martes, 6 de junio de 2017

¿Por qué los niños de hoy son tan irrespetuosos?


Toleramos comportamientos en los niños que nunca aceptaríamos en un compañero o un amigo

Una de las primeras cosas que enseñamos en nuestra escuela de taekwondo son los principios del taekwondo, que son virtudes que se practican y según las cuales se vive. El respeto es una de las más importantes. Mantener el contacto visual, tener una postura respetuosa, decir “sí, señor” y “sí, señora” y hacer una reverencia antes de entrar y salir del tatami son lecciones que se enseñan desde el primer día.
Los estudiantes mayores pueden resistirse a las muestras de respeto, pero los más jóvenes las absorben como una esponja. Cuando un profesor se dirige a ellos hablándoles de usted con seriedad y esperando una respuesta seria, ellos están encantados con corresponder. Tratarles con respeto predispone a los estudiantes de todas las edades a responder de igual forma.
No pude evitar pensar en esto cuando leí esta entrevista con el doctor Leonard Sax sobre su nuevo libro, El colapso de la autoridadCuando le preguntaron de qué trata el libro, respondió lo siguiente:
La transferencia de autoridad de padres a hijos. Creo que deberíamos tratar a los niños como a los adultos. Creo que deberíamos esperar de ellos que sean maduros y sepan comportarse, y creo que eso es lo que significa tratar a alguien como a una persona madura, entre otras cosas, aunque la frase ‘tratar a alguien como a una persona madura’ es ambigua.
No se trata de la abdicación de la autoridad.
A menudo pienso que nuestra sociedad es en gran medida cómplice, para su vergüenza, de la caída en picado de la calidad en las normas de comportamiento de los niños. Toleramos comportamientos en los niños que nunca toleraríamos en un compañero o un amigo, porque no queremos inmiscuirnos o interferir en la forma de educar de algún otro. O, en el caso de que sean nuestros propios hijos, porque no queremos ser autoritarios o porque nuestro estilo es de refuerzo positivo o incluso porque simplemente no sabemos qué hacer. Sin embargo, en todos los casos son los niños quienes salen perjudicados.
El doctor Sax explicó que es común que niños de incluso 10 años tengan acceso a sus propios teléfonos móviles a cualquier hora del día y de la noche. Esto es algo contra lo que advierte la Academia Americana de Pediatría, aunque a los padres les resulta imposible seguir la recomendación. Tienen la sensación de “que no tienen autoridad sobre sus hijos en muchos ámbitos”.
Comparemos eso con otra recomendación oficial de la que se hace eco el doctor Sax, la de tener todos los días una comida familiar libre de distracciones. Es algo difícil de aplicar con los adolescentes, acostumbrados a las comidas apresuradas y a los asuntos urgentes, con uno o los dos padres distraídos con los correos electrónicos o llamadas o mensajes telefónicos. Los padres encuentran muchas dificultades a la hora de implementar comidas familiares sin distracciones cuando los niños son pequeños, a menudo porque ellos (y por ellos me refiero a mí) no tienen autoridad sobre sí mismos.
Una de las cosas que olvidamos es que los seres humanos somos criaturas imitativas. Aprendemos al observar e imitar los comportamientos de nuestro entorno. Dedicar tiempo a sentarnos con nuestros hijos y escuchar sus historias sin mirar a nuestros teléfonos les enseña respeto y, al enseñarles respeto, les ofrecemos un modelo de comportamiento. Así trataríamos a cualquier otro adulto y así esperamos que nos traten a nosotros. No basta con explicárselo a nuestros hijos, tenemos que demostrarlo en nuestras interacciones con ellos y con los demás adultos.

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