viernes, 12 de agosto de 2016

Oración de Edith Stein: Yo permaneceré contigo Tú vienes a mí como alimento de la mañana

Yo permaneceré contigo…
Tú reinas a la derecha del Padre
en el reino de tu eterna gloria
como la palabra de Dios desde el principio

Tú reinas en el trono del Todopoderoso
en forma humana transfigurada
desde la culminación de tu trabajo en la tierra
Yo creo en esto porque tu palabra tanto me enseña y porque creo, sé qué alegría me da
y qué bendita esperanza florece de ella.

Porque donde Tú estás, ahí también están los tuyos el cielo es mi tierra gloriosa comparto contigo el trono del Padre
El eterno que hizo todas las criaturas quien, tres veces santo, abraza a todo ser además tiene un silencioso, especial reino suyo.
La habitación más íntima del alma humana
es el lugar favorito de la Trinidad
su trono celestial en la tierra

Para liberar este reino celestial de la mano del enemigo el Hijo de Dios vino como el Hijo del Hombre dio su sangre como el precio de la entrega.
En el corazón de Jesús, que fue atravesado,
el reino de la tierra y de los cielos se unen.
Aquí está para nosotros la fuente de la vida.

Este corazón es el corazón de la Divina Trinidad, y el centro de todos los corazones humanos que nos concede la vida de Dios.
Nos atrae hacia sí con poder secretos
nos esconde en el seno del Padre
y nos inunda con el Espíritu Santo.

Este corazón, late por nosotros en un pequeño tabernáculo donde permanece misteriosamente escondido en esa quieta, blanca hostia.
Ése es tu trono real en la tierra, Oh Señor,
que visiblemente has erigido para nosotros
y te complaces cuando salgo a su encuentro.

Lleno de amor, Tú hundes tu mirada en la mía
y acercas tu oído a mis palabras silenciosas
y llenas de paz mi corazón.

Aun así tu amor no se satisface con este intercambio que todavía podría conducir a la separación tu corazón requiere más.
Tú vienes a mí como alimento de la mañana en cada pausa cotidiana.
Tu carne y tu sangre se convierten en comida y bebida para mí y algo maravilloso ocurre.
Tu cuerpo misteriosamente penetra el mío y tu espíritu se una al mío: no soy más lo que alguna vez fui.
Tú vas y vienes pero la semilla que sembraste para futura gloria, permanece enterrada en este cuerpo de polvo.
Un esplendor del cielo se queda en el alma,
un brillo profundo se queda en los ojos,
una elevación en el tono de voz

Ahí permanece el lazo que une un corazón al otro el arroyo de vida que brota de la tuya
y anima a cada miembro.

¡Qué maravillosos son tus prodigios!
No podemos más que asombrarnos y balbucear y caer silenciosos porque el intelecto y las palabras fracasan.

Y yo permanezco contigo
Fuente: http://www.caminando-con-jesus.org/

Edith Stein: De atea a morir como religiosa carmelita en la cámara de gas de Auschwitz


El silencio en la visita del Papa Francisco a Auschwitz fue más elocuente que cualquier palabra.

Así lo explicó él mismo durante la audiencia general después de su viaje a Polonia. También contó que en el campo de exterminio pudo escuchar y sentir a las almas que murieron allí.

Una de ellas fue la de Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein. Fue asesinada en la cámara de gas siete días después de ser enviada a Auschwitz, un 9 de agosto de hace 74 años

Nació en 1891 en una familia judía pero a los 14 años decidió hacerse atea. Siempre fue una joven inquieta que se preguntaba constantemente por el sentido de la vida y del mundo que la rodeaba. Por eso, eligió estudiar filosofía.

Durante la I Guerra Mundial se acercó por primera vez al catolicismo en busca de respuestas tras haber visto el dolor y la destrucción causados por la contienda. Pero fue sobre todo, la lectura de la vida de Santa Teresa de Ávila la que definitivamente provocó su conversión. 

