miércoles, 24 de agosto de 2016

35 actos para aprender a perdonar Es posible tener una actitud de acogida y de bondad con quien te ha herido y defraudado

Joven pensando




Vivir con resentimientos es una carga insoportable que mina nuestras vidas, nuestras relaciones y nuestra felicidad. Sheila Morataya te brinda 35 reflexiones para aprender a perdonar.
“El perdón es una respuesta, la respuesta implícita en nuestra existencia” (Paul Tillich).
Hace algunos años conocí a una chica muy alegre y dinámica. Había nacido y crecido en un hogar sólido y de costumbres estrictas, un hogar en donde la mentira no era tolerada y la integridad era inculcada.
Siempre estaba hablando de su papá, de lo orgullosa que se sentía de él y de la ilusión que le hacia encontrar en el hombre de su vida alguna de las características de la personalidad de su padre.
Mi amiga pensaba que la suya era una familia ejemplar y modelo, como pocas. Por circunstancias del destino dejé de verla por unos años hasta que un día casualmente nos volvimos a re-encontrar en una reunión de amigos mutuos.
Me sorprendió no ver en ella aquella alegría que la caracterizaba, en su lugar vi unos ojos tristes y un tono de voz que denotaba tristeza, rabia y rencor. Decidí invitarla a tomar un café para que me contara lo que le había ocurrido en ese tiempo en que habíamos dejado de vernos.
“Hace un año – me decía- mis cuatro hermanos y yo descubrimos que nuestro padre no era el hombre íntegro y lleno de virtudes que hasta entonces admirábamos”.
Mi padre tiene otra familia con cinco hijos más. Cuando lo supe quise hacer toda clase de locuras, la situación entre él y yo se volvió muy tensa y mi corazón se llenó de amargura, cólera y angustia. Estoy luchando contra estas emociones negativas constantemente y me siento muy agotada pues algo dentro de mí me dice que voy en contra de mi naturaleza que me grita ¡Perdona! ¿Cómo se perdona cuando te sientes tan herida y defraudada?”.
Sin lugar a dudas el acto de perdonar encierra un maravilloso misterio para cada ser humano o mujer que se decide a hacerlo. Ya que no es una simple emoción o decisión que se toma a la ligera.
El perdonar tiene un verdadero sentido para la persona que toma este gran paso ya que apela a la razón, a los instintos y al corazón.
Cuando te decides por la opción del perdón dejas ir los sentimientos de amargura, rencor, dolor, rabia, miedo y desesperanza, para dar paso a la fuerza que te hace ser persona, que te caracteriza de una manera especial como mujer.
Das paso al verdadero significado y sentido de la palabra amor, compasión, bondad, pues tienes el coraje de hacer una verdadera introspección dentro de ti mismo, que te lleva también a descubrir y aquilatar la grandeza de tus valores cristianos.
El rencor y la ira en el corazón paralizan tu vida, te impiden auto-trascender, en cambio el perdón liberaa tu corazón atrapado. El perdón “despierta” a tu corazón y le hace experimentar de una forma sobrenatural el correr de tu sangre humana por tus venas.
Cuando perdonas se transforma toda tu vida. Mi amiga escuchó atentamente mis palabras, acudió al poder de la oración, actuó y te puedo decir que ha vuelto a recuperar su alegría que la ha llevado a tener una relación de acogida y bondad con su padre.
Algunos actos de perdón que te pueden orientar para transformar tu vida, o tener una experiencia más saludable con los demás pueden ser:
1. Tómate unos minutos y fíjate en qué te evoca la sugerencia de perdonar a alguien.
2. Si notas que tienes una rabia o rencor muy arraigado contra alguien cercano a ti comienza a hacer algo valiente.
3. Si en la infancia no te guiaron en el arte de perdonar cuando alguien se portaba de una manera injusta contigo, procura hoy guiar a tus hijos.
4. Recuerda que el perdón es una decisión de ver más allá de los límites de la personalidad de otra persona, es reconocer que a pesar de todo es tan digna como tú.
5. Reflexiona sobre esta frase: “el perdón es la elección de ver la luz de la lámpara y no la pantalla”.
6. El perdón es una actitud que supone estar dispuesto a encontrar la fuerza para amar que reside en ti.
7. El perdón es una actitud que te lleva a interiorizar la frase: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
8. El perdón es ese proceso del alma que te lleva a estar más cerca de Dios.
9. Todos los días al hacer tu examen de conciencia, recuerda lo que te ha hecho sentir mal de parte de alguna persona y sumérgete en tu corazón para perdonarle.
10. Si perdonas todos los días te sentirás más libre y con mucha más capacidad para ser comprensivo ante las faltas de los otros.
11. Siempre habrá alguien que necesita perdonar más que tú.
12. No permitas que el rencor se apile.
13. Si te sientes incapaz de perdonar, ora y ábrete a la gracia.
14. No permitas que en tu matrimonio haya rencor.
15. Procura que las relaciones con tus hijos no los lleven a abrigar sentimientos negativos en su corazón contra ti.
16. Un genuino acto de perdón te llevará renunciar al resentimiento o la cólera. En su lugar habrá misericordia para aquel que te ofendió.
17. El acto de perdonar es un acto moral que revela toda la generosidad que puede haber o no en tu corazón.
18. Dar la cara al dolor para dar salida al trauma*
19. Reconocer el propio comportamiento negativo y sus efectos. Por ejemplo reconocer el enojo, resentimiento, deseos de venganza que te hará descubrir el daño para tu alma.*
20. El acto en sí mismo que es, hacer una decisión consciente antes de experimentar la emoción por hacerlo.*
21. Sanar la herida será el proceso que comienza seguido del acto de perdón, la sanación aumentará a medida en que las emociones negativas desaparecen, y continúa hasta que los sentimientos negativos desaparecen: re-encontrarse con el que te hirió quiere decir considerar la posibilidad de cerrar por completo la herida a través del contacto con esa persona actuando con amor. Tú puedes reducir futuras reacciones de dolor. Esto es, aprender a ver y reaccionar ante los otros con más empatía, compasión, y amor cuando actúen de forma hiriente.*
22. Si hay algo en tu vida de lo que te lamentas empieza por perdonarte a ti mismo.
23. Si te duele el haber permitido que hayan jugado contigo acepta ese dolor pero perdona tu debilidad y continúa hacia adelante.
24. No hay nada más destructivo a nivel emocional y espiritual que llevar resentimiento contra los propios padres, esto paraliza tu vida y quita la paz interior. Haz las paces.
25. Los hijos únicos saben que tener hermanos es un regalo divino, procura estar en paz con tus hermanos.
26. En el trabajo procura no tomar como algo personal los choques de carácter para no abrigar resentimientos.
27. Si notas que has empezado a detestar a un compañero de trabajo procura encontrar qué te hizo para provocar ese sentimiento.
28. Pasa por alto un acto injusto y crece.
29. No pongas atención a los comentarios negativos.
30. Sé instrumento de paz y perdón.
31. Hazte experto en reconciliaciones.
32. Dales ejemplo a los niños perdonando sus travesuras.
33. Motiva a los jóvenes compartiendo tus experiencias de perdón.
34. Pide perdón por alguien más todos los días.
35- Comparte con tus amigos la oración para pedir ser instrumento de paz.
Cada uno de nosotros tiene una misión especialísima y extraordinaria en este nuevo siglo. Perdonar todo aquello que nos molesta y enseñar a perdonar a los otros. Como personas, tú y yo somos capaces de “suavizar y enternecer” el corazón del mundo. Te animo a que los hagas.
*Según Martin and Thorensen(1997)
Artículo originalmente publicado por encuentra.com

Terremoto en Italia: el Papa suspende la catequesis y reza el rosario por las víctimas El Santo Padre en la audiencia del miércoles indica su solidaridad y dolor. Se teme que haya decenas de muertos

El Papa reza el rosario por las víctimas del terremoto en Italia
El Papa Reza El Rosario Por Las Víctimas Del Terremoto En Italia
El santo padre Francisco antes de iniciar la audiencia de hoy miércoles, manifestó su dolor por la noticia del terremoto que golpeó el centro de Italia e invitó a todos los presentes en la plaza de San Pedro a rezar el santo rosario. Expresó además su solidaridad y oraciones por las víctimas mortales, heridos y sus familiares. Por este motivo aplazó la catequesis preparada para para el próximo miércoles.
“Había preparado la catequesis de hoy, como todos los miércoles de este Año de la Misericordia, sobre el tema de la cercanía de Jesús” dijo Francisco. “Entretanto delante de la noticia del terremoto que ha golpeado el centro de Italia, devastando enteras zonas y dejando muertos y heridos, no puedo dejar de expresar mi gran dolor y mi cercanía a todas las personas presentes en los lugares golpeados por los movimientos sísmicos, y a todas las personas que han perdido a sus seres queridos y a aquellas que aún se sienten afectadas por el miedo y el terror”, dijo.
Y añadió: “Saber que el alcalde de Amatrice dice: ‘El pueblo lo existe más’, y que entre los muertos hay tantas mujeres y niños me consterna realmente mucho”.
“Y por esto –prosiguió el Santo Padre– quiero asegurarle a estas personas que se encuentran en la zona de Accumoli, Amatrice y en otros lugares, en la diócesis de Rieti, Ascoli Piceno y a las otras en toda la región del Lazio, Umbria y Le Marche, la oración. Y decirles que estén seguros de la caricia y del abrazo de toda la Iglesia que en este momento desea darles su amor materno y también de nuestro abrazo aquí en la plaza”.
Rosario en mano, el Santo Padre presidió la oración mariana rezando en italiano los misterios dolorosos, junto a los miles de fieles y peregrinos que se encontraban junto a él.
El Papa agradeció también a “todos los voluntarios y los operadores de la Protección Civil, que están auxiliando a estas poblaciones”, y pidió que se unan a él en la oración “para que el Señor Jesús que siempre se ha conmovido delante del dolor humano, consuele a estos corazones adoloridos y les dé la paz por la intercesión de la bienaventurada Virgen María. Dejémonos por lo tanto conmover junto a Jesús”.
El balance del terremoto de 6 grados Richter que se registró en la madrugada, es provisorio y se teme que las víctimas mortales sean muchas, más de un centenar, debido a que estas ciudades y pueblos en el período del verano italiano se llenan de turistas, visitantes y personas que trabajan en las capitales y regresan a saludar a sus familias y porque como la mayoría de los pueblos medioevales de Italia son estructuras en piedra y por lo tanto no anti-sísmicas.

Fue fusilado, murió, pero Dios le devolvió la vida por mediación de padre Pío El testimonio acreditado sobre el milagro de Jean Derobert se aportó con vistas a la canonización del padre Pío.

Patrick Theillier, médico responsable del Departamento de Constataciones Médicas del Santuario de Lourdes de 1998 a 2009, publica en Experiencias cercanas a la muerte (Palabra) una carta escrita por el sacerdote francés Jean Derobert donde habla de su experiencia cercana a la muerte tras el fusilamiento que sufrió durante la guerra de Argelia en 1958 y el milagro sucedido después mediante la intercesión del padre Pío.
Se trata del testimonio acreditado que el sacerdote aportó con vistas a la canonización del padre Pío y que se reproduce íntegro a continuación.
Oda a la misericordia de Dios
Querido padre:
Me habéis solicitado un resumen por escrito de la evidente protección de la que fui objeto en agosto de 1958, durante la guerra de Argelia.
En aquel momento formaba parte de los servicios sanitarios del ejército. Había observado que, en los momentos importantes de mi vida, el padre Pío, que me había tomado como su hijo espiritual desde 1955, me hacía llegar una carta en la que me prometía su oración y apoyo. Lo hizo antes de mi examen en la Universidad Gregoriana de Roma, y lo volvió a hacer en el momento en que tuve que unirme a los combatientes de Argelia.
Una noche, un comando del FLN (Frente de Liberación Nacional argelino) atacó nuestro pueblo y rápidamente fui arrestado. Me llevaron a una puerta junto a otros cinco militares y allí nos fusilaron. Recuerdo que no pensé ni en mi padre ni en mi madre, a pesar de ser hijo único, sino que sólo experimenté una gran alegría puesto que “me disponía a ver lo que hay al otro lado”. Aquella misma mañana había recibido una carta del padre Pío con dos líneas manuscritas que decían: “La vida es una lucha, pero conduce a la luz” (subrayado dos o tres veces).
Inmediatamente experimenté la descorporeización. Vi mi cuerpo a mi lado, que yacía, cubierto de sangre, entre mis camaradas asesinados. Y empecé una curiosa ascensión por una especie de túnel.
 De la nube que me rodeaba surgían rostros conocidos y desconocidos. Al principio aquellos rostros eran sombras; se trataban de personas poco recomendables, pecadores poco virtuosos. A medida que ascendía, los rostros con los que me encontraba eran cada vez menos luminosos.
Me sorprendía el hecho de poder caminar. Me dije que estaba fuera del tiempo y que por tanto había resucitado. Me sorprendía poder ver todo lo que me rodeaba sin tener que mover la cabeza. Me sorprendía sentir el dolor de las heridas producidas por las balas de los fusiles. Y comprendí que habían penetrado en mi cuerpo tan deprisa que no pude sentirlas.
De pronto, mis pensamientos se dirigieron a mis padres. Inmediatamente me encontré en mi casa, en Annecy, en la habitación de mis padres, a los que contemplé mientras dormían. Intenté hablarles, pero sin éxito. Recorrí el apartamento y advertí que un mueble había sido cambiado de sitio. Unos días después escribí a mi madre y le pregunté por qué había cambiado aquel mueble. Ella me contestó por carta: “¿Cómo lo sabes?”.
Pensé en el Papa Pío XII, al que conocía bien (estudié en Roma) y, de pronto, me encontré en su habitación. Acababa de acostarse. Hablamos intercambiando pensamientos, pues era un hombre muy espiritual. Continué mi ascensión hasta que me encontré en medio de un paisaje maravilloso, envuelto en una luz dulce y azulada. Sin embargo, no había sol, “porque el Señor los alumbrará”, como dice el Apocalipsis.
Vi a miles de personas, todas de unos treinta años, pero me encontré con algunas a las que había conocido cuando estaban vivas. Una había muerto con ochenta años y parecía tener treinta, otra había muerto con dos años y todas tenían la misma edad.
Dejé aquel “paraíso” repleto de flores extraordinarias y desconocidas en la tierra. Y ascendí aun más. Allí perdí mi naturaleza humana y me convertí en una “gota de luz”.
Vi a muchas otras “gotas de luz” y supe que una era San Pedro, otra Pablo, otra Juan, o un apóstol, o un santo.
Después vi a María, maravillosamente bella con su manto de luz, que me recibió con una sonrisa indecible. Detrás de ella estaba Jesús, maravillosamente bello, y detrás, una zona de luz que supe que era el Padre, y en la que me sumergí.
Allí sentí la satisfacción total de todos mis deseos. Conocí la dicha perfecta.
Y bruscamente me encontré en la tierra, con el rostro en el polvo, entre los cuerpos cubiertos de sangre de mis camaradas.
Advertí que la puerta ante la que me encontraba estaba acribillada de balas, las balas que me habían atravesado el cuerpo, que mis ropas estaban agujereadas y cubiertas de sangre, que mi pecho y mi espalda estaban manchados de sangre prácticamente seca y ligeramente viscosa. Pero que estaba intacto. Fui a ver al comandante con aquella pinta. Él se acercó a mí y gritó: “¡Milagro!”.
Sin duda, esta experiencia me marcó mucho. Más tarde, cuando, liberado del ejército, fui a visitar al padre Pío, este me divisó desde lejos en la sala de San Francisco. Me hizo un gesto para que acercara y me ofreció, como siempre, una pequeña muestra de cariño.
A continuación me dijo estas sencillas palabras: “¡Ay! ¡Cuánto me has hecho pasar! ¡Pero lo que viste fue muy bello!”. Y ahí se acabó su explicación.
Ahora puede entenderse por qué no tengo miedo a la muerte… Porque sé lo que hay al otro lado.

(Jean Derobert fue hijo espiritual del padre Pío. Falleció en el año 2013 y escribió un libro sobre la vida de este santo titulado Padre Pío, transparente de Dios. El padre Pío fue canonizado en 2002 por el Papa Juan Pablo II con el nombre de San Pío de Pietrelcina) 

Artículo originalmente publicado por Religión en Libertad

Fiesta de san Bartolomé, apóstol


Apocalipsis 21,9b-14. 

Luego se acercó uno de los siete Angeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas plagas, y me dijo: "Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero".
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios.
La gloria de Dios estaba en ella y resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino.
Estaba rodeada por una muralla de gran altura que tenía doce puertas: sobre ellas había doce ángeles y estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.
Tres puertas miraban al este, otras tres al norte, tres al sur, y tres al oeste.
La muralla de la Ciudad se asentaba sobre doce cimientos, y cada uno de ellos tenía el nombre de uno de los doce Apóstoles del Cordero.



Salmo 145(144),10-11.12-13ab.17-18. 
Que todas tus obras te den gracias, Señor,
y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino
y proclamen tu poder.

Así manifestarán a los hombres tu fuerza
y el glorioso esplendor de tu reino:
tu reino es un reino eterno,
y tu dominio permanece para siempre.

El Señor es justo en todos sus caminos
y bondadoso en todas sus acciones;
está cerca de aquellos que lo invocan,
de aquellos que lo invocan de verdad.




Evangelio según San Juan 1,45-51. 
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."




Leer el comentario del Evangelio por : Filomeno de Mabboug