viernes, 25 de diciembre de 2020

Urbi et Orbi. Papa: “El Niño de Belén conceda fraternidad a la tierra que lo vio nacer”

Bendición URBI ET ORBI 


Este 25 de diciembre son varios los deseos de Navidad del Papa Francisco. Su primer deseo: vacunas de protección ante coronavirus para todos. También fraternidad humana y paz para Oriente Medio, cese al fuego para el Cáucaso, stop conflictos armados en África y esperanza para América y Asia. Ante tanto sufrimiento, el Niño Jesús nace para todos: abramos nuestro corazón para acogerle.

Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano

Este mediodía el Papa Francisco ha pronunciado su tradicional Mensaje navideño y ha impartido la Bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) desde el Aula de las Bendiciones y no desde el Balcón central de la Basílica Vaticana como tradicionalmente han hecho todos los Papas a lo largo de la historia. Hoy Francisco ha anunciado un mensaje directo: “Ha nacido un niño” y este Niño, Jesús, ha nacido “para nosotros” pues es el “hijo” que Dios ha dado a toda la familia humana.

El Papa explicando que Jesús nació en un establo, pero envuelto en el amor de la Virgen María y san José y al nacer en la carne, el Hijo de Dios consagró el amor familiar, ha aprovechado para dirigirse a las familias, a las que no pueden reunirse hoy, así como a las que se ven obligadas a quedarse en casa: “Que la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegría compartida, fuente de paz para toda la humanidad”.

Estamos todos en la misma barca: ¡Cada persona es mi hermano!

Francisco también ha recordado que en este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia del coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad: “Una fraternidad basada en el amor real, capaz de encontrar al otro que es diferente a mí, de compadecerse de su sufrimiento, de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia, de mi etnia, de mi religión; es diferente a mí pero es mi hermano, es mi hermana”.

Dios nos ofrece esta fraternidad dándonos a su Hijo Jesús, por ello, el deseo del Papa es que el Niño de Belén nos ayude “a ser disponibles, generosos y solidarios, especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica”. “Estamos todos en la misma barca. Cada persona es mi hermano” ha insistido Francisco.

Primer deseo del Papa: Vacunas para todos

Francisco recuerda que en Navidad celebramos la luz de Cristo y hoy en día, en esta época de oscuridad e incertidumbre a causa de la pandemia, “aparecen varias luces de esperanza, como los descubrimientos de vacunas”. “Pero – ha asegurado – para que estas luces iluminen y traigan esperanza a todo el mundo, deben estar disponibles para todos”. “No podemos dejar que los nacionalismos cerrados nos impidan vivir como la verdadera familia humana que somos. Tampoco podemos dejar que el virus del individualismo radical nos supere y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas. No puedo ponerme por delante de los demás, poniendo las leyes del mercado y las patentes de invención por encima de las leyes del amor y la salud de la humanidad”. Es por ello que ha pedido a líderes estatales, empresas e organismos internacionales “que promuevan la cooperación y no la competencia, y que busquen una solución para todos: vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados en todas las regiones del Planeta”.

Deseo de fraternidad y paz para Oriente medio y Mediterráneo Oriental

Otro de los deseos del Papa para esta Navidad 2020 es que este sea el momento propicio “para disolver las tensiones en todo Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental”. Por eso, ha pedido que el Niño Jesús “cure nuevamente las heridas del amado pueblo de Siria”, que desde hace ya un decenio está exhausto por la guerra y sus consecuencias, agravadas aún más por la pandemia, “que lleve consuelo al pueblo iraquí y a todos los que se han comprometido en el camino de la reconciliación, especialmente a los yazidíes”, que han sido duramente golpeados en los últimos años de guerra, y “que porte paz a Libia” y permita que la nueva fase de negociaciones en curso acabe con todas las formas de hostilidad en el país.

El Papa también ha pedido fraternidad para la tierra que vio nacer al Niño de Belén: “que los israelíes y los palestinos puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo” y que la estrella que iluminó la noche de Navidad sirva de guía y aliento al pueblo del Líbano “para que, en las dificultades que enfrenta, con el apoyo de la Comunidad internacional no pierda la esperanza”.