En 1922 recibió el bautismo y la confirmación. Once años después, ingresó en el convento de las Carmelitas Descalzas de Colonia con el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. En aquella época incluso llegó a escribir una carta al Papa Pío XI advirtiendo de los peligros que suponía el nacionalsocialismo para Alemania. 

En 1938 fue trasladada a otro convento en Holanda. Sus superioras pensaban que allí no correría peligro por ser Holanda un país neutral. Sin embargo, un año después los nazis también ocuparon los Países Bajos. 

Como represalia a una carta de los obispos holandeses en la que se quejaban del maltrato hacia los judíos, los nazis vaciaron holanda de judíos. 40 mil fueron deportados, entre ellos, sor Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, que murió en Auschwitz.

Fue beatificada y canonizada por Juan Pablo II. El Papa que, como ella, conoció los horrores de la II Guerra Mundial, también la nombró patrona de Europa en octubre de 1999.

Viernes de la decimonovena semana del tiempo ordinario

Libro de Ezequiel 16,1-15.60.63. 
La palabra del Señor me llegó en estos términos:
Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones.
Tú dirás: Así habla el Señor a Jerusalén: Por tus orígenes y tu nacimiento, perteneces al país de Canaán; tu padre era un amorreo y tu madre una hitita.
Al nacer, el día en que te dieron a luz, tu cordón umbilical no fue cortado, no fuiste lavada con agua para ser purificada ni frotada con sal, ni envuelta en pañales.
Nadie se compadeció de ti para hacerte alguna de esas cosas, sino que fuiste arrojada en pleno campo, porque dabas asco el día que naciste.
Yo pasé junto a ti, te vi revolcándote en tu propia sangre y entonces te dije: "Vive
y crece como un retoño del campo". Tú comenzaste a crecer, te desarrollaste y te hiciste mujer; se formaron tus senos y crecieron tus cabellos, pero estabas completamente desnuda.
Yo pasé junto a ti y te vi. Era tu tiempo, el tiempo del amor; extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; te hice un juramento, hice una alianza contigo -oráculo del Señor- y tú fuiste mía.
Yo te lavé con agua, limpié la sangre que te cubría y te perfumé con óleo.
Te puse un vestido bordado, te calcé con zapatos de cuero fino, te ceñí con una banda de lino y te cubrí con un manto de seda.
Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar en tu cuello;
coloqué un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas y una espléndida diadema en tu cabeza.
Estabas adornada de oro y de plata, tu vestido era de lino fino, de seda y de tela bordada; te alimentabas con la mejor harina, con miel y aceite. Llegaste a ser extraordinariamente hermosa y te convertiste en una reina.
Tu fama se extendió entre las naciones, porque tu belleza era perfecta gracias al esplendor con que yo te había adornado -oráculo del Señor-.
Pero tú te preciaste de tu hermosura y te aprovechaste de tu fama para prostituirte; te entregaste sin pudor a todo el que pasaba y fuiste suya.
Pero yo me acordaré de la alianza que hice contigo en los días de tu juventud y establecerá para ti una alianza eterna.
para que te acuerdes y te avergüences, y para que en tu confusión no te atrevas a abrir la boca, cuando yo te haya perdonado todo lo que has hecho -oráculo del Señor-.



Libro de Isaías 12,2-3.4bcd.5-6. 
Este es el Dios de mi salvación:
yo tengo confianza y no temo,
porque el Señor es mi fuerza y mi protección;
él fue mi salvación.
Ustedes sacarán agua con alegría
de las fuentes de la salvación.

Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
anuncien entre los pueblos sus proezas,
proclamen qué sublime es su Nombre.

Canten al Señor porque ha hecho algo grandioso:
¡que sea conocido en toda la tierra!
¡Aclama y grita de alegría, habitante de Sión,
porque es grande en medio de ti
el Santo de Israel!





Evangelio según San Mateo 19,3-12. 
Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?".
El respondió: "¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo varón y mujer;
y que dijo: Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne?
De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Le replicaron: "Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?".
El les dijo: "Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así.
Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio".
Los discípulos le dijeron: "Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse".
Y él les respondió: "No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido.
En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!".



Leer el comentario del Evangelio por : Misal Romano 
«Los dos ya no serán más que uno»