miércoles, 23 de mayo de 2018

Miércoles de la séptima semana del tiempo ordinario


Epístola de Santiago 4,13-17. 

Y ustedes, los que ahora dicen: "Hoy o mañana iremos a tal ciudad y nos quedaremos allí todo el año, haremos negocio y ganaremos dinero",
¿saben acaso qué les pasará mañana? Porque su vida es como el humo, que aparece un momento y luego se disipa.
Digan más bien: "Si Dios quiere, viviremos y haremos esto o aquello".
Ustedes, en cambio, se glorían presuntuosamente, y esa jactancia es mala.
El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.

Salmo 49(48),2-3.6-7.8-10.11. 
Oigan esto, todos los pueblos;
escuchen, todos los habitantes del mundo:
tanto los humildes como los poderosos,
el rico lo mismo que el pobre.
¿Por qué voy a temer
en los momentos de peligro,

cuando me rodea la maldad de mis opresores,
de esos que confían en sus riquezas
y se jactan de su gran fortuna?
No, nadie puede rescatarse a sí mismo
ni pagar a Dios el precio de su liberación,
el precio de su rescate es demasiado caro,

y todos desaparecerán para siempre.
para poder seguir viviendo eternamente
sin llegar a ver el sepulcro:
Cualquiera ve que mueren los sabios;
necios e ignorantes perecen por igual,
y dejan a otros sus riquezas:


Evangelio según San Marcos 9,38-40. 
Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros. 

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