Y como no, en el día en que la Palabra de Dios se hace niño, el Pontífice también nos pide dirigir nuestra mirada a tantos niños que en todo el mundo, especialmente en Siria, Irak y Yemen, están pagando todavía el alto precio de la guerra: “Que sus rostros conmuevan las conciencias de las personas de buena voluntad, de modo que se puedan abordar las causas de los conflictos y se trabaje con valentía para construir un futuro de paz”.

Deseo de cese al fuego en el Cáucaso

El tercer deseo del Santo Padre es por el cese al fuego en la región el Cáucaso: “que el Hijo del Altísimo apoye el compromiso de la comunidad internacional y de los países involucrados de mantener el cese del fuego en el Alto Karabaj, como también en las regiones orientales de Ucrania, y a favorecer el diálogo como única vía que conduce a la paz y a la reconciliación”.

Que terminen los conflictos armados en África

La mirada de Francisco en esta Navidad también se dirige hacia África, para la que pide “que el Divino Niño alivie el sufrimiento de las poblaciones de Burkina Faso, de Malí y de Níger, laceradas por una grave crisis humanitaria, en cuya base se encuentran extremismos y conflictos armados, pero también la pandemia y otros desastres naturales; que haga cesar la violencia en Etiopía, donde, a causa de los enfrentamientos, muchas personas se ven obligadas a huir; que consuele a los habitantes de la región de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, víctimas de la violencia del terrorismo internacional; y aliente a los responsables de Sudán del Sur, Nigeria y Camerún a que prosigan el camino de fraternidad y diálogo que han emprendido.”



Mensaje de Navidad 2020


martes, 22 de diciembre de 2020

Horario celebraciones Parroquiales Navidad 2020

  Horario de Celebraciones 

en Navidad










SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL SEÑOR


Jueves 24 de Diciembre

17,00 h. NOCHEBUENA en San Isidro Labrador (La Laguna)

18,30 h. NOCHEBUENA en San Pío X (Todoque). 

20,00 h. NOCHEBUENA en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

Viernes 25 de Diciembre

10,00 h. Misa de NAVIDAD en San Pío X (Todoque).

19,00 h. Misa de NAVIDAD en la Capilla de Puerto Naos.


FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


Sábado 26 de Diciembre

17,30 h. Misa en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

19,00 h. Misa en San Isidro Labrador (La Laguna).

20,30 h. Misa en la Capilla de Puerto Naos.

Domingo 27 de Diciembre

10,00 h. Misa en San Pío X (Todoque).


SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS 


Jueves 31 de Diciembre

17,30 h. Misa en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

19,00 h. Misa en San Isidro Labrador (La Laguna).

20,30 h. Misa en la Capilla de Puerto Naos.

 Viernes 1 de Enero

10,00 h. Misa en San Pío X (Todoque).

DOMINGO II DESPUÉS DE NAVIDAD


Sábado 2 de Enero

17,30 h. Misa en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

19,00 h. Misa en San Isidro Labrador (La Laguna).

20,30 h. Misa en la Capilla de Puerto Naos.

 Domingo 3 de Enero

10,00 h. Misa en San Pío X (Todoque).


SOLEMNIDAD DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR (Día de Reyes)


Martes 5 de Enero

17,30 h. Misa en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

19,00 h. Misa en San Isidro Labrador (La Laguna).

20,30 h. Misa en la Capilla de Puerto Naos.

Miércoles 6 de Enero

10,00 h. Misa en San Pío X (Todoque).


FIESTA DEL BAUTISMO DEL SEÑOR 


Sábado 9 de Enero

17,30 h. Misa en San Nicolás de Bari (Las Manchas).

19,00 h. Misa en San Isidro Labrador (La Laguna).

20,30 h. Misa en la Capilla de Puerto Naos.

