domingo, 14 de mayo de 2017

El Papa explica las razones de su escepticismo sobre Medjugore


«Prefiero a la Virgen Madre que a la Virgen que se vuelve encargada de una oficina de telégrafos», dice Francisco a su regreso de Fátima
Las comparaciones entre Fátima y Medjugore salieron a relucir durante la rueda de prensa a bordo del avión de regreso de Fátima, junto a otros temas como el próximo encuentro del Papa con Trump o las dificultades internas en la Comisión para la Tutela de Menores.
El Papa no ocultó su escepticismo sobre las supuestas apariciones que siguen produciéndose en Medjugore, si bien reconoció que en este santuario hay «gente que se convierte».
Sus dudas se vieron confirmadas por el informe del cardenal Ruini sobre las apariciones, según desveló Francisco, quien, sin embargo, reconoció que el documento cuenta con detractores en la Congregación para la Doctrina de la Fe. «Al final se dirá algo», anunció Francisco, según la transcripción de la entrevista realizada por Vatican Insider.
Una piedad mariana depurada
Durante su intensa peregrinación al santuario portugués, el Papa ha presentado estos días una piedad mariana depurada de cualquier elemento supersticioso, esotérico o incluso de devoción puramente intimista, mostrando a María como «madre» y mediadora que acentúa que el amor y la ternura están en el centro de nuestra relación con Dios, no «el miedo y el temor». De este modo, la Virgen nos impulsa a salir al encuentro de los demás, especialmente los pobres y los que sufren.
En la noche del viernes, Francisco clamó contra las deformaciones que presentan a la Madre de Dios como «una “santita” a la que se acude para conseguir gracias baratas» o, peor aún, la imaginan «deteniendo el brazo justiciero» de «Cristo, considerado juez implacable». Lejos de eso –añadió–, «cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y el cariño».
Apoyo a la comisión Ruini
«Todas las apariciones o las presuntas apariciones pertenecen a la esfera privada, no son parte del magisterio público ordinario», aclaró de entrada Francisco a la pregunta sobre Medjugore durante su regreso a Roma.
Una comisión instituida por Benedicto XVI, presidida por el cardenal Ruini y formada por varios cardenales y obispos, entregó en 2014 los resultados a la Congregación para la Doctrina de la Fe para su posterior estudio. «Yo recibí el resultado», confirmó el Papa. «La relación de la comisión es muy, muy buena», enfatizó. Pero las conclusiones no convencieron a todo el mundo en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
De la narración del Pontífice se deduce que hubo momentos de tensión. El dicasterio decidió incluir en la documentación enviada a la sección de la congregación encargada de este tema –la llamada Feria IV– «los pareceres contrarios a la relación Ruini», contó el Papa. «No me pareció correcto», dice Francisco sobre esta forma de proceder. «Era como “subastar” la relación Ruini, que está muy bien hecha». Y entonces escribió una carta al prefecto, el cardenal Müller, pidiéndole que esas opiniones contrarias se las enviaran a él en lugar de a la sección Feria IV, encargada también del estudio de las acusaciones de abusos sexuales en la Iglesia.
Distinción entre las primeras apariciones y las actuales
Sobre el informe del cardenal Ruini en cuestión, el Papa dijo que distingue entre «las primeras apariciones, cuando los videntes eran chicos», sobre las que considera que «hay que seguir investigando», mientras que, por el contrario, «sobre las presuntas apariciones actuales, la relación presenta sus dudas».
«Yo, personalmente –añadió Francisco–, soy más malo, prefiero a la Virgen Madre que a la Virgen que se vuelve encargada de una oficina de telégrafos y envía un mensaje cada día. Y estas presuntas apariciones no tienen tanto valor: esto lo sigo como opinión personal. Hay quienes piensan que la Virgen dice: “Vengan, ese día tal, a tal hora, le voy a dar un mensaje a ese vidente”».
Cuestión aparte, sin embargo, es para el Papa «el hecho espiritual y pastoral» en el santuario de Medjugore, donde efectivamente hay «gente que se convierte, que encuentra a Dios, que cambia de vida. Y esto, no gracias a una varita mágica. Este hecho no se puede negar».
Encuentro con Donald Trump
Otra de las preguntas al Papa se refirió a su próximo encuentro con Donald Trump, previsto para el 24 de mayo, aludiendo concretamente a las alusiones del Papa a derribar muros, mientras que el presidente estadounidense hace bandera precisamente del reforzamiento de un muro con México.
«Nunca me hago un juicio sobre una persona sin escucharla, creo que no lo debo hacer», respondió Francisco. «De nuestro coloquio saldrán las cosas, él dirá lo que piensa y yo diré lo que pienso. Sobre los migrantes ustedes saben muy bien qué pienso yo. Siempre hay puertas que no están del todo cerradas, hay que buscar las puertas que, por lo menos, estén un poco abiertas, hay que entrar y hablar sobre lo que existe en común y seguir adelante paso a paso. La paz es artesanal, se hace cada día. También la amistad entre las personas, el conocimiento mutuo, la estima recíproca es artesanal, se hace cotidianamente. Respeto por el otro, decir lo que se piensa sinceramente».
Diálogo con los lefebvrianos
Preguntado por los avances en las relaciones con los lefebvrianos, el Papa contó que hay en estudio un nuevo documento en la Congregación para la Fe que aún no le ha llegado. Y si bien descartó «cualquier forma de triunfalismo», aseguró que «las relaciones actuales son fraternas. El año pasado di la dispensa para la confesión a todos sus sacerdotes y una forma de jurisdicción para los matrimonios» y con el superior de la Fraternidad, monseñor Fellay, dijo tener «una buena relación». «A mí no me gusta apresurar las cosas, sino caminar y caminar, luego se verá», concluyó. «Para mí no es un problema de vencedores o vencidos, sino de hermanos que dan pasos adelante».
Abusos sexuales
Sobre la renuncia de Marie Collins, que hace unas semanas abandonó la Comisión para la Tutela de los Menores, encargada de la lucha contra los abusos sexuales dentro de la Iglesia, Francisco contó que se reunió posteriormente con ella. «Me explicó bien la cosa», dijo. Es «una buena mujer. Seguirá trabajando en la formación con sacerdotes sobre este punto».
De las acusaciones de la mujer sobre la lentitud de los trabajos, el Papa reconoció que «tiene un poco de razón, porque hay muchos casos retrasados». A lo cual él dio esta larga explicación: «Retrasados porque se amontonaban ahí. En este tiempo se tuvo que hacer la legislación, hoy casi en todas las diócesis hay un protocolo que seguir, los informes se hacen bien, es un progreso grande. Hay poca gente, se necesita más personal capaz de seguir esto, el Secretario de Estado y el cardenal Müller están buscando personal. Se cambió el director de la oficina disciplinaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que era muy bueno, pero estaba un poco cansado y volvió a su patria para hacer el mismo trabajo. El nuevo es un irlandés, monseñor Kennedy, muy bueno y eficiente, y esto ayudará bastante. Y luego hay un problema: a veces los obispos envían los casos, si el protocolo está bien, pasa inmediatamente a la reunión de la Feria IV, de lo contrario debe volver atrás y por esto se piensa en ayudas continentales, uno o dos por continentes: pre-tribunales o tribunales continentales. Cuando la Feria IV reducía a un sacerdote al estado laico, si él apelaba, el caso era estudiado por la misma Feria IV. Creé otro tribunal y puse a la cabeza a una persona indiscutible, el arzobispo de Malta Scicluna, entre los más fuertes contra los abusos. Si se aprueba la primera sentencia, se acabó el caso, el sacerdote solo tiene la posibilidad de apelar al Papa para pedir la gracia: nunca he firmado una sola gracia. Marie Collins tiene razón, pero nosotros estábamos en la calle, hay dos mil casos amontonados esperando».
Del clericalismo… al aborto
Hubo tiempo también para una pregunta sobre leyes como el matrimonio homosexual, la eutanasia o el abortotambién en países católicos como Portugal. «Es un problema político, y de la conciencia católica que a veces no es de pertenencia total a la Iglesia», respondió el Pontífice. «Detrás de esto está la falta de una catequesis bien hecha. Hay zonas, en Italia y en América Latina, por ejemplo, en las que son muy católicos y al mismo tiempo anticlericales y come curas. Me preocupa, pero le digo a los sacerdotes que es el clericalismo lo que aleja a la gente. El clericalismo es una peste en la Iglesia».

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