lunes, 20 de febrero de 2017

Cincuenta sombras de Grey: ¿apología del abuso a la mujer? El nuevo príncipe azul juvenil no es más que un depredador: ¿es este el modelo de relación que quieren las mujeres?

Ofrecemos aquí un extracto de un interesantísimo artículo publicados por Michelle Valenzuela para La Opción V, y republicado por el Centro de Estudios Católicos (CEC), recomendando vivamente la lectura del original, mucho más extenso y completo.
Hace poco llegó a mis manos el primer tomo de un afamado Best-Seller. Se me había informado que era una novela entre romance y erotismo. La verdad no imaginé que iba a rayar en mis límites y más cuando estoy familiarizada con ambos géneros. Leí una novela absurda acerca de la esclavitud sexual, un juego mediocre de combinar elementos de muchos estilos literarios para tener la excusa de generar imágenes sobre-sexuadas y conseguir llevar una falsa bandera de la idea de amor.
 
Sentí entonces que era pertinente abrir el espacio a la reflexión de lo que se nos comunica con esta nueva ola sadomasoquista, esta surgente moda del “dios-hombre” que construye una nueva imagen de las relaciones entre el amor y el sexo, entre el hombre y la mujer.
 
Antes de decir el nombre del libro, quisiera exponer esta idea. El abuso, en cualquier método y en cualquier contexto, es la nueva arma de la esclavitud moderna y concretamente, el sexo es una de las nuevas modalidades de esta esclavitud. Existe la imposición de la actividad sexual como conocemos en el tráfico y el comercio con seres humanos, los prostíbulos o los secuestros, entre otros, que son circunstancias que se dan en contra de la voluntad de la víctima.
 
Pero hoy en día también existe la aceptación voluntaria por esta esclavitud, la esclavitud sexual. Ahora sí, esto lo vemos con la historia de Cincuenta sombras de Grey. Es una novela que ha convertido a muchas jóvenes mujeres a la adicción por idealizar el placer como el único vínculo que se experimenta en el amor.

Anastasia Steele, la protagonista, es la personificación de esta ingenua moda y con quien se vive el proceso de validación de estas posturas en la actividad sexual. Con ella se logra construir un espacio ideológico en donde el sadomasoquismo y la violencia física son legítimos y son las maneras necesarias de la expresión del hombre en relación con otro ser humano, por quien dice sentir atracción o incluso, cariño. Tal cual esta última imagen, Christian Grey es el nuevo símbolo juvenil del amor, un hombre que enloquece a cualquier mujer y está en capacidad de extraer el placer desde el más ínfimo rincón del cuerpo.
 
Debo admitir que esta revuelta en la moda me ha congelado mi entendimiento. Nunca antes me había costado tanto escribir un texto más que éste que están leyendo. Porque para mí es completamente irreal, incomprensible y ridículo que la adoración por la violencia se masifique y se valide a pesar de corromper cualquier valor y base existencial del ser humano. Con esta novela legalizamos la esclavitud sexual, con esta novela aportamos a la oda mediocre del cuerpo, que en efecto no ha hecho consciencia alguna de lo que en serio este significa. Con esta novela clausuramos las ilusiones en el amor, y nos negamos en nuestro orden natural y en nuestra definición como seres humanos.
 
(…)
 
A grandes rasgos el sadomasoquismo es una de las desembocaduras que lleva el desaforo en la experiencia del placer. (…) Cuando se habla de la necesidad del dolor para generar placer, se refiere a que nuestro cuerpo ya fue degastado y viciado en una fase primordial de su diálogo. Como si le quitaran las vocales de su alfabeto y tuviera que recurrir a medidas que se desfasan y se transgreden para suplir lo que ha quedado en el vacío y en el desorden. Tengo entendido que el efecto del dolor genera la producción de endorfinas, lo cual ayuda a “dormir” la sensación dolorosa. Lo que nos gusta del placer es este producto de endorfinas, así que en ambos estados se logra el mismo efecto, pero con distintos fines. Ya vamos vislumbrando lo que conlleva el trasfondo de necesitar el dolor para generar placer.  Es literalmente una enfermedad, en el sentido que es un vicio, un vicio como lo opuesto a una virtud, a un comportamiento que se sale de la configuración natural.
 
Remontándonos a la sociedad, estas prácticas sadomasoquistas están conquistando el sentido sexual de la juventud. Increíble, con Anastasia Steele se evidencia la transición en la aceptación de estás prácticas. Al principio asume que está en contra de su voluntad y a lo largo del libro ella expresa el miedo que le genera el hombre que dice amar. No, ni siquiera se habla de amor, el cuerpo para ambos es el centro único de sus encuentros.  El espacio externo al del sexo se resume en una serie de gestos repetitivos que a ambos los remite de nuevo a su deseo sexual y a su mutua sumisión. Amor no hay mientras nunca se considere el valor real por el otro ser humano.
 
Cuando Christian Grey desea golpear y maltratar a otra persona, está implícita la negación de su ser como ser humano. Psicológicamente decide no reconocerse como hombre y de este modo desconoce la dignidad de la otra persona. Su reestructurada reacción instintiva es generar dolor a su víctima, tal cual un animal que es alienado del entendimiento y de la experiencia.  El nuevo príncipe azul juvenil no es más que un depredador, insensible y efímero.
 
Con el cuerpo nos involucramos en el amor. Este tema se ha vuelto tan peligroso y tan tabú como las conversaciones de política, religión o fútbol. Al amor lo hemos olvidado, lo hemos rebajado a ser un sentimiento más como si se tratara de sentir la pasajera alegría o la agotable ira. El amor no es sinónimo de placer, porque es una trascendencia del sentimiento y de la sensación. En el amor se nos reúnen todas las naturalezas de nuestra unidad corpórea-espiritual. Nacimos amando y moriremos amando.
 
El amor es nuestro sello como hijos de Dios, es nuestra conexión con Él y con nuestro mundo. Es la dignidad y la identificación como creaturas y es el vínculo que tenemos con nuestro Creador. Él es amor, por ende nosotros tenemos capacidad y acceso a éste. Qué duro se vuelve cuando tan agresivamente se desprecia este principio de vida, y no sólo eso, sino que recae en la destrucción del ser humano.
 
En cuanto hay ruptura no se puede desarrollar el amor, y si no hay amor, está el vacío improductivo de la materia la cual está muerta. Y nosotros mismos decidimos morirnos en el abismo de la sensación que a veces nos confunde con estar generando una genuina experiencia. El amor es la conducta de la libertad, y de nuevo en esta novela, se destruye todo sentido de referencia al amor verdadero. Se incorpora la falsa esencia del amor y se juega con el sexo bajo su excusa como si estuviéramos hablando del derecho de estos comportamientos.
 
Afortunadamente tenemos otro camino a seguir. La opción por la virtud, que traduce, la opción por donarnos voluntariamente a la libertad. Libertad que nos forma en el amor y nos dirige en el perfeccionamiento hacia Dios. Ante todo está la dignidad de nosotros como seres vivos, como hijos de Dios que estamos acá para la sana misión de ser seres humanos. 


Cincuenta sombras de Grey: ¿apología del abuso a la mujer?






7 sencillas oraciones que puedes rezar delante de un agonizante o alguien que ha fallecido

Nos han escrito diversas personas que trabajan en ámbitos de la salud contándonos que más allá de la ayuda y el acompañamiento físico que realizan junto a los enfermos agonizantes, desean hacer algo más por sus almas, sobre todo por aquellos queparten hacia la Casa del Padre.
Nos ha parecido un gesto muy hermoso, y por ello hemos seleccionado algunas sencillas oraciones que puedes rezar en esos momentos si trabajas en algún hospital o si simplemente tienes algún conocido que esté agonizante o que ha fallecido. También puedes rezar la coronilla de la Divina Misericordia por ellos, como lo ha pedido Jesús por medio de Santa Faustina Kowalska: «Cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso». 
Si está en tus manos, procura que la persona que está enferma reciba todos los santos sacramentos necesarios y ayúdale a confiar en la Misericordia infinita del Señor, como lo dice el Papa Francisco:  
«Curar la enfermedad pero, sobre todo, cuidar al enfermo. Son dos cosas diferentes, y las dos importantes. Puede suceder que, mientras se medican las heridas del cuerpo, se agraven las heridas del alma, que son más lentas y, con frecuencia, más difíciles de sanar. Tanta gente tiene necesidad, tantos enfermos que se pelean por palabras de dulzura, que dan fuerza para llevar adelante la enfermedad o ir al encuentro con el Señor: tienen necesidad de ser ayudados en confiar en el Señor».

Por último les dejamos una oración que nos ha gustado mucho:
«Te recomiendo a Dios Todopoderoso, mi querido hermano (o hermana), y te pongo en las manos de aquel de quien eres criatura, para que después de haber sufrido la sentencia de muerte, dictada contra todos los hombres, vuelvas a tu Creador que te formó de la tierra. Ahora que tu alma va a salir de este mundo, salgan a recibirte los gloriosos coros de los Ángeles y los Apóstoles, que deben juzgarte; venga a tu encuentro el ejército triunfador de los generosos Mártires; rodéete la multitud brillante de Confesores; acójate con alegría el coro radiante de las Vírgenes, y sé para siempre admitido con los santos Patriarcas en la mansión de la venturosa paz. Anímete con grande esperanza San José, dulcísimo Patrón de los moribundos. Vuelva hacia ti benigna sus ojos la santa Madre de Dios. Preséntese a tí Jesucristo con rostro lleno de dulzura, y colóquete en el seno de los que rodean el trono de su divinidad. No experimentes el horror de las tinieblas, ni los tormentos del suplicio eterno. Huya de ti Satanás con todos sus satélites. Líbrete de los tormentos Jesucristo, que fue crucificado por ti; colóquete Jesucristo, Hijo de Dios vivo, en el jardín siempre ameno de su paraíso, y verdadero Pastor como es, reconózcate por una de sus ovejas. Perdónete misericordioso todos tus pecados; póngate a su derecha entre sus elegidos, para que veas a tu Redentor cara a cara, y morando siempre feliz a su lado, logres contemplar la soberana Majestad y gozar de la dulce vista de Dios, admitido en el número de los Bienaventurados, por todos los siglos de los siglos. Así sea».

Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario


Libro de Eclesiástico 1,1-10. 
Toda sabiduría viene del Señor, y está con él para siempre.
¿Quién puede contar la arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad?
¿Quién puede medir la altura del cielo, la extensión de la tierra, el abismo y la sabiduría?
Antes que todas las cosas fue creada la sabiduría y la inteligencia previsora, desde la eternidad.
El manantial de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas, y sus canales son los mandamientos eternos.
¿A quién fue revelada la raíz de la sabiduría y quién conoció sus secretos designios?
¿A quién se le manifestó la ciencia de la sabiduría y quién comprendió la diversidad de sus caminos?
Sólo uno es sabio, temible en extremo: el Señor, que está sentado en su trono.
El mismo la creó, la vio y la midió, y la derramó sobre todas sus obras:
la dio a todos los hombres, según su generosidad, y la infundió abundantemente en aquellos que lo aman.

Salmo 93(92),1ab.1c-2.5. 
¡Reina el Señor, revestido de majestad!
El Señor se ha revestido,
se ha ceñido de poder.
Tu trono está firme desde siempre,

tú existes desde la eternidad.
Tus testimonios, Señor, son dignos de fe,
la santidad embellece tu Casa
a lo largo de los tiempos.


Evangelio según San Marcos 9,14-29. 
Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas.
En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo.
El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?".
Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo.
Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo".
Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos".
"¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree".
Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más".
El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto".
Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie.
Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?".
El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".