Domingo 10 de Enero

10,00 h. Misa en San Pío X (Todoque).


domingo, 16 de agosto de 2020

Lecturas del Domingo 20º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

 Domingo, 16 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (56,1.6-7):

Así dice el Señor: «Guardad el derecho, practicad la justicia, que mi salvación está para llegar, y se va a revelar mi victoria. A los extranjeros que se han dado al Señor, para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus servidores, que guardan el sábado sin profanarlo y perseveran en mi alianza, los traeré a mi monte santo, los alegraré en mi casa de oración, aceptaré sobre mi altar sus holocaustos y sacrificios; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 66,2-3.5.6.8

R/.
 Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben


El Señor tenga piedad y nos bendiga, 
ilumine su rostro sobre nosotros; 
conozca la tierra tus caminos, 
todos los pueblos tu salvación. R/.

Que canten de alegría las naciones, 
porque riges el mundo con justicia, 
riges los pueblos con rectitud 
y gobiernas las naciones de la tierra. R/. 

Oh Dios, que te alaben los pueblos, 
que todos los pueblos te alaben. 
Que Dios nos bendiga; 
que le teman hasta los confines del orbe. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (11,13-15.29-32):

Os digo a vosotros, los gentiles: Mientras sea vuestro apóstol, haré honor a mi ministerio, por ver si despierto emulación en los de mi raza y salvo a alguno de ellos. Si su reprobación es reconciliación del mundo, ¿qué será su reintegración sino un volver de la muerte a la vida? Pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables. Vosotros, en otro tiempo, erais rebeldes a Dios; pero ahora, al rebelarse ellos, habéis obtenido misericordia. Así también ellos, que ahora son rebeldes, con ocasión de la misericordia obtenida por vosotros, alcanzarán misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en la rebeldía para tener misericordia de todos.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (15,21-28), del domingo, 16 de agosto de 2020r
Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,21-28):

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. 
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle: «Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.» Él no le respondió nada. 
Entonces los discípulos se le acercaron a decirle: «Atiéndela, que viene detrás gritando.» 
Él les contestó: «Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.» 
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.» 
Él le contestó: «No está bien echar a los perros el pan de los hijos.» 
Pero ella repuso: «Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.» 
Jesús le respondió: «Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.» 
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor

sábado, 15 de agosto de 2020

Lecturas del Asunción de la Virgen María

Primera lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (11,19a;12,1.3-6a.10ab):

Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. 
Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo.»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 44,10bc.11-12ab.16

R/.
 De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir

Hijas de reyes salen a tu encuentro, 
de pie a tu derecha está la reina, 
enjoyada con oro de Ofir. R/. 

Escucha, hija, mira: inclina el oído, 
olvida tu pueblo y la casa paterna; 
prendado está el rey de tu belleza: 
póstrate ante él, que él es tu señor. R/. 

Las traen entre alegría y algazara, 
van entrando en el palacio real. R/.

Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (15,20-27a):

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Porque Dios ha sometido todo bajo sus pies.

Palabra de Dios

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-56):

En aquellos días, Maria se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de Maria, saltó la criatura en su vientre.
Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá.» 
María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.» 
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor 

viernes, 14 de agosto de 2020

Lecturas del Viernes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (16,1-15.60.63):

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, denuncia a Jerusalén sus abominaciones, diciendo: "Así dice el Señor: ¡Jerusalén! Eres cananea de casta y de cuna: tu padre era amorreo y tu madre era hitita. Fue así tu alumbramiento: El día en que naciste, no te cortaron el ombligo, no te bañaron ni frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Nadie se apiadó de ti haciéndote uno de estos menesteres, por compasión, sino que te arrojaron a campo abierto, asqueados de ti, el día en que naciste. Pasando yo a tu lado, te vi chapoteando en tu propia sangre, y te dije mientras yacías en tu sangre: 'Sigue viviendo y crece como brote campestre.' Creciste y te hiciste moza, llegaste a la sazón; tus senos se afirmaron, y el vello te brotó, pero estabas desnuda y en cueros. Pasando de nuevo a tu lado, te vi en la edad del amor; extendí sobre ti mi manto para cubrir tu desnudez; te comprometí con juramento, hice alianza contigo –oráculo del Señor– y fuiste mía. Te bañé, te limpié la sangre, y te ungí con aceite. Te vestí de bordado, te calcé de marsopa; te ceñí de lino, te revestí de seda. Te engalané con joyas: te puse pulseras en los brazos y un collar al cuello. Te puse un anillo en la nariz, pendientes en las orejas y diadema de lujo en la cabeza. Lucías joyas de oro y plata, y vestidos de lino, seda y bordado; comías flor de harina, miel y aceite; estabas guapísima y prosperaste más que una reina. Cundió entre los pueblos la fama de tu belleza, completa con las galas con que te atavié –oráculo del Señor–. Te sentiste segura de tu belleza y, amparada en tu fama, fornicaste y te prostituiste con el primero que pasaba. Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo cuando eras moza y haré contigo una alianza eterna, para que te acuerdes y te sonrojes y no vuelvas a abrir la boca de vergüenza, cuando yo te perdone todo lo que hiciste."» Oráculo del Señor.

