domingo, 7 de agosto de 2016

RETORNARÉ A TENERIFE, MÁS QUE CANSADO, FELIZ

"He recordado mucho a nuestra diócesis, fundamentalmente, por algunos de los principales mensajes de estas jornadas: ser una Iglesia en salida misionera. Quien así se expresa es el joven sacerdote Elisuán Delgado, que ha sido uno de nuestros ojos y oídos en Cracovia. 
La próxima cita es en Panamá 2016. “La JMJ, podríamos decir, comienza hoy y continúa mañana, en casa, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora...El Señor no quiere quedarse solamente en esta hermosa ciudad o en los recuerdos entrañables, quiere venir a tu casa, vivir tu vida. Él espera que, entre tantos contactos y chats de cada día, el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la oración". ..Cuánto desea que su Palabra hable a cada una de tus jornadas, que su Evangelio sea tuyo, y se convierta en tu «navegador» Tu nombre es precioso para Dios. Jesús te llama por tu nombre. Damos gracias al Señor- dijo el obispo de Roma, entre otras cosas, en la homilía de la Misa de envío.
Entre una marea de gente y corriendo, Elisuán Delgado pudo, una vez más, darnos las primeras impresiones de estas últimas horas y de lo vivido estas fechas. “Llevo diez días intensos en Polonia, disfrutando tanto de los previos como de la propia JMJ. Sobre todos estos últimos días con el Papa han sido muy intensos, muy alegres. Francisco nos ha insistido mucho, precisamente, en la alegría.
Delgado prosigue señalando que “he recordado mucho a nuestra diócesis, fundamentalmente, por algunos de los principales mensajes de estas jornadas: ser una Iglesia en salida misionera. El Papa “nos ha invitado a no ser cristianos cómodos, sino a ser capaces de ponernos las zapatillas y empezar a caminar para dejar huella”. Es significativa esta invitación que es la misma que nos hace el Plan Diocesano de Pastoral, lo cual es un signo de la sintonía y comunión que mantenemos con lo que el Espíritu Santo nos pide aquí y ahora”.
“La Iglesia nos invita a salir, a dejar el sofá, sin vergüenza, sin miedo, ser capaces de arriesgar la vida y dar testimonio”. Para este joven presbítero ha sido una oportunidad para la reflexión y alimentar el ánimo. “Se puede cambiar el mundo”- sostuvo- si cada uno de nosotros somos capaces de ponernos a ello”.
La bendición final de la eucaristía ha sido un estímulo. El Santo Padre nos ha recordado cómo Cristo confía en cada uno de nosotros, puesto que Él nos conoce y nos llama por nuestro nombre. Confiando nos envía a salir”.
Con este espíritu retorno a Tenerife, pero más que cansado, feliz. Han sido días de mucha felicidad. Uno disfruta aquí de una gran belleza. El Papa interactuando con los jóvenes ha estado maravilloso. Nunca he estado solo, sino acompañado de tanta y tanta gente que formamos la Iglesia- finalizó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario