martes, 22 de agosto de 2017

Cuida así tu matrimonio y nunca te cuestionarás por qué te casaste


El primer ámbito de intimidad siempre es mi marido o mi mujer, el otro es para mí la prioridad

Creo que es importante encontrar espacios en los que crecer en nuestro camino. Cuidar la complicidad cuando estamos juntos, en privado o en público. Tratarnos con delicadeza, sin herirnos.
No dejar nunca solo al otro. Que sienta que estoy ahí, con él, a su lado, caminando en su vida, cuando está cerca y cuando está lejos. También cuando estamos con más gente.
No contar nuestra vida más íntima a otras personas. Lo que vivimos entre nosotros es nuestro y nadie tiene derecho a conocerlo. No reírme ni quejarme de él delante de otros. Vivir la castidad es guardar su dignidad, su honor, su fama, su nombre, su imagen.
El primer ámbito de intimidad siempre es mi marido o mi mujer. Nunca un compañero de trabajo, un amigo, ni siquiera debería serlo el sacerdote. Lo que tenemos entre nosotros es sagrado y no se lo contamos a cualquiera.
Es importante cuidar la intimidad matrimonial en todo momento. Cuidar ese espacio en el que podemos darnos por entero. Cuidar el descanso y el diálogo. Que podamos estar juntos sin interferencias.
A veces los móviles, internet, el trabajo, las aficiones, la televisión, las series, pueden privarnos de momentos sagrados para cuidar el amor. Y lo sabemos, el amor tiene que ser cuidado.
Debería bastarnos con estar juntos sin más, sin tener que recurrir a amigos o a planes maravillosos. Es importante cuidar esos tiempos sagrados en los que compartimos la vida.
No queremos desparramarnos. La castidad es elegir y hacerle sentir al otro esa elección. Cuidar lo nuestro. La pasión y la complicidad. La intimidad y el pasarlo bien juntos.
No dispersarnos en los hijos, en los amigos, en reuniones familiares, sociales, apostólicas. El otro siempre es lo primero, tiene prioridad.
Por el otro hago cosas que no haría en mi vida por nadie y dejo de hacer otrasque me gustaría hacer. Y lo hago sin amargarme, feliz, porque le quiero por encima de todo.
Por él lo dejo todo. Por él comienzo de nuevo. El otro es para mí el amor único, mi prioridad en todo.
Cuando nos enamoramos de novios, vimos en la otra persona algo que nunca habíamos visto antes en nadie, algo que nos completaba, que nos complementaba, que nos encantaba. ¿Qué era eso?
Ahora con más motivo lo vuelvo a recordar. ¿Sigue vivo en mi alma? El otro es mi camino. Mi vida. Mi hogar. El lugar en el que descanso y me encuentro con Dios. ¿Qué es eso único que tiene y que me completa, que me hace feliz?
La castidad sólo es posible desde la verdad. Desde mi verdad me doy por entero. Y acojo la verdad del otro con alegría. Por eso es fundamental no mentir nunca, no ocultar cosas importantes que debería saber. 
No mentir ni con pensamientos, ni con palabras, ni con secretos. No hay doblez ni puntos oscuros. Mi vida es limpia para el otro. Trasparente. Quiero que sepa siempre en qué estoy, qué siento, qué me preocupa.
Mi mirada importa mucho. La mirada franca y verdadera. Pura y auténtica. ¿Cómo miro a mi marido, a mi mujer? ¿Soy trasparente, auténtico, verdadero?

Nuevos descubrimientos en la Sábana Santa: la sangre es de un hombre torturado

La revista científica americana PlosOne ha publicado el resultado de nuevos experimentos realizados en la Sábana Santa de Turín.
En ellos se demuestra que la persona que envolvió el lienzo sufrió atroces torturas. De ello dan fe las partículas de creatinina e hidrato de hierro encontradas en el lienzo gracias a las últimas tecnologías. Estas partículas no se encuentran en un organismo sano.
EMANUELA MARINELLI
 Autora, “La Sindone, Storia e Misteri”
 “Puede parecer una banalidad. ¿Cómo es posible que no se llegara a esta conclusión viendo todo ese cuerpo ensangrentado e hinchado? Pues quienes negaban la autenticidad de la Sábana Santa decían que era una obra de arte y alguno incluyó llegó a inventar que era obra de Leonardo Da Vinci”.
Emanuela Marinelli es una de las mayores expertas mundiales en la Sábana Santa de Turín. Dice que este descubrimiento confirma que la sangre que hay en ella es humana y que no ha sido puesta sobre la tela por un artista.
EMANUELA MARINELLI
 Autora, “La Sindone, Storia e Misteri”
 “No es sangre de un pollo como alguno ha dicho. Ni tampoco es sangre de cerdo como dijo uno de los científicos que hizo la prueba del Carbono 14. Es sangre humana. Hasta sabemos el grupo sanguíneo. Y es sangre que no ha sido puesta por alguien posteriormente. Es sangre que se ha coagulado sobre la piel de la persona torturada y asesinada que después se ha licuado parcialmente al entrar en contacto con la sábana”.
La Sábana Santa no solo apasiona a cristianos. En su último libro, Emanuela Marinelli muestra que también los musulmanes en el siglo XIII ya reconocían su existencia.
EMANUELA MARINELLI
 Autora, “La Sindone, Storia e Misteri”
 “La novedad que sale en el libro es que mostramos fuentes musulmanas que eran desconocidas y que dicen que en el sureste de Turquía había un lienzo con la impronta de Cristo. Esta es una confirmación importante de su existencia porque no es una fuente cristiana. Muchas fuentes cristianas hablan de la existencia de la Sábana Santa en Turquía”.
La Iglesia no se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de la Sábana Santa a pesar de que es uno de los objetos más venerados por los cristianos. Además se custodia en una catedral y también los papas han rezado ante ella.

Martes de la vigésima semana del tiempo ordinario


Libro de los Jueces 6,11-24a. 

El Angel del Señor fue a sentarse bajo la encina de Ofrá, que pertenecía a Joás de Abiézer. Su hijo Gedeón estaba moliendo trigo en el lagar, para ocultárselo a los madianitas.
El Angel del Señor se le apareció y le dijo: "El Señor está contigo, valiente guerrero".
"Perdón, señor, le respondió Gedeón; pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos sucede todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nos contaron nuestros padres, cuando nos decían: 'El Señor nos hizo subir de Egipto?' Pero ahora él nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de Madián".
El Señor se volvió hacia él y le dijo: "Ve, y con tu fuerza salvarás a Israel del poder de los madianitas. Soy yo el que te envío".
Gedeón le respondió: "Perdón, Señor, pero ¿cómo voy a salvar yo a Israel, si mi clan es el más humilde de Manasés y yo soy el más joven en la casa de mi padre?".
"Yo estaré contigo, le dijo el Señor, y tú derrotarás a Madián como si fuera un solo hombre".
Entonces Gedeón respondió: "Señor, si he alcanzado tu favor, dame una señal de que eres realmente tú el que está hablando conmigo.
Te ruego que no te muevas de aquí hasta que yo regrese. En seguida traeré mi ofrenda y la pondré delante de ti". El Señor le respondió: "Me quedaré hasta que vuelvas".
Gedeón fue a cocinar un cabrito y preparó unos panes sin levadura con una medida de harina. Luego puso la carne en una canasta y el caldo en una olla; los llevó debajo de la encina y se los presentó.
El Angel del Señor le dijo: "Toma la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre esta roca y derrama sobre ellos el caldo". Así lo hizo Gedeón.
Entonces el Angel del Señor tocó la carne y los panes ácimos con la punta del bastón que llevaba en la mano, y salió de la roca un fuego que los consumió. En seguida el Angel del Señor desapareció de su vista.
Gedeón reconoció entonces que era el Angel del Señor, y exclamó: "¡Ay de mí, Señor, porque he visto cara a cara al Angel del Señor!".
Pero el Señor le respondió: "Quédate en paz. No temas, no morirás".
Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó: "El Señor es la paz". Todavía hoy se encuentra ese altar en Ofrá de Abiézer.

Salmo 85(84),9.11-12.13-14. 
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.

El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.

El mismo Señor nos dará sus bienes
y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él,
y la Paz, sobre la huella de sus pasos.


Evangelio según San Mateo 19,23-30. 
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.
Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.