Palabra de Dios

Salmo

Is 12,2-3.4bcd.5-6

R/.
 Ha cesado tu ira y me has consolado

Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel. » R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,3-12):

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: «¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?»
Él les respondió: «¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.»
Ellos insistieron: «¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?»
Él les contestó: «Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer –no hablo de impureza– y se casa con otra, comete adulterio.»
Los discípulos le replicaron: «Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse.»
Pero él les dijo: «No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga.»

Palabra del Señor 

jueves, 13 de agosto de 2020

Lecturas del Jueves de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

 Jueves, 13 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (12,1-12):

Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde. Tú, hijo de Adán, prepara el ajuar del destierro y emigra a la luz del día, a la vista de todos; a la vista de todos, emigra a otro lugar a ver si lo ven; pues son casa rebelde. Saca tu ajuar, como quien va al destierro, a la luz del día, a la vista de todos, y tú sal al atardecer, a la vista de todos, como quien va al destierro. A la vista de todos, abre un boquete en el muro y saca por allí tu ajuar. Cárgate al hombro el hatillo, a la vista de todos, sácalo en la oscuridad; tápate la cara, para no ver la tierra, porque hago de ti una señal para la casa de Israel.»
Yo hice lo que me mandó: saqué mi ajuar como quien va al destierro, a la luz del día; al atardecer, abrí un boquete en el muro, lo saqué en la oscuridad, me cargué al hombro el hatillo, a la vista de todos.
A la mañana siguiente, me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, ¿no te ha preguntado la casa de Israel, la casa rebelde, qué es lo que hacías? Pues respóndeles: "Esto dice el Señor: Este oráculo contra Jerusalén va por el príncipe y por toda la casa de Israel que vive allí." Di: "Soy señal para vosotros; lo que yo he hecho lo tendrán que hacer ellos: irán cautivos al destierro. El príncipe que vive entre ellos se cargará al hombro el hatillo, abrirá un boquete en el muro para sacarlo, lo sacará en la oscuridad y se tapará la cara para que no lo reconozcan."»

Palabra de Dios

Salmo

Sal 77,56-57.58-59.61-62

R/.
 No olvidéis las acciones de Dios

Tentaron al Dios Altísimo
y se rebelaron, negándose a guardar sus preceptos;
desertaron y traicionaron como sus padres,
fallaron como un arco engañoso. R/.

Con sus altozanos lo irritaban,
con sus ídolos provocaban sus celos.
Dios lo oyó y se indignó,
y rechazó totalmente a Israel. R/.

Abandonó sus valientes al cautiverio,
su orgullo a las manos enemigas;
entregó su pueblo a la espada,
encolerizado contra su heredad. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21–19,1):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debla cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Palabra del Señor

miércoles, 12 de agosto de 2020

Lecturas del Miércoles de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

 Miércoles, 12 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (9,1-7;10,18-22):

Oí al Señor llamar en voz alta: «Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal.»
Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos, un hombre vestido de lino, con los avios de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce. La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo.
Llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo el Señor: «Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen.»
A los otros les dijo en mi presencia: «Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos, acabad con ellos; pero a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario.» Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo.
Luego les dijo: «Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad.»
Luego la gloria del Señor salió, levantándose del umbral del templo, y se colocó sobre los querubines. Vi a los querubines levantar las alas, remontarse del suelo, sin separarse de las ruedas, y salir. Y se detuvieron junto a la puerta oriental de la casa del Señor; mientras tanto, la gloria del Dios de Israel sobresalía por encima de ellos. Eran los seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel a orillas del río Quebar, y me di cuenta de que eran querubines. Tenían cuatro rostros y cuatro alas cada uno, y una especie de brazos humanos debajo de las alas, y su fisonomía era la de los rostros que yo había contemplado a orillas del río Quebar. Caminaban de frente.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 112,1-2.3-4.5-6

R/.
 La gloria del Señor se eleva sobre el cielo

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra? R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,15-20):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.»

Palabra del Señor

martes, 11 de agosto de 2020

¿Quieres orar por tu hijo como Santa Mónica? Este libro enseña cómo

Santa Mónica y San Agustín. Crédito: Wikipedia.


El P. Manolo Morales es el autor del libro “Tus hijos volverán. Un ‘Viaje’ apasionante con Mónica y Agustín”, que relata la experiencia de varias mujeres pertenecientes a los Grupos de Madres Mónica que se reúnen para rezar por sus hijos siguiendo el ejemplo de la Santa Madre de San Agustín.
La idea de escribir este libro nació “en Cádiz, al celebrar los 400 años de la permanencia de los agustinos en esta ciudad, (1617-2017) relanzamos esta idea de las comunidades. Fue una chispa que prendió enseguida asombrosamente. Las madres querían conocer mejor la vida de Santa Mónica. Su hijo Agustín, en realidad, es quien lo ha contado todo”.
En el libro “Tus hijos volverán”, las integrantes de estos grupos de oración exponen situaciones o dificultades que han vivido con sus hijos; se explica cómo Santa Mónica vivió problemas similares con San Agustín; y qué nos enseña a los padres de hoy.
“Me di cuenta de que, quienes mejor que nadie podían entender lo que Mónica vivió y sufrió, eran ellas, las propias madres de hoy. Y me imaginé el acompañamiento que vive Mónica con su hijo, como una especie de ‘viaje’ con varias estaciones: momentos, situaciones, sentimientos, que viven hoy como entonces muchas madres viendo al hijo, la hija, alejarse de la fe de la Iglesia. Y esta es la primera parte, más original, del libro”, precisa el P. Morales a ACI Prensa.
Además, recuerda que “la oración dolorida de las madres tiene una fuerza propia solo de un amor tan fuerte. En el libro aparecen experiencias y testimonios alentadores de madres que luchan y superan dificultades de todo tipo con sus hijos. La adolescencia de ellos, explicada en el libro también con aportaciones de expertos, es una crisis necesaria que exige de las madres lo que hemos llamado ‘un segundo parto’, una maternidad nueva espiritual con otro tipo de dolores, pero fecundísima”.
Mientras que la segunda parte es una biografía resumida de la vida de San Agustín y Santa Mónica que, según precisa el autor, “ayuda a ‘situar’ las estaciones de ese ‘viaje’”. 
El P. Morales explicó que el título del libro es un “mensaje de esperanza”, porque “son palabras, llenas de emoción, que el profeta Jeremías dirige al pueblo de Israel, infundiéndole la esperanza de una vuelta a casa y un tiempo nuevo. Refiere el grito y el llanto de una madre, Raquel, mujer del pueblo, ‘la gran matriarca de su tribu’, que llora a sus hijos y no quiere ser consolada. Y Dios responde a la madre”.
“La historia se ha ido repitiendo. Santa Mónica, concretamente, escuchó del obispo palabras muy parecidas cuando lloraba la suerte de su hijo, que, apartado de la Iglesia, se había metido en una secta absurda, los maniqueos: ‘Anda, le dijo el obispo, y que vivas muchos años, mujer. Es imposible que se pierda el hijo de esas lágrimas’”, explica el P. Morales.
Aunque el origen de los grupos de Madres Mónica no están muy claros, “porque donde ha habido Agustinos o Agustinas en conventos, parroquias, colegios... ha sido muy normal que aparecieran estos grupos”. En España se tiene constancia por “los Padres Agustinos Recoletos quienes en los años 80, desde la parroquia de Santa Rita de Madrid, consiguieron, dar forma a estas comunidades que se han extendido por todo el mundo”.
Algunas Madres Mónica aseguran que estos grupos son “la respuesta de Dios a mi súplica en busca de amor. Necesitaba yo ese acompañamiento como el aire que respiro. Es tangible el Amor de Dios”.
Sor Patricia Lázaro, religiosa agustina, explicó a ACI Prensa que el esquema de oración que siguen los grupos de Madres Mónica “es muy sencillo. Son grupos de siete madres y cada día de la semana una se compromete a rezar por sus hijos y los de las demás y sus maridos”. 
“Una vez a la semana o cuando puedan reunirse se juntan para tener un encuentro de formación, compartir sus vivencias e intenciones. Son grupos en los que se garantiza la confidencialidad de los que se cuenta y el apoyo no tanto físico como espiritual”.
Sor Patricia también aseguró que “no es que los problemas dejan de estar ahí. Pero hay una frase que dice que aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia; y poco a poco se va cambiando la perspectiva y el horizonte. Los problemas a veces no se solucionan y otras veces sí, porque la oración abre la puerta a la acción de Dios. Y allí donde hay gente que  reza hay ventanas que se abren a la acción de Dios”. 

Lecturas del Martes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

 Martes, 11 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecía de Ezequiel (2,8–3,4):

Así dice el Señor: «Tú, hijo de Adán, oye lo que te digo: ¡No seas rebelde, como la casa rebelde! Abre la boca y come lo que te doy.» 
Vi entonces una mano extendida hacia mí, con un documento enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito en el anverso y en el reverso; tenía escritas elegías, lamentos y ayes.
Y me dijo: «Hijo de Adán, come lo que tienes ahí, cómete este volumen y vete a hablar a la casa de Israel.» 
Abrí la boca y me dio a comer el volumen, diciéndome: «Hijo de Adán, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este volumen que te doy.» Lo comí, y me supo en la boca dulce como la miel. 
Y me dijo: «Hijo de Adán, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras.» 

Palabra de Dios

Salmo

Sal 118,14.24.72.103.111.131

R/.
 ¡Qué dulce al paladar tu promesa, Señor!

Mi alegría es el camino de tus preceptos, 
más que todas las riquezas. R/.

Tus preceptos son mi delicia, 
tus decretos son mis consejeros. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca 
que miles de monedas de oro y plata. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa: 
más que miel en la boca! R/.

Tus preceptos son mi herencia perpetua, 
la alegría de mi corazón. R/.

Abro la boca y respiro, 
ansiando tus mandamientos. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,1-5.10.12-14):

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?» 
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños.» 

Palabra del Señor

lunes, 10 de agosto de 2020

Lecturas del Lunes de la 19ª semana del Tiempo Ordinario

 Lunes, 10 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura de la profecia de Ezequíel (1,2-5.24–2,1a):

El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequíel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar.
Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venia del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro. En medio de éstos aparecia la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecia un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra. 

Palabra de Dios

Salmo

Sal 148,1-2.11-12.13.14

R/.
 Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R/.

Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R/.

Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.

Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús: «Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»
Contestó: «Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó: «A los extraños.»
Jesús le dijo: «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

Palabra del Seño

domingo, 9 de agosto de 2020

Lecturas del Domingo 19º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

 Domingo, 9 de agosto de 2020

Primera lectura

Lectura del primer libro de los Reyes (19,9a.11-13a):

En aquellos días, cuando Elías llegó al Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche. El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va pasar!» 
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hizo trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.

Palabra de Dios

Salmo

Sal 84, 9ab-10. 11-12. 13-14

R/.
 Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación


Voy a escuchar lo que dice el Señor: 
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.» 
La salvación está ya cerca de sus fieles, 
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran, 
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra, 
y la justicia mira desde el cielo. R/.

El Señor nos dará la lluvia, 
y nuestra tierra dará su fruto. 
La justicia marchará ante él, 
la salvación seguirá sus pasos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (9,1-5):

Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante, en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.

Palabra de Dios

Evangelio

Evangelio según san Mateo (14,22-33), del domingo, 9 de agosto de 2020

Lectura del santo evangelio según san Mateo (14,22-33):

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. 
Jesús les dijo en seguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!» 
Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» 
Él le dijo: «Ven.» 
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame.» 
En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?» En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.
Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios.»

Palabra del Señor