lunes, 28 de mayo de 2018

¿Te sientes solo y deprimido? Reza esta oración a san Judas para tener esperanza

ST. JUDE,STATUE,WEATHER

Cuando el mundo parezca perder todo su color, reza a san Judas

La depresión nos afecta a todos en algún momento de la vida. Ya sea de forma grave o algo más tenue, todos conocemos ese sentimiento de soledad y desconexión. Puede llevarnos por un camino oscuro, uno en el que hay poca luz al final del túnel.
La buena noticia es que Dios quiere sacarte de ese agujero y llevarte a la gloriosa luz del día. La oración, pareja a una atención médica apropiada, puede ser una ayuda poderosa para sacar a una persona fuera de las profundidades de la depresión y hacia una nueva vida de dicha cristiana.
A continuación tenéis una oración a san Judas Tadeo, un santo olvidado a lo largo de la historia a causa de su nombre (cuidado, no es la misma persona que Judas Iscariote). Judas es un intercesor constante para todas las causas perdidas y quiere ayudaros en vuestros momentos de necesidad.
San Judas, amigo de los necesitados, 
estoy cansado del dolor, de no tener alegría, esperanza, 
de no poder encontrar la luz que sé que está en mi alma. 
Recurro a ti, mi más fidedigno intercesor. 
Llévate este vacío y este dolor de mi corazón roto. 
En tu compasión, ayuda a que mis lágrimas 
me guíen hasta la paz de mi corazón. 
Mucho tiempo he olvidado la bondad del mundo de Dios. 
Sáname. Anhelo sentir la luz, sentir la dicha. 
Envuélveme en el resplandor y no te contengas. 
Prometo que, si recibo estos dones, los compartiré siempre en tu nombre. Amén. 

Lunes de la octava semana del tiempo ordinario


Epístola I de San Pedro 1,3-9. 

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva,
a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el cielo.
Porque gracias a la fe, el poder de Dios los conserva para la salvación dispuesta a ser revelada en el momento final.
Por eso, ustedes se regocijan a pesar de las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente:
así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego, y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo.
Porque ustedes lo aman sin haberlo visto, y creyendo en él sin verlo todavía, se alegran con un gozo indecible y lleno de gloria,
seguros de alcanzar el término de esa fe, que es la salvación.

Salmo 111(110),1-2.5-6.9.10c. 
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en la reunión y en la asamblea de los justos.
Grandes son las obras del Señor:
los que las aman desean comprenderlas.

Proveyó de alimento a sus fieles
y se acuerda eternamente de su alianza.
Manifestó a su pueblo el poder de sus obras,
dándole la herencia de las naciones.

Él envió la redención a su pueblo,
promulgó su alianza para siempre:
Su Nombre es santo y temible.
¡El Señor es digno de alabanza eternamente!


Evangelio según San Marcos 10,17-27. 
Cuando Jesús se puso en camino, un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme".
El, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".