sábado, 27 de agosto de 2016

Hoy celebramos a Santa Mónica, patrona de mujeres casadas y modelo de madres cristianas

Hoy celebramos a Santa Mónica, patrona de mujeres casadas y modelo de madres cristianas

 “Cuántas lágrimas derramó esa santa mujer por la conversión del hijo! ¡Y cuántas mamás también hoy derraman lágrimas para que los propios hijos regresen a Cristo! ¡No perdáis la esperanza en la gracia de Dios!”, dijo el Papa Francisco en agosto del 2013.
Santa Mónica nació en Tagaste (África) en el año 331. Siendo joven y por un arreglo de sus padres, se casó con Patricio, un hombre violento y mujeriego.
Algunas mujeres le preguntaron por qué su marido nunca la golpeaba, entonces les dijo: "Es que, cuando mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio. Cuando él grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no acepto la pelea, pues.... no peleamos".
Sin embargo, Mónica nunca dejó de rezar y ofrecer sacrificios por la conversión de su esposo, quien cambió de vida, se bautizó y murió como buen cristiano.
Pero su dolor no terminaría ahí. Agustín, su hijo mayor, tenía actitudes egoístas, caprichosas, y no se acercaba a la fe. Llevaba una vida disoluta y ella sufría por ver a su hijo alejado de Dios. Es por eso que durante años siguió rezando y ofreciendo sacrificios.
Cierto día se acercó a un Obispo para contarle su pesar. El Prelado le respondió diciendo: “Esté tranquila, es imposible que se pierda el hijo de tantas lágrimas”.  
Ella siente realizada su misión cuando, tiempo después, San Agustín es bautizado en la Pascua del 387. Luego muere en el puerto de Ostia, África, a los 55 años.
En el Ángelus del 27 de agosto del 2006, el Papa Benedicto XVI, recordando a estos dos santos, dijo: “Santa Mónica y San Agustín nos invitan a dirigirnos con confianza a María, trono de la Sabiduría. A ella encomendamos a los padres cristianos, para que, como Mónica, acompañen con el ejemplo y la oración el camino de sus hijos”.
Conoce más de esta gran Santa:
 

¿Tienes “vergüenza invencible” para confesarte? El Padre Fortea ofrece esta solución


Imagen referencial / Sacerdote en confesionario. Foto: Flickr Hernán Piñera (CC BY-SA 2.0)

El P. José Antonio Fortea, famoso teólogo español, propuso una práctica solución para quienes tienen una “vergüenza invencible”, que les impide recurrir normalmente al sacramento de la Reconciliación, y que “preferirían hacer una peregrinación de cien kilómetros antes que tener que confesar cara a cara determinadas acciones que les humillan de un modo terrible y espantoso”.
A continuación, el texto completo del artículo publicado por el P. José Antonio Fortea bajo el título de “La vergüenza invencible al confesarse”:
Hay personas que, al tener que confesar pecados muy vergonzantes, sienten como si hubiera un muro que les impide hacerlo. Preferirían hacer una peregrinación de cien kilómetros antes que tener que confesar cara a cara determinadas acciones que les humillan de un modo terrible y espantoso.
Los pastores deben ser paternales con este tipo de personas que llevan estas cargas sobre sus conciencias. De manera que en cada ciudad, al menos, debe haber un confesionario donde en vez de rejilla haya una plancha con agujeros que haga totalmente imposible ver a la persona que se confiesa.
No solo eso, sino que la persona debe poder arrodillarse en el confesionario sin ser visto al acercarse, y sin ser visto al alejarse. En la ciudad de Alcalá de Henares donde resido este confesionario existe en tres iglesias.
Y en una de esas iglesias, ese confesionario cuenta con siete confesores fijos que se turnan cada día de la semana desde las 22:00 a las 23:00. El vidrio de la puerta del sacerdote no es transparente, de forma que no ve quien entra o sale del confesionario.
Con esta medida, la inmensa mayoría de los fieles pueden resolver el problema de la vergüenza. Aun así, hay casos más raros en los que la vergüenza puede convertirse en una obstáculo invencible.
Para esos casos, verdaderamente muy raros, lo mejor es llamar por teléfono, de forma anónima, a un sacerdote de la ciudad y comentarle este problema. En muchos casos la conversación telefónica bastará para que el penitente cobre confianza y pueda acercarse a un confesionario del tipo antes citado.
Pero si la vergüenza de decir los pecados continuara siendo algo insuperable, en estos casos, el penitente y el sacerdote pueden quedar un día en el confesionario para entregarle los pecados escritos de un modo claro y breve.
En el confesionario de Alcalá que he mencionado, es posible que el penitente corra la portezuela de la pantalla un poco, unos milímetros, para deslizar una hoja.
La confesión escrita, preferiblemente, no debería exceder más allá de una hoja como máximo. Mejor si se da impresa, para poder leerla con más claridad.
El sacerdote dará los consejos, la penitencia y la absolución sin necesidad de cruzar ninguna pregunta al penitente. En este caso hacer preguntas sería contraproducente.
Esa confesión es perfectamente posible en casos de vergüenza invencible, puesto que a los sordos y a los mudos siempre se les ha permitido hacer la confesión por escrito. Y un caso como el descrito se asemeja en todo al caso de imposibilidad por cuestiones físicas. La imposibilidad psicológica puede ser tan real como la física.
La norma general es que la confesión debe hacerse de forma oral, es decir hablando. Pero, ante una situación de extraordinaria tensión por parte del penitente, se puede hacer lícitamente del modo que he dicho.
Habiendo llamado previamente por teléfono a un sacerdote, éste le dirá en qué confesionario resulta posible deslizar una cuartilla de papel por la rejilla y cuando pueden quedar para ello.
Lo que sí que no es posible es confesarse por teléfono. Uno puede confesarse incluso con intérprete, si no desea esperar a tener un sacerdote de su lengua. Pero por teléfono no es posible.

