él fue fácil mandar matar a los Santos Inocentes. ¿Cuántos fueron? Hoy se sabe que Belén no debió tener más de mil habitantes y que a ese número, probablemente, correspondería una población de 20 niños varones.
3. La cueva de Belén se dedicó a su memoria
Santa Elena, madre del emperador Constantino, que dio paz a los cristianos en el siglo IV, construyó una Basílica sobre la cueva de Belén en la que nació el Niño Jesús. Esa Basílica, reconstruida, todavía existe y guarda en su cripta la preciosa cueva en donde una estrella de plata señala el lugar del santo nacimiento. “Aquí nació Jesucristo de María la Virgen”, dice la inscripción en Latín.
La cueva de Belén es un sistema de cavernas que se prolongan debajo de la antigua basílica y del templo católico de Santa Catalina. En una de estas cavernas fueron encontrados restos de niños enterrados. El primer pensamiento fue que eran los restos de los Santos Inocentes, pero los féretros correspondían a una época muy posterior. De todos modos, esa caverna se dedicó a la memoria de los Santos Inocentes.
4. Juan el Bautista se salvó de la persecución
Ain Karen es un pueblo cercano a Jerusalén. Según la tradición, es el lugar de “La Visitación” y del nacimiento de Juan el Bautista. Éste era mayor que Jesús tan solo seis meses y existe la leyenda de que también iba a ser víctima de Herodes. Perseguida su madre, Isabel, por los soldados asesinos, buscó una roca en el monte detrás de la cual ocultó al pequeño Juan antes de que los soldados la alcanzaran.
Cuando los soldados le dieron alcance, la registraron y buscaron incluso detrás de la roca, pero no vieron nada. Cuando se fueron, Isabel corrió a buscar a su niño y descubrió que la roca se había ahuecado para dar lugar en su interior al pequeño perseguido y así se salvó Juan el Bautista. En la Basílica de la Visitación, sobre el monte, se guarda una extraña roca ahuecada que recuerda esta anécdota.
5. En la actualidad existen santos inocentes 
La celebración litúrgica debe recordarnos no solo a aquellos niños asesinados en lugar de Cristo, sino a todos aquellos inocentes perseguidos y asesinados en la actualidad. Los humanos somos capaces de monstruosidades que nos avergüenzan.
Seguimos asesinándonos por motivos religiosos, políticos, económicos y cada vez que denunciamos uno de estos crímenes clamamos indignados “¡Nunca más!”, para luego repetir la historia. No permanezcamos indiferentes ante estos genocidios, despertemos en nosotros la solidaridad y unamos nuestras voces y nuestras acciones a las de estos inocentes que siguen muriendo en lugar de Cristo.
6. Surgieron tradiciones populares a partir de esta fiesta litúrgica 
La vida cristiana hace surgir tradiciones populares que refuerzan la celebración de las fiestas y las hace memorables. En Hispanoamérica es costumbre realizar bromas de toda índole.

Lecturas del Jueves, 27 de diciembre de 2018 San Juan. Apóstol y evangelista

 ueves, 27 de diciembre de 2018

Primera lectura

Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1,1-4):

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 96,1-2.5-6.11-12

R/. Alegraos, justos, con el Señor

El Señor reina, la tierra goza, 
se alegran las islas innumerables. 
Tiniebla y nube lo rodean, 
justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Los montes se derriten como cera 
ante el dueño de toda la tierra; 
los cielos pregonan su justicia, 
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

Amanece la luz para el justo, 
y la alegría para los rectos de corazón. 
Alegraos, justos, con el Señor, 
celebrad su santo nombre. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Juan (20,2-8):

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor