jueves, 16 de abril de 2020

Oración para vencer la soledad, tristeza y depresión


mujer sentada deprimida sola triste recostada de la pared color sepia

Dios es tu escudo y roca fuerte, acude a Él en la oración para vencer la soledad, tristeza y depresión cuando abordan tu vida

Cuando sientas la soledad, tristeza y depresión abordar tu vida, recurre a la oración y pon toda tu confianza en Dios que todo lo puede y para quien no hay imposibles.
Podemos sentirnos abatidos en medio de tantos dolores y sufrimientos por los que atravesamos, pero debes recordar que no hay nada más consolador que ponerse bajo el amparo de Aquél que todo lo puede y que pueda llenarnos el corazón de fuerzas para salir de todas esas situaciones que nos perturban.
Jesucristo no nos deja solos en ningún momento de nuestra vida. Cuando llega ese momento en que sentimos esa soledad, esa tristeza, esa depresión que atormenta, debemos recordar sus palabras consoladoras:
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí (Juan 14,1)

Oración para vencer la soledad, tristeza y depresión

Señor mío, en este momento de vacío recurro a tu poderosa presencia para hacerte saber que me encuentro sólo, deprimido y pobre en espíritu.
Mi corazón se siente abatido, acongojado y lleno de dolor. Ya mis ojos no logran ver ninguna esperanza que pueda consolarme el alma y hacerme levantar de esta nube gris
En las horas nocturnas, puedes ver mis lágrimas y escuchar mi llanto. Ya no quedan fuerzas dentro de mí. Me ha cubierto una densa capa de tristeza, oscura y que amenaza con adueñarse de mi ser.
Señor mío, quiero sentir en este instante que Tu presencia recorre cada gramo de mi existencia y me va llenando de tu poder, de tu bondad y de todo tu amor
Ven a mí, Señor, Sé mi escudo y mi roca fuerte, mi fortaleza en medio de la penumbra y de esta depresión avasallante
En estas horas de oscuridad, ven y levántame victorioso, ven y levanta mi cabeza en alto una vez más. Confío en que sólo Tú tienes el poder de animarme a salir y enfrentar esta dura batalla por mi vida.
Enséñame a ser un triunfador en tu amor. Robustéceme con el poder de tu preciosísima Sangre y pon a tono mis habilidades para hacerle frente a todo tormento, a toda frustración, a todo deseo de dolor, de pena, de decaimiento. Llévate todo vestigio de depresión y tristeza
Sé que, aunque este llanto me esté atormentando durante la noche, Tú vendrás sobre mí al despuntar el alba, y con el Espíritu Santo me traerás la esperanza y la alegría necesaria para hacer frente a este gran desánimo que se quiere apoderar de mi vida.
Invoco a toda la Corte celestial, a todo el Coro de Ángeles, junto con la Santísima Virgen María, para que vengan en mi auxilio con su divino poder, y limpien mi corazón de toda miseria y lo llenen de fe, ánimo y de fuerzas.
Me uno al cántico del Salmista para decir: "¡Señor, mi Dios y mi salvador, día y noche estoy clamando ante Ti: que mi plegaria llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor! Porque estoy saturado de infortunios, y mi vida está al borde del Abismo" (Salmo 82,2-4)
Ven, Dios de poder y de ternura y convertir mi lamento en baile, transforma mi depresión y mi tristeza en alegría y optimismo. Hazme llenar nuevamente con el gozo de tu Salvación y revélame las maravillas de tu Reino.
Te seguiré alabando y dándote toda la Gloria, aun en medio de esta tristeza que siento que me mata y me corroe el alma
¡Quédate a mi lado!, quiero edificar mi vida desde tu mirada dulce y compasiva. Háblame al corazón y dame la fuerza para caminar firme y seguro. Estoy convencido que, aunque todo el mundo caiga a mi derecha y a mi izquierda, yo no quedaré defraudado, porque Tú amor y tu verdad me sostienen.
Inclina tu oído hacia mí. Ayúdame a no desanimarme, a veces esta terrible soledad del alma, a desterrar de mi vida la tristeza y la depresión.
Cantaré mis alabanzas a Ti y declararé tus maravillas. Te daré gracias eternamente. Confío en que, en este momento, me envuelves con tu amor y me vas sanando todas las heridas del corazón.
Toda mi vida sea siempre para tu gloria, amado mío
En el nombre poderoso de Jesús.
¡Amén!
"Pero Tú, Señor, Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarte, rico en amor y fidelidad, vuelve hacia mí tu rostro y ten piedad de mí; fortalece a tu servidor, salva al hijo de tu servidora" (Salmo 86,15)

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