Vigésimo segundo domingo del tiempo ordinario ( fin de semana 27 y 28 de agosto)


Libro de Eclesiástico 3,17-18.20.28-29. 

Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios.
Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor,
porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes.
No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él.
El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento.



Salmo 68(67),4-5.6-7.10-11. 
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
¡Canten a Dios,
entonen un himno a su Nombre!
¡Abranle paso al que cabalga sobre las nubes!

Su Nombre es «el Señor»:
¡griten de alegría en su presencia!
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos,

mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.
Tú derramaste una lluvia generosa, Señor:
tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste;
allí es estableció tu familia,
y tú, Señor, la afianzarás
por tu bondad para con el pobre.




Carta a los Hebreos 12,18-19.22-24. 
Hermanos:
Ustedes, en efecto, no se han acercado a algo tangible: fuego ardiente, oscuridad, tinieblas, tempestad,
sonido de trompeta, y un estruendo tal de palabras, que aquellos que lo escuchaban no quisieron que se les siguiera hablando.
Ustedes, en cambio, se han acercado a la montaña de Sión, a la Ciudad del Dios viviente, a la Jerusalén celestial, a una multitud de ángeles, a una fiesta solemne,
a la asamblea de los primogénitos cuyos nombres están escritos en el cielo. Se han acercado a Dios, que es el Juez del universo, y a los espíritus de los justos que ya han llegado a la perfección,
a Jesús, el mediador de la Nueva Alianza, y a la sangre purificadora que habla más elocuentemente que la de Abel.



Evangelio según San Lucas 14,1.7-14. 
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente.
Y al notar cómo los invitados buscaban los primeros puestos, les dijo esta parábola:
"Si te invitan a un banquete de bodas, no te coloques en el primer lugar, porque puede suceder que haya sido invitada otra persona más importante que tú,
y cuando llegue el que los invitó a los dos, tenga que decirte: 'Déjale el sitio', y así, lleno de vergüenza, tengas que ponerte en el último lugar.
Al contrario, cuando te inviten, ve a colocarte en el último sitio, de manera que cuando llegue el que te invitó, te diga: 'Amigo, acércate más', y así quedarás bien delante de todos los invitados.
Porque todo el que ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos.
¡Feliz de ti, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".




Leer el comentario del Evangelio por : San Gregorio Nacianceno  

El Papa pide a Argentina ser sensible al grito de dolor de los descartados El Santo Padre anima a participar en la colecta “Más por Menos”



Campaña Más por Menos - Conferencia Episcopal Argentina
El papa Francisco ha enviado un mensaje a los argentinos alentando a participar en la próxima Colecta Más por Menos. La misiva se dirige a monseñor Pedro Olmedo, presidente de la Comisión Episcopal de Ayuda a las Regiones más necesitadas, organizadora de la colecta que tendrá lugar en todo el país el fin de semana del 10 y 11 de septiembre. 
De este modo, en la carta firmada por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, el papa Francisco saluda con afecto a los organizadores y participantes de la Colecta “Más por Menos”. Asimismo, los anima, especialmente en este Año Santo de la Misericordia, “a realizar un gran esfuerzo personal y comunitario para salir al encuentro de tantos hermanos necesitados que se sienten excluidos de la sociedad y llevarles la cercanía y el amor de Dios”. 
El Santo Padre —prosigue la carta– los invita a ser sensibles ante el grito de dolor de tantas personas marginadas y descartadas, que postrados en su pobreza buscan una mano amiga que los ayude. 
Por eso, Francisco desea que Cristo, verdadero rostro misericordioso del Padre, les conceda “experimentar la alegría de compartir su tiempo, sus bienes, sus vidas con aquellos que Dios ama con amor de predilección, los más pobres y desamparados”.
Y para concluir, el Papa, a la vez que les pide que no dejen de rezar por su servicio a la Iglesia, “los encomienda a Nuestra Señora de Luján y les imparte la bendición apostólica”.