domingo, 2 de abril de 2017

Yo odiaba a la Iglesia católica. Pero la Gracia me alcanzó


El escritor británico Joseph Pearce, especialista en Chesterton, habla sobre su propia conversión

Joseph Pearce es profesor de Literatura inglesa y autor de biografías de escritores británicos como Chesterton, C. S. Lewis y Oscar Wilde, entre otros. Fue bautizado en la Iglesia Católica cuando ya era adulto.
Acaba de editarse en español su libro Mi carrera con el diablo. Para presentarlo, Pearce ha realizado un recorrido por diversas ciudades españolas, comenzando el 9 de mayo por Barcelona, donde impartió tres conferencias en el Salón de Grados de la Universidad Abad Oliba. Hemos dialogado con Pearce acerca del proceso creativo de su último libro y del contenido de este, su conversión al catolicismo.
Nos llama la atención su complexión robusta. De hecho, ha querido realizar toda la entrevista de pie y, habiendo pasado con creces la hora del lunchapropiada para un caballero inglés, únicamente ha tomado un vaso de agua.
Las tendencias modernas de hacer biografías no se limitan a describir la realidad que se observa, sino tienden, en un sentido u otro, a transfigurarla, a transformarla. En esto, Pearce tiene un buen Colaborador.
¿Qué puede aportar Mi carrera con el diablo a los lectores?
Espero que mi libro demuestre que nadie está fuera del alcance de la Gracia de Dios.  Fui a la prisión dos veces por delitos de odio. Odié la iglesia católica. Nadie está más allá del alcance de la Gracia. Espero que la gente lo lea, en cualquier posición en que se encuentre, si son cristianos, anticristianos, que sean tocados por la Gracia de Dios y, por lo menos, suponga un empujón en la dirección correcta.
Un título con doble sentido
Joseph Pearce perteneció en su juventud al movimiento neonazi, actuando tanto en el conflicto de Irlanda del Norte, como en Italia. Nos habla de gestión de pisos francos y de acciones armadas, aunque no especifica ni circunstancias, ni grado de implicación. Refiere que no le resultó fácil salir de estas estructuras. Todavía hoy recibe insultos y amenazas de muerte anónimas en su correo eléctronico y en las redes. El odio “racial” es importante como punto de partida del camino de Pearce.
                  
El diablo está en el título.  ¿Le asusta? 

El título es obviamente un juego de palabras, con los dos significados de race, “raza” y “carrera”. Pero pienso que el mal es satánico, porque existe una dimensión por encima de la naturaleza. No soy un relativista. Creo que la carrera con el diablo no está ganada. Todavía, estoy en plena carrera. Pienso que no termina hasta que morimos. Todos nosotros tenemos ángeles de la guarda para ayudarnos, tenemos santos para ayudarnos, y demonios para tentarnos. Creo que hay una dimensión sobrenatural encima de la realidad.

Los amigos “muertos” de Pearce: Chesterton y Oscar Wilde

La lectura del libro de Chesterton El pozo y los charcos, mientras cumplía condena en prisión por segunda vez, le hizo descubrir algo, cuya presencia sentía que le acompañaba desde la niñez. “Era- dice – lo bueno, lo bello y lo verdadero”. Desde entonces, tiene pasión por la lectura de sus escritores favoritos. Eso le llevó a escribir sus biografías. Ahora, nos sorprende con la biografía de alguien a quien conoce.
¿Qué ha aprendido de biografiar a otros para escribir sobre sí mismo?
Lo primero de escribir biografías sobre escritores es que uno llega a conocer muy bien a la persona sobre la que está escribiendo. A veces, digo que tengo por mejores amigos a muertos. Si pasas muchas horas investigando y escribiendo la biografía de un hombre – Chesterton, Oscar Wilde, etc. – lo llegas a conocer y él te ayuda a entender la naturaleza humana.  Escribir una autobiografía es otra historia. No puedes dejar de ser subjetivo, pero tienes que aspirar a la objetividad.
Usted tuvo una experiencia intensa de Dios, una conversión y ha escrito un libro. ¿Por qué el libro?
Primero de todo, porque soy escritor. Pero también, porque la gente sabía más extensamente sobre mi pasado en una organización nazi y en los grupos anticatólicos en Irlanda del Norte, que sobre mi nueva vida cristiana. Empecé a sentir cada vez más que tenía que contar la historia. Lo retrasé mucho tiempo porque no estaba seguro de que estuviera preparado para ello. En cierto modo, es la cosa más dura que he escrito. Es muy personal y deseé ser honesto. Pero pienso que era necesario hacerlo y estoy contento de ello.
Había llegado su momento. Ya se sentía preparado para describir su camino hacia Dios. Y define su situación actual como de “amor racional”. Pearce ahora es razón y amor: Cabeza y sonrisa. Con su cabeza, ordenada, se ha ganado el respeto de sus colegas y editores. Con su sonrisa, el corazón de todos.

Un día como hoy San Juan Pablo II partió a la Casa del Padre

Un día como hoy San Juan Pablo II partió a la Casa del Padre

Este 2 de abril se conmemoran 12 años del fallecimiento de San Juan Pablo II, el Papa polaco que estuvo al frente de la Iglesia Católica por 26 años y 5 meses. Es recordado como el “Papa peregrino”, fue un gran defensor de las familias y amado por los jóvenes.
San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005 a las 21:37 horas, la noche previa al Domingo de la Divina Misericordia que él mismo instituyó y de la que fue muy devoto.
Pocos minutos después, Mons. Leonardo Sandri, que entonces era el Sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede (en la actualidad es Cardenal Prefecto para la Congregación de las Iglesias Orientales), anunció la noticia a las miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro y al resto del mundo, que seguía las últimas horas del Pontífice a través de los medios de comunicación.
Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje al papa polaco, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la Basílica de San Pedro.
El 28 de abril, Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el Cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.
Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011 y fue canonizado por el Papa Francisco el 27 de abril del 2014 junto a San Juan XIII.
San Juan Pablo II lideró el tercer pontificado más largo en los más de 2.000 años de historia de la Iglesia, realizando 104 viajes apostólicos fuera de Italia y 146 en ese país.
Impulsó las Jornadas Mundiales de la Juventud en las que se reunió con millones de jóvenes de todo el mundo e inauguró los Encuentros Mundiales de las Familias.
Más información en nuestra sección especial de San Juan Pablo II.

6 cosas que tal vez no sabías de la muerte de San Juan Pablo II

Este domingo 2 de abril se cumplen 12 años del fallecimiento de San Juan Pablo II, el Papa peregrino que viajó por el mundo y se convirtió en uno de los líderes más influyentes del siglo XX.
El Pontífice permaneció en la Cátedra de San Pedro 26 años y 5 meses, siendo el suyo el tercer pontificado más largo en los más de 2.000 años de historia de la Iglesia.
Aquí 6 cosas que tal vez no sabías sobre su muerte.
1. Murió de un colapso cardiocirculatorio
San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005 a las 09:37 p.m. (hora de Roma) en la víspera del Domingo de la Misericordia, una fiesta establecida durante su pontificado. Sufrió un “choque séptico con colapso cardiocirculatorio debido a una infección, ya detectada, de vías urinarias”. Así lo detalló un exhaustivo informe sobre su agonía y muerte realizado en el Vaticano.
Durante la última semana de vida recibió comida procesada a través de un tubo nasal. Los doctores decían que los problemas en la ingesta de alimentos y en la respiración del Papa de 84 años, eran consecuencia de la enfermedad de Parkinson.
2. Su funeral duplicó la población de Roma
A su funeral asistieron 75 jefes de estado, incluyendo presidentes, príncipes, entre otras autoridades. La población de Roma se duplicó durante ese evento y los asistentes esperaron más de 24 horas para verlo en cuerpo presente.
Cuando la Plaza de San Pedro estuvo al tope de su capacidad, todo quedó completamente en silencio.
3. Sus últimas palabras fueron en polaco
El informe del Vaticano precisa que seis horas antes de su muerte, Juan Pablo dijo en polaco, “con una voz muy débil y con palabras murmuradas, 'Déjame ir a la casa del Padre'”.
El diario La Repubblica de Roma citó a un sacerdote polaco, Jarek Cielecki, diciendo que el Papa murió “un instante” después de pronunciar con gran esfuerzo la palabra “amén”.
4. Escuchaba la oración de los fieles días antes de su muerte
Miles de fieles se reunieron para orar en voz alta y hacer vigilia en la Plaza de San Pedro en los días previos a su muerte.
El entonces Arzobispo de Cracovia y Secretario Personal de Juan Pablo II durante más de 40 años, Cardenal Stanislaw Dziwisz, aseguró que el Papa escuchaba las oraciones de la multitud.
5. Sumamente enfermo dio una última bendición desde su ventana
Tras su fallido y conmovedor intento de dar la bendición “Urbi et Orbi” el último Domingo de Pascua de 2005, el cual arrancó los aplausos y el llanto de los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II–que después de su segunda hospitalización sufría “déficit nutricional y marcada debilidad”– volvió a asomarse a la ventana de su habitación el miércoles 30 de marzo para dar la bendición.
Este nuevo intento tampoco tuvo éxito. Aquella comparecencia “fue la última estación pública de su doloroso Vía Crucis”, dice el documento vaticano.
6. “Concelebró” una Misa en su agonía
El informe del Vaticano detalló que los ojos de Juan Pablo II estaban prácticamente cerrados durante una Misa celebrada al pie de su cama en la tarde del 31 de marzo de 2005.
“Pero en el momento de la consagración, débilmente levantó su mano derecha dos veces, es decir, cuando se eleva el pan y el vino. Hizo un gesto indicando que estaba tratando de golpear su pecho durante la recitación de la oración del Cordero de Dios”.
Ese día el Cardenal Marian Jaworski, amigo íntimo desde que ambos eran jóvenes sacerdotes en Polonia, le administró el sacramento de la unción de los enfermos.