martes, 4 de julio de 2017

¿La letra “T” es una forma insidiosa de propaganda cristiana?

Un investigador estadounidense ha publicado recientemente un artículo impactante sobre los inauditos riesgos a los que se exponen los indonesios de Banda Aceh que consideran convertirse al cristianismo

En la ciudad indonesia de Banda Aceh, algunos estudiantes musulmanes reprochan a su profesor de inglés estadounidense que escriba letras ‘T’ en la pizarra porque, en efecto, están convencidos de que esas ‘T’ representan cruces disimuladamente infiltradas en la pizarra negra con el fin de convertir a los musulmanes al cristianismo.
Las teorías conspiranoicas respecto al cristianismo se multiplican en la región de Aceh. Los fieles del islam radical están del todo convencidos de que existe un gran proyecto de evangelización en Indonesia y temen que una parte de la población se convierta al cristianismo.

El umbral de entrada de la Meca

En el contexto de sus investigaciones sobre las culturas musulmanas, el profesor e investigador estadounidense David Pinault se ha desplazado hasta Aceh, provincia occidental de Indonesia regida por las leyes de la sharía. En la revista Commonweal, describe el día a día de esta ciudad, conocida como “la puerta de entrada a la Meca”.
En este fascinante artículo, David Pinault explica que en la provincia de Aceh, islamizada desde el siglo XIII, se ha impuesto una práctica muy estricta de la sharía. Es la región de Indonesia donde la ley islámica se aplica con más severidad. La flagelación pública se practica todos los viernes, después de la gran oración. Es un castigo infligido a los “blasfemos”. Los juegos de azar, el alcohol y todas las relaciones extraconyugales, en especial las homosexuales, están prohibidas. Las parejas no casadas que se arriesgan a ir de la mano en la calle pueden ser acusadas de ‘khalwat’, es decir, de “proximidad impropia”, y recibir severos castigos.
Según los testimonios de musulmanes reunidos por David Pinault, la flagelación tiene como objetivo principal humillar públicamente a los culpables. La multitud que observa la escena lo graba todo en sus móviles. Sea cual sea la cultura, los castigos públicos siempre encuentran espectadores que asistan a la escena.
En Aceh, todo está permitido en el nombre de la fe. La policía de la sharía, encargada de garantizar el respeto a las leyes coránicas, ejerce una gran presión sobre los habitantes. Esta atmósfera deletérea motiva a algunos a mirar hacia el cristianismo, incluso a convertirse.

Exiliarse u ocultar su religión

Pero eso también tiene un precio, explica el autor del artículo. “La policía de la sharía se interesa especialmente por los individuos sospechosos de convertirse en ‘murtadd’, es decir, en apóstatas. Los raros habitantes de Banda Aceh que, a pesar de todo, se interesan por el cristianismo, solo tienen un conocimiento muy vago. Únicamente las pocas biblias clandestinas o Internet permiten acceder al universo cristiano. Y cuídense aquellos que sean descubiertos en flagrante delito”.
Los jóvenes musulmanes sospechosos de interesarse por el cristianismo son enviados a un centro de reeducación para ser purificados. Los que, a pesar de todo, persisten en este camino se arriesgan a la exclusión social, la flagelación pública e incluso el peligro de muerte. Las zonas rurales son todavía más duras en términos de represión. Por tanto, algunos eligen abandonar la provincia de Aceh y exiliarse en partes del país más tolerantes. Otros escogen esconder su religión. Lejos de regiones del mundo donde los cristianos sufren en masa —en Siria, en Irak o en Egipto—, Indonesia sigue siendo una tierra de testimonio admirable.

Martes de la decimotercera semana del tiempo ordinario


Libro de Génesis 19,15-29. 

Al despuntar el alba, los ángeles instaron a Lot, diciéndole: "¡Vamos! Saca a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, para que no seas aniquilado cuando la ciudad reciba su castigo".
Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él.
Después que lo sacaron, uno de ellos dijo: "Huye, si quieres salvar la vida. No mires hacia atrás, ni te detengas en ningún lugar de la región baja. Escapa a las montañas, para no ser aniquilado".
Lot respondió: "No, por favor, Señor mío.
Tú has sido bondadoso con tu servidor y me has demostrado tu gran misericordia, salvándome la vida. Pero yo no podré huir a las montañas, sin que antes caigan sobre mí la destrucción y la muerte.
Aquí cerca hay una ciudad - es una población insignificante - donde podré refugiarme. Deja que me quede en ella, ya que es tan pequeña, y así estaré a salvo".
Entonces él le respondió: "Voy a complacerte una vez más: no destruiré la ciudad de la que hablas.
Pero apúrate; refúgiate en ella, porque no podré hacer nada hasta que llegues allí". Por eso la ciudad recibió el nombre de Soar, que significa "pequeño poblado".
Cuando el sol comenzó a brillar sobre la tierra, Lot entró en Soar.
Entonces el Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego que descendían del cielo.
Así destruyó esas ciudades y toda la extensión de la región baja, junto con los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.
Y como la mujer de Lot miró hacia atrás, quedó convertida en una columna de sal.
A la madrugada del día siguiente, Abraham regresó al lugar donde había estado en la presencia del Señor.
Cuando dirigió su mirada hacia Sodoma, Gomorra y toda la extensión de la región baja, vio un humo que subía de la tierra, como el humo de un horno.
Así, cuando Dios destruyó las ciudades de la región baja, se acordó de Abraham, librando a Lot de la catástrofe con que arrasó las ciudades donde él había vivido.

Salmo 26(25),2-3.9-10.11-12. 
Examíname, Señor, y pruébame,
sondea hasta lo más íntimo de mi ser;
porque tu amor está siempre ante mis ojos,
y yo camino en tu verdad.

No me incluyas entre los pecadores
ni entre los hombres sanguinarios:
ellos tienen las manos llenas de infamia,
y su derecha está repleta de sobornos.

Yo, en cambio, procedo íntegramente:
líbrame y concédeme tu gracia.
Mis pies están firmes sobre el camino llano,
y en la asamblea bendeciré al Señor.


Evangelio según San Mateo 8,23-27. 
Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron.
De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía.
Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!".
El les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma.
Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".