lunes, 24 de abril de 2017

¿Todo el dinero de la Iglesia va a los curas? Video derriba este y otros mitos

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha lanzado una campaña sobre la financiación de la Iglesia Católica en la que explica de dónde provienen los fondos que la sostienen y cuáles son los principales destinos de estos.
En este vídeo se desmontan los mitos más extendidos sobre la financiación y los compara con creencias populares que se dan por ciertas, a pesar de no serlo.
Uno de estos dichos falsos que desmiente la campaña es el de que “el Estado español paga cada año miles de millones de euros a la Iglesia Católica”.
En el vídeo se explica que la Iglesia recibe del Estado “la cantidad de dinero que los contribuyentes deciden libremente al marcar la casilla a favor de la Iglesia en su Declaración de la Renta”.
Un ejercicio que es “voluntario y libre de cada contribuyente” que puede decidir destinar el 0,7% de sus impuestos a las labores de la Iglesia o también puede marcar la casilla de “otros fines sociales”. Incluso puede marcar las dos opciones o ninguna de ellas.
¿Dónde va el dinero de los contribuyentes?
Sobre la cantidad de dinero que la Iglesia recibe anualmente de los contribuyentes, se precisa que “la Iglesia presta muchos servicios a la sociedad en materia sanitaria, educativa, social… y el Estado colabora económicamente en algunos de estos proyectos, que nos benefician a todos y que son derechos demandados por la sociedad y los ciudadanos”.
Contra la creencia extendida de que la gran mayoría del dinero de la casilla de la Declaración de la Renta para la financiación de la Iglesia va a los sacerdotes, se explica que la CEE recibe “todo el dinero que los contribuyentes asignan libremente a la Iglesia y lo reparte solidariamente entre las 70 diócesis españolas”.
De esta manera, cada una de las diócesis puede desarrollar sus actividades que son principalmente “la acción evangelizadora y misionera, la celebración de los sacramentos, mantenimiento y restauración de las parroquias, sostenimiento de los sacerdotes y la inmensa labor caritativa y social”.
Otro de los mitos extendidos es que “tan sólo el 2% del dinero de la Iglesia se destina a Cáritas”. “Cáritas y la Iglesia es lo mismo y cerca del 65% del dinero de Cáritas procede de la Iglesia que formamos todos los católicos con nuestra colectas, donativos. Es decir, que la financiación de Cáritas procede, en gran medida, de los bolsillos de los católicos”.
En ese sentido recuerdan que “somos los católicos quienes tenemos el deber de mostrar el verdadero rostro de la Iglesia y todo el bien que se hace por los demás”. Siempre con datos contrastados.
¿Privilegios?
Además, también se explica que la Iglesia no es la única que no paga el Impuesto sobre Bienes e Inmuebles, también conocido como IBI, el impuesto por poseer un inmueble.
Sin embargo, precisan que las ongs, asociaciones, fundaciones, instituciones y otras confesiones religiosas también están exentas del pago de este impuesto.
“Es así por la Ley de Mecenazgo que se aprobó en el año 2002, esta ley reconoce que hay multitud de asociaciones, instituciones o fundaciones que realizan una gran labor que beneficia a toda la sociedad y, de esta manera, el Estado las apoya no cobrando el IBI”, apuntan.
En ese sentido destacan que “la Iglesia no tiene ningún privilegio, no hay ningún régimen especial, único o distinto para la Iglesia”.
Más información AQUÍ.

Lunes de la segunda semana de Pascua


Libro de los Hechos de los Apóstoles 4,23-31. 

Una vez en libertad, los Apóstoles regresaron adonde estaban sus hermanos, y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.
Al oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: "Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;
tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu servidor: ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido.
Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con las naciones paganas y los pueblos de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a quien tú has ungido.
Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de antemano.
Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar tu Palabra con toda libertad:
extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús".
Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.

Salmo 2,1-3.4-6.7-9. 
¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran

contra el Señor y contra su Ungido:
«Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo.»
El que reina en el cielo se sonríe;

el Señor se burla de ellos.
Luego los increpa airadamente
y los aterra con su furor:
«Yo mismo establecí a mi Rey

en Sión, mi santa Montaña.»
Voy a proclamar el decreto del Señor:
El me ha dicho: «Tú eres mi hijo,
yo te he engendrado hoy.»

«Pídeme, y te daré las naciones como herencia,
y como propiedad, los confines de la tierra."
Los quebrarás con un cetro de hierro,
los destrozarás como a un vaso de arcilla»


Evangelio según San Juan 3,1-8. 
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".