El Papa ha denunciado que «no se presta suficiente atención a las enfermedades raras porque no se ven suficientes beneficios económicos de las inversiones». Como dato de experiencia personal, Francisco ha añadido que «en mi ministerio, encuentro continuamente a personas aquejadas de enfermedades llamadas «raras». De hecho, estas patologías afectan a millones y millones de personas en todo el mundo».
En su discurso a un congreso sobre medicina regenerativa e investigación sobre células estaminales adultas, el Papa ha considerado «de fundamental importancia promover en la sociedad un aumento del nivel de empatía, para que nadie se quede indiferente a la petición de ayuda del prójimo».
Aun sabiendo que «a veces no es posible encontrar soluciones rápidas a patologías complejas, siempre se puede atender con solicitud a estas personas que frecuentemente se sienten abandonadas». Concretamente, pidió «contraponer a la globalización de la indiferencia, la globalización de la empatía».
El problema es que las grandes empresas farmacéuticas o de biotecnología tienden a dejar en segundo plano la investigación en enfermedades que afectan a menos personas, precisamente por tratarse de mercados reducidos. Esto requiere armonizar mejor la investigación académica y la industrial.
El vicepresidente norteamericano, Joe Biden, que perdió un hijo el pasado mes de mayo a causa de un tumor cerebral, intervino en el congreso como promotor de la campaña «Moonshot» para identificar un remedio contra el cáncer. La administración Obama ha pedido al Congreso dedicar mil millones de dólares a esta actividad para duplicar el esfuerzo actual.
Biden, que fue recibido con grandes aplausos, pidió que los países compartan mucho más los resultados de la investigación porque ahora «hay posibilidades inmensas al alcance de la mano» si se trabaja más en equipo.
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