lunes, 29 de agosto de 2016

10 útiles sugerencias para controlar la lengua y acabar con el chisme De cada palabra que sale de nuestra boca tendremos que rendir cuentas

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Jesús dijo que de la abundancia del corazón, habla la boca y que de cada palabra que sale de nuestra boca tendremos que rendir cuentas;  Santiago, por su parte, en el capítulo 3 claramente nos desafía a utilizar nuestra lengua para rendir honor a Dios.
Enseguida se describen diez útiles sugerencias para leer y tratar de aplicarlas a nuestro diario hablar.

1.- Orar: El Espíritu Santo

Miren a los apóstoles! Antes de pentecostés ellos huyeron y san Pedro lo negó con su lengua. Después de la Primer Novena, que fue Pentecostés, hubo una transformación radical. Pedro lanzó una homilía de Pentecostés y logró la conversión de ¡3000 personas! ¿Cómo? Orando al Espíritu Santo. Una cortita pero potente oración: “Ven Espíritu Santo, Ven, a través del Corazón de María”.

2.- Pensar

Santiago dice que debemos estar listos para escuchar y lentos para hablar. Por lo tanto, evitemos la impulsividad. ¡Piensa antes de hablar!¿Cuántas veces hemos hablado con la efervescencia del momento, sin reflexionar, hiriendo a la persona y teniendo que pagar las consecuencias? La Imitación de Cristo afirma: Pocos han lamentado por mantener el silencio, muchos por haber hablado de más.

3.- La Regla de Oro

Recuerden esta preciosa y poderosa máxima de Jesús: “Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti”. Así podemos aplicar esto a la oración: “Di a los demás lo que quieras que te digan”.

4.- ¡El Silencio!

Las madres a menudo enseñan a sus hijos esta lección: “Si no tienes nada bueno que decir, entonces no lo digas” ¡Gran consejo!

5.- ¿Agitado?

En los momentos de agitación, lo mejor es evitar el habla. Es mejor retirarse a su habitación, rezar una parte del Rosario, y después entrar en una conversación tranquila y serena. En la agitación, el espíritu malo trabaja en nosotros y dicta nuestro discurso.

6.- ¡Ánimo!

Aprende a decir palabras de aliento. Todos necesitamos esas palabras, de aliento, afirmación y apoyo. Sé un Bernabé. Él fue uno de los últimos Apóstoles y su nombre significa “Hijo de consolación”. ¿Por qué no formar un club “Bernabé”?

7.- ¡Perdón!

Cuando fallen en su discurso perjudicando al prójimo, reúnan la suficiente humildad y el coraje para expresar dos palabras muy difíciles: “¡Lo Siento!” Shakespeare dio en el clavo cuando dijo: “Errar es humano, perdonar es divino”

8.- Lectura Espiritual

Podría ser que lleguemos al vacío interior, y darnos cuenta que tenemos tan pocas cosas valiosas que decir. Formen un hábito de buena lectura espiritual (al menos media hora diaria) y muchos de los pensamientos santos y edificantes santificarán sus corazones y serán transformados en palabras que verdaderamente santifiquen a los demás. San Ignacio, en la “Contemplación para Alcanzar Amor” dice que ¡el amor se expresa dando! ¿Por qué no compartir los tesoros espirituales de su corazón con los demás?

9.- Recordar la Santa Comunión

Recuerden que con la misma lengua que se recibe al Señor Eucarístico, el Señor de Señores y Rey de Reyes, también se habla. Entonces esperemos que nuestro discurso refleje a AQUEL que hemos recibido en nuestra lengua y en nuestro corazón.

10.- María como Modelo

Miremos a María y pidamos su intercesión poderosa para que nos ayude con nuestro discurso. Imaginen a María hablando con San José, con Santa Isabel, con Jesús y con otros. ¡Cuánto amor, atención, bondad, mansedumbre, humildad, discreción y gozo!! Seguramente, María, que dijo “SÍ” a la Palabra de Dios, alcanzará para nosotros la gracia de expresar con claridad, de manera convincente y con caridad, cada palabra que salga de nuestra boca. “Proclama mi alma la  grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”
Adaptación y traducción al español por Rafael Ruiz, paraPildorasdeFe.net, de artículo publicado en: FatherBroom.com, autor:Padre Ed Broom

5 cosas que nunca debes decir a alguien que está en un proceso de duelo Una pérdida es una pérdida, y aunque la gente sólo expresa su solidaridad y condolencias, hay momentos en que es importante hablar menos

Cuando un amigo está sufriendo, tratamos de ayudarlo tanto como podamos. Si un amigo está de luto, lo que más queremos es hacerle sentir que no está solo. Aunque tengamos las mejores intenciones, es posible que éstas no sean percibidas de la manera que queremos.
Debido a que la naturaleza de la pena está profundamente asentada dentro de los corazones y las almas de las personas que experimentan el dolor de perder un ser querido, es difícil aceptar palabras como “todo va a estar bien”.
Una pérdida es una pérdida, y aunque la gente sólo está expresando su solidaridad y condolencias, hay momentos en que es importante hablar menos. Aquí están algunas palabras que no debes decir a un amigo que vive este dolor (de acuerdo con Crosswalk.com)
1.- “Si hay algo que pueda hacer para ayudar, házmelo saber”.
Probablemente tu amigo no se ha dado cuenta que no ha comido o descansado un rato en todo el día. En los momentos de duelo no hay energía para pensar en otra cosa, sólo en el dolor que se siente. No sabrá pedirte lo que puedas hacer por ayudarle.
En vez de esto, haz preguntas sencillas como: “¿Quieres que te prepare algo de comer o te lleve comida?” En vez de hacerle pensar sobre qué tipo de ayuda puede necesitar.
2.- “Te ves triste. Si quieres hablar, siempre puede contar conmigo”.
En la primera parte “te ves triste”, tu amigo está de luto, no tendría ningún sentido que se viese feliz. Muy probablemente mirarlo triste y recordárselo, le hará consciente de sí mismo y su dolor en vez de ayudarle a superar su sufrimiento.
Con la segunda parte, no es nada grave que lo menciones. Sin embargo, hay cosas que se reservan para los amigos más íntimos o bien, puede que tu amigo se encuentre en un punto en el cual no quiere hablar de cómo se siente. Si no eres un amigo muy íntimo, esa afirmación podría sonar un poco vacía.
3.- “Lo siento por tu pérdida. ¿Cómo lo estás manejando? ¿Cómo fue el funeral?”.
Sé prudente, si sólo han pasado un par de meses, por favor no preguntes sobre el funeral. Especialmente si están en medio de alguna celebración, este sería un momento muy poco oportuno para ello. Probablemente podrías preguntarle en privado y sin arruinar un momento de buen ánimo. Si realmente quieres saber, está bien, siempre que seas sensible sobre cuándo y dónde preguntar.
4.- “Yo sé cómo se siente. Mi padre murió a los 90 años”.
Podemos tener nuestros propios momentos de luto que hemos experimentado en el pasado, pero ningún luto es igual a otro. No compares la pérdida que esta persona siente a una pérdida que hayas sentido; no son lo mismo. Son dos personas diferentes con sentimientos diferentes. Realmente duele y la gente casi siempre asume que trae consuelo que alguien te exprese que ha pasado por lo mismo. Pero no es así, hay muchas cosas a tener en cuenta para saber realmente cómo se siente otra persona. Sólo hazle saber que estás allí para él o que realmente lamentas su pérdida, no trates de comparar.
5.- “Dios está en control. Vivió una vida plena y ahora está con Él”.
En la primera parte de la frase, tal vez es la voluntad de Dios que la persona haya fallecido, pero decirle a tu amigo durante el tiempo del duelo que Él lo hizo por una buena razón es algo tortuoso. Es como si le estuvieras forzando a no sentir dolor porque lo que sucedió forma parte de la voluntad de Dios. La segunda parte de la frase no es tan mala, pero en esos momentos no es suficiente para consolar a los seres más queridos de quien ha fallecido. Omite la primera parte y añade algunos recuerdos maravillosos que tengas del difunto en la segunda parte.
Lidiar con el dolor no es fácil. Los consejos que hemos dado no son perfectos para todos. En realidad, el punto clave es que debemos conocer profundamente a nuestro amigo, para poder tener señales claras de cómo podemos hablar con él y sus seres queridos.
Si quieres aportar alguna otra recomendación sobre cómo hablar con un amigo que está experimentando un duelo, comparte tu opinión en los comentarios de este artículo

29 de agosto: Martirio de San Juan Bautista, ejemplo de firmeza en la verdad


29 de agosto: Martirio de San Juan Bautista, ejemplo de firmeza en la verdad

Cada 29 de agosto la Iglesia Católica conmemora el Martirio de San Juan Bautista, quien murió decapitado por anunciar y denunciar la verdad. Juan Bautista es el único santo en la Iglesia a quien se le celebra su nacimiento (24 de junio) y su muerte por medio del martirio. 
Esta memoria “se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del siglo IV, se veneraba su cabeza. Su culto se extendió después a Jerusalén, a las Iglesias de Oriente y a Roma, con el título de Decapitación de san Juan Bautista”, según explicó Benedicto XVi en 2013. 
Añadió que “en el Martirologio romano se hace referencia a un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de San Silvestre en Campo Marzio, en Roma. Estas pequeñas referencias históricas nos ayudan a comprender cuán antigua y profunda es la veneración de San Juan Bautista”.
El relato de la muerte de San Juan Bautista está en el Evangelio de San Marcos, capítulo 6, del 17 al 29, en el que narra el banquete ofrecido por Herodes por su cumpleaños, donde danzó Salomé, hija de Herodías, la esposa de su hermano con quien tenía una relación adúltera.
Según el relato del evangelio, "Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: 'No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano'. Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto".
El baile le gustó tanto a Herodes que le prometió a la joven cumplirle cualquier deseo. Por eso ella, a sugerencia de su madre, pide la cabeza de Juan Bautista, la cual le fue entregada en una bandeja.
San Juan Bautista, mártir de la verdad
El 30 de agosto de 2012, Benedicto XVI dedicó su catequesis de la Audiencia General a esta memoria. "La Iglesia celebra hoy la memoria del Martirio de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, que testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios. Su vida nos enseña que cuando la existencia se fundamenta sobre la oración, sobre una constante y sólida relación con Dios, se adquiere la valentía de permitir que Cristo oriente nuestros pensamientos y nuestras acciones", dijo.
Benedicto XVI destacó que "celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas".
"La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el 'martirio' de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida".
"La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida", agregó.

Memoria del martirio de San Juan Bautista

Libro de Jeremías 1,17-19. 
En cuanto a ti, cíñete la cintura, levántate y diles todo lo que yo te ordene. No te dejes intimidar por ellos, no sea que te intimide yo delante de ellos.
Mira que hoy hago de ti una plaza fuerte, una columna de hierro, una muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes de Judá y a sus jefes, a sus sacerdotes y al pueblo del país.
Ellos combatirán contra ti, pero no te derrotarán, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-".



Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17. 
Yo me refugio en Ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.




Evangelio según San Marcos 6,17-29. 
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía,
porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.



Leer el comentario del Evangelio por : San Máximo de Turín  
“A ti niño, te llamarán profeta del Altísimo” (Lc 1,76)