jueves, 24 de agosto de 2017

“No temas”, te dice Jesús desde el sagrario, “Yo estoy aquí”. (Un testimonio bellísimo)



He descubierto un oasis espiritual que nos devuelve las fuerzas y la esperanza. Es el oratorio o la Iglesia donde se encuentra el Sagrario.
La verdad es que me emociono cuando escribo sobre la presencia verdadera de Jesús en el sagrario. Es un misterio tan grande que jamás podremos comprenderlo en toda su magnitud.
Es un don de Dios para toda la humanidad.
Jesús, el hijo del Altísimo “está Vivo” y se queda en un sagrario, esperando a sus amigos, que lo visiten.
Para mí ir a estos oratorios donde tienen los sagrarios es una alegría inmensa. Los veo como oasis de paz en medio de un mundo tan convulsionado.
Ayer que estuve un rato visitando a Jesús me acordé de ti y le dejé tus saludos.
Suelo recibir comentarios a mis escritos. Muchos me sorprenden por la profundidad de sus palabras, por el amor que demuestran amando tanto a Jesús en el sagrario.
Les comparto uno que me encantó.
“Si Jesús está en todas partes, ¿por qué visitarlo en un sagrario?”
Si bien es cierto Jesús está en todas partes porque es parte de la Santísima Trinidad,  Jesús instituyó la Eucaristía para que lo tengamos aquí presente con nosotros. ÉL nos dijo: “«Tomen; esto es mi cuerpo.» Tomó luego una copa, y después de dar gracias se la entregó; y todos bebieron de ella. Y les dijo: «Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por una muchedumbre.”  (Marcos 14, 22-24) El sagrario es el lugar donde se reservan o custodian las Hostias Consagradas que no son consumidas durante la misa…  Si tenemos joyas no las dejamos en cualquier sitio ¿verdad?  Así mismo ocurre con el Cuerpo de Cristo que se custodia en los sagrarios del mundo. Allí puedes preparar tu alma y poder luego ir al confesionario preparado para la reconciliación”.
Me gusta mucho rezar por las personas que encuentro en los oratorios y que visitan a Jesús. Rezo por ellos y por ti. Sé que tienen problemas, ¿quién no los tiene? y acuden a ver a Jesús pidiendo su consuelo. Y Jesús, (qué bueno eres) los escucha y atiende, les las gracias que necesitan para continuar sus vidas.
Muchas personas me escriben a mi correo preguntando sobre el sagrario. Les respondo.
“Debes ir. Anda. Ten la experiencia. Visita a Jesús y comprenderás”.
Los años me lo han demostrado. En medio de la tormenta puedes encontrar a Jesús en aquel sagrario que te dice: 
“No temas. Yo estoy aquí.”

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