En la homilía de la Misa que se ha celebrado este jueves 22 de junio en la Casa Santa Marta, y tomando como ejemplo a San Pablo, el Papa Francisco ha explicado tres características que deben tener los sacerdotes para poder ser realmente buenos pastores.
1. Es apasionado
Tras resaltar que “el Buen Pastor da la vida por sus ovejas” y que no las abandona como si fuese “un mercenario”, el Santo Padre dijo que una primera característica es la de ser apasionado “hasta el punto de decirle a su gente, a su pueblo: ‘Yo experimento por ustedes una especie de celo divino’”.
“Y este es el trato al que llamamos celo apostólico. No se puede ser un verdadero pastor sin este fuego dentro”, dijo el Pontífice en su reflexión sobre un pasaje de la Segunda Carta a los Corintios de San Pablo.
2. Sabe discernir
Un pastor, prosiguió, es “un hombre que sabe discernir”. “Sabe que en la vida hay seducción. El padre de la mentira es un seductor. El pastor no, el pastor ama. En cambio la serpiente, el padre de la mentira, el envidioso, es un seductor. Es un seductor que busca alejar de la fidelidad, porque ese celo divino de Pablo servía para llevar al pueblo a un único esposo, para mantener al pueblo en la fidelidad a su esposo”.
“En la historia de la salvación –continuó– muchas veces encontramos el alejamiento de Dios, la infidelidad al Señor, la idolatría como si fuera una infidelidad matrimonial”.
El pastor, entonces, “saber discernir donde están los peligros, donde están las gracias… donde está el verdadero camino”. “Acompaña a las ovejas siempre: en los momentos bellos y en los momentos feos, también en los momentos de la seducción, con paciencia las lleva al redil”.
3. La capacidad de denunciar
El Papa Francisco explicó que “un apóstol no puede ser ingenuo” y debe saber “condenar, debe saber decir ‘esto no’, como los padres le dicen al niño cuando comienza a gatear y va hacia una conexión eléctrica a meter los dedos. ‘¡No, esto no, es peligroso!’ Me vienen a la memoria tantas ocasiones en las que mis padres y mis abuelos me advertían que había algún peligro”.
“El Buen Pastor sabe denunciar, con nombre y apellido”, dijo luego el Papa para luego recordar su reciente visita al norte de Italia en donde rezó ante las tumbas de dos sacerdotes del siglo XX.
Recordando a uno de ellos, el P. Lorenzo Milani, el Santo Padre se refirió a su lema cuando enseñaba a los jóvenes: “I care. ¿Y esto qué significa? Me han explicado que con esto él quería decir ‘me importa’ Enseñaba que las cosas se debían tomar en serio, contra el lema de moda en ese tiempo que era ‘no me importa’, pero dicho en otro idioma (inglés). Y así enseñaba a los jóvenes a seguir adelante”.
Es necesario también, prosiguió, denunciar “lo que va contra tu vida”. Muchas veces, alertó, “perdemos esta capacidad de condena y queremos llevar a las ovejas un poco con aquel buenismo que no solo es ingenuo sino que hace mal. Ese buenismo de los compromisos para ganar la admiración o el amor de los fieles dejando hacer”.
El Papa Francisco concluyó la homilía con una oración “por todos los pastores de la Iglesia, para que San Pablo interceda ante el Señor, para que todos los pastores podamos tener estas tres características para servir a Dios